Sagrado precursor de Cristo,
que santificado en el vientre de vuestra madre,
fuiste la admiración del mundo
en el ejercicio de las virtudes
y en los privilegios con que te enriqueció Dios.
Ángel en la castidad,
apóstol en el celo y predicación,
y mártir en la constancia con
que por reprender al incestuoso Herodes
ofrecisteis la cabeza al cuchillo,
y en las luces sobrenaturales
de que te dotó el cielo,
profeta del que llegó a decir el mismo Cristo
: "Entre los nacidos de mujer ninguno mayor que Juan Bautista";
suplica al Señor que:
por tu penitencia me haga mortificado,
por tu soledad, recogido,
por tu silencio, callado,
casto por tu virginidad,
espiritual por tu contemplación,
e invencible a mis pasiones
por la victoria que tu alcanzaste de tus enemigos,
para que logre verte en la patria eterna. Amén.
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