sábado, 23 de diciembre de 2023

En Navidad: Prueba dulces con sabor a gloria. Por Rodrigo Huerta Migoya

Con la llegada de estas fechas, antaño en cada casa había una costumbre respecto a los postres; cada abuela tenía su sitio donde comprar cada tipo de turrón blando o duro, de chocolate o de yema tostada, de coco o de almendra marcona o Agramunt; de trufa, de guirlache (muy de la zona de Aragón), el redondo catalán de Cherta (Tarragona), y hoy ya un sinfín de sabores y novedades. Y con el resto de dulces navideños pasaba lo mismo, cada cual tenía su confitería, su tienda o proveedor de siempre para hacerse con las peladillas, polvorones, mazapanes, glorias, uvas pasas, mantecados, roscones, marquesas, tortas, nevaditos, almendrados, puding, coquitos, almendras garrapiñadas, galletas navideñas, trufas, tronco helado, panettones... Sin olvidar el roscón de reyes. Pero pasan los años y hay tiendas que cierran, confiterías que se jubilan, y al ya no estar en muchas familias la matriarca que cuidaba y aplicaba aquellas tradiciones, ahora se improvisa o experimenta de año en año. 

Los católicos tenemos a nuestro alcance una forma hermosa de adquirir los productos navideños para nuestros hogares o para regalar que no sólo no son caros, sino que además compramos calidad al ser todo natural -sin conservantes ni colorantes- al tiempo que hacemos una obra buena. Me refiero a los dulces de navidad que preparan las monjas de vida de oración y trabajo en nuestros monasterios y conventos españoles. Muchas de estas casas viven en buena medida casi todo el año con los ingresos de estas semanas, por ello, que no falte nuestra pequeña contribución a mantener la vida contemplativa, las comunidades femeninas y masculinas que todos los días del año rezan sin descanso por todos nosotros. 

Gracias a Dios, en los últimos años ante el cierre de tantas comunidades se ha despertado en el pueblo fiel una notable sensibilidad hacia esta realidad, por lo que son numerosísimas las iniciativas de fundaciones, parroquias, cofradías, ayuntamientos y movimientos para dar a conocer los productos monásticos. Antaño lo común era ir "al torno" a comprarlos con la mayor naturalidad, hoy parece que hace falta un pequeño empujón. Desde el "blog de la Parroquia de Lugones" siempre se ha tratado de dar a conocer la realidad de las nueve comunidades de vida contemplativa que hay en la diócesis de Oviedo para que se las tenga presentes no sólo en la oración, sino en la ayuda económica por su maravilloso y dulce trabajo. Este año el Ayuntamiento de Oviedo ha llevado adelante una hermosa iniciativa instalando en la calle "Jil de Jaz" un mercadillo navideño con productos de cenobios asturianos y de toda España. Estoy seguro de que será muy bien acogido, pues algo que hasta los ateos tienen claro es que repostería como la de las monjas pocas hay que las superen.

Que mejor modo de endulzar esta navidad que con unos mazapanes de las monjas cistercienses de San Clemente de Toledo -cuna del mazapán-, el turrón de Yema de las Clarisas de Vivar del Cid (Burgos), los polvorones de almendra de las Dominicas de Cangas de Narcea, la Torta imperial de las Jerónimas de Constantina (Sevilla), el turrón de chocolate crujiente de Maluenda (Zaragoza), los Alfajores de las Carmelitas Descalzas de Oviedo, bocadillos de crema y almendra de las Clarisas de Alcalá, roscos de vino del convento de Santa María la Real, nevaditos del Corpus Christi de Madrid, bizcocho marroquí de las Concepcionistas de Osuna, Pececitos de Almendra de las Clarisas de Tuy, Miel de mil flores de las Cistercienses de Tulebra (Navarra), Ablaninos de las Benedictinas de Oviedo, Almendras garrapiñadas de las Clarisas de Cigales (Valladolid), panettones del Convento de Iesu Comunio de Godella (Valencia), Aleluyas -dulce de zanahoria sin azúcar- de las cistercienses del Vico de Arnedo (La Rioja), Lunas de chocolate del Monasterio de la Soledad de Villarrubia de los ojos (Ciudad Real), Herraduras del Monasterio de la Piedad (Palencia), Avemarías -que es mazapán relleno de cabello de ángel- de las dominicas del Convento de la Madre de Dios de Sevilla, Delicias de yema de las Clarisas de Ávila, el turrón duro del Monasterio de Santa Clara de Jesús en Estepa (Sevilla), Pan de Navidad del Convento de la Merced de Noja (Cantabria), Angelinas de las Clarisas de Morón, Delicias del Naranco de las Salesas de Oviedo, los alfajores mozárabes de las jerónimas de Santa Paula... y así un largo etc.

También los religiosos por su parte tienen muchos productos también demandados estos días como el Licor Pax de los monjes de Samos (Lugo), el vino para el refectorio de los cistercienses de Santa María de la Oliva (Navarra), el vino dulce de pasas del Cister de Santa María de las Escalonias (Córdoba), licor de hierbas Eucaliptine de los trapenses de Oseira (Orense), el licor Tizona del Cid del Monasterio de San Pedro de Cardeña, el licor de los monjes de Valvanera (La Rioja), el Bénédictine de los monjes de Leyre (Navarra), el licor carmelitano del Desierto de las Palmas de Benicasim, el licor Aromes de Monserrat de la Abadía de la Moreneta (Cataluña), Licor café de la Trapa de San Isidro de Dueñas (Palencia)... Productos hechos con cariño y oraciones, aunque especialmente los cenobios masculinos requieren ya desde hace años de ayuda de seglares para mantener su producción, dado que las comunidades merman y se hacen mayores, y no hay muchas vocaciones. Esto es posible gracias a que la clausura masculina siempre ha sido más aperturista que la femenina; los conventos y monasterios de religiosas por lo general optan antes por cerrar el obrador que vender algo que no sea cien por cien realizado por ellas, ni tener que verse pidiendo permisos para permitir el acceso a la clausura de personas ajenas a la comunidad. En estos momentos de dificultad para la vida consagrada, cuánto bien podemos hacer comprándoles sus productos en lugar de hacer colas en los grandes centros comerciales, o con productos de marca blanca de los supermercados que cada vez tiene menos de naturales. 

Es de elogiar que tantos seglares españoles, la mayoría sin ninguna motivación más allá del amor hacia la vida contemplativa, que estén promoviendo a lo largo del año y especialísimamente en estas fechas navideñas una valiosa campaña en su favor... Aquí unos cuantos portales en internet donde informarse o directamente adquirir por pedido los productos que se deseen: "fundacioncontemplare.org", "losdulcesdemiconvento.es", "declausura.com", "dulcesdeconvento.org", "lostesorosdelconvento.com", sin olvidar que la mayoría de Monasterios y Conventos de nuestra nación cuentan ya con página Web, perfil o página de Facebook, o blog propio donde muestran su tienda "online", dirección y parecidos. Son dulces que hablan del cielo y que en el paladar parecen que nos lo hacen pregustar. 

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