jueves, 10 de octubre de 2019

Jonás, el ecologismo y las almas. Por Jorge López Teulón

(religionenlibertad.com) 
"La teología y la ironía -escriben Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra comentando la primera lectura de la misa del miércoles 9 de octubre- llegan a su cima en esta conclusión (Jonás 4, 1-11). Jonás está enfadado: tenía razón cuando se negó a ir a Nínive, pues sabía muy bien que Dios es clemente, compasivo, paciente y misericordioso, que se arrepiente del mal (v. 2)".

Jonás es un profeta rebelde con su misión, que quiere escapar de ella y que se disgusta cuando sus oyentes se arrepienten. Teólogos como Burrows consideran el libro de Jonás una sátira, al estilo de Don Quijote o Los viajes de Gulliver, cargada de humor irónico e hipérboles… pero el resumen, apunta el jesuita Natalio Fernández Marcos, es que "no hay que tener envidia, y menos rencor, de que el amor, el cuidado y el perdón de Dios se extiendan también a los gentiles".

La lectura

De modo que Jonás, que se había enfadado con Dios, salió de la ciudad para ver qué suerte corría esta. Se hizo una choza y se sentó a su sombra. La respuesta de Dios fue hacer crecer “una planta de ricino por encima de la cabeza de Jonás para darle sombra y librarle de su enojo”. El ricino llenó de alegría a Jonás.

Pero al día siguiente, Dios mandó un gusano, que dañó el ricino y éste se secó. Y un viento solano abrasador… que llevó a Jonás a desvanecerse y desearse la muerte. Entonces Dios le dijo:

-¿Te parece bien enfadarte por ese ricino?

Jonás le contesta:

-Sí, me parece bien enfadarme hasta la muerte.

El Señor replicó:

-Tú sientes compasión de un ricino que tú no has hecho crecer, que en una noche brotó y en una noche pereció ¿y no voy a tener yo compasión de Nínive, la gran ciudad, en la que hay más de ciento veinte mil personas que aún no distinguen entre el bien y el mal, y una gran cantidad de animales?

Ya no me pregunten de qué iba el salmo… es que parece que estamos en la misma tesitura: ¡las almas, preocupémonos de las almas!

50 hectáreas de bosque

Resulta, ya lo habrán escuchado, que la primera medida tomada por el sínodo que se está celebrando en Roma sobre la Amazonia es que “según los cálculos realizados, tenemos la intención de compensar las emisiones de 572.809 kg de CO2 (438.373 kg para viajes en aeronaves y 134.435 kg las otras actividades) generadas por el consumo de energía, agua, de la preparación, de la movilidad de los participantes, desde la producción de residuos y materiales promocionales, con la compra de reservas forestales para la reforestación de 50 hectáreas de bosque en la cuenca del Amazonas”, anunció el secretario general del sínodo, el cardenal italiano Lorenzo Baldisseri.

Como gesto está bien. Pero suena más a la moda Greta: denuncio a los estados pero no renuncio a nada. Dejemos a los científicos, que ni ellos se ponen de acuerdo, que nos digan qué pasa… y en lugar de tanto gasto (los últimos móviles, los últimos portátiles, lo último de todo…), cuidemos más ser pobres y dedicarnos a las almas…

Que para eso el Papa Francisco ha convocado un nuevo sínodo… y gracias, monseñor Rafael Escudero, obispo toledano en Moyobamba, al cual le robo estas palabras suyas de ayer: "Lo urgente es una evangelización que anuncie a Jesucristo como único salvador de los hombres, de los pueblos y las culturas, que cree comunidades donde se viva intensamente la fe católica probada".

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