miércoles, 31 de julio de 2024

Por la Santina del Buen Suceso y San Félix, hacemos romería. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

En el campo periodístico se propone siempre que el enunciado del texto no sólo ha de ser un tanto provocativo para el lector y que éste no pase de página, sino qué, además, debe resumir toda la idea que se quiere exponer. Llega un nuevo estío y se van acercando los días que señalamos en rojo en nuestro calendario como jornadas tan especiales y queridas en nuestro pueblo, las cuales yo también espero con muchas ganas, pues el pasado año me encontraba en Lisboa con jóvenes de la Parroquia en la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa. No fue ningún secreto pues en el mundo digitalizado que vivimos pronto salimos en redes sociales, en fotos que se colgaban en tantas webs, y hasta la prensa asturiana nos sacó más de un día entrevistándonos a distancia y dando cuenta de nuestros pasos y aventuras. De los 300 asturianos que nos encontramos en tierras portuguesas, especialmente los de Lugones, Oviedo y zonas próximas que son fieles a la Fiesta, aunque estábamos allí el corazón ese día estaba aquí, e incluso llevé en el bolso una estampa de Nuestra Señora del Buen Suceso y una hojina de Carbayu. Dejé encargo que os saludaran en mi nombre desde Portugal, y la calurosa mañana del propio domingo al empezar la jornada os envié mi particular saludo y recuerdo desde Lisboa con un sencillo vídeo para que sintierais cercano a vuestro Párroco a pesar de estar a más de 800 kilómetros.

Hacemos fiesta, o mejor dicho romería, que tiene más sabor a Asturias y que nunca pasa de moda. El término ''romería'' se utiliza también en otros lugares de España, aunque los asturianos defendemos que somos los que mejor entendemos lo que significa ''ir de romería''; unos dirán que por las reflexiones que Jovellanos dedicó a este fenómeno en el siglo XVIII, otros por la canción de Víctor Manuel que en 1969 dedicó a la fiesta de Los Mártires de Valdecuna (Mieres)... El diccionario de la RAE dice que Romería es «viaje o peregrinación, especialmente la que se hace por devoción a un santuario», o «fiesta popular que con meriendas, bailes, etc., se celebra en el campo inmediato a alguna ermita o santuario el día de la festividad religiosa del lugar». En el Carbayu de Lugones se dan las dos citas, pues no faltan los que acuden a honrar a Nuestra Señora del Buen Suceso, y tampoco los amigos del baile, la gastronomía y la diversión. 

Desde que llegué a Lugones uno de mis anhelos era sacar del olvido a San Félix, Patrono de Lugones y su Parroquia. Y una de las ideas que compartí con Manolito y Cima que fue la propuesta de celebrar su fiesta en la iglesia parroquial para a continuación subirle en procesión hasta la Capilla del Buen Suceso del Carbayu. Cuando en el verano de 2018 lo anunciábamos con un cartel muy bonito tomando una escena de la vida de San Félix en una tabla pictórica de un retablo del siglo XVI que se conserva en el Girona Art Museum, yo me encontraba de viaje con gente de la Parroquia; conducía la furgoneta y llevaba el móvil en el soporte-manos libres cuando me entró el primer whatsapp de felicitación por esta iniciativa y que fue la de mi predecesor Fernando Díaz Malanda. Recuerdo que me incorporaba a la carretera en Zafra de Záncara (Cuenca) e iba con las manos  al volante, pero me alegró mucho aquel mensaje hasta el punto que le dije a Rosi que iba a mi lado: Aunque no lo parezca, a veces el cura de Lugones no lo hace todo mal... Agradezco vivamente primero a Manolito y ahora a Noelia, que compartan esta recuperación de entrelazar la fiesta de San Félix como puerta y pistoletazo de salida de la Romería de Nuestra Señora del Buen Suceso, algo que tampoco salió de la chistera del Párroco, sino que así era en los comienzos de la Fiesta. Celebración ésta, en vísperas de ser ya centenaria, y que si Dios me da salud y la Iglesia no me requiere en otro lugar espero poder celebrar de nuevo entre vosotros por todo lo alto el próximo año.

Es normal y muy sano -pues agudiza el ingenio- un cierto pique entre barrios, fiestas o pueblos. En mis primeros años en Lugones me encontré personas de Lugones que tenían un rechazo casi visceral a la fiesta del Carbayu, y les parecía incluso mal que mencionara a la Virgen del Buen Suceso en las fiestas de la Parroquia, al igual que en el Carbayu había personas que no les gustaba que citara a San Félix en la Capilla del Buen Suceso. Ahora ya no noto ese rechazo recíproco en ninguno de los lugares, aunque me apuntaba alguno en plan de broma: Señor Cura, no piense que los ha convertido, simplemente los más hostiles de cada bando ya tan en Cantarranas... No llevamos nunca ni los santos ni  yo esos cálculos; los que van a misa al Carbayu saben que cito a Nuestra Señora del Buen Suceso y a San Félix en el memento de la plegaria eucarística, al igual que los que van a misa a Lugones si están atentos, en las letanías del rosario previo a la celebración de todos los días saben que invocamos a María diciendo: Madre del Buen Suceso: ruega por nosotros. Hacer fiesta e ir de romería siempre es una oportunidad de encuentro. Este es mi deseo para estos días grandes de folixa, misa y mesa; que nos encontremos y dejemos de lado las diferencias muchas veces tontas y seamos capaces de dejar inteligentemente en el pasado cualquier distancia. Cuando San Juan Pablo II vino por cuarta vez a España en 1993 y visitó El Rocío el día 14 de Junio, con ese español suyo con acento polaco pronunció una frase de forma improvisada e inesperada que ha pasado a la historia: "¡Qué todo el mundo sea rociero!"... Los andaluces no han olvidado aquellas palabras, aquel piropo que venía a decirles un Papa que vino de lejos: que quien quiere a la Virgen, quien peregrina a su pies con un corazón sincero no puede ser un mal cristiano, pues el romero peregrino a María en realidad se encamina a Jesús, a pesar de sus errores o flaquezas. Parafraseando al Papa Santo, yo quiero hacer mías sus palabras e intenciones: ''¡Que todo el mundo sea del Carbayu!'', pues es sinónimo de tierra de María, pueblo unido, trabajador, honrado, con sano orgullo de sus historia. 

¡Feliz romería del Carbayu 2024! ¡Viva la Santina del Buen Suceso! y ¡Viva San Félix! 


Joaquín Manuel Serrano Vila
-Párroco-

Triduo en la Capilla del Carbayu 2024


martes, 30 de julio de 2024

El Arzobispo tacha de "esperpento" la recreación de la Última Cena en las Olimpiadas

(lne) Varios obispos españoles cargaron ayer contra de "La última cena" representada en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, celebrada el domingo en París. Entre ellos, Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo, que tachó de "esperpento ideológico" y "patética parodia" la recreación de una de las pinturas más famosas de Leonardo da Vinci, a cargo de la DJ y productora Barbara Butch, un icono LGTBQ+, que estaba flanqueada en ese show por "drag queens" y bailarines. "Viven en el complejo y el rencor", remató el prelado.

Los obispos católicos franceses calificaron también la escena de "provocación" y "burla" hacia los cristianos. Horas después de que la Iglesia gala mostrara su desacuerdo, la Conferencia Episcopal Española (CEE) se hizo eco de la denuncia y quiso exponer su posición a través de la red social "X": "Pensamos en todos los cristianos de todos los continentes que se han visto heridos por el exceso y la provocación de determinadas escenas. Esperamos que comprendan que la celebración olímpica va mucho más allá de los prejuicios ideológicos de algunos artistas". A pesar de la polémica, también hubo palabras de admiración hacia el resto de actuaciones: "maravillosos momentos de belleza y alegría". Asimismo, las redes sociales como "X" o "Instagram" se han visto inundadas de imágenes que rezan "Mi Fe, no es un juego" y "#BastaDeOfensas".

Ante la polémica, la organizadora Anne Descamps ha pedido perdón por cualquier ofensa que se "haya podido producir" durante las representaciones realizadas en la ceremonia de apertura de las Olimpiadas de París y negó que se quisiera "faltar al respeto" a ninguna confesión religiosa.

Diario completo de la Peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad a Covadonga. Por el P. Francisco Torres Ruiz


 

Prólogo de una peregrinación (Sábado 27 de Julio)


En la tarde de ayer, en torno a las 20:15 daba comienzo la peregrinación tradicionalista de Nuestra Señora de la Cristiandad España (en adelante NSCE).


