Hace años, pastoralmente hablando, se puso de moda algo que aún colea: la famosa “opción por los pobres”. Ya saben: homilías monotemáticas sobre ayudar al pobre donde jamás cabía nada que fuera gracia, redención o conversión; una catequesis centrada en qué bonito es compartir, y unas celebraciones litúrgicas con veinte símbolos, cadenas rotas, zapatillas para el caminar, manos que se estrechan y un mapamundi. Pasó aunque aún quedan pequeños rescoldos.
Más me preocupa un tipo de pastoral, bastante extendida, a la que me permito denominar “pastoral del bledo” y que básicamente consiste en eso de qué más da, yo lo veo así, no es para tanto y que si tú crees que eso a Dios le importa mucho. La verdad es que si uno tiene teléfono color celeste para comunicarse directamente con Dios la cosa se entiende, pero me da que no es el caso.
La pastoral del bledo no entiende de normas, credos, catecismos, principios, doctrina o derecho. Los responsables de la misma, algún sacerdote y su círculo de íntimos concienciados, la van desarrollando según su modesto entender, opciones personales, sensibilidades particulares e intereses propios.
Algunas características de este tipo de pastoral:
- Mínimo esfuerzo. Si hay varias posibilidades de hacer algo, siempre se elegirá la más cómoda para los responsables. Hace años ya escribí sobre esto y acababa concluyendo que al final el señor cura militante de la pastoral del bledo es alguien que celebra misa cuando le parece y como le parece, que no sabe lo que es tener horario de confesiones, que no entiende muy bien el sentido de la catequesis, que pasa del despacho y de papeles y hace Cáritas saludando a la gente por la calle. Eso sí, cobra cada fin de mes como un conservador cualquiera.
- Convertir el evangelio al mundo y no al revés. ¿Qué la gente dice, hace, practica lo que sea? Pues a justificarlo manipulando el evangelio. En lugar de decir a la gente que hay formas de vida y cosas que son incompatibles con el evangelio y que se necesita conversión, lo que se hace es decir: ustedes tranquilos, que el evangelio todo eso lo admite, pero es que hay curas y obispos muy carcas que se niegan a evolucionar.
- Obedecer a los hombres antes que a Dios. La pastoral del bledo siempre quiere quedar bien a la moderna. ¿Dos madrinas? Pues dos madrinas. ¿Misa bailando el hulla hop? Por qué no, no creo que a Dios le importe mucho. ¿Pecado eso? ¿Por qué, porque lo digan el catecismo o el papa? Bah, ni caso. Un chollo. Qué bueno es D. Fulano que todo le parece bien.
- Descalificación constante del magisterio y las normas del derecho. Esto es consecuencia. Porque si alguien pregunta por qué en esa parroquia se hace A cuando el derecho dice B, no hay más respuesta que la consabida de que hay que modernizarse y otra vez que si tú crees que a Dios le importa y bla, bla, bla. Añádase eso de que los obispos están fuera de la realidad y ya está.
- Desprecio a los compañeros curas a los que se deja constantemente a los pies de los caballos. Mil ejemplos. Pues no comprendo eso de insistir tanto a los niños con la misa del domingo, porque en la parroquia de al lado dicen que no es importante. Además ustedes exigen para ser padrinos de bautismo que sean hombre y mujer, con dieciséis años cumplidos, confirmados y una vida coherente con el evangelio. Se van a quedar solos, porque en la parroquia de Santa Veremunda no ponen tantas pegas.
La pastoral del bledo tiene el gran peligro de que podría ser contagiosa. Porque claro, si un cura intenta hacer las cosas según está establecido y ve que en su entorno la opción fundamental es por el bledo, y nadie hace nada por corregir tal situación, podría suceder que este sacerdote, harto de problemas con sus feligreses, de ser tachado de todo menos de bonito, de aguantar reproches e incluso burlas hasta de los mismos compañeros, cambie su pastoral de siempre por la del bledo, que además es una pastoral fantástica para la supervivencia, y se dedique a pasar de todo y complicarse lo menos posible. Triste, pero no olvidemos que el señor cura también es humano y se cansa…
Y una última característica de la pastoral del bledo. Vale poco para la vida eterna. Eso sí, para esta es comodísima.
Jorge Glez. Guadalix
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