

Hace meses leí una de las últimas publicaciones del sacerdote diocesano de Toledo D. Jorge López Teulón, una de las personas que mejor conoce el tema de la persecución religiosa en España de los años treinta. Este libro titulado ''Inspirados por Satanás'', aborda con casos concretos el martirio de muchos religiosos y el expolio y profanación del patrimonio religioso en nuestro país a comienzos del siglo pasado en lo referente a templos, conventos, obras de arte, retablos, tallas, reliquias, sepulcros, cuerpos incorruptos, monumentos, santuarios, ornamentos, orfebrería, códices y facsímiles; en definitiva, incontables obras de arte y documentos de gran valor que se han perdido para desgracia de todos, pero especialmente se detiene el autor en las motivaciones concretas de hacer daño destruyendo en ocasiones objetos que no es que tuvieran una gran valía económica, pero sí un valor incontable en cuanto eran queridos por los fieles y por las comunidades religiosas. En lo que respecta a Asturias sólo se relatan dos hechos, por un lado la revolución de 1934 con el plan de profanar la imagen del Sagrado Corazón de la ''Iglesiona'' de Gijón y sustituirla por una estatua de Lenin; y la intención de profanar la imagen de la Santina de Covadonga, con todo el relato de cómo fue escondida y llevada a Francia para preservarla.

Curiosamente, es en el capítulo 34 del libro donde Don Jorge habla de valor del archivo fotográfico de "Pelayo", lo cual ha permitido conocer al detalle la barbarie anticlerical de los años treinta. Acompaña el texto sólo 25 imágenes de ese material gráfico que aquel ilustre catalán regaló en 1938 al Cardenal de Toledo, Don Isidro Gomá. Para mi sorpresa dos fotografías de Asturias, una del estado en que quedó el templo parroquial de San Lorenzo Mártir de Gijón (Pag. 483) y lo que quedó de la iglesia de San Félix de Candás una vez profanada (Pag. 479). La imagen es sobrecogedora, apenas se ve piedra sobre piedra, si acaso los restos de un retablillo lateral y poco más.

Esta instantánea lleva a uno a pensar: ¿cuántas obras de arte, exvotos, retablos y altares, vidrieras, órganos y armóniums, campanas, tallas, candelabros, manteles se arrasaron... Prácticamente toda la historia del Cristo desde su llegada a Candás en el siglo XVI fue pasto de las llamas por el odio a la fe. Pero la pérdida mayor y más dolorosa fue la talla verdadera del Santísimo Cristo de Candás, la auténtica talla encontrada por los marineros de Carreño en el mar del Norte; ya no lo podremos ver ni tocar, ya nadie ha podido volver a rezar ante Él ni besar sus pies. Y es que al demonio le molestaba esta devoción y usando a personas sin alma embriagados de odio y maldad trató de borrar este culto de la faz de la tierra. Y es que peregrinar a Candás, acudir a los pies del Cristo, supone venerar la Cruz, lo que Satanás más odia por ser donde Cristo le venció para siempre salvándonos de sus garras, al precio de su sangre.