Minutos antes, en los aledaños de la Santa Iglesia Catedral del Salvador de Oviedo, se iban dando cita los peregrinos participantes, venidos de distintos puntos de la geografía española y del extranjero.

Reinaba ya, momentos previos al acto eucarístico, un ambiente religioso y jovial. Los peregrinos se saludaban y preguntaban «¿De dónde vienen?» Formando una familia con una única intención y una sola alma.

Un estentóreo grito «¡Viva Cristo Rey!» enardecía el ánimo de los presentes que, poco a poco y con el más absoluto respeto, iban entrando en el templo catedralicio.

La ceremonia comenzó con la solemne exposición del Santísimo Sacramento de manos del capellán general de NSCE, don Íñigo Serrano, quién, además, dirigió el Rosario y la novena a la Inmaculada como preparación a la Consagración a la Virgen que los peregrinos realizarán al llegar a Covadonga.

Tras unos minutos de oración personal en silencio, ante Jesús sacramentado, se impartió la bendición con el Santísimo bajo los acordes del himno nacional.

Con el canto del himno a la Virgen de Covadonga, interpretado magistralmente por el coro ad hoc de NSCE, se cerró el acto eucarístico.

Durante la ceremonia, reinaba en el interior de la catedral un silencio sacro, hondo y orante tan sólo interrumpido por los cantos de la coral y el rumor de turistas despistados que entraban curiosos en el templo y se sorprendían al ver cientos de jóvenes postrados a los pies de Jesús Sacramentado.

Si, así comienza la peregrinación, veremos que conclusión la depara el Señor.


Y arrancó la peregrinación (Domingo 28 de Julio)


Amanece en la Vetusta de Clarín, apenas la plaza se ilumina con los albores del día. Pronto comienza el pulular de peregrinos que se van dando cita en el emblemático lugar para ir organizando los capítulos y el transporte de la carga pesada en camiones y furgones.

Cada responsable de capítulo busca unir a los suyos, repartirles la cinta del color correspondiente y organizar la inminente entrada en la Catedral.

Un sacerdote revestido al modo tradicional bendice los coches de los voluntarios que durante la peregrinación facilitarán la travesía a los peregrinos.

A las 7 en punto comienzan a entrar los capítulos en el templo catedralicio por estricto orden de llamada. En breves minutos se organiza todo y los más de 1600 participantes aguardan el inicio de la ceremonia de bendición de peregrinos.

Hace su entrada el arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes. Alegre y cordial saluda a los 50 sacerdotes que esperan en la sacristía revestidos de traje coral.

Poco antes de las 8 comienza la procesión de entrada con el himno a la Virgen de Covadonga. Una vez en el altar, el señor arzobispo hace una alocución de bienvenida a todos los presentes, a quienes exhorta a perseverar en este camino y a mantenerse fieles a la Iglesia -fidelidad heroica la ha calificado – en los tiempos actuales sin desesperar ante aquellos que quieren poner trabas a esta forma dd celebrar la Santa Misa.

Tras la bendición, se organizó la procesión del clero. Los sacerdotes revestidos de traje coral acompañaron a la imagen de la Virgen de Covadonga hasta la salida de Oviedo, encabezando la columna de peregrinos que partían hacia su camino.

Un camino jalonado de cantos varios, del rezo del Rosario, de la lectura de la catequesis pertinente. Breve descanso y a continuar la marcha hasta Venta del Soto, donde se ha hecho la parada para comer.

Tras la comida y el descanso oportuno, se ha reanudado la marcha hasta el Remediu, donde estaban instaladas las carpas y los altares para la celebración de la Santa Misa.

Los sacerdotes celebraron la Santa Misa y a las 19:15 comenzó la Solemne celebración de la Misa oficiada por el P. Carlos Vecino, actuando como diácono, Jeison Casalinas y como subdiácono, Francisco Palomar. La Misa fue cantada por el coro NSDCE, quien interpretó la Misa IV gregoriana.

Un brioso «Christus vincit» abrió la celebración de la Santa Misa uniendo los corazones de los fieles en un mismo sentir. El sermón estuvo a cargo del P. Antonio María de Araujo de la fraternidad San Vicente Ferrer y con casa en Chémeré le roi (Francia). Un sermón sobre los cuatro fines de la Santa Misa pero desde las cuatro frases que todo cristiano debe dirigir a Dios: «Te adoro» (fin latreutico), «Te pido perdón» (fin reparador), » Te doy gracias» (fin eucarístico) y » Te ruego» (fin impetratorio).

Durante la celebración hubo gran cantidad de sacerdotes confesando. Al término de la Misa, la gente fue a cenar a sus respectivos lugares hasta la hora de la adoración eucarística. En ella, los jóvenes pudieron pasar una velada al lado de Jesús Sacramentado, reparando, rogando y adorando.

El día se cierra en el silencio de la noche. Es ahora cuando un manto de estrella vela el sueño de nuestros peregrinos. Dios no deja de derramar amor ¿Para qué temor?

 

Peregrinación a Covadonga: cada vez más cerca (Lunes 29 de Julio)



Tras la fría noche bajo un manto de estrellas, cobijados en carpas y en tiendas de campaña, los peregrinos amanecían temprano para tomar su desayuno y pronto iniciar la ruta.

Algunos sacerdotes madrugaban para celebrar la Santa Misa y traer a Nuestro Señor al mundo bajo las especies de pan y vino. A las 8:30 se iniciaba la marcha. Como siempre jalonada de cantos, oración y mediaciones catequéticas.

A las 13h llegaban a la Capilla de la Virgen de la Cueva en Infiesto para tomar el almuerzo y reposar un poco. Si la mañana se mostró calurosa, el sol auguraba una tarde caliente que, sumada a la dureza del camino por la orografía del terreno, garantizaría a los peregrinos una importante dosis de penitencia, dolor y mortificación, pero ya sabemos que «sin dolor no hay gloria».

A las 14 h se ponía en marcha la columna de los mas de 1.600 peregrinos que, a pesar de las inclemencias del camino, no cejaban en su ánimo y en su empeño, caminar hasta María.

A las 17 h llegaban al campamento base instalado en un amplio prado a las afueras de Sevares. Al llegar, hubo sacerdotes que celebraron la Santa Misa en los altares preparados ad hoc. El esfuerzo de los peregrinos, por su parte, se vio recompensado por un refrescante baño al que invitaba el río que por allí pasa.

Tras el baño fluvial, los participantes de la peregrinación fueron concentrándose en el centro de la pradera donde estaba todo dispuesto para la celebración de la Misa Solemne.

Podemos hablar -disculpen mi atrevimiento – de un «milagro» que ha ocurrido: la Misa se presentaba bastante incomoda dado que había un sol de justicia que caía sobre los presentes. Justo en el momento de comenzar la celebración, a los primeros acordes del órgano, una nube tapó el sol creando sombra con una fresca brisa que contribuyó a una cómoda y provechosa celebración.

La Santa Misa fue oficiada por el P. Rodrigo Menéndez, actuando como diácono el P. Raúl Olazábal del ICRSS, de subdiacono Manuel Vázquez de la FSSP. La predicación ha corrido por cuenta del P. Daniel, de la archidiócesis de Sevilla, quien ha comentado el versículo del salmo 77 «Panem angelorum manducavit homo» (el hombre comió pan de ángeles) para indicarnos la adoración que los ángeles hacen a la Eucaristía y cuál debe ser nuestra actitud de adoración ante este admirable sacramento.

Además, asistió de coro Mons. Marco Agostini, ceremoniero del Papa y oficial de la Secretaria de Estado del Vaticano. El coro interpretó música litúrgica polifónica de madera magistral. El ordinario fue el de la misa Orbis factor y otras alternadas con polifonía.

Tras la celebración de la Santa Misa, los peregrinos se retiraron unos a cenar, otros a darse el último baño pero sobre todo a descansar.

Mañana temprano comenzará la etapa final al encuentro de la Madre de Covadonga, que tiene por trono la cuna de España.


 Llegada a Covadonga: Laudate Mariam


La peregrinación tradicionalista de NSC-E llegó a su fin. El día comenzaba en la cálida noche que el tiempo nos regalaba en el prado de Sevares.

A las 5 de la mañana tocaba a diana en el campamento. Los sacerdotes más madrugadores ya estaban en los altares laterales para celebrar la Santa Misa y el ir y venir de peregrinos cargando maletas comenzaba.

