(lne) Varios obispos españoles cargaron ayer contra de "La última cena" representada en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, celebrada el domingo en París. Entre ellos, Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo, que tachó de "esperpento ideológico" y "patética parodia" la recreación de una de las pinturas más famosas de Leonardo da Vinci, a cargo de la DJ y productora Barbara Butch, un icono LGTBQ+, que estaba flanqueada en ese show por "drag queens" y bailarines. "Viven en el complejo y el rencor", remató el prelado.
Los obispos católicos franceses calificaron también la escena de "provocación" y "burla" hacia los cristianos. Horas después de que la Iglesia gala mostrara su desacuerdo, la Conferencia Episcopal Española (CEE) se hizo eco de la denuncia y quiso exponer su posición a través de la red social "X": "Pensamos en todos los cristianos de todos los continentes que se han visto heridos por el exceso y la provocación de determinadas escenas. Esperamos que comprendan que la celebración olímpica va mucho más allá de los prejuicios ideológicos de algunos artistas". A pesar de la polémica, también hubo palabras de admiración hacia el resto de actuaciones: "maravillosos momentos de belleza y alegría". Asimismo, las redes sociales como "X" o "Instagram" se han visto inundadas de imágenes que rezan "Mi Fe, no es un juego" y "#BastaDeOfensas".
Ante la polémica, la organizadora Anne Descamps ha pedido perdón por cualquier ofensa que se "haya podido producir" durante las representaciones realizadas en la ceremonia de apertura de las Olimpiadas de París y negó que se quisiera "faltar al respeto" a ninguna confesión religiosa.
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