domingo, 26 de agosto de 2018

La Visitación de María prefigurada en la profecía de Sofonías Por Rodrigo Huerta Migoya

El fragmento tomado del capítulo tercero del Libro del profeta Sofonías que corresponde a la primera lectura de la Fiesta de la Visitación de María, se nos presenta como una descripción perfecta de este hermoso misterio de la vida de Nuestra Señora.

Sofonías, el noveno de los llamados “profetas menores” del Antiguo Testamento, pone por escrito estas llamativas líneas casi seiscientos años antes del nacimiento de María de Nazaret. Como buen profeta no sólo profetiza, sino que, además, acierta; por lo que la liturgia de la Palabra nos invita a adentrarnos en este texto para comprender nuevamente como el plan salvífico de Dios se va completando paso a paso a través de los siglos como sigue ocurriendo en la actualidad, hasta que lleguemos al llamado “momento culminante” en que todas las cosas serán recapituladas en Cristo. Veamos pues qué podemos destacar de esta lectura:

Alegría por el fin del mal
El sentimiento primero es el de la alegría, una invitación a hacer fiesta pues se nos advierte que lo malo va terminar para dar paso a lo bueno. Entendemos aquí que por María nos viene la salvación, que Ella nos trae la alegría misma que es su Hijo -que lleva en su seno- el cual quitará toda tristeza al poner fin al pecado y a la muerte. La Visitación es el primer hecho que conocemos tras la Anunciación; aquí el secreto entre el ángel y la joven ya empieza a ser conocido y comentado entre los suyos.

Cuando se habla de la Hija de Sión, de Israel, de Jerusalén… por un lado pensamos en María, en la familia de Dios, en la Ciudad Santa que, al final es todo uno, pues la Madre de Dios supone para nosotros esa Hija que se vuelve madre, lo más escogido de la humanidad peregrina, la roca firme que en el Calvario permanece firme junto al Hijo. Aunque su prima le dirá ‘’el Señor está contigo’’, el redactor del texto en este punto es más exacto al decir ‘’está en ti’’; como revelando que lo lleva ya en su interior.

Curiosamente después, el profeta le dice ‘’alégrate, y gózate de todo corazón’’, prácticamente las palabras del saludo del Ángel Gabriel, y ni qué decir ya del saludo de Santa Isabel a la puerta de la casa de Zacarías, su esposo: ‘’Bendita tú’; “dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá’’. Y la joven nazarena hace suya en el evangelio esta alegría: ‘’se alegra mi espíritu en Dios mi salvador’’.

Pero la alegría no la limita a ella, el autor de la profecía pasa a hablar de la felicidad que se extiende también al Señor diciendo: ‘’Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta’’. Cómo no pensar aquí en esos dos retoños, Jesús y Juan, que en el vientre de sus madres no estaban ajenos a lo que acontecía sino que ya se gozaban sin haber nacido, y así lo canta ese famoso himno: Y salta el pequeño Juan en el seno de Isabel. Duerme en el tuyo Jesús. Todos se salvan por él.

En ti está un Rey –Guerrero– Salvador
Sobre lo que ha de hacer ese Mesías que se gesta en las entrañas de su madre, se nos dice que expulsará a los enemigos, que será el Rey, que podrá fin al temor y que sus luchas no son cualquier contienda, pues como bien se define ‘’es un guerrero que salva’’.

Por eso dice que no desfallezcan nuestras manos, pues ¿qué sentido tiene poner la vida en algo sin garantía de futuro? Realmente Sofonías advierte la Visitación como una pre-epifanía, donde Dios no sólo se manifiesta por estas dos grandes mujeres sino que, además, nos hace conocedores de sus planes. Dios por el Profeta nos hace saber que hay un futuro y un mañana que no queda anclado en lo terreno sino en lo trascendente. Es anuncio gozoso de que las cosas cambiarán cuando llegue el reinado del Amor y de la misericordia que anunciará Juan e instaurará Jesús.

María ama a Dios, y Dios ama a María
Así es; Dios corresponde al amor de la Nueva Eva que nos recuerdan los últimos versículos de la lectura: “se goza y se complace en ti…te ama’’. Santa Isabel movida por el Espíritu Santo grita al mundo entero esta verdad: ‘’Bendita tu entre las mujeres’’. La llama “bendita” por que siendo una simple mortal Dios se inclina ante ella para preguntarle si aceptaba ser su Madre; Dios no impone, le da a la hija de Joaquín y Ana la libertad para decir no o decir si, y esta acepta con su ‘’hágase’’.

Ella es la sin pecado, aquella cuya condena ha sido cancelada como apunta el mismo texto, y este es el secreto de la elección de la que hoy llamamos nuestra Coredentora. Y, sentirse predilecta del Creador no es cualquier cosa; es, tomando las palabras del profeta -para regocijarse y gritar de júbilo-. La Santísima Virgen tras escuchar las alabanzas de su prima responde haciendo gala de su mayor virtud, la humildad al asentir: ‘’ha mirado la humillación de su esclava’’, y es que Ella siempre siguió sintiéndose “insignificante”, a pesar de manifestarse ya aquí, en “Ain Karem”, en casa de su prima, como la “Arca de la Nueva Alianza”.

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