Dada la prohibición de celebrar la Santa Misa solemne de clausura en la Basílica de Covadonga, la organización programó su celebración en el mismo campamento a las 6:30 de la mañana.

El oficiante, Mons. Marco Agostini, actuando de diácono, el P. Federico Marfil y de subdiácono, el P. Francisco Miguel Vidal. Esta vez, dada la hora y la premura, no hubo sermón. El coro entonó la Misa cum jubilo y varias piezas de polifonía religiosa.

Tras la celebración de la Santa Misa, se ofreció a los peregrinos el desayuno y pronto se inició la marcha hasta el Campo de San Antonio en Cangas de Onís. Allí se hizo parada para almorzar y descansar un poco antes de retomar la caminata hasta el santuario de Covadonga.

A las 16:45 comenzaban a repicar jubilosas las campanas de Covadonga dando la bienvenida a los cerca ya de 2.000 peregrinos que llegaban al lugar santo. El órgano comienza a tronar festivo entonando los acordes de una melodía que el coro y los participantes de la peregrinación entonarían a pleno pulmón y al unísono «Laudate Mariam». El clero, revestido de coro, esperaba a los valientes hombres y mujeres de todas las edades que entraban ya en la casa de nuestra Madre. A las 17:10 se pone fin a la procesión de entrada de peregrinos y comienza la celebración de clausura.

Es Mons. Agostini el encargado de recibir a los peregrinos y les dirige una alocución donde destaca la necesidad de recuperar el ideal caballeresco que recuerda al hombre su dignidad como hombre y como cristiano. Un ideal que se debe proponer a los jóvenes para que tengan una jerarquía de valores en cuya cúspide esté Dios.

Tras las palabras de Mons. Agostini, se expuso solemnemente el Santísimo Sacramento. Se hizo la primera oración por el papa Francisco y tras entonar las letanías lauretanas, se hizo el voto de consagración a la Virgen según la fórmula de San Maximiliano Kolbe. Después se entonó el Te Deum y se impartió la bendición a todos los peregrinos tanto dentro como fuera del templo puesto que al llenarse el templo basilical, cientos de jóvenes peregrinos se quedaron fuera ocupando la explanada inmediata a la Iglesia.

Tras esto, se disolvió la asamblea y la columna de peregrinos marchándose cada uno a su casa y dejando la puerta abierta a repetir la peregrinación en el 2025, ponían fin a estos días. Ahora toca llevar a nuestras casas lo que hemos visto y oído para que al año que viene seamos más de 2.000.

Para terminar, quisiera dar las gracias a todas las personas que han hecho posible estos entrañables y duros días: don Íñigo y Diana, a todos los voluntarios que han trabajado mucho desde distintos puestos de responsabilidad, al coro y a su director, Daniel, por la calidad ejecutoria de las distintas piezas musicales en todos los actos religiosos, a los responsables de capítulo, a los sacerdotes, al cabildo de la basílica de Covadonga, al arzobispo de Oviedo y a todos los que entren en un largo etcétera. Que Dios os lo pague como sólo Él sabe.

Próximo destino: Covadonga 2025.


Vídeos del P. José Miguel Marqués Campo 





lunes, 29 de julio de 2024

Forastero en el mundo. Por Juan Manuel de Prada

Me lo dijo un señor que acababa de leerse mi más reciente novela, cuando se me acercó para que se la firmara, en una caseta del Retiro: "Esta novela sólo la puede haber escrito un hombre pretecnológico como usted". Por el ademán y el tono que había empleado se podía entender que estaba tratando de piropearme; pero la observación en sí podría haber sido perfectamente un vituperio. Como yo reaccioné con un gesto algo mohíno, el señor quiso disipar cualquier ambigüedad y remachó: "Se lo digo como un elogio. Yo también soy pretecnológico y sé reconocer a uno de los míos".

Hablando más reposadamente con aquel señor, entendí al fin la intención de su comentario. Pretendía significar que aquella novela había sido escrita 'a la antigua usanza', no sólo porque tuviese una extensión inusitada, sino también porque la habitaban multitud de personajes, porque sus frases eran fluviales, porque su estilo incluía figuras retóricas o formas de adjetivación que nuestra época juzga jeroglíficas. Y también pretendía significar que una novela escrita de este modo exige un lector que todavía no haya sido maleado fatalmente por las nuevas tecnologías, que imponen una lectura nerviosa, puramente funcional, y exigen un lenguaje cuanto más rudimentario y expeditivo mejor. Agradecí al señor que ponderase de este modo mi novela; pero a la postre sus ponderaciones y alabanzas me dejaron melancólico.

Según estudios recientes, los adolescentes sólo son capaces de concentrarse en una tarea durante sesenta y cinco segundos, mientras que los adultos apenas pueden aguantar tres minutos. Todos podemos comprobarlo en nuestra vida cotidiana, observando a nuestros hijos, observando a la gente que nos rodea, observándonos a nosotros mismos. La tecnología está impulsando una mutación antropológica como tal vez el mundo no contemplaba desde el tránsito de la cultura oral a la cultura escrita. Aquel tránsito mató, sin duda, muchas de nuestras capacidades de memorización y erosionó nuestra vida comunitaria, a cambio de brindarnos indudables ventajas. Pero la tecnología está produciendo en nuestras vidas mutaciones mucho más problemáticas. ¿Qué actividad propiamente humana se puede desarrollar durante sesenta y cinco segundos? ¿Qué cantidad de amor y abnegación podemos brindar en tres minutos?

Las nuevas tecnologías, con su profusión de pantallitas y dispositivos portátiles, nos han sumergido en un carrusel vertiginoso que ha centrifugado nuestra humanidad, que ha hecho añicos nuestra capacidad de concentración, que ha atomizado y desintegrado todas nuestras percepciones, que nos ha incapacitado para desarrollar tareas que exijan dedicación y esmero. Y ha impuesto una nueva forma de lectura 'en diagonal' que no merece tal nombre, tan compulsiva y bulímica como el consumo de pornografía, en la que no tiene cabida el deleite estético, tampoco la argumentación compleja o refinada. Así, toda lectura que exija nuestra atención se convierte ipso facto en aflictiva; toda expresión literaria sutil se torna pedantesca; toda argumentación compleja se vuelve árida y prolija.

Nos hallamos ante una auténtica mutación antropológica que no queremos afrontar, al estilo del pecador que no quiere aceptar su pecado y termina santificándolo. Y lo más amedrentador de esta mutación es que la dependencia tecnológica que padecemos no es meramente morbosa, al estilo de un sarampión; ni siquiera lo es al estilo de un cáncer, que pillado a tiempo se pueda remediar mediante su extirpación. Las nuevas tecnologías se están convirtiendo –desde luego, para las nuevas generaciones, pero también para mucha gente ya talludita– en una dependencia orgánica: dependemos de ellas como dependemos de nuestros pulmones, de una manera a la vez visceral e inconsciente que ya ni siquiera advertimos. Pero, si nos privasen de esa dependencia, lo experimentaríamos de forma traumática, como una mutilación que nos deja incompletos, exactamente igual que si nos privasen de un pulmón.

Aquel lector que ponderó mi novela me estaba salvando de la quema, pero también me estaba condenando a una melancolía semejante a la que a veces asalta a don Quijote, cuando advierte que le ha tocado vivir en un mundo sin caballería andante, un mundo en el que se siente forastero y lo contempla como una estantigua propia de otra época. Es muy triste vivir en un mundo sin caballería andante, casi tanto como escribir en un mundo nervioso que camina hacia la noche; y que, mientras camina, nos contempla con una mezcla de piedad y aprensión, como si fuésemos mutilados.

Publicado en XL Semanal 

Barron, Sanz Montes o Scicluna condenan el acto blasfemo de la inauguración de los Juegos Olímpicos

(Infovaticana) A lo largo de todo el fin de semana se han sucedido una cascada de reacciones de autoridades eclesiásticas para mostrar su repulsa y desacuerdo con el blasfemo y sucio acto inaugural de los Juegos Olímpicos. 

El obispo Robert Barron, en Estados Unidos, ha sido uno de los obispos que más ha arremetido contra este bochornoso espectáculo visto en la tarde del viernes en la capital francesa.

