martes, 15 de octubre de 2019

Competencias de un párroco interino. Por Jorge González Guadalix

(De profesión cura) Últimamente nos estamos poniendo muy serios. Entre la Amazonía, los alemanes, el desentierro y entierro de Franco y la recién aparecida sentencia del “procés”, de verdad que se nos está poniendo cara de pepinillos en vinagre. Así que he decidido hoy tomarme la mañana con humor y filosofía, esperando que se lo tomen con humor.

Se dice, se cuenta, se comenta… que los curas somos unos mandones, que todo tiene que ser como nosotros digamos y que pasamos solemnemente de las opiniones y deseos de los demás. Bien, y su parte de razón tienen… visto desde los bancos de la iglesia. Hay otra forma de verlo, y es preguntarse cuáles son las competencias del cura. ¿Todas? ¡Je! Y perdón por la caricatura.

Las lecturas son cosa del Juanito, el chico de la Engracia. De siempre. No se le ocurra a usted decirle que no, que no vea como es su madre y como es el Juanito. Qué más le da.

Las flores, competencia de Remedios. Ella se encarga de adornar en fiestas y no fiestas, decide cuándo se ponen, cómo y dónde, clase, estilo, color y material porque no tenemos dinero para flores y nos vienen bien las de plástico.

La colecta, cosa de la Amalia.

La cosa de manteles, corporales y purificadores pertenece al negociado de Alfonsa, que decide si los manteles deben estar en la parroquia o mejor en su casa para que se arruguen menos, y que tiene su forma peculiar de doblar y planchar los corporales. Alguna vez, despacito, se le dice que debería plancharlos de otra forma, pero… ella sabe como hacerlo.

Lo de las misas y procesiones de la fiesta del patrón hay que consensuarlo con el ayuntamiento, porque depende de cómo caiga el fin de semana surgen necesarias modificaciones.

Nadie se atreva a organizar las fiestas patronales sin contar con la hermandad, que tiene perfectamente claro la organización de los eventos religiosos.

El dinero de las ofrendas al santo es propio de la cofradía, que lo administrará según sus criterios, aunque no se niega a hablarlo con el párroco y ya se decidirá.

Usted diga las misas… pero teniendo en cuenta que a la gente no le gusta que se enrolle mucho, así que breve.

¿Boda? Tranquilos, que no me alargaré mucho… Precisamente le queríamos pedir que se enrolle todo lo que pueda, cuanto más mejor, que hasta las nueve no nos abren el restaurante…

Y ya sé que hablar de la Gertrudis, el Manolo, el Paco o la Fabiana, así con artículo, no es nada elegante. Pero así se habla en estos pueblos que Dios me ha dado.

Pues eso. Que el párroco, en definitiva, no deja de ser un interino. Y tiene sus competencias, pero cedidas.

Dicho esto, muy agradecido a todos, desde Juanito, el de la Engracia, a las distintas hermandades y cofradías que tanto hacen por sus parroquias, y pasando por Amalia y Alfonsa. Hoy nos viene bien una sonrisa.

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