sábado, 12 de agosto de 2023

Sonsoles Fernández Buitrago habla de cómo impactó en los jóvenes la muerte de Pablo María de la Cruz

(Caballero del Pilar) Recientemente ha impactado mucho el testimonio del joven de 21 años, gravemente enfermo, que ingresó como religioso carmelita “in articulo mortis” con el nombre de Pablo María de la Cruz. Consciente de que su enfermedad era irreversible, no pedía que rezasen por su curación, pues quería ir cuanto antes al Cielo. Su testimonio se ha viralizado y ha hecho mucho bien.

¿Quién es la joven que lo entrevistó? Sonsoles Fernández Buitrago tiene 18 años y es de Salamanca. La menor de tres hermanos. Este año inicia sus estudios universitarios. Siempre le ha gustado transmitir sus inquietudes, las cosas que le gustan o le llaman la atención y compartirlo, especialmente en sus redes sociales. Nos cuenta en esta entrevista sus impresiones de su trato con él y cómo ha calado su testimonio entre los jóvenes.

¿Qué ha supuesto en tu vida conocer al hermano Pablo María de la Cruz?

Pablo me ha enseñado muchísimas cosas. El sentido del servicio al resto, las gracias del sufrimiento , el amor y la muerte… Pero especialmente me ha enseñado lo que es un amigo de verdad. Por medio de su propio testimonio algo dentro de mí hizo “click” a la hora de entender ciertas cruces. Me ha enseñado a través suyo lo que es estar lleno del amor de Cristo y saberse amado por Él.

¿Hasta que punto consideras providencial y un regalo del Cielo haberlo podido entrevistar?

Algo que tengo muy claro es que esa entrevista la ha movido completamente Dios. El origen de esta idea surge mucho antes de que se materializara. Concretamente en el retiro de Effetá, donde le conocí . Esto fue varios meses antes de su recaída. Durante todo el retiro me sentí completamente llamada a contar mi testimonio en redes. Sentía que Dios me pedía que hablase de Él, de mis cruces y de como por medio de ellas me lancé de lleno a Dios. Sin embargo, cuando salí del retiro, algo dentro de mí me decía que esperara. Me sentía un tanto insegura y releí una frase con la que me encontré en este retiro: “que la Paz que anuncian con sus palabras, estén primero en sus corazones”.

Es por ello que decidí esperar. Cuando Pablo nos anunció que volvía a tener cáncer y que se iba a consagrar, algo en mi me decía que la Gracia que se le había dado, tenía que transmitirla por mi vía a los jóvenes. Aún así esperé y lo dejé de lado porque no me parecía el momento y no sabía tampoco si yo misma tenía las fuerzas para hacerlo. Pasaron los días y en una conversación surgió el tema de mi podcast. Fue ahí cuando le propuse la idea de grabar un episodio juntos. Me sorprendió mucho su rápida respuesta ya que en ese momento estaba diciendo a los medios de comunicación que no y cuando yo se lo propuse no lo dudó. Pasaron un par de semanas y fue entonces cuando quedamos y materializamos la idea. Antes de empezar a grabar le deje caer alguna de las preguntas que iba a plantearle para ponerlas en común. Pero a mi sorpresa durante la entrevista surgió uno de los temas que a mi personalmente mayor conflicto interno me había provocado, tema que no había mencionado ni tenía pensado hablar de él durante la grabación.

Sin más el lo sacó y me respondió una a una las dudas más profundas que mi corazón tenía sin el mismo saberlo. Fue como si el que me respondiera fuera Jesús a través suyo. Justamente esa noche fue ingresado en el hospital de los Montalbos y desde ahí su salud decayó mucho más. Sin embargo, en esas 3 horas que me dedicó de lleno, era sorprendente el estado anímico que plasmaba y la luz que transmitía. Considero que ese rato con él fue un regalo del Cielo porque fue la última vez que le vi antes de fallecer, siendo la despedida que me daba pánico no poder tener. Antes de que le ingresaran le pregunté por mensaje que porqué me había confiado a mi su testimonio, que en cierto sentido yo “no era nadie” o al menos no contaba con un foro grande de alcance. Él me respondió que “ había puesto toda mi confianza en mí porque sentía de Dios que tenía que ser yo”. Ahí comprendí que el testimonio que en Effetá sentí que tenía que compartir, no era el mío, sino el suyo.

¿Cómo puede impactar a los jóvenes y a personas de todas las edades ese intenso deseo de Cielo y afrontar la muerte con tanta entereza y alegría?

Creo que en esta sociedad, el miedo que mayoritariamente tenemos más presente es el del sufrimiento y la muerte. Fray Pablo María de la Cruz, nos enseñó a todos que la muerte es motivo de alegría porque está no es el fin, sino el principio de la vida eterna. Es algo chocante porque va justamente de manera opuesta a lo aparentemente racional. Ya que a todos nos pesa perder a alguien a quien queremos. Sin embargo, en el momento en el que de verdad comprendes que la vida terrenal es únicamente un “trailer” de la verdadera meta, el cielo, tu manera de afrontarla cambia. No es una pena, sino una alegría porque te vas a encontrar de lleno con la definición del amor, con Dios.

