jueves, 27 de abril de 2023

Santoral del día: San Rafael Arnáiz

Hoy en la diócesis de Oviedo hacemos memoria de San Rafael Arnaiz. Santo que pasó parte de su infancia y juventud en Oviedo. Fue adorador nocturno en San Tirso el Real y también acudía a San Juan el Real a participar en la santa misa. Vivió junto a la plaza de la Escandalera. Un santo muy cercano a nosotros.

PELANDO NABOS

San Rafael Arnáiz Barón, es considerado como uno de los más grandes místicos del siglo XX. Este monje trapense solía pelear con unos “diablillos” que buscaban desanimarlo en la fe. En sus escritos, el santo contó que eran las tres de la tarde de un sábado lluvioso y le tocó ir a un almacén donde procesaban los vegetales. Hacía tanto frío que tenía helados los pies y las manos. Aquel día le parecía triste y turbio.

Le encomendaron la tarea de pelar nabos y, mientras trabajaba en ello, sentía que el tiempo pasaba lento. En eso, unos “diablillos” lo empezaron a tentar con recuerdos. San Rafael recordaba que se le venían cuestionamientos de cómo pudo haber dejado su casa para venir a hacer algo ridículo como pelar nabos.

“Un demonio pequeñito y muy sutil, se me escurre muy adentro y de suaves maneras me recuerda mi casa, mis padres y hermanos, mi libertad, que he dejado para encerrarme aquí entre lentejas, patatas, berzas y nabos”, describió.

El santo estaba absorto en estas ideas, cuando de pronto sintió que una luz potente penetró en su alma y que alguien le preguntó qué estaba haciendo. San Rafael recapacitó en el acto y dijo: “¡Virgen Santa!... ¡Pelar nabos!… ¿para qué?”.

En su corazón, contestó de inmediato con emoción: “Pelo nabos por amor… por amor a Jesucristo”.
San Rafael contó que le vino una paz muy grande en su interior y luego empezó a reírse tanto, que los “diablillos rojos” se escondieron asustados entre los sacos y un cesto de comida. Más adelante, en su texto, dejó un consejo para evitar los pensamientos de desaliento.

“No hace falta, para ser grandes santos, grandes cosas, basta el hacer grandes las cosas pequeñas… Dios me puede hacer tan santo pelando patatas, que gobernando un Imperio”, puntualizó.

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