"Jesucristo en persona es la palabra viva y actuante en la Historia", continuó Francisco: "Quien lo escucha y lo sigue entra en el Reino de Dios. Jesús es el cumplimiento de las promesas divinas porque Él es quien da al hombre el Espíritu Santo, el agua viva que quita la sed de nuestro corazón inquieto, sediento de vida, de amor, de libertad, de paz, sediento Dios".
El mismo Jesús reveló a la samaritana que nuestro corazón está sediendo de Dios cuando le dijo Dame de beber, palabras que han constituido el tema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que termina este domingo. Esta tarde el Papa irá a la basílica de San Pablo Extramuros para rezar por la unidad de todos los creyentes en Cristo: “Jesús nos quiere a todos unidos”, dijo.
"Dios, haciéndose hombre, ha hecho suya nuestra sed, no sólo del agua material, sino la sed de una vida plena libre de la esclavitud del mal y de la muerte", proclamó el Pontífice, quien añadió que también "Dios tiene sed de nosotros, de nuestros corazones, de nuestro amor".
Y al evocar el deseo de unidad, recordó que "es el diablo, lo sabemos, el padre de las divisiones, alguien que siempre divide, quien hace las guerras, quien hace tanto mal. Que esta sed de Jesús se convierta cada vez más en nuestra sed".
Después de rezar el Angelus y bendecir a los fieles, el Papa tuvo unas palabras de preocupación por la situación en Ucrania. Posteriormente, dos niños de la Acción Católica de Roma, Sara y Matteo, se asomaron junto al Pontífice a la ventana, desde donde la chica leyó un mensaje como conclusión a la caravana del proyecto Da vida a la paz, a través del cual se recaudaron fondos para diversos proyectos en Burkina Faso.
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