(De profesión cura) La gente. Ya saben. Siempre la gente: “les viene mejor por la tarde, acuden muchos más fieles, más cómodo para todos".
Simplemente me produce una gran tristeza comprobar, año tras año, cómo la tan tradicional misa del gallo va desapareciendo en su horario habitual. No sé las costumbres de otros países, pero en España la misa del gallo de la noche de la nochebuena, a las doce de la noche, era todo un referente. Era. Son muchas las parroquias y comunidades que, en aras de una supuesta acomodación a lo que la feligresía demanda, han decidido mantener el nombre -misa del gallo- para lo que la liturgia del día denomina otra cosa.
El día de Navidad el misal contempla cuatro celebraciones distintas de la eucaristía: misa de víspera, de media noche, de la aurora y del día. La misa del gallo es la de media noche que en España suele ser precisamente a esa hora: doce de la noche. Llamar misa del gallo a cualquier celebración de la víspera es, sencillamente, hacer trampas.
Y el caso es que la cosa es facilita.
En parroquias grandes, lo normal, por facilitar la asistencia a misa de tantas personas, cada una con sus particulares circunstancias, es celebrar en la tarde del 24 la misa de víspera. Es una buena posibilidad porque son muchas las familias que se reúnen a cenar en nochebuena y no siempre es fácil apagar las luces y marchar todos a la misa del gallo. Hay que tener también en cuenta las personas mayores.
El día de Navidad es complicado asistir a misa. Encuentros familiares, gente que pasa por casa, preparar todo con tiempo para la comida familiar no facilita acudir a misa en la mañana y no digamos por la tarde, con esas sobremesas del buen yantar. Todo se soluciona con una misa el 24 por la tarde.
Es fácil suprimir cosas, lo que hacemos tantas veces en aras de un mejor servicio a la gente y que no sé yo si no esconde también un mucho de comodidad de todos, empezando por el señor cura. Eso sí, una vez que algo se quita, es complicadísimo volver a ponerlo.
En mis pueblos la cosa es como es. Celebraré el 24 por la tarde en Gandullas, allí siempre tenemos las misas dominicales y festivas así, y la solemnísima misa del gallo, a las 12, en Braojos, con pastorela y todo. El día de Navidad misa en La Serna, Piñuécar y Gandullas.
Yo apostaría por revitalizar la misa del gallo.
En los pueblos, trasladando todos los folklores que se nos ocurran, desde los niños vestidos de pastorcitos hasta pequeños detalles con los fieles, a la misa de siempre a las doce de la noche. Buscar algo que anime a acudir.
En parroquias grandes, sugeriría celebrar una misa de víspera a media tarde con una liturgia muy sencilla y volcarse en la misa del gallo con todo lo que se nos ocurra: liturgia cuidada, invitación a los niños, detalle de la parroquia, chocolatada final… Todo menos abandonar lo que recibimos de nuestros mayores.
Vivimos tiempos de fuerte secularización y agresividad contra la Iglesia. Nos pasamos el ramadán felicitando a la comunidad musulmana y a la vez nuestros políticos son incapaces de decir feliz navidad. Justo porque tenemos necesidad de dar testimonio en estos tiempos recios, en vez de rendirnos cómodamente, toca voltear las campanas, cantar, celebrar y llenar nuestros pueblos y ciudades de familias que salen de casa a las doce de la noche, con frío y con nieve, para celebrar y cantar el nacimiento del Hijo de Dios.
Feliz Navidad. Un año más los pastores de Braojos bailarán y cantarán celebrando el nacimiento del Hijo de Dios.

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