jueves, 11 de noviembre de 2021

«Covadonga es el corazón de Asturias, es un lujo ver cómo la gente se acerca a la Santina»

DAVID CUETO, CANÓNIGO DE LA BASÍLICA DE COVADONGA

«No solo es celebrar las misas, a veces es hablar tranquilamente con alguien que necesita un consejo o alguien que le escuche»

(El Comercio/ Gloria Pomarada) A los 27 años dio un giro a su vida que le llevó a ingresar en el seminario. A los 43, tras pasar por parroquias de oriente y occidente, el sacerdote David Cueto (Granada, 1978) se ha convertido en el nuevo canónigo del lugar de culto por excelencia de Asturias. Al santuario de Covadonga llega con cierta «lástima» por dejar atrás las parroquias, pero repleto de ilusión para afrontar esta etapa que comienza.

-¿Cómo va la adaptación?

-Bien, aunque al principio estaba como un pulpo en un garaje, he tardado mucho menos de lo que yo pensaba y ya va empezando a estar todo en su sitio.

-Venía de quince parroquias en el occidente, el cambio es grande.

-Sí, venía de Ibias, Degaña... es otra historia. No tanto por que la gente sea distinta, porque al final quien pasa por aquí es la gente que está en las parroquias, sino por las dinámicas. Allí las parroquias son más pequeñitas y más pobres, aquí siempre hay alguien que se encarga de que esté todo limpio y arreglado. La pastoral es distinta también.

-Y las distancias, antes hacía muchos kilómetros.

-(Risas). Sí, además el último año he tenido problemas de espalda y me estaba costando. Pero aquí hay mucho trabajo, es verdad que no tengo que coger el coche y lo tengo todo a mano, pero es un goteo constante: la misa, las confesiones, la Escolanía...

-¿Abruma cuando a uno le dicen que se va de canónigo a Covadonga?

-Sí y no, en verdad no me abrumó mucho porque no tenía ni idea de lo que iba a hacer. Cuando venía aquí sabía que estaban los canónigos y los conocía, pero no sabía muy bien el trabajo. Me empezó a abrumar cuando llegué y vi lo que había, pero es una encomienda muy ilusionante.

-A mucha gente puede pasarle como a usted, ¿en qué consiste exactamente ser canónigo?

-No solo es celebrar las misas, hay que hacerlo bien, con corazón. Son horas de confesión, atender a grupos concretos que vienen o gente que te encuentras y que te pide una bendición o una charla. A veces, en vez de confesiones, es estar un rato hablando tranquilamente con alguien que necesita un consejo o alguien que le escuche. En mi caso concretamente me tengo que hacer cargo de modo general de la Escolanía, está el director y las hermanas, mi posición es que todo vaya bien. El tiempo suelto lo aprovecho para rezar, para estudiar o para descansar.

-¿Es un soplo de aire fresco hacerse cargo de la Escolanía?

-Estoy encantado, voy viendo que son chicos buenos, que nos estamos entendiendo bien. Es un reto, porque en la Escolanía se les forma musicalmente, humanamente, se les ayuda con los estudios y a ser personas de fe. Compensa porque tienes la caridad celebrada, que es la eucaristía y la confesión, y la caridad vivida. Te aterriza lo que celebras.

-Su predecesor, José Juan Hernández, se encargaba de las redes sociales y la digitalización del santuario. ¿Le han encomendado esa labor?

-Creo que sí. En cuanto al Facebook no lo llevo yo porque no tengo y tampoco sé muy bien cómo funcionan las redes sociales, no es una cosa que me atraiga mucho. En cuanto al aspecto digital, me va a tocar. Hay que darle un par de vueltas a la página web, José Juan empezó a hacerlo y nosotros tenemos que seguir para que cuando la gente entre lo haga en un sitio a la altura del Santuario. Lo que veo que funciona muy bien es el canal de YouTube.

-¿Considera importante la evangelización en internet?

-Sí, pero hay que saber hacerlo del modo adecuado. No es lo mismo que esté la Iglesia en las redes a que esté una empresa.

-Covadonga es referente para muchos asturianos y sus descendientes en todo el mundo.

-La transmisión por internet sirve para gente de fuera de España, pero también para gente enferma o anciana que no puede acercarse a la misa. Incluso el que lo añora, alguien que viva en México, pone el canal y está viendo a la Santina, que produce ese recuerdo y arranca una oración. A raíz de la pandemia hay gente que se ha acercado a esta misa o a las cosas que se transmiten

-Covadonga es lugar de culto, pero también epicentro del turismo en Asturias. ¿Le han preparado ya para el aluvión?

-(Risas). Me ha tocado la salida del aluvión, ya vas viendo lo que hay. Si esto es ahora, qué habrá en julio y agosto. Pero bienvenido sea, me encanta cuando me encuentro con gente de otros países, además te das cuentas de que aquí, al ir con sotana, la atención la llamas. Es un poco acercar la realidad humana de la Iglesia a gente que no ha visto un sacerdote en su vida, lo de la sotana es curioso porque ayuda. Los grupos se acercan y empiezas a hablar con ellos y cada persona y cada historia es un mundo. Que esas personas te abran su mundo es un regalazo.

-Tener a la Santina tan cerca, ¿también es un lujo?

-Es un lujo estar con la Santina y ver cómo la gente se acerca a ella, eres testigo privilegiado de las historias que se dan ahí, que son diálogos de corazón a corazón que solo Dios conoce.

-Antes de ingresar en el seminario había estudiado Derecho y diseño, ¿cómo cambia así el planteamiento de vida?

-Estuve intentando estudiar derecho pero no era para mí. Después me acerqué a la fotografía y saltó la vocación en medio y cambió todo radicalmente. Sigo haciendo carteles y fotos por gusto. En Covadonga seguro que me puedo perder con la cámara, levantas la persiana y te encuentras con una niebla que medio cubre el lugar, el sol amaneciendo y dices, me he despertado en un cuadro.

-¿También fue misionero?

-No me atrevería a decir misionero, estuve en la misión de Benín, pero poco tiempo. La experiencia te ayuda a colocarte en tu sitio, a veces uno se encierra y tu mundo es tu pueblo o tu ciudad, pero es que somos miles de millones de habitantes en el planeta y es una belleza poder tener esa experiencia. Por aquí también pasan misioneros, el otro día hablaba con un sacerdote que venía de China. Covadonga es el corazón de Asturias, por aquí pasa toda la sangre para renovarse. Estás aquí como una célula del corazón que va empapándose de la sangre que llega.

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