Él confesaba que tuvo sus dudas, tentaciones…pero sin duda el amor a Dios venció a la muerte…

Como persona que era también pasó por fases en las que tenía dudas, si. Es complejo entender porqué Dios permite tanto dolor, sufrimiento. Sin embargo, el mismo me decía que se planteaba que si la Virgen, que es nuestra madre, lo permitía, es porque de su dolor iba a florecer mucho bien. Me explicaba que las madres no siempre quieren ahorrar el sufrimiento a sus hijos. Cuando un niño comienza andar es porque sus padres le sueltan de la mano para que aprenda solo. Pablo estaba convencido de que cada uno de los minutos de dolor que él afrontaba, tenían un por qué y daba gracias por ello.

¿Se podría decir que a pesar de su corta edad, ya estaba maduro para el Cielo?

Los tiempos De Dios siempre son perfectos. Todos sufrimos cuando nos dieron la noticia, pero estoy segura de que también la mayoría estamos convencidos de que tenía que ser así. Su enfermedad y muerte han sido el medio por el que Dios se ha servido para tocar almas y eso lo hemos visto todos. Y de manera personal, la mía propia.

¿Qué anécdotas edificantes recuerdas con él, que hablen de su caridad, de su amor a Dios…?

Pablo fue la primera persona que se me acercó en el retiro de Effetá. Desde ese momento era tangible el servicio al resto latente que transmitía.

Recuerdo una noche después de salir a tomar algo que acabamos en la capilla de la adoración perpetua haciendo la visita. Al salir, Pablo nos propuso rezar juntos un misterio del rosario justamente delante de la puerta de la clínica abortiva que hay en frente.

Otro momento que destaco especialmente es en una adoración al Santísimo que tuvimos los de Effetá. Recuerdo que él se puso de rodillas justo delante de Él y que yo quedaba abobada con los ojos de amor y deseo con los que observaba la Sagrada Forma. Me impactó especialmente porque era como si se miraran ambos, Dios y él, con cariño mientras Pablo sonreía.

¿Qué otras virtudes tenía?

Era una persona súper divertida, con un gran sentido del humor, y creo que cualquiera que pudiese conocerle un poco, lo sabía. Cuando estaba con él no paraba de reírme, incluso en la propia entrevista cuando hablábamos de temas complicados, él hacía que no lo fueran siempre proporcionando un guiño de humor.

Pablo era la persona más generosa que he conocido. Recuerdo que mientras estuvo especialmente malito en el hospital, hablando con él por mensaje sobre un tema que me creaba mucha confusión, él mismo me llamó por teléfono. A pesar del dolor que en la propia llamada sentía que sufría, me dedicó su energía, me escuchó, me aconsejó y me dijo que rezaba por mí y concretamente por ese tema.

Y especialmente destaco lo buen amigo que era y que, desde el Cielo sigue siendo. Cuando falleció estando en su velatorio le pedía a Dios y especialmente a Pablo que no me dejase el corazón vacío. Que el me había enseñado lo que era un amigo de verdad y que no podía sola con esto. Justamente en ese momento una chica que no conocía de nada se me acercó, me dió la mano y me consoló toda la madrugada. Esa chica a día de hoy se ha vuelto muy amiga mía y estoy segura de que fue el primer regalo que me dio Pablo desde el Cielo.

¿Nos podrías contar de algún caso de gente que conozcas que se haya acercado a la fe gracias a su testimonio?

Conozco a mogollón de personas que, gracias a su vida, algo dentro de ellos se ha encendido. Personas muy cercanas que llevaban años alejadas De Dios. Pero quiero destacar especialmente dos casos. La noche antes de su muerte conocí a un chico cuya experiencia me impactó. Este había coincidido con Pablo una vez hacia muchísimos años. Cuando se enteró por un periódico de la noticia de que estaba ya muy débil, salió de madrugada desde donde vivía andando, ya que no contaba con medio de transporte. Llegando al convento a las 9 de la mañana solo para despedirse.

Otro caso es el de una señora que me habló cuando subí el trozo de la entrevista. Me dijo que ella no conoció personalmente a Pablo, que lo vió en las noticias, pero que su historia le caló muy hondo cuando ingresó en el Carmelo. Me explicaba que estaba convencida de que creía que ella no le había encontrado a él, sino que de alguna manera Pablo la había encontrado a ella. Y que, le pedía por una intención suya con la que creía que sólo Pablo podía ayudarla.

¿Crees que algún día pudiera iniciarse su proceso de canonización?

Estoy segura de que cualquier persona que haya podido coincidir con Pablo, tiene la tranquilidad de saber que está en el Cielo. Aunque por supuesto eso únicamente lo sabe Dios. Durante su vida terrenal Pablo ha destacado especialmente por su ejemplo de vida y entrega y por ello creo que es posible. Su historia se ha ido expandiendo y con ella muchas vidas han cambiado. Todas las personas que le queremos deseamos que se lleve acabo su proceso de beatificación pero sabemos que eso lleva tiempo y sobre todo lo lleva Dios, así que ya se verá.

Por último háblanos de tu apostolado en las redes sociales…

Mi Fe es la parte más grande de mi vida, la que más alegría, consuelo y amor me aporta. Por ello considero que merece tener un hueco considerable en el medio que tengo para transmitir todas las Gracias que Dios me da al resto. “Jesús murió por nosotros en público, no vivamos por Él en privado.”

Y aunque hable de muchos temas en mis redes sociales, Cristo y su amor siempre va a tener un hueco. Para que, al igual que a mí me ha cambiado la vida, el encontrarme con Él, pueda ocurrir lo mismo con muchas otras personas.



Por Javier Navascués

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