miércoles, 1 de noviembre de 2023

1 de Noviembre, un día para la alegría. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Quizás esta afirmación pueda sonar extraña, y es que por desgracia, hay una gran confusión sobre o qué celebramos en este día. Desafortunadamente se nos ha metido en la cabeza que el primer día del mes de noviembre es un día triste y de "difuntos", y nada de eso; tiene que ser un día para la alegría interior y exterior pues celebramos nada menos que a todo el ejército de los Santos que gozan ya de la gloria de Dios. De muchos de ellos conocemos sus nombres y sus historias, pero son aún muchos más los que desconocemos y a los que nos encomendamos hoy con la ilusión que provoca pensar que, ciertamente, no sabemos el número, sus nombres, sus vidas... Pero lo sabe Dios y con eso nos basta.

Y al ser un día grande hacemos fiesta; no es día laboral, y por esto aprovechamos para acercarnos hoy a la cementerios, precisamente por la comodidad de tener el día "libre" dado que mañana siendo el día propio para conmemorar a "los fieles difuntos", muchas personas tienen trabajo, escuela y quehaceres. Es un día para recordar a los amigos de Dios, y es que ha menudo nos olvidamos de que los tenemos ahí no sólo para pedirles, sino para adentrarnos en su historia y tratar de imitar alguna de sus buenas obras. Quizá no sabemos nada del Santo cuyo nombre me fue puesto en el bautismo, o del patrono de mi pueblo, del mi parroquia, del mi oficio... Nos brinda el Señor muchos guiños a través de ellos y a menudo no captamos la indirecta de cariño que nos lanza.

Necesitamos redescubrir que los amigos de Dios son nuestros amigos, que el Señor los ha puesto a nuestro lado, que son para nosotros señales que nos muestran el camino del cielo. Cuando profesamos que creemos "en la comunión de los Santos" pudiéramos quedarnos tan sólo en que eso consiste únicamente en esa unión entre personas de fe separadas en la distancia pero, más aún, supone nuestra posibilidad de unirnos a todas las cosas santas en cuya participación espiritual recibimos tantos bienes para nuestras almas.

Los santos no son figuras bonitas de adorno; han sido personas de carne y hueso como nosotros, con sus flaquezas, pecados y limitaciones, pero que terminaron sus días de forma ejemplar. Nosotros estamos llamados a ser Santos, y si nuestra vida no se enfoca a esa meta y no ponemos cada día los medios para ser mejores discípulos del Maestro nuestra vida cristiana será más que mediocre, tanto como decir que preferimos quedarnos en el barro  y el error antes que esforzarnos en salir de este y levantarnos. Hemos sido creados a imagen de Dios, por esto hacemos nuestra la recomendación: tratar de "ser perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto".

Feliz Solemnidad de Todos los Santos

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