(Aleteia) Tres americanos harán posible que la orden franciscana continúe custodiando el Lignum Crucis en Santo Toribio de Liébana
El hermano José de Jesús y los padres Rafael y Felipe son los tres frailes originarios de México que harán posible que los franciscanos continúen custodiando el mayor fragmento de la Vera Cruz del mundo, que se conserva en el monasterio español de Santo Toribio de Liébana.
La nueva fraternidad ha llegado recientemente desde México al rincón cántabro donde se venera el Lignum Crucis (Leño de la Cruz).
Allí, este domingo 15 de septiembre de 2025, fue presentada solemnemente en una Misa presidida por el obispo de Santander, Arturo Pablo Ros, informa la web de la diócesis.
Agradecimiento por el relevo
El año pasado la pequeña comunidad franciscana que vivía en el monasterio anunció que lo abandonaba dada su elevada media de edad.
Sin embargo, estos franciscanos mexicanos harán posible mantener allí la presencia su orden, que se remonta al año 1961.
“Doy gracias con emoción hoy porque seguiremos caminando; el Señor nos ha concedido la nueva comunidad franciscana que llega para servir y para amar”, afirmó el obispo Arturo al final de su homilía.
“Somos unos privilegiados, por eso tenemos que ser más humildes y más agradecidos”, añadió.
Acogida y esperanza
Por su parte, el padre Rafael saludó “con gusto, alegría y esperanza” a todos los fieles que asistieron a la Eucaristía en la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
Expresó el agradecimiento de la nueva fraternidad por el proyecto pastoral y su aprecio por “la gran acogida”, “tanto del obispo como del ministro provincial y de los hermanos de la fraternidad local”.
Y mostró su disposición a “colaborar con la parroquia en una pastoral de salida, de conjunto y continuando la misión de la Iglesia estableciendo el reino de los cielos”.
Amor a la cruz
Finalmente, destacó el amor a la cruz de San Francisco de Así, el fundador de su orden. Y auspició “que este recinto sagrado sea un signo de conversión, de caridad, de paz y de misericordia, de presencia evangélica.”
“Seamos portadores de verdad, de Cristo que ha resucitado”, invitó el padre Rafael. Y añadió: “el signo de la cruz, es el signo de la redención, el signo de la salvación”.
Antes de los franciscanos, fueron los benedictinos los que habitaron en el monasterio de Santo Toribio de Liébana.
Una reliquia única
Allí se guarda la reliquia del fragmento más grande conservado de la cruz donde según la tradición murió Jesús.
Concretamente, el palo vertical del Leño Santo mide 63 centímetros y el travesaño, 39 centímetros, con un grosos de 3,8 centímetros.
La madera es de una variedad de ciprés autóctona de Palestina con más de dos mil años de antigüedad, según verificaron pruebas científicas el año 1958 citadas en la web del monasterio.
También destaca que la reliquia santo Toribio, primer obispo de Astorga, llevó desde Roma la reliquia a su diócesis en el siglo VI.
Y alrededor del siglo VIII llegó al monasterio al mismo tiempo que los restos de santo Toribio para protegerla del avance árabe en la península ibérica.
Según el Padre Sandoval, cronista de la orden benedictina, esta reliquia corresponde al “brazo izquierdo de la Santa Cruz, que la Reyna Elena (madre del emperador Constantino, en el siglo IV) dejó en Jerusalén cuando descubrió las cruces de Cristo y los ladrones. Está aserrado y puesto en modo de Cruz, quedando entero el agujero sagrado donde clavaron la mano de Cristo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario