lunes, 30 de noviembre de 2015

Reflexión de Jesús Francisco Rodríguez de la Vega. Delegado episcopal de Cáritas Asturias.


(Iglesia de Asturias) “Practica la justicia, ama la misericordia y camina humildemente con tu Dios” es el título del material de Caritas que hace días llegó a nuestras manos, como un recordatorio de que un nuevo Adviento está a punto de comenzar. Recordatorio y sencillo servicio, para ayudarnos a vivir este tiempo con hondura y provecho espiritual, personal y comunitariamente.

Las promesas de Adviento resuenan de nuevo: justicia, liberación, júbilo, salvación, caminos llanos, misericordia, paz,… ¡¡Que lenguaje tan antiguo y tan nuevo!! Y que sorprendente y fantasioso nos suena hoy en estas circunstancias de rearme bélico, policial, a la defensiva, en que nos están hundiendo los últimos acontecimientos de terrorismo; no porque sea acontecer nuevo, sino porque nos ha tocado al mundo rico y despreocupado de las grandes miserias que vive largamente el mal llamado “tercer mundo”. Qué necesario este Adviento en un mundo que se empeña en entenderse por caminos de violencia, competitividad y señoríos encontrados, afirmando las diferencias y cerrando los ojos al diálogo, a la globalización de la fraternidad y de la misericordia, a la búsqueda del común bien social, de miras amplias, globales.
Si, un nuevo Adviento, de puntillas, llama a nuestra puerta. Tenemos que abrirle porque necesitamos que Dios visite nuestro corazón. Nos urge hacer desierto, espacio de oración y contemplación. ¡Vemos tan pocos frutos, vamos tan de prisa, nos anestesia tanta información, nos sentimos tan frágiles e impotentes……¡¿Qué sería de nuestra vida, de nuestro mundo si no se abriera este horizonte de justicia, liberación y jubilo que se comienza a engendrar en el vientre de María Virgen, nace en Jesús y se continua haciendo realidad cotidiana con la fuerza del Espíritu y nuestro concurso en medio de las negruras de la Historia?
No nos dejemos vaciar en nuestra experiencia personal, familiar y comunitaria del verdadero sentido del Adviento y la Navidad. Sería un atentado irreparable a nuestra sociedad, a los hermanos que caminan a nuestro lado, a veces tan faltos de razones para vivir con sentido.
Comenzar este Adviento 2015, abriendo el año jubilar de la Misericordia, hace verdad aquello de que “una voz clama en el desierto”, para que nos avengamos a que sea este un tiempo de renovar y fortalecer la esperanza cristiana y el compromiso humilde, pero sostenido y esforzado, por construir en el día a día una sociedad en que tenga sitio la Misericordia de Dios que hace brotar agua en nuestros desiertos, arboles de ricos frutos en nuestras estepas, radiante luz en nuestras noches, calor de fraternidad en los corazones helados por la exclusión, el olvido, la explotación de tantos hermanos compañeros de camino. ¡Regalémonos en este Adviento espacios de oración y contemplación, para mejor hacer y servir! ¡Provechoso Adviento!

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