Existe un informe detallado que se redactó a finales de los años treinta y que se conserva en el Archivo Histórico Nacional, donde en los folios del 1 al 21 del expediente nº 6 del legajo 1343 de la Causa general, se describe la destrucción del Santísimo Cristo de Candás de la siguiente forma textual: En la Iglesia de Candás, existía una imagen del Santo Cristo, muy milagrosa y que era visitada anualmente por miles de peregrinos de Asturias y aún de fuera de la provincia. Fue arrojada a la calle, desde el balcón del camarín. Al arrojarla, el individuo que lo hizo, dirigiéndose a las gentes, que fuera esperaban, pronunció las siguientes palabras: “Ahí va eso”. Fue llevada al campo de fútbol, obligando a los niños a pasar delante de ella, a blasfemar y a apedrearla. Separaron la cabeza del tronco, jugaron con ella al fútbol y luego la quemaron. Las riquísimas ropas del santuario, quedaron destruidas y se perdieron más de 4.500 ex-votos. Ya en la francesada se habían perdido algunas piezas de gran valor e importancia como una valiosa cruz de plata, un cáliz de oro, un relicario de plata con los huesos de Santa Tecla, pinturas de Francisco Bustamante y dos sobrerrelieves de Jesús y María de Gregorio Fernández. Pero en los sucesos de 1936 se perdió prácticamente todo: el Retablo Mayor del siglo XVIII con la imagen de San Félix de la misma época; los retablos barrocos del Nacimiento, del Carmen, de San Antonio y de la Pasión; las tallas de la Purísima Concepción, Cristo de la Vera Cruz, San Francisco y el Nazareno; Cristo atado a la columna y Cristo del descendimiento. Únicamente se salvaría la capilla románica, restos de las pinturas de la bóveda de la sacristía, las escaleras de caracol del Santuario, una inscripción en piedra del siglo XVI, el retablo churrigueresco que fue desmontado, la custodia y milagrosamente el Archivo Parroquial.

Muchos exvotos de valor fueron robados, mientras que la imagen del Santísimo Cristo fue sometida a todo tipo de afrentas y maltratos. Estos hechos tuvieron lugar en el verano de 1936, cuando la talla fue arrastrada entre insultos y griterío por las calles del pueblo. Por último, la imagen fue llevada hacia el barrio de La Mata donde un miliciano una vez habiéndose divertido de haberlo tirado a la calle desde el interior del templo, de pasearlo boca abajo por las calles de la localidad, de obligar a las gentes del pueblo a blasfemar a su paso, de haber obligado a los niños a escupir la imagen y, por último, haberle arrancado la cabeza al crucificado obligando a los muchachos del lugar a jugar al fútbol con ella, el mismo miliciano que había ideado todo y le separó la cabeza del cuerpo, se dispuso a prender fuego a la talla... Luego ocurrió algo que se trató de ocultar, pero que ha llegado hasta hoy de forma testimonial (una de las niñas que entonces estuvo presente) y es que a los pocos minutos de prender fuego a la talla aquel hijo de Satanás murió reventado al pisar una mina cuando cuando acabada su fechoría cruzaba campo a través desde La Mata hacia Antromero. Aquello propició miedo, y la noticia se extendió por los alrededores como la pólvora, llevando a la gente a comentar: ¡Sí que era milagroso el Cristo de Candás, que hasta el que lo quemó recibió castigo del cielo!.

Otras personas han señalado que el personaje era un militar, o que no murió en el momento, sino de un rayo o de una bomba, pero lo cierto es que sí perdió la vida el mismo día y poco después que ardió la imagen del Santísimo Cristo de Candás.... Cosas de la vida, en ese lugar -La Mata- se construyó el campo de fútbol de Candás que lleva el nombre de ''La Cruz'', el lugar donde el Cristo que ha hecho a ese pueblo famoso en el mundo entero, fue destruida su Imagen. Y prácticamente al lado, el Tanatorio: otro recordatorio que nos habla que donde el que estaba con los brazos extendidos en la cruz y nos bendecía fue nuevamente asesinado. Ahí mismo llora hoy también Candás la muerte de los suyos. Toda una catequesis para creyentes y no creyentes, pues como le gusta decir al Sr. Arzobispo de Toledo ''también los ateos creen en la muerte''. Allí, en La Mata, trataron de matar a Dios -como diría Nietzsche- personas sedientas de odio y envenenados por el veneno de la ideología; pensaron, ilusos, que el Cristo de Candás era historia cuando sigue muy presente entre nosotros, mientras los únicos que han caído en el olvido han sido ellos, o son recordados para su ignominia.

