miércoles, 27 de septiembre de 2023

San Melchor de Quirós de Vallobín. Por Joaquín Manuel Serrano Vila, Arcipreste de Oviedo

La parroquia de San Melchor de Quirós en el barrio ovetense de Vallobín celebró el pasado 13 de septiembre 25 años de la consagración de su templo e inauguración de las instalaciones parroquiales. Recuerdo personalmente en mis comienzos como seminarista cuando Don José Gabriel -"Pepito"- ecónomo diocesano que vivía en el Seminario, nos llevó a un grupo de seminaristas a ver los terrenos donde se construiría el nuevo complejo parroquial. Aquello eran todo praos lejos de todo, pero el Administrador que tenía mucha visión de futuro nos dijo algo que parecía algo ilusorio en aquel momemeto, señalandonos que Oviedo crecería mucho por esa zona y que nos tocaría ver incluso alguna parroquia más que la proyectada en el lugar en la misma zona: ¡profético! Él no lo vio, pero así fue; a su sucesor en el cargo D. José Ramón Garcés, le tocaría dotar de templo a otro nuevo barrio nacido a continuación de Vallobín: La Florida.

Vallobín en sus comienzos era un grupo de casas en territorio de la parroquia de San Pedro de los Arcos pero, ¿qué era realmente Vallobín? Según estudiosos de la toponimia asturiana parece que ésta era una zona boscosa donde se realizaban monterías, por ello se le denominó de este modo: "valle de lobos". Un gran investigador de este tema fue Tolivar Faes -hermano del párroco de Collado de Siero- quien descubrió la existencia de un pozo llamado de los lobos que habría existido en las inmediaciones de la actual calle Padre Aller, por lo que a esta zona del barrio se la denominó también hasta los años sesenta "Pozobal". Ese pozo de los llobos era más bien un aljibe que recogía las aguas de lluvia que bajaban del Naranco. Otra denominación o zona de este barrio fue "Concinos", nombre que perdura en el lugar gracias a la calle que inmortaliza dicho nombre. En Asturias "ir a concellu", "ir a concines", significaba ir a reunión ("concilium") casi siempre para juntarse los vecinos para limpiar las fincas descuidadas, por eso el latinismo venía muy bien para describir la faena: "concinnus" (ordenado).

Existen documentos en los siglos XIII y XIV que hablan de terrenos o tierras en Vallobín, como por ejemplo "el Cuaderno de la pesquisa de las heredades realengas del concejo de Oviedo", donde por ejemplo leemos: «Tres tierras que iazen en Vallobín que son del conçello entregamentre e que las tien Sancho Garçia del tenedor de la tierra de Nora a Nora». En otros documentos encontramos Ballobin escrito con B y sin tilde, como consta en el "Catastro del Marqués de la Ensenada"; también otros documentos denominaban a esta zona de Oviedo ''las erías de Vallobín'' ''Ballobín, término de Labapies'' de Oviedo... En torno a 1947 nace el barrio propiamente al construirse los bloques de viviendas de los trabajadores de Renfe a modo de barrio sindical junto a los depósitos del ferrocarril. Hasta finales de los setenta o principios de los ochenta esta zona tan sólo era Vallobas, una zona que sufrió mucho la vorágine de la droga, pero que de la noche a la mañana pasó de ser una zona degradada y olvidada a una de las zonas residenciales más jóvenes de la ciudad.

El barrio empieza a crecer de forma llamativa, y vivió una transformación rápida en poco tiempo. La Iglesia jugó un papel muy importante en la vida de éste, pues la fe no llegó allí cuando todo era como es hoy un lugar idílico para vivir, sino el mayor mérito de la Diócesis, del Arciprestazgo y, especialmente, de los sacerdotes de la Parroquia de San Pedro de los Arcos, fue la apuesta por la iniciativa de hacerse presente en aquel lugar. Pronto se buscó un bajo para poner en marcha un centro pastoral allí en Vallobín, tratando de llevar la parroquia a la zona más alejada y necesitada en ese momento del anuncio del Reino de Dios. Era párroco entonces de San Pedro de los Arcos D. Rafael Ortea Méndez, quien vio con buenos ojos este proyecto que años después acabaría dando lugar al nacimiento de la Parroquia. Aquello iba tomando forma, y la Diócesis se implicó en esta misión hasta el punto de nombrar de modo oficial al entonces coadjutor de la parroquia de San Pedro de los Arcos (1976-1983), D. Alberto Reigada Campoamor como responsable de centro de culto de Vallobín.

