martes, 22 de junio de 2021

Los obispos catalanes deciden adelantar el suicidio. Por Jorge González Guadalix

(De profesión cura) Me temo que los señores obispos de la autodenominada Conferencia Episcopal Tarraconense -no reconocida como tal por la Santa Sede-, acaban de pegar un doble salto mortal de funestas consecuencias. Por más que nos quieran hacer tragar que su nota en realidad no dice nada, todo el mundo ha entendido lo mismo, que los obispos catalanes se posicionan claramente a favor del indulto de los políticos presos.

Un punto de no retorno. Un hasta aquí hemos llegado que está llevando a muchísimos fieles a replantearse su lugar en la Iglesia y su forma de expresar su sentir de estar lejos de estos planteamientos.

La Iglesia en Cataluña está herida y de muerte. Lo sabemos todos y negarlo es simplemente hacer el ridículo. Por más que se empeñen también en negarlo, la remodelación de parroquias en Barcelona no es más que la última constatación. Hace años hicieron una apuesta por el nacionalismo excluyente que últimamente se convirtió en esteladas, lazos amarillos, acciones en favor del proceso separatista y abundantísimas firmas de clérigos en esa línea. Es prácticamente imposible encontrar culto en español en amplias zonas de Cataluña. Es decir, o eres independentista catalán o ya puedes largarte. Han conseguido grandísimos éxitos. Por ejemplo, ser la región más descristianizada de España.

¿Y los obispos qué dicen? Los obispos dicen que están encantados con la situación, tanto que tragan desde hace años con unos templos parroquiales llenos de símbolos independentistas que nadie se molesta en cuestionar. Los obispos, que algo de teología deben saber, amén de que tendrán alguna noción de derecho o asesores que la posean, deberían pensar en algunas cosas.

Por ejemplo, que tienen feligreses, no activistas políticos, y que muchos de sus feligreses son castellanohablantes y no nacionalistas ni separatistas. Por ejemplo, que su misión episcopal es el anuncio del evangelio que, entre otras cosas es convivencia y fraternidad, y no la opción por un partidismo político. Por ejemplo, la pela es la pela, que apenas un 16 % de los catalanes marcan la x a favor de la Iglesia en su declaración del IRPF. Por ejemplo, que un indulto exige petición de este y arrepentimiento, cosa que no se ha dado en el caso de los políticos catalanes presos, antes bien, siguen diciendo que lo repetirán hasta conseguir la independencia de Cataluña.

Desde ayer no sé las llamadas, correos y WhatsApp que llevo de gente indignada con esto. Gente que además se pregunta para qué leches queremos la conferencia episcopal española. Me decía una persona, en concreto, ¿no afirmaron los obispos hace no mucho que la unidad de España es un bien moral? Y siendo así, ¿los obispos catalanes juegan con su ruptura y el resto de la conferencia mirando para Albacete? Entonces, ¿para qué queremos una conferencia episcopal? Y los fieles, ¿qué pintamos, qué podemos hacer?

No es fácil responder a estas preguntas. Nada fácil. Bueno, en realidad tampoco es tan complicado, pero como pueden imaginar no será un servidor quien ofrezca sugerencias.

Don Jorge, se le nota cabreado. Digamos que un pelín calentito por lo que llevo escuchado desde anoche. Simplemente diría a los obispos de Cataluña: sean honestos con ustedes mismos. Culto catalán, dinero catalán y curas y religiosos catalanes. Ni un euro que huela a charnego. Vivan de lo suyo y si pasan frío se pueden arropar con la estelada y usar el lazo de bufanda.

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