El obispo de la diócesis de Winona-Rochester ha asegurado que «los cristianos siempre debemos resistir el mal, y creo que, de hecho, nos hemos vuelto demasiado tímidos frente a nuestros antagonistas culturales». Barron dijo a Fox News Digital que el espectáculo de la drag queen en «La Última Cena» era una señal de que los cristianos en Occidente se estaban volviendo demasiado pasivos y «débiles».

«Francia, en su afán de mostrar su mejor cara cultural, consideró que lo correcto era burlarse de este momento central del cristianismo, cuando Jesús, en su Última Cena, entrega su cuerpo y su sangre en previsión de la cruz. Y por eso lo presenta como una especie de burla burda y frívola», afirmó el obispo estadounidense.

El obispo Barron sugirió que la izquierda está siendo abierta respecto de cómo se opone al cristianismo, diciendo: «Creo, amigos, que lo interesante aquí es que esta sociedad profundamente secularista y posmoderna sabe quién es su enemigo. Lo están nombrando. Y deberíamos creerles». Luego instó a los católicos y cristianos a no acobardarse ni permanecer dóciles ante tal intolerancia anticristiana, y agregó: «Nosotros, los cristianos, nosotros los católicos, no debemos ser tímidos, debemos resistir, debemos hacer oír nuestras voces».

Por su parte, el arzobispo de Malta y oficial del Dicasterio del Clero, Charles Scicluna también ha mostrado su repulsa ante este bochornoso espectáculo. Scicluna, quien en ocasiones anteriores ha defendido posturas doctrinales heterodoxas, ha informado que ha enviado dos mensajes al Embajador de Francia en Malta «expresando mi angustia y la decepción de muchos cristianos por el insulto gratuito a la Eucaristía durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024». El arzobispo maltés ha animado al resto de católicos a hacer lo mismo y escribir a la Embajada francesa para manifestar su malestar.

Quien también ha opinado ha sido el siempre valiente arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz. A través de sus redes sociales, el prelado franciscano ha defendido que «los juegos olímpicos son una ocasión noble de medirse deportivamente». En cambio, Sanz Montes ha afirmado que los Juegos Olímpicos no son ocasión de «colar el esperpento ideológico en la apertura de los mismos, haciendo una patética parodia ofendiendo los sentimientos religiosos y culturales de la comunidad cristiana. Viven en el complejo y el rencor». Jesús Sanz y José Ignacio Munilla son los dos obispos españoles que se atreven a opinar en público.

Por otro lado, para Vicenzo Paglia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, «el escarnio y el ridículo de la Última Cena en las Olimpiadas de París, con razón deplorada por la Conferencia Episcopal de Franci, revela una pregunta profunda: todos, absolutamente todos, quieren sentarse a esa mesa donde Jesús da la vida a todos y enseña el amor.

Quien de momento ha dejado pasar la primera oportunidad para pronunciarse ha sido el Papa Francisco, quien no hizo mención en el Ángelus del domingo a este lamentable espectáculo que ha conmocionado a la comunidad católica.

domingo, 28 de julio de 2024

Con San Félix nuestro Patrón. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Queridos hermanos: 

Este último domingo de Julio celebramos en nuestra Parroquia a San Félix, conocido como el de Gerona o el Africano, patrono de nuestra Parroquia y nuestra Localidad. Acudimos a él en este día con tristeza y alegría, tristeza pues no nos acordamos de lo suficiente; hemos de hacer crecer la devoción y cariño a nuestro querido San Félix, pero también nos alegramos de esperar no que Dios haga en nuestras vidas las maravillas que obró en la suya, sino que más bien seamos capaces de reconocer las maravillas que ya hoy y aquí el Señor obra en nosotros sin que tantas veces nos demos cuenta o no valoremos lo suficiente esas gracias. San Félix fue capaz de ir contracorriente, de seguir a Cristo sin reservas en un momento como el nuestro en que seguir al Maestro implicaba ser mal visto, pertenecer a una minoría y ser señalado. El mejor don que podemos pedirle al Señor en este día por medio de nuestro Patrono es ser siempre fieles, permanecer unidos a Él y que no nos acomodamos a vivir en el pecado, sino que cada vez que caigamos en el error acudamos con presteza al sacramento de la reconciliación. Sólo viviendo en la gracia tendremos la paz de esperar una buena muerte, y así cuando el Creador nos llame a su presencia nos encuentre con la cintura ceñida y la lámpara encendida, viviendo esa súplica que San Pablo nos hace en este día en su epístola a los cristianos de Éfeso: ''os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor, esforzándoos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz''. Este deseo es el anhelo del alma creyente para vivir en la unidad con la mirada puesta en la esperanza de salvación a la que somos llamados. 

En este 28 de Julio recuerda también la Iglesia de Asturias a nuestro protomártir y único Santo asturiano San Melchor de Quirós: dominico nacido en Cortes, misionero en el Vietnam donde fue obispo del Tonkim, en cuyo lugar por no renegar de Cristo derramó su sangre como lo hizo San Félix por abandonar el tesoro escondido que había ya descubierto y por el que mereció perderlo todo para tenerlo por siempre. Los mártires son los amigos predilectos de Jesucristo, pues se han asemejado Él hasta en la misma muerte entregando su vida por amor y perdonando a los que se la arrebataban. Ojalá contemplando hoy la vida de los mártires nos preparemos espiritualmente para ser confesores de la fe en medio de un mundo hostil en que siguen muriendo cada día cristianos víctimas del odio de los enemigos de la cruz. Esta realidad no debe descorazonarnos, al contrario; que en pleno 2024 siga habiendo mártires es una señal inequívoca de que la Iglesia está viva, de que el es futuro esperanzador, pues cada suelo que es regado con la sangre de los seguidores del Nazareno hace que florezca de manera inimaginable la mejor cosecha espiritual, pastoral y vocacional. Aún hoy en muchas diócesis españolas vivimos de las rentas de aquel florecer vocacional de nuestra postguerra, que no fue fruto de ningún resultado sociológico, sino el vergel provocado por la tierra que con su sangre fecundaron los mártires de la persecución religiosa de los años treinta. Hubo hambre física y espiritual, como la hay en la actualidad -y no poca- pero estamos seguros de que Jesucristo nos regala siempre el alimento de la inmortalidad, como hemos cantado con el salmista: ''Abres tú la mano, Señor, y nos sacias'' (Sal 144).

Quisiera también tener un recuerdo en este día para los sacerdotes, religiosas, seminaristas, misioneros y fieles laicos de esta Parroquia a lo largo de su extensa histórica, a todos bienhechores y familiares difuntos de nuestra comunidad parroquial. De forma muy especial y concreta quiero traer al recuerdo en la oración de hoy al sacerdote D. Bernardo Cuesta Bances, el cual pastoreó a esta grey desde 1877 hasta su muerte en Lugones un 28 de julio del año 1929; es decir, tal día como hoy hace cien años. Ya no quedan personas que le recuerden por haberle conocido físicamente, pero nosotros lo sentimos como uno más de tantos conocidos y desconocidos que están presentes en la Comunión de los Santos, y de los que nos sentimos deudores por formar parte de esa larguísima cadena que desde los tiempos del mismo Cristo hasta nuestros días han ido transmitiendo el evangelio generación tras generación. El Señor hizo el milagro de alimentar con cinco panes y dos peces a una multitud, hasta el punto que invitaron a la gente que se sentara en el suelo, y el evangelista para ser más preciso nos especificaba que en aquel lugar ''había mucha hierba''... Aquella petición de sentarse no era únicamente algo organizativo, era al mismo tiempo una invitación a que se despreocuparan y confiaran, pues a pesar de ser muchísimos más de cinco mil, sería Jesucristo capaz de darles de comer no unas migajas de pan o una raspa de pescado, sino comer hasta que se saciaron. Aquí vemos cumplida también la profecía del libro segundo de los Reyes que hemos proclamado en la profeta lectura: “Comerán y sobrará”... Y la obra buena no terminó ahí, sino que Jesús pidió que recogiera lo sobrado para ''que nada se pierda''... Siempre hay más pobres de los que tenemos a la vista, pero no todos entendieron aquel signo; muchos se quedaron sólo con lo anecdótico, como quien dice este hombre resuelve problemas por tanto nos conviene proclamarlo nuestro rey y líder. Ciertamente no era ese el deseo del Señor, por ello se retiró él sólo de forma discreta nuevamente a la montaña. Ojalá nosotros sepamos ver en Cristo no únicamente a un profeta distinguido, sino al único que saciará nuestras almas y salvará nuestras vidas. 