Lo único que se salvó fue el retablo del Cristo gracias a la valentía del joven candasín Antonio Rodríguez García “Antón”. Este muchacho que estaba muy preparado, gozaba de gran sensibilidad para el arte y una soberbia destreza para la escultura y la pintura. Cuando los milicianos tomaron el templo parroquial al enterarse Antón de que estaban empezando a tirar los santos y a quemar los retablos fue presuroso a la iglesia a tratar de convencerlos del valor artístico que tenías las piezas y de que no lo hicieran. Por desgracia, no entraban a razones y el joven candasín veía como estaban acabando con todo. De pronto se le ocurrió hablarles del tema pecuniario, y así logró convencerlos de que al menos no quemaran el retablo del Cristo dado que al estar hecho de oro podrían sacar mucho dinero por él vendiéndolo más adelante... La iglesia de Candás fue convertida en cárcel y almacén, en ella pasaría dos meses como prisionero Antón. Cuentan que desmontó con mucho cuidado el retablo del Santísimo Cristo, de estilo churrigueresco, pieza a pieza ayudado de sus compañeros de prisión, y así pudieron esconderlo en barriles de pescado. Su sueño era que se pudiera volver a montar en el templo pasada la guerra civil. Se cumplió su anhelo aunque él no lo pudo ver, dado que fue detenido y asesinado por milicianos republicanos en las cercanías de Murias de Candamo, en julio de 1937. Tenía tan sólo 27 años, y a pesar de su juventud realizó múltiples obras en favor de su Parroquia y su Pueblo. En el museo que lleva su nombre en el barrio del Cuetu de Candás se conservan los diecinueve dibujos que Antón realizó a lápiz de sus compañeros de cautiverio los meses que estuvo prisionero en la iglesia.

Sabemos que había en la iglesia de Candás una imagen de la Virgen Milagrosa que todos describen como muy hermosa entre las obras de arte "perdidas" de la antigua iglesia, y en cuya referencia siempre se apostilla como ''Milagrosa (Siglo XX)'; es decir, era la obra de arte más moderna de la parroquia de Candás. Yo sabía de la existencia de dicha talla, pues uno de los prisioneros en la iglesia de Candás fue el hoy Beato Domitilo de Ayoó (religioso capuchino del Convento de Gijón) del que sabemos que mientras fue prisionero, aún le dejaron durante algunas semanas celebrar la misa de forma privada para él sólo. Así hicieron también los otros dos sacerdotes detenidos en el lugar: D. Jacobo Campuzano González-Llanos (Mártir también como el fraile) al igual que el cura de San Lorenzo de Carrió, D. Pedro Parajón Corujo, que salvó la vida según dicen, gracias a que sus padres tenían un bar en Lieres donde paraba alguna personalidad republicana que intercedió para que le soltaran, y que años después testificaría sobre la vida ejemplar del P. Domitilo en su causa de beatificación. En la Positio de la Causa está el testimonio de Don Pedro, afirmando que rezaban juntos el rosario y que el religioso capuchino celebraba todos los días la misa en el altar que había a los pies de la Virgen Milagrosa que había realizado Antón. El Padre Domitilo fue fusilado en el cementerio de Peón (Villaviciosa), junto a otras 22 personas. Fue beatificado por el Papa Francisco el 13 de octubre de 2013, a través de un decreto emitido en marzo del mismo año.

José María Vallejo García-Hevia en una publicación titulada ''La guerra civil y sus polémicas: ideas e ideologías, hechos y biografías'' dice lo siguiente sobre la última etapa artística de Antón: ''Durante esa época, llevó a cabo
algunas obras de encargo, hoy desaparecidas, como una magnífica
imagen, en madera, de La Milagrosa, que fue obligado a quemarla,
después de ayudar él mismo a transportarla''... ¿Le costó la vida al escultor Antón haber salvado el retablo? Parece que no tuvo nada que ver, pues de haberse descubierto su plan, el retablo desmontado en barricas hubiera sido también pasto de las llamas como lo fue el Cristo; ¿entonces, si este joven no estaba metido en política, qué motivo pudo haber para poner fin a la vida de aquel joven genio?... Su ficha de detención tenía los espacios que indicaban el partido político, el sindicato y hasta el del motivo de la detención. Parece que tanto ésta como la muerte de Antonio Rodríguez García ''Antón'' se debió a su orientación sexual, por lo que fue seguramente acusado o denunciado por algún vecino...

