miércoles, 1 de agosto de 2018

''Vuelve Madre, porque te necesitamos''. Por Rodrigo Huerta Migoya

Cuando se habla de Nuestra Señora del Buen Consejo, inmediatamente se vincula esta bella advocación a tierras italianas; lo que muchos ignoran es que en realidad este culto se inició en Albania, de donde se trasladó en icono en 1467 a su actual emplazamiento en la localidad de Genazzano, a 60 kilómetros al sur de Roma. Una destacada albanesa, Santa Teresa de Calcuta; ''la Madre Teresa'', visitó este santuario italiano, y cuentan que la religiosa hizo a Nuestra Señora esta sencilla oración: Vuelve Madre porque te necesitamos. Era el deseo de que la paz volviera a su país de origen de la mano de su reinado, que siempre lo es de Paz.

Hoy, ese grito que lanzó aquella monja pequeña de estatura pero grande de corazón y espíritu, resuena también en el sentir de la gran mayoría del asturiano pueblo de Langreo que quiere recuperar para su hornacina pública a María de Nazaret. Quieren que vuelva a la Casa de todos Aquella que es de todos, que no tiene bando ni color político y que une y no divide.

De momento el mal ha triunfado, eso es evidente; lo que me pregunto es qué han ganado o en qué han mejorado los que se han prestado a ser cooperadores en semejante epopeya. ¿No presumía la Corporación Municipal de Langreo de ser aliados de la libertad? Pero ya sabemos que libertad sí, pero la impuesta. El Ayuntamiento es de todos -dicen- pero evidentemente no para todos. Y lo más sangrante de esta situación es que en presunta democracia y libertad, la voz de una amplia mayoría no importa. Cual anacrónico "despotismo ilustrado" (en este caso con mucho más despotismo y poca ilustración): Todo para el pueblo, pero sin el pueblo...

¿Por qué y a quién molestaba la Virgen del Carbayu, en qué ofendía?... Han conseguido únicamente el desprestigio propio y de la Institución y el enfrentamiento entre vecinos. Al desalojar a la Santina del Carbayu de la Casa Consistorial se reabrieron gratuitamente (alomejor es lo que querían) viejas heridas perfectamente cicatrizadas, pues en su momento langreanos de izquierdas y derechas, creyentes y no creyentes, practicantes y no practicantes, se mostraron en contra de que unos cuantos acabaran con algo que en su día habían decidido todos sin excepción.

Langreo no sólo no ha ganado en nada, al contrario, hoy es más pobre, pues ha dado una patada al símbolo y al nombre que a todos les decía algo de una u otra forma; y que mejor ha llevado el nombre del municipio por medio mundo. Hasta al mismísimo José Ángel Fernández Villa -hoy caído en desgracia- también se le vió muchísimas veces subiendo "devoto" al Santuario de todos los langreanos. Tocaba zarpazo a la libertad religiosa para ser más "modernos" amparados también en otra entelequia de "memoria parcial" que imponen, como siempre, los que mandan; muy al margen de los hechos que escriben la verdadera Historia.

Estos modernos, de estado y ayuntamientos laicos (no habla de eso la Constitución) no han visto que otros consistorios como Gijón no han cogido el óleo de Marola que representa a San Pedro Apóstol, Patrono de la Ciudad, ni se bajó al trastero ni se quemó en una hoguera. Ni que tampoco su vecino Ayuntamiento de Lavina persiga o condene al ostracismo (sino todo lo contrario) a la Virgen del Otero... Quizá porque tienen más fresca la memoria y el respeto a la historia de la mayoría de un pueblo.

Triste hazaña desmemoriada del grupo municipal, aquellos que alzaron la mano contra lo que sus abuelos y vecinos habían decidido y entronizando en la Casa de Todos. Qué habrían dicho los difuntos sobre tal ultraje; esos langreanos anónimos que ya no están para defender a su Virgen, los que sus últimas oraciones o recuerdos fueron para Ella, y que cada año subían al Carbayu a pedir salud y protección, o simplemente porque era su Virgen y su Carbayu...

Muy a sabiendas, la alevosía de esta acción se escuda en que tienen claro que hay muchas firmas que no se pueden recoger para darles en cara porque una gran mayoría deshonrada de langreanas y langreanos de La  Nueva, de Ciaño, de Sama, de la Felguera, del Puente, de Pando, de Lada, de Tuilla, de la Venta, de Barros, de Riaño... descansan ya en la paz de esta tierra del Valle del Nalón revuelta por los picadores y que a buen seguro, tras tantas subidas al Carbayu, tendrán sobre su sepultura una imagen de esa Madre que para ellas y ellos en su Ayuntamiento lo era bella, visible e histórica.

Seguiremos esperando por ella y con ella, pues el tiempo pasa también para los necios y soberbios de corazón. Así nos lo anunció musicalmente Gabaraín: ¡una madre no se cansa de esperar!.

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