Evangelio Domingo XVII del Tiempo Ordinario

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 1-15

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».
Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo».
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo».
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda».
Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Palabra del Señor

sábado, 27 de julio de 2024

Fiestas del Buen Suceso 2024

Necrológica

Falleció el sacerdote diocesano Rvdo. Sr. D. José Ramón García de la Riva

Nació en Llanes el 29 de Noviembre de 1926 a la vera de la Capilla de la Magdalena, de cuyo "bando" siempre ha sido un fiel defensor y devoto. Ingresó en el Seminario Diocesano, siendo ordenado sacerdote el 10 de junio de 1951 por manos de Monseñor Lauzurica y Torralba. 

Sus destinos fueron:

Coadjutor de Santiago de Peón - Villaviciosa (1951- 1956)

Ecónomo de Santiago de Peón- Villaviciosa (1956 - 1961)

Encargado de Santa María de Arroes (1958- 1961)

Párroco de Nuestra Señora de los Dolores de Barro y su filial Santa Dorotea de Balmori - Llanes (1961-1988)

Encargado de Santa María Magdalena de Rales - Llanes (1961 - 1962)

Encargado de San Pedro de Vibaño- Llanes (Agosto - Septiembre 1962)

Encargado de San Vicente de Poo - Llanes (1962-1965) y (1972- 1988)

Rector del Santuario de Santa María de Lugás - Villaviciosa (1988  -2001)

Párroco de San Andrés de Valdebarcena - Villaviciosa (1988 -2001)

Párroco de Nuestra Señora del Rosario de Celada - Villaviciosa (1988  -2001)

El 1 de Noviembre del año 2000 pasó a la situación de jubilado. 

Capellán de la Residencia- Fundación Virgen de Gracia de Cabueñes (Desde 2001 a la actualidad)

Falleció en Oviedo el día 27 de julio de 2024, a los 97 años de edad y 73 de ministerio sacerdotal. 

Su llegada al concejo de Llanes coincide con los primeros sucesos de Garabandal, que tendrán una gran repercusión en el oriente asturiano. Se le considera el mayor entendido sobre tales acontecimientos, y ya que en su día interrogó a las "videntes" y estudió a fondo el hecho religioso producido en dicha localidad. Parte de sus escritos los recopiló en su libro ''Memorias de un cura de aldea''. En 1971, recopiló información sobre las Apariciones a pedido de Don Gabino Díaz Merchán, Arzobispo de Oviedo. Esta información fue enviada a la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, antes llamada Santo Oficio, que pidió esta información al Arzobispo de Oviedo.

A finales de los años noventa es trasladado de nuevo al Concejo de Villaviciosa, esta vez al Santuario de Nuestra Señora de Lugás, ya que el entonces Arzobispo lo consideró idóneo para el destino al haberse distinguido siempre por su honda devoción mariana. En 2001, ya delicado de salud, es jubilado de sus obligaciones pastorales pasando a residir en la residencia de la Fundación Virgen de Gracia en La Pontica (Cabueñes-Gijón) de la que fue capellán por nombramiento del Arzobispo y en la que celebró a diario la Santa Misa mientras la salud se lo permitió. Siempre destacó por ser un hombre de piedad y sana doctrina.

D.E.P.

Funeral de cuerpo presente, en la Residencia Sagrada Familia, Gijón, a las DOCE de la mañana del DOMINGO, día 28, y a continuación, su traslado al cementerio parroquial de Deva, donde recibirá cristiana sepultura. Capilla ardiente: Residencia Sagrada Familia, Camino del Bosque 183, Infanzón, Gijón.

«Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec» (Sal 109)

viernes, 26 de julio de 2024

La blasfemia y los sentimientos religiosos. Por Roberto Esteban Duque

(Infocatólica) Es difícil valorar la desfachatez de los indignos dirigentes políticos sin juzgar repugnantes sus propias contradicciones: al mismo tiempo que legalizan la blasfemia y pactan eliminar el delito contra los sentimientos religiosos a través del cretinismo y absolutismo parlamentario, exigen (como ocurre en Cádiz) que abran las puertas de los conventos cerrados a quienes más lo necesiten: arrinconan a los cristianos desde la imposición ideológica instaurando por ley un laicismo de cuño totalitario y nos hacen además culpables del mal del mundo por no entregar los bienes a quienes ellos decidan; al mismo tiempo que no será delito injuriar al Rey ni la ofensa a los sentimientos religiosos, se aumentarán las medidas para controlar a los medios de comunicación que no gustan en Moncloa, eso denominado como «pseudomedios»; al mismo tiempo que se privilegian y se invocan derechos para ciertos colectivos afines al poder, no se cuida la primacía de la persona, que trasciende el bien común porque no se agota en la sociedad, negándose «de facto» la supuesta igualdad de derechos.

Los ideólogos más radicales han conseguido viejas reivindicaciones sectarias, como hacer domesticable la asignatura de Religión católica, reducida a la mínima expresión, y exaltar el derecho a la libertad de expresión vinculado a la libertad de conciencia entendido como rechazo hacia cualquier antropología de la vida, especialmente cristiana, distinta a la de la propia ideología. A través de semejante «comprensión secularizada de la democracia» y del mecanismo de dominación ideológica estatista, se instaura por ley un laicismo de cuño totalitario, se voltea la política de convivencia ente españoles en favor de la imposición de una hegemonía ideológica que vacía de contenido práctico cualquier mandato constitucional de cooperación entre el Estado y la Iglesia.

Vivimos bajo la encarnación de una política abiertamente inmoral y presta a sacrificar lo que fuere para satisfacer su propia ambición, alejada del bien común; bajo la tiranía del hombre capaz de vivir más allá del bien y del mal, porque descubre que el poder, lejos de poner límites al mal lo fomenta; presos sumisos de un sector que repudia la estructura jurídica-jerárquica de la Iglesia para imponer sin complejos sus propios dogmas por medio de la degradación última de la sociedad instalada en las actuaciones de sus dirigentes políticos, incapaces de respetar la ley y la conciencia moral.

En ausencia de un fundamento metafísico o trascendente de la persona y de la sociedad humana, el individuo encuentra absurdo sacrificarse por el bien común de unas generaciones futuras con las que no tendrá ningún vínculo y a las que nada deberá. Expulsado así el cristianismo y cualquier fundamento metafísico, parecen existir dos tipos de seres humanos; el primer tipo, que es el mayoritario, y se ajusta a las normas morales, mientras el segundo tipo, que es minoritario, y que, en su ceguera y orgullo, cree que puede saltarse las normas cuando lo considere oportuno porque tiene el poder, es más, se cree con el derecho a estar por encima de ellas y no se deja limitar por cualquier instancia superior a sus deseos, actuando en función del propio cálculo y capricho personal.

Ahora bien, es necesaria otra advertencia más significativa. El ateísmo político no encuentra apenas resistencia en la jerarquía de la Iglesia, como si los males destapados en la Caja de Pandora no tuvieran nada que ver con ella, abdicando y decayendo así en la prudencia, permitiendo que el pueblo deje de sentirse firme y desconozca los límites del bien y del mal. Sería saludable que las instituciones con un patrimonio ético fundado en la religión reaccionaran cuando ven que lo que ellas consideran grave inmoralidad sea permitido por ley, no sea penalizado o se le dé cobertura jurídica. Un Estado democrático no puede legislar sin tener en cuenta a las comunidades morales que existen en la sociedad, ni puede moverse en un positivismo jurídico que rechace un discernimiento previo sobre la moralidad de una ley.

Decía Rafael Gambra en El silencio de Dios, que «todo lo que la devoción, el amor y el sacrificio de los siglos de fe han hecho nuestro, y han transfundido de valor sagrado por haber hablado de Dios a generaciones sucesivas, es objeto del desdén y aun de la fobia del progresismo actual». En realidad, la verdadera y única blasfemia consiste en enmendar la plana a Dios, cuando la libertad se independiza de su Creador y pretende arreglar su pequeño mundo saltándose cualquier restricción moral. Produce mayor placer y locura si esa razón instrumental se construye contra el cristianismo, porque entonces los razonamientos que se rumian en la soledad del tabuco justifican la existencia de hombres superiores que están por encima del bien y del mal, de la conciencia y de los buenos sentimientos.

El Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia publicaba un informe en el que se recoge que 21 de los 27 estados miembros de la UE sancionan las ofensas a los sentimientos religiosos de los ciudadanos, saliendo gratis a partir de ahora «mofarse de las personas que practican una religión», negándose de esa manera el derecho a la libertad religiosa. En la medida en que un Estado imposibilita la principal y más básica de las libertades, como es la libertad religiosa, pierde legitimidad. Cuando la autoridad pública rebasa su competencia y oprime con leyes dictadas desde la ideología, callar el atropello contra el abuso de autoridad, lejos de hacernos mejores nos hace cómplices del mal.

Santos Joaquín y Ana. Por el P. Jesús Martí Ballester

(catholic.net) Joaquín (Yahvé prepara) fue el padre de la Virgen María, madre de Dios. Según San Pedro Damián, deberíamos tener por curiosidad censurable e innecesaria el inquirir sobre cuestiones que los evangelistas no tuvieron a bien relatar, y, en particular, acerca de los padres de la Virgen.

Con todo, la tradición, basándose en testimonios antiquísimos y muy tempranamente, saludó a los santos esposos Joaquín y Ana como padre y madre de la Madre de Dios.

Ciertamente, esta tradición parece tener su fundamento último en el llamado Protoevangelio de Santiago, en el Evangelio de la Natividad de Santa María y el Pseudomateo o Libro de la Natividad de Santa María la Virgen y de la infancia del Salvador; este origen es normal que levantara sospechas bastante fundadas.

No debería olvidarse, sin embargo, que el carácter apócrifo de tales escritos, es decir, su exclusión del canon y su falta de autenticidad no conlleva el prescindir totalmente de sus aportaciones.

En efecto, a la par que hechos poco fiables y legendarios, estas obras contienen datos históricos tomados de tradiciones o documentos fidedignos; y aunque no es fácil separar el grano de la paja, sería poco prudente y acrítico rechazar el conjunto indiscrimadamente.

Algunos comentaristas, que opinan que la genealogía aportada por San Lucas es la de la Virgen, hallan la mención de Joaquín en Helí (Lucas, 3, 23; Eliachim, es decir, Jeho-achim), y explican que José se había convertido a los ojos de la ley, a fuer de su matrimonio, en el hijo de Joaquín. Que esa sea el propósito y la intención del evangelista es más que dudoso, lo mismo que la identificación propuesta entre los dos nombres Helí y Joaquín.

Tampoco se puede afirmar con certeza, a pesar de la autoridad de los Bollandistas, que Joaquín fuera hijo de Helí y hermano de José; ni tampoco, como en ocasiones se dice a partir de fuentes de muy dudoso valor, que era propietario de innumerables cabezas de ganado y vastos rebaños.

Más interesantes son las bellas líneas en las que el Evangelio de Santiago describe, cómo, en su edad provecta, Joaquín y Ana hallaron respuesta a sus oraciones en favor de tener descendencia.

Es tradición que los padres de Santa María, que aparentemente vivieron primero en Galilea, se instalaron después en Jerusalén; donde nació y creció Nuestra Señora; allí también murieron y fueron enterrados.

Una iglesia, conocida en distintas épocas como Santa María, Santa María ubi nata est, Santa María in Probática, Sagrada Probática y Santa Ana fue edificada en el siglo IV, posiblemente por Santa Elena, en el lugar de la casa de San Joaquín y Santa Ana, y sus tumbas fueron allí veneradas hasta finales del siglo IX, en que fue convertida en una escuela musulmana.

La cripta que contenía en otro tiempo las sagradas tumbas fue redescubierta en 1889. San Joaquín fue honrado muy pronto por los griegos, que celebran su fiesta al día siguiente de la de la Natividad de Ntra. Señora. Los latinos tardaron en incluirlo en su calendario, donde le correspondió unas veces el 16 de septiembre y otras el 9 de diciembre.

Asociado por Julio II [el de la capilla Sixtina] al 20 de marzo, la solemnidad fue suprimida unos cinco años después, restaurada por Gregorio XV (1622), fijada por Clemente XII (1738) en el domingo posterior a la Asunción, y fue finalmente León XIII [el de la Rerum Novarum] quien, el 1 de agosto de 1879, dignificó la fiesta de estos esposos que se celebró por separado hasta la última reforma litúrgica.

Ana (del hebreo Hannah, gracia) es el nombre que la tradición ha señalado para la madre de la Virgen. Las fuentes son las mismas que en el caso de San Joaquín. Aunque la versión más antigua de estas fuentes apócrifas se remonta al año 150 d.C., difícilmente podemos admitir como fuera de toda duda sus variopintas afirmaciones con fundamento en su sola autoridad.

En Oriente, el Protoevangelio gozó de gran autoridad y de él se leían pasajes en las fiestas marianas entre los griegos, los coptos y los árabes. En Occidente, sin embargo, como ya te adelanté con San Joaquín, fue rechazado por los Padres de la Iglesia hasta que su contenido fue incorporado por San Jacobo de Vorágine a su Leyenda Áurea en el siglo XIII.

A partir de entonces, la historia de Santa Ana se divulgó en Occidente y tuvo un considerable desarrollo, hasta que Santa Ana llegó a convertirse en uno de los santos más populares también para los cristianos de rito latino.

El Protoevangelio aporta la siguiente relación: En Nazaret vivía una pareja rica y piadosa, Joaquín y Ana. No tenían hijos. Cuando con ocasión de cierto día festivo Joaquín se presentó a ofrecer un sacrificio en el templo, fue arrojado de él por un tal Rubén, porque los varones sin descendencia eran indignos de ser admitidos.

Joaquín entonces, transido de dolor, no regresó a su casa, sino que se dirigió a las montañas para manifestar su sentimiento a Dios en soledad. También Ana, puesta ya al tanto de la prolongada ausencia de su marido, dirigió lastimeras súplicas a Dios para que le levantara la maldición de la esterilidad, prometiendo dedicar el hijo a su servicio.

Sus plegarias fueron oídas; un ángel se presentó ante Ana y le dijo: "Ana, el Señor ha visto tus lágrimas; concebirás y darás a luz, y el fruto de tu seno será bendecido por todo el mundo". El ángel hizo la misma promesa a Joaquín, que volvió al lado de su esposa. Ana dio a luz una hija, a la que llamó Miriam.

Dado que esta narración parece reproducir el relato bíblico de la concepción del profeta Samuel, cuya madre también se llamaba Hannah, la sombra de la duda se proyecta hasta en el nombre de la madre de María.

jueves, 25 de julio de 2024

Félix Granda Buylla, el artista de Dios

El sacerdote, nacido en Pola de Lena en 1868, se prodigó en el mundo de la escultura religiosa, fundó los Talleres de Arte y recibió numerosos reconocimientos por sus obras.

(lne) Cuentan quienes conocieron a Félix Granda que el lema que guiaba su vida era el salmo XXVI, 8, que puede traducirse más o menos así: «Señor he amado la hermosura de tu casa y el lugar de la morada de tu gloria», y a embellecer aquella casa, representada en cualquier iglesia, dedicó su existencia. Félix Granda Buylla nació en Pola de Lena el 21 de febrero 1868, aunque su sobrina Maruja Granda, que trabajó con él y lo acompañó hasta el final de sus días, afirmaba que en realidad había llegado al mundo en Mieres pero que muy pronto la familia se había trasladado al vecino concejo.

«Buscando este dato, he consultado en el archivo parroquial de San Juan de Mieres y puedo decir que allí no figura este asentamiento, por lo que podemos afirmar definitivamente su origen lenense, siendo el primer hijo de los seis que tuvo el matrimonio formado por don Wenceslao Granda, médico de la localidad, y doña Elvira Buylla». Es seguro que en Lena transcurrió su infancia, hasta que a los 10 años ingresó en el Seminario de Oviedo y pudo conocer los rudimentos del dibujo y la escultura, pero donde verdaderamente fue creciendo la certeza de que tendría que partir su vocación entre el sacerdocio y el arte fue en sus estancias en Muros de Nalón, donde en el verano de 1884, Tomás García Sampedro y Castro Plasencia habían iniciado una «colonia artística» frecuentada por más de una docena de pintores de toda España, que iban a atraer a sus playas a otros ya consagrados como los valencianos Cecilio Pla o Joaquín Sorolla, que estuvo aquí en las primaveras de 1902 a 1904, e incluso al poeta Rubén Darío, quien veraneó en San Juan de La Arena en 1905 y en Riberas de Pravia en 1908 y 1909. Parece que fue el obispo don José María de Cos, que lo había conocido en Oviedo, el que se dio cuenta de las actitudes del seminarista y lo animó a seguir por esa senda.