Al entonces párroco de Candás D. Florentino, le fue perdonada la vida a cambio de ceder la Casa Rectoral para el Comité de la Aguja, donde las milicianas cosían o arreglaban la ropa para enviar a los que estaban en el frente. Don Florentino era muy mayor y estaba enfermo, pero tenía claro que la parroquia había que empezar a reconstruirla no por el tejado, sino por el Cristo. Así hizo: no llegó a ver el templo arreglado, tan sólo limpiadas las ruinas y poco más. Pero pudo presenciar la llegada de la nueva imagen del Cristo de Candás que fue realizada en el taller Magariños de Santiago de Compostela, y desembarcada en el puerto candasín recordando así la llegada del Cristo original en el siglo XVI, y luego entronizada para una solemne liturgia que se celebró en medio de las ruinas del templo a principios de septiembre de 1938, fecha de la bendición de la nueva talla. Unas crónicas señalan que el Cristo llegó el 4 de septiembre, mientras que otras que fue el día 5 o el día 6; lo que está claro es que se trajo la nueva talla para el comienzo de la novena del Cristo. La talla realizada en Santiago de Compostela fue trasladada por carretera hasta la Coruña donde zarpó rumbo a Candás en la vapora local llamada ''María la Antigua'', que parece que era propiedad de una familia que descendía de Piedeloro y pusieron este nombre a la embarcación en alusión a la parroquia piedelorina.

Todas las familias de Candás que tenían pequeñas o medianas embarcaciones de pesca se pusieron de acuerdo para ir a esperar al barco que traía al Cristo a la altura del Cabo Peñas, y desde ahí vinieron todas las barcas escoltando cual procesión marítima al Santo Cristo. Desembarcó la talla del Cristo recibida por los sacerdotes de la parroquia y del arciprestazgo de Carreño, con vítores, aplausos, lágrimas y voladores... Fue subido a una camioneta decorada para la ocasión y trasladado entre rezos y cantos a las ruinas de la iglesia parroquial. Cuando la imagen fue depositada en el espacio del presbiterio todo el pueblo cantó a viva voz el himno del Santo Cristo de D. Medardo Carreño. Recordando este hecho el pasado año 2022 el actual párroco D. José Manuel García Rodríguez fijó como fecha para la bendición del Calvario de Magariños (donada por esta familia ese mismo año) el día 5 de septiembre, primer día de la Novena, recordando que 84 años atrás otra talla del taller de D. Máximo Magariños había sido bendecida en el mismo lugar para alegría de todos los devotos y romeros del Santísimo Cristo de Candás.

Noticia de la suscripción popular y fragmento del listado de donantes
Embarcación que trasladó al Santísimo Cristo antes de bajarlo
al bote que lo llevó a tierra firme
Llegada del Santo Cristo al puerto de Candás
A punto de desembarcar la imagen del Cristo en la rambla
Traslado del Santísimo Cristo en procesión desde el puerto a las ruinas de la iglesia parroquial de San Félix
Vista frontal de las ruinas de la iglesia de San Félix de Candás
Fotografiándose con la nueva imagen del Santo Cristo
El Santo Cristo entronizado en las ruinas. La capilla románica y la sacristía que fueron la única zona apenas afectada del templo se habilitó como capilla del Santísimo (se puede ver la lámpara en la foto)
El Santísimo Cristo recién llegado de Santiago de Compostela a Candás
Bendición del Calvario en presencia de la familia Magariños
Detalle del conjunto escultórico de Magariños
Fotografías:Archivo Parroquial de Candás
Candás Marinero
José Antonio González Cuervo
Asturias Marisa Díaz
Lne
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