martes, 2 de agosto de 2022

''Buen Suceso, Buen Consejo''... Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Qué alegría poder decirnos este año: ¡hay romería en el Carbayu!.. Y es que estoy seguro que su Cofradía no se había visto en peores circunstancias desde la guerra civil, pero ni siquiera con la contienda hubo tanto parón; sólo afectó al año 1936 recién iniciada la guerra. En los años 1937 y 1938 hubo fiesta; Lugones trataba de vivir con normalidad a pesar de que el país estaba ya enfrentado. Imagino que fue muy duro para la directiva de entonces anunciar que la fiesta se suspendía, conscientes de que don Antonio F. Carril, ''Antón el Pegu'', sentía la romería con pasión. El Pegu, a partir de aquel fatídico 1.936 mientras iba andando por les caleyes del Carbayu y de Lugones lo tenía claro: ''como si vienen mal les coseches, pero que haya romería''. Su nieto Manolito que actualmente ostenta la Presidencia, ha heredado varias cosas de su güelu: el apodo, la pasión por la romería -que le ha llevado a plasmar de forma minuciosa y espectacular la maqueta de ésta inspirada en 1952- y el parón de estos dos pasados años, conociendo en sí la tristeza que supone anunciar que no había lugar para la fiesta ante la pandemia que nos asolaba.

Ante la situación vivida podría parecer incluso ofensivo hablar de pena por no hacer una folixa, pero sólo quien conoce la idiosincrasia genuina del Carbayu, el trabajo impagable de la directiva y los socios de la Cofradía, su ilusión durante todo el año, así como la unión ya inseparable Familia-Romería-Pueblo, pueden comprender las lágrimas de Manolito. Nunca olvidaré aquellos días en que todo el mundo estaba imperativamente en casa y me tocaba atravesar todo el pueblo en el coche fúnebre con guantes y dos mascarillas, los funerarios con el “epi”, y dirigirme una y otra vez al cementerio mientras muchos desde las ventanas miraban con preocupación pensando: ''otro más''... Entre los muchos que hubo que despedir a prisa y corriendo también hubo vecinos del Carbayu, socios y antiguos directivos de la Cofradía. Y es que las lágrimas de nuestro ''Pegu'' creo que no eran tanto por no poder festejar, sino porque además, no había motivos para tirar voladores por nada… Gracias a Dios lo peor de la crisis sanitaria ha pasado, aunque no por ello estemos libres de peligro ni exentos de tener cuidado, pero creo que ahora tocar enjugar los ojos y mirar hacia adelante con esperanza.

Estoy seguro que la Santísima Virgen del Buen Suceso nos ha echado una mano, pues la última en fallar o, mejor dicho, la que nunca falla es una madre. El año pasado tuve un “lapsus” y en un momento dado en la misa del día propio dije Nuestra Señora “del Buen Consejo” -aunque al segundo rectifiqué- y concluida la celebración alguien me comentó: ¿pero que tienen con el Buen Consejo que una de las veces que vino el Arzobispo también se confundió?... Quizá es porque a diario, en el rosario, es la advocación que citamos, o porque en la diócesis de Oviedo los sacerdotes guardamos un gran cariño a esta devoción por las Franciscanas del Buen Consejo que cuidan de nuestro Seminario y seminaristas, y con las que todos los curas de los últimos tiempos hemos estado... Sea como sea, no