El caso es que la ordenación de Félix Granda como sacerdote en diciembre de 1891 casi coincidió con el traslado de don José María desde la diócesis de Mondoñedo a la de Madrid - Alcalá y hasta la capital se fue también el lenense para compaginar su actividad parroquial con la apertura de un estudio en la calle de Fernando El Santo. Tenía entonces 23 años y llamó a aquella empresa «Talleres de Arte». Allí recibió los primeros encargos para algunas iglesias al mismo tiempo que acrecentaba sus contactos con aquellos artistas que había conocido en la costa asturiana, porque siempre tuvo claro que sus talleres no podían limitarse a ofrecer lo mismo que los de la competencia. Esa búsqueda de la calidad fue recompensada en 1899 con una Medalla de Oro en la Exposición Regional de Bellas Artes de Gijón, pero sobre todo por el éxito comercial que le permitió abrir mercado por toda Europa y en América del Sur. 

De forma que "cuando entró el nuevo siglo ya trabajaban para él más de 200 artesanos creando todo tipo de ornamentos e imaginería para los templos católicos y su catálogo abarcaba pintura, bronce, esmaltes, madera, bordados y cualquier material que pudiese emplearse para embellecer la liturgia". Allí se imitaban los estilos clásicos y hoy pueden verse piezas suyas que siguen los cánones del mozárabe, el románico, el gótico o el barroco, obedeciendo las modas y los gustos caprichosos de los clientes. Félix Granda tampoco se negó a seguir las modas más avanzadas de su tiempo y mantuvo contactos con los arquitectos catalanes que trabajaron en la Montaña Central para la Sociedad Hullera Española e incluso con Antonio Gaudí, del que aprendió a integrar las formas de la naturaleza en sus obras. «En este sentido, algunos especialistas han observado semejanzas tan concretas como la representación de las tortugas marinas, que sostienen en Barcelona las columnas de la Sagrada Familia y sirven como peanas de las custodias de Granda».

En 1903 la plantilla había seguido creciendo y se hizo necesario buscar nuevos locales para lo que ya tenía la envergadura de una pequeña fábrica. Félix Granda adquirió entonces el Hotel de las Rosas, situado en la zona que hoy conocemos como Nuevos Ministerios. El edificio estaba rodeado por unos jardines que dejaron de cuidarse, pero aún así servían para dar espacio a los talleres, llenos de luz en una de las zonas más ventiladas de Madrid y el cura se reservó una zona para vivienda, que compartía con su hermana Cándida, viuda y sin hijos. Muchos años más tarde, en 1928, un visitante dejó escritas sus impresiones sobre este lugar: «Todo aquí respira un trabajo intenso, zumban los tornos, rechinan las sierras, tunden los mazos de los tallistas, crepitan los cinceles de los repujadores. Porque no hay forma de arte decorativo que no tenga aquí sus artífices».

Durante décadas Félix Granda bajó cada día a inspeccionar personalmente los encargos, dando instrucciones precisas a los artesanos que tenían que realizarlo y explicando de paso el porqué de cada iconografía a los jóvenes aprendices, completando así su instrucción manual con una formación teórica que les hacía entender el trabajo como una vocación. Los talleres de Félix Granda volvieron a ser galardonados en 1911, esta vez con la Medalla de Oro en la Exposición de Arte Decorativo de Madrid, que otorgaba el Círculo de Bellas Artes de Madrid y dos años más tarde, debido a la progresión imparable de sus pedidos, se constituyeron como Sociedad Mercantil. Resulta imposible resumir aquí el catálogo de su producción histórica, que va de lo más cercano a lo internacional y nos sorprende en varios puntos de nuestras Cuencas, pero por lo que nos toca no podemos olvidarnos de dos de sus obras más queridas: el ángel de la muerte que preside la tumba de su pariente Vital Aza en el cementerio de La Belonga y el conjunto de bronces, ángeles con luminarias, mármoles, sagrario e imágenes del altar mayor de la iglesia de San Juan que quiso donar al pueblo de Mieres. 

También llevan su firma piezas tan emblemáticas para los asturianos como:
las dos parejas de mazas de plata de la Junta General del Principado, realizadas en 1925 por su empresa.
el tríptico y las coronas de la Virgen y el niño de Covadonga. 
la urna de San Pelayo y el retablo de San Juan el Real de Oviedo.
la lámpara votiva de la parroquia de Pravia.
el mobiliario interior de la iglesia medieval de Santo Tomás de Canterbory, en Avilés.

Entre sus obras más conocidas figuran:
el monumento a Pío X en Riese (Italia).
el retablo de la iglesia neogótica de Belén en La Habana

Sin salir de España:
varios pasos procesionales de la Semana Santa andaluza. 
la capilla sepulcral de mármol y bronce de San Juan de la Cruz que se construyó en 1926 para conmemorar el bicentenario de su canonización.
el retablo de San Isidro de Dueñas, en Palencia.
las coronas de la Vírgen de Guadalupe y el niño en Cáceres.
la corona de la virgen del Sagrario en Toledo, esta última en oro, platino y pedrería.
todo el interior del famoso Santuario Nacional de la Gran Promesa, que el franquismo levantó en Valladolid en 1941 para fomentar la devoción al Sagrado Corazón que unía directamente a su victoria en la Guerra Civil. 

Félix Granda Buylla murió en Madrid el 23 de febrero de 1954 a los 86 años, pero su memoria goza de buena salud: «en 1997 se creó una Fundación que lleva su nombre y en 2005 Gerardo Díaz Quirós leyó en la Universidad de Oviedo una tesis doctoral que estudia exhaustivamente su vida y su obra en esta región. También perdura su herencia material y en la actualidad los Talleres de Arte siguen despachando sus encargos hasta el último rincón del mundo católico».

FUENTE: ERNESTO BURGOS - HISTORIADOR, 
publicado por La nueva España el 08-01-2013. 
(Blog de Acevedo)

Santiago, Apóstol en España

(COPE) España vive cada día la protección de Dios con la intercesión de los Santos que tuvieron parte en su Fundación y consolidación. Hoy celebramos a Santiago Apóstol, cuyo ministerio estuvo de forma preferente en nuestras tierras. Santiago, hijo de Zebedeo es hermano de Juan, y recibió la llamada del Señor a orillas del Lago de Genesaret, mientras repasaba las redes con su padre. Dejándolo todo le sigue.

Durante la Vida Pública de Cristo sube con Juan y Pedro al Monte Tabor donde el Señor se transfigurará delante de ellos como anticipo de la Gloria que se manifestará. Su dureza de carácter hace que el Maestro le llame "hijo del trueno", sobre todo porque al querer acortar en el camino por Samaria, los samaritanos no les dejan pasar, pidiéndole, por ello, que mande fuego del Cielo que les consuma a todos.

También recibirá una reprimenda cuando pida el deseo de que él y su hermano se sienten a la derecha e izquierda en el Reino de los Cielos. Mi cáliz lo beberéis, pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda es sólo para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre. Tras la Ascensión del Señor, marcha a predicar el Evangelio, llegando hasta las zonas de Hispania en el Finisterre. Al volver a Palestina, Herodes decreta su decapitación.

Así se convierte en el primer mártir dentro del Colegio Apostólico. Posteriormente sus reliquias, vuelven a tierras españolas, donde se depositan en Compostela. En el siglo X el Obispo Teodomiro descubre unas luces que resultan ser los restos de Santiago el Mayor, en honor del que se resalta la Catedral del Obradoiro. Allí queda como foco de Fe, al que desde el Medievo, han accedido muchos peregrinos para venerar la tumba de Santiago, Patrón de España junto con la Inmaculada.

miércoles, 24 de julio de 2024

Fiesta Patronal


En la muerte de José Antonio Coppen. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

El 12 de diciembre de 2022 aparecía una de las últimas columnas de Coppen en la prensa escrita, en un artículo en su espacio ''Bitácora de Lugones'' que aquel día titulaba ''Humildad'' y en la que reflexionaba sobre esta virtud a partir de la conocida frase del "Coloquio de los perros" de Miguel de Cervantes: "La humildad es la base y fundamento de todas las virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea". José Antonio comentaba a propósito que ''La vida debiera de ser una larga lección de humildad. No hará falta recordar que el término humildad tiene varias acepciones, en este caso debe aplicarse a la persona que tiene la capacidad de restar importancia a los propios logros y virtudes y de reconocer sus defectos y errores. Y nos apresuramos añadir que su enemigo frontal es la soberbia, que es la vanidad y el orgullo llevados a su máxima expresión''. Así se despidió de algún modo de la vida pública y de las crónicas en las que a lo largo de toda una vida dio voz a la realidad de su pueblo, a sus anhelos y "Latidos". La enfermedad le retiró de su pasión de escritor, más hasta su último suspiro fue sin duda el lugonense más lugonense de todos los tiempos, pues pocas personas han manifestado mejor que él un enamoramiento tan grande por el pueblo que le vio nacer.

