Vuelve julio y vuelve el verano, tiempo de siega y de fiestas; a muchos en Lugones les vendrán los recuerdos de aquellas ya algo lejanas de San Cristóbal en el prau del Peralón, en pleno barrio del Castro. Lugones tiene una historia tan larga y grande que en el devenir del tiempo tuvo muchísimas fiestas, unas de las que ya no tenemos noticia y otras de las que apenas unos pobres ecos nos han llegado: San Antón en enero, el Cristo en mayo, San Antonio y San Pedro en junio... Y aquí, en el mes que nos ocupa, esta entrañable fiesta de ''el gigantón San Cristobalón/el Santu del Peralón''.
Recientemente paseaba yo por Lugones sin poder evitar pensar sobre la rapidez en que pasa el tiempo, contrastando y viendo el cambio tan grande que ha experimentado esa zona del Pueblo en los últimos años. El Castro ya no es aquel enclave rural junto al río de casas bajas, huertas y hórreos; han llegado ya los edificios altos, el asfalto; Lugones ha crecido y no para de crecer. La urbanización "Malvarán" se alza en la lontananza como esperando por más pisos y cemento para unirse a los ya existentes, sin dejar de crecer ya con rostro de ciudad el Pueblo que fue Lugones.
Quizá en esta zona nueva y joven, con mucha vida y más afanes, pueda encontrarse cauce para recuperar aunque sea de la forma más sencilla y familiar esta fiesta de San Cristóbal que forma parte de la esencia de Lugones. Un Lugones enclave de comunicaciones, encrucijada de caminos y hogar de tantas empresas relacionadas con el mundo automovilístico. Por eso no podíamos dejar pasar los días cercanos al 10 de julio sin honrar al que fue el santo Patrón de ese barrio, únicamente honrado en su peana de la iglesia. No se recupera una fiesta de un día para otro, pero al menos que no quede la disponibilidad y el interés por parte de la Parroquia de recobrar del olvido al patrono de los conductores, tan vinculados a nuestro barrio del Castro.
No faltará quien piense que podemos perder el tiempo celebrando una misa por los difuntos del Castro, los de la Sindical y tantos otros difuntos de los barrios que integran nuestra Parroquia; más allá de la propia obra de misericordia personal de cada cual, es un reconocimiento a los que con su trabajo y dedicación pusieron los cimientos familiares, sociales y comerciales del Lugones de hoy desde una clave de fe. En esta línea me decía una feligresa que "siempre pido por los del Castro y los de la Sindical que son los barrios de los que menos gente acude a misa; que tendríamos que buscar otros patronos para los otros barrios que no los tienen... Todo se andará, pero me alegra saber que Él, que parece despistado en su nube nos recuerde hoy: ''no he venido a buscar a los justos, sino a los pecadores''.
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