En 1983 llegó a la parroquia de San Pedro de los Arcos un nuevo Coadjutor, Don Adolfo Mariño Gutiérrez, con la encomienda bajo el brazo de organizar en Vallobín la creación de la nueva parroquia de San Melchor de Quirós. En 1990 nace la Parroquia mediante el decreto de Monseñor D. Gabino Díaz Merchán, rubricado el día 19 de marzo, Solemnidad de San José. La sede parroquial era un bajo en la Calle Antonio Maura. La bendición solemne de la primera piedra del templo tuvo lugar el 8 de diciembre de 1992 presidiendo la celebración el entonces Vicario General, D. Javier Gómez Cuesta. El templo parroquial largamente soñado y esperado fue una realidad en septiembre de 1998, siendo la iglesia dedicada y consagrada por el entonces arzobispo Monseñor Díaz Merchán. Para el nuevo templo, Don Adolfo Mariño cuidó de cada detalle: unas imágenes bellas de San Melchor para el templo y la capilla de diario, una arqueta para la reliquia del protomártir asturiano con la firma en vietnamita, como él solía hacer siendo obispo del Tonkín, la imagen del Resucitado para presidir el templo, dándole el carácter pascual que debe tener la comunidad cristiana, y la imagen de la Virgen, que tenía claro que la que debía de estar en el templo era la de Nuestra Señora de los Ángeles, Patrona de los ferroviarios, recordando así el pasado del barrio que ya en el año 1958 contaba con una sociedad de festejos en el lugar.

Además, en ese período, no le faltó trabajo a Don Adolfo, el cual fue también requerido para ser Delegado Diocesano de la Juventud, de Acción Católica, colaborador-formador de seminaristas para la tercera etapa teológico-pastoral, Teniente-Arcipreste de Oviedo-Oeste, Arcipreste de Oviedo Oeste y Arcipreste de Oviedo. Fueron muchos los seminaristas y personas que colaboraron de cerca con él; recuerdo en concreto a mi paisano y compañero de curso D. Pedro Fernández que ejerció en esa parroquia su diaconado. También estuvo de adscrito Don Jesús Rodríguez de la Vega, sin olvidar a las religiosas Ursulinas de Jesús que primero desde la Comunidad de la Avenida de los Monumentos y luego ya desde la Comunidad que fundaron en el propio barrio, siempre han estado implicadas él y en la Parroquia. Don Adolfo dejó una profunda huella en el lugar; creo sinceramente que bien merecía una calle o plaza en ese barrio, pues fue una figura clave en movilizar a la gente del lugar, especialmente a los jóvenes para lograr cambiar no sólo la fama del barrio, sino también reivindicando las mejoras que tardaban en llegar a éste. 

En el año 2003 al ser destinado Don Adolfo como párroco a San José de Gijón, fue nombrado nuevo párroco Don José Antonio Bande García, quien compaginó la pastoral parroquial junto a la docencia en el Seminario Metropolitano y el Instituto de Ciencias Religiosas San Melchor de Oviedo. En 2013 Don José Antonio fue enviado a ampliar estudios en Salamanca para obtener el doctorado en Sagrada Escritura en la Pontificia Universidad, algo que alcanzó con una brillantísima defensa de su tesis que mereció una calificación "suma cum laude". En 2013 tomó posesión de la comunidad parroquial de Vallobín D. Marcelino Garay Burgos. Desde 2018 Don Manuel Ángel Acebal Montes, que llevaba colaborando en la parroquia como adscrito desde 2003 fue nombrado "Párroco in Solidum" junto a Don Marcelino, ambos para las parroquias de San Melchor de Quirós (Vallobín) y de San Antonio de Padua (La Florida) que desde ese año trabajan ya como Unidad Pastoral, contando igualmente con la ayuda del sacerdote ucraniano D. Stepan Uhryn, el cual ejerce de Vicario Parroquial de las mismas desde septiembre de 2018. 
Ahora con gozo y alegría, la comunidad parroquial de Vallobín da gracias al Señor por estos 25 años de la consagración del templo; puede parecer poca cosa, pero a los que vivieron la evolución del barrio y de la Parroquia al mismo tiempo, los que supieron lo que fue sudar y soñar cada ladrillo que conforma el actual centro parroquial, lo saben bien. 25 años de piedras bellas, pero más aún de las piedras vivas que conforman dicha parroquia de la que estoy convencido que cambió en buena medida la forma de ser del barrio. Felicidades a los sacerdotes, religiosas y fieles de San Melchor de Quirós de Vallobín. 












































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