viernes, 9 de enero de 2015

¿Misas largas?


La liturgia de la misa o la de los otros sacramentos emplea las palabras justas. Sólo alguna vez unas palabras complementarias pueden resultar oportunas, adecuadas al momento, pero teniendo en cuenta que la misa no es un 'parque temático de ideas, ni una clase, ni una conferencia. No es necesario añadir 'mensajes' al mensaje. Cuando el sacerdote celebra la misa, es como un director de orquesta que interpreta una partitura: ya está escrita. En un concierto para no iniciados, cabe explicar brevemente en qué consiste la partitura, pero debemos confiar en la sabiduría del auditorio; en el plano religioso es lo mismo, la fe es sencilla y la celebración también puede ser correcta y sencilla. 

Como decía Benedicto XVI, una homilía que no vaya más allá de los diez minutos, la oración de los fieles y unos cantos adecuados en los que toda la asamblea pueda participar y todo va bien. Pero, a veces, oímos que las misas son muy largas. La razón suele ser por los cantos y las moniciones. Una monición es una advertencia o consejo. En la misa, en algunas ocasiones, las advertencias son oportunas y en otras, sobran. Casi nunca son obligatorias y, como dice el proverbio, «si tu palabra no es mejor que el silencio, cállate». 

En una reunión de catequistas dieron estas razones: «En mi parroquia se canta todo, hasta las peticiones: a la entrada, el Gloria, el Santo, el ofertorio, en la comunión, en la acción de gracias, en la despedida. Y el coro no está para dar un concierto, está para servir a la liturgia», dijo un catequista. Otros expusieron cómo hacen moniciones al comienzo, antes de cada lectura, antes del Evangelio, al Padre nuestro y al final. Algunas moniciones son más largas que la propia lectura. En el ofertorio se pueden hacer más de diez ofrendas delante del altar, una por cada grupo de catequesis y cada una con su monición correspondiente.

Un catequista expuso que en su parroquia se para la misa cinco minutos en el ofertorio cuando se pasa la cesta. En la oración de los fieles puede haber más de quince peticiones y como se suelen repetir se dio el caso de pedir por la salud de una persona fallecida hace meses. Después de la bendición, vienen los avisos, las reflexiones, el recuerdo a los enfermos, los deseos de buen fin de semana. y si la homilía es un poco larga, la misa se puede alargar un poco. Y acabamos mirando el reloj y pensando en lo que tenemos que hacer.

Javier Vilumbrales , Sacerdote Adscrito a la Basílica de Gijón

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