martes, 12 de mayo de 2020

«Que la apertura de las iglesias no ponga en riesgo la salud y traiga esperanza»

El arzobispo preside la misa en la Catedral tras la reapertura de los templos ante fieles con mascarilla que se dieron la paz «desde el corazón»


(El Comercio) «Es una alegría poder volver a casa». Son palabras del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, durante la primera misa celebrada ayer en la capilla del Rey Casto de la Catedral tras permitirse la reapertura de los templos al entrar Asturias en la fase 1 de la desescalada. Una vuelta a casa marcada por esa 'nueva normalidad' que se va imponiendo. Aunque el tañido de las campanas a mediodía sonaban como siempre lo han hecho, el ambiente era diferente. Mascarillas, guantes, geles y ausencia de contacto durante la paz o comunión en la mano marcaron lo que serán los nuevos hábitos en las celebraciones.

Unos treinta fieles acudieron a la misa en la capilla, cuyo aforo no puede superar el 30% debido a las nuevas normas, y guardaron distancias. Previamente, a la entrada al templo, se sirvieron de los geles hidroalcólicos para mayor protección.

Treinta y cinco minutos de eucaristía, con la puerta abierta, en la que por vez primera no se dio la paz con contacto físico. Sanz Montes pidió a los presentes que se diese «desde el corazón.

El propio arzobispo se lavó las manos antes y después de dar la comunión, que entregó en las manos de los fieles. «Esta circunstancia nos obliga a aprender gestos como que el cuerpo de Cristo se entrega en la mano y para coger el pan hay que quitarse los guantes. Estas son obligaciones que nos imponen y asumimos», dijo.

Durante la eucaristía, concelebrada junto al deán de la Catedral, Benito Gallego, pidió que «la apertura de las iglesias no ponga en riesgo la salud y traiga esperanza» en esta época de crisis sanitaria y económica: «Es un momento de alegría ver a nuestros niños en su horario por las calles y plazas, y también lo es ver a los adultos. Las actividades se van normalizando, pero esta pandemia que nos asola se ha llevado muchas vidas», incidió. Así, se mostró crítico con la fórmula de contabilización de los fallecidos por el COVID-19 y ofreció la misa por aquellas personas que han perdido la vida en las últimas veinticuatro horas. «El cómputo ha bajado de los doscientos, pero me temo que sean más. No vale jugar con las cifras cuando tienes que despedir a alguien cercano», afeó. El arzobispo tampoco se quiso olvidar de los sanitarios, sacerdotes, religiosas y miembros de Cáritas que durante estos dos meses han ayudado a quienes lo han necesitado.

Los horarios de misa en la capilla del Rey Casto son, de lunes a sábado, a las doce de la mañana; y los domingos, a las diez . En cambio, las celebraciones en el altar mayor serán el fin de semana: el sábado, a las 18.30 horas; y el domingo a las 11, 12, 13 y 18.30. El arzobispo volverá a presidir la misa de este domingo.

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