Nació en plena guerra civil en una familia de Lugones de toda la vida; era descendiente de la saga del ''Pitanu'', el sastre local. Fue bautizado en la capilla del primitivo cementerio parroquial que en aquellos días hacía las veces de templo, al haber sido dinamitada la iglesia un año antes. El entonces párroco de Lugones le bautizó el doce de diciembre de 1.937 con el nombre de José Antonio Claudio. Empezó muy joven a escribir pequeños articulillos en la Región de Oviedo, El Comercio, La Hoja del Lunes, La Nueva España... Así como en revistas comarcales y locales y en los portfolios de fiestas de Santa Isabel y El Carbayu, cuya Cofradía coordinó durante dieciséis años (1973-1989). Apasionado de la poesía publicó varias obras en verso como "Los placeres de la vida", "La isla de mis versos", "Veinte epístolas a los veinte años" y "Luces de otoño". Gran defensor de la obra de Don José Tartiere, colaboró en la edición de su biografía en 2007 como el primer conde de Santa Bárbara de Lugones. También colaboró ampliamente en la publicación de una revista monográfica sobre la historia del Atlético de Lugones, equipo de futbol fundado en 1905. 

Pero los libros más aplaudidos y reconocidos de Coppen fueron los dedicados al pueblo de sus amores: "Lugones, radiografía de mi pueblo" (2008), "Lugones, latidos de un pueblo". "Crónicas y reivindicaciones publicadas en torno a una marginación histórica" (2010) o “Lugones, factor humano” (2019). En Mayo de 2021 presentó su último libro: ''Vivir en reflexión'' . Desde el 22 de febrero de 2018 fue el primer Cronista Oficial de Lugones, aprobado por pleno municipal. En el año 2015 fue también el primer pregonero de la Semana Santa de Lugones. Nombrado socio de honor por la Asociación Laboral 2000 en el año 2010 por su labor en el mundo de la comunicación. En el año 2003 recibió el galardón ''Puente Viejo'' de Lugones. También en 2010 fue galardonado con el «Urogallo de Bronce» por el Centro Asturiano de Madrid en la categoría de «Personaje popular». En mayo de 2022 recibió un homenaje popular en el Centro Polivalente Integrado de Lugones, como agradecimiento a sus años dedicados a defender los intereses de su localidad natal. 

Su mayor anhelo era la mejora y promoción de Lugones, y su lugar de reclamo y denuncia estuvo en el aerópago continuo de la crónica escrita. En junio de 2020 donó al Archivo de Siero una selección de los que él consideraba los 2000 artículos más interesantes dedicados a Lugones. Hoy Lugones es muy diferente del que conoció en su niñez, y también goza de más belleza y atención de la que tuvo en los años sesenta, setenta, ochenta y noventa... Cualquier detalle por pequeño que fuera y que a su juicio debía ser mejorado allá salía su columna educada y respetuosa, pero firme. Quizás hayan quedado un tanto diluidos y en el olvido aquellos años de manifestaciones, de anhelos por conseguir un ayuntamiento propio, independiente de Siero; las batallas vecinales contra la incineradora reclamando mejoras, problemas con las fábricas, la zona azul... Coppen no era hombre de megáfono y barricada, pero desde su talante reflexivo, intelectual y clarividente, no se cansó nunca de pedir el mejor cuidado de su pueblo. Había aceras en mal estado: José Antonio protestaba; cuando morían vecinos y tenían que desplazarse sus familiares de Lugones hasta San Esteban de las Cruces para el velatorio, él reclamó hasta la saciedad un tanatorio en Lugones; viendo a muchos mayores en situación precaria en la localidad, insistió hasta ver realizada la residencia del ERA... Supo recordar a los políticos de todo signo y color con los que directamente hablaba que había muchas deudas pendientes con su pueblo, lo cual su ágil pluma aireó para bien de todos. 

Como a todo el mundo en la palestra de la vida pública, no le faltaron críticos ni críticas: en cierta ocasión alguien se preguntaba que no tenía claro si Coppen era de izquierdas o de derechas, a lo que otro interlocutor respondió: ''sólo de Lugones''. Así era, sabía mirar por encima de colores políticos; para él quien lograra algo bueno para su pueblo ya era bueno pensara como pensara o sintiera como sintiera. Consideró un orgullo la riqueza cultural que ha supuesto para la Localidad contar con personas venidas de más de un centenar de países del mundo. Tuvo muchos sueños para Lugones, algunos de ellos han quedado en el tintero, como su deseo de lograr para nuestra localidad el premio al "Pueblo Ejemplar de Asturias" que concede la Fundación Princesa de Asturias, más estoy seguro que fueron muchos más los que evidentemente logró ver realizados. 

Personalmente siempre guardaré un gratísimo recuerdo de él: al poco de llegar a la Parroquia vino a presentarse, a conocerme, a darme cuentas de la realidad histórica y social de Lugones sugiriéndome inculturarme en su idiosincrasia; y no sólo en eso, a lo largo de estos años dedicó múltiples artículos a contar las actividades de nuestra Parroquia e incluso aplaudir y agradecer las iniciativas que en ella se llevaban a cabo. Ya en 2018 me dijo que tenía en mente un libro sobre personalidades de Lugones y que al único eclesiástico que iba a incluir era a mí; le pedí que no lo hiciera, pues me metía en un aprieto dado que no faltarían las voces críticas al respecto, y que hubo sacerdotes que lo merecían mucho más que yo. Él me respondió que lo tenía decidido, que sólo saldría yo, y que además enviaría copia del libro al Arzobispo: ¡así lo hizo! Y también me regaló dos comentarios que me hicieron reír no poco: "Don Joaquín, usted nunca olvide que los curas son los únicos que cuanto más les critican más los fortalecen, pues en el fondo si les critican es por que hacen algo, y al final si hablan de uno es porque también en el fondo saben que lo está haciendo bien aunque muchos jamás serán capaces de reconocerlo"... 

En un artículo que publiqué en el "blog" de la parroquia  el 03/06/2022 titulado a ''A D. José Antonio Coppen, Morocho''. Afirmé algo que traigo de nuevo a colación por parecerme que sigue siendo una definición y petición de actualidad: Creo que el papel de "Morocho" es indiscutible en la custodia y promoción del legado histórico de Lugones, y sin él no se puede comprender la realidad vivida en este lugar desde finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI. Si alguien merece una calle como recuerdo en el pueblo es él, que ha llevado el nombre de Lugones muy a gala toda su vida y por todas partes''.

Coppen no fue un hombre perfecto; como siempre digo, la muerte no nos hace santos, aunque siempre es bueno buscar y descubrir el lado noble de todo el que se va, fuera más religioso o menos, pues como nos dice el Papa Francisco: ''No es necesario creer en Dios para ser una buena persona''. Venía a las fiestas principales, a veces se dejaba caer por el templo aunque sólo fuera para conocer las últimas obras que se habían realizado, y no en pocas ocasiones su presencia era silenciosamente visible en muchos funerales. Morocho tenía mentalidad de filósofo, siempre ansió descubrir el sentido de la verdad y de la vida, así en una de sus columnas dejó esta gran reflexión que nos sirve hoy de testamento póstumo: ''Beber la vida es todo lo contrario al tedio, al vacío espiritual, al anquilosamiento, a languidecer, estado éste insustancial, estéril. Para ser fieles con nosotros mismos, volquemos nuestras inquietudes en enriquecer la personalidad y así le imprimiremos carácter. Ya se advirtió que, si tenemos que morir, debemos vivir de tal forma que esa muerte sea manifiestamente injusta''... Como todo mortal se reveló ante el final como nos revelamos todos; que descanse en la paz del Señor y pueda encontrar ya en la otra orilla a Cristo Resucitado, sentido de toda existencia.