jueves, 3 de noviembre de 2016

Carta semanal del Sr. Arzobispo












 Arca de familia cuando el diluvio arrecia


Nos hemos reunido las cuatro diócesis que formamos nuestra Provincia Eclesiástica: Oviedo, Astorga, León y Santander. Un encuentro de los laicos, que junto a los cuatro obispos hemos reflexionado sobre la familia. Es la unión entre hombre y mujer, en respeto y ternura, en fidelidad para siempre, abiertos a la vida donde cada miembro es reconocido como persona humana desde su concepción hasta su muerte natural, custodiándola en todos los tramos de su historia. Es escuela de solidaridad, donde compartimos los bienes y sostenemos fraternalmente a los miembros más necesitados cuando vienen las crisis todas. En la familia se percibe que cada hijo es un regalo de Dios otorgado a la mutua entrega de los padres, y se descubre la grandeza de la maternidad y de la paternidad. El reconocimiento de la vida como don de Dios donde no se debería privar a ningún niño del derecho a nacer en una familia llamando padre a su padre y madre a su madre, y que toda mujer encuentre en su hogar, en la Iglesia y en la sociedad las ayudas necesarias para tener y cuidar a sus hijos. En el hogar cristiano se descubre la fe y se celebraintroduciendo a cada miembro en la vida de los sacramentos que acompañan los acontecimientos más fundamentales de la historia familiar.

Es hermosa la imagen del arca de Noé con la que el cardenal Müller en su intervención sobre la esperanza de la familia en el Seminario de Oviedo dibujó la navegación de nuestra conciencia y nuestra libertad, viviendo la familia como un viejo proyecto en el que Dios y su Iglesia tienen tanto que decirnos, tanto que recordarnos, corrigiendo o afianzando lo que nos permite crecer y madurar mientras vamos navegando. Müller se pregunta al hilo de lo que el papa Francisco dice en Amoris Laetitia: ¿cómo dar esperanza a aquellos que viven alejados, y especialmente a los que han vivido el drama y la herida de una segunda unión civil después de un divorcio? Son los que, se podría decir, naufragaron en el diluvio de la postmodernidad líquida y han olvidado aquella promesa esponsal por la que sellaron en Cristo un amor para siempre. ¿Pueden regresar al arca de Noé, construida sobre el amor de Cristo, y escapar a las aguas? En tres palabras el papa nos indica la vía para esta tarea de la Iglesia: acompañar, discernir, integrar».

La vida es una travesía, unas veces con aguas tranquilas y los vientos a favor de nuestras velas; en otras las olas se encrespan y los buenos aires no parecen tan amables para llevarnos a la eterna orilla. Esta es la historia de la humanidad y también la historia de la Iglesia. Por eso concluye Müller diciendo que en medio de las aguas turbulentas «la Iglesia puede ofrecer una esperanza a todas las familias y a toda la sociedad, como el arca de Noé. Ella reconoce la debilidad y la necesidad de conversión de sus miembros. Precisamente para eso está llamada a mantener la presencia concreta del amor de Jesús, vivo y eficaz en los sacramentos, que dan al arca su estructura y dinamismo, haciéndola capaz de surcar las aguas».

De todo esto pudimos reflexionar, orar y compartir recursos pastorales en este encuentro de Provincia eclesiástica. En medio de tanta intemperie en la que la familia no es protegida los cristianos queremos con humildad vivir lo que hemos aprendido del mismo Dios y que hemos heredado de nuestros mayores como un precioso regalo lleno de verdad y de belleza. Que la familia santa de Nazaret nos bendiga y acoja nuestras plegarias y preguntas, sabiéndonos por ella escuchados y sostenidos en las respuestas.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

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