jueves, 14 de enero de 2021

Celebrar a San Antón. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Este año el día 17 de Enero cae en domingo, día en que celebramos a San Antonio Abad, al que cariñosamente apodamos San Antón. Celebrar a éste en Lugones no deja de ser una reminiscencia hermosa de la esencia de aquel pueblo rural que fue nuestra localidad antes de la llegada de la industrialización; un pueblo pequeño y sencillo que vivía de la ganadería y la agricultura. San Antonio Abad y San Isidro Labrador son dos santos muy queridos en el ámbito del mundo rural, pues, cuando no había veterinarios ni fertilizantes para la tierra, las gentes sencillas de los pueblos acudían con fervor en la necesidad como único recurso a estos queridos intercesores.

Quizá a nosotros hoy no nos dice nada especial, pero sí lo era para aquellas familias que acudían a San Antón para no perder una vaca en el parto, para que no se extraviara el rebaño o para poder hacer una buena venta en el mercado de forma que pudieran sacar a la familia del hambre. Actualmente para nosotros San Antón es ya una referencia mayormente de los animales domésticos -no en vano su historia nos habla de la domesticación de una jabalina y sus vástagos- de esos miembros de la familia peludos, con con pico, caparazón, escamas o cuatro patas...

Parece también que lo de los animales domésticos es una realidad moderna, pero ahí tenemos a San Antonio Abad -también llamado el Magno- que vivió en Egipto entre mediados del siglo III hasta mediados del siglo IV -aproximadamente del año 251 al 356- del que se dice que murió a los 105 años de edad. A pesar de verlo tan lejos a nosotros lo sentimos muy cercano, pues en aquellos albores de los primeros siglos él tenía ya su mascota, la cual por y por él pasó de salvaje a doméstica.

Sobre esto, nos dice la tradición que Antonio se encontró a una jabalina con sus jabatos ciegos y que el Santo los curó y ayudó, por lo que la jabalina jamás se separó ya de él y le defendía cuando en su vida eremita se encontraban algún animal peligroso o alimaña. 

Es denominado San Antonio Abad como uno de los grandes Padres del desierto, modelo de la vida eremita, ascética y monástica. Siendo de familia de muchos posibles, renunció a todos sus bienes para retirarse en una cueva donde vivió en la pobreza más absoluta. Quiso experimentar la radicalidad del evangelio siendo pobre, orante y samaritano. Su ejemplo atrajo a muchos que le siguieron y empezaron a construir sus ermitas cerca de su lugar de retiro. San Antonio les ayudó y orientó en todo, incluso se le consideró el fundador y padre de al menos dos comunidades monásticas en Pispir y en Arsínoe -de ahí el apelativo de Abad-. No le gustaba verse superior ni referente de nadie, por lo que una vez que vio encauzados estos cenobios abandonó la vida de comunidad para buscar de nuevo el silencio de eremita. Parece que solamente abandonó este retiro en el año 311 cuando acudió a Alejandría para predicar contra la herejía arriana, la cual se estaba extendiendo por el país. 

Os invitamos a participar en esta entrañable celebración. El domingo en la misa de 11:00 los animales podrán entrar a la misa, y a las 12:00 procederemos a la bendición en el parque de la Parroquia. Si hace mal tiempo lo haremos en el interior. Este año por motivo de la pandemia la bendición la haremos como en los centros comerciales, todos con mascarilla y guardando una fila en distancia de 1´5mts. con bendición de cada mascota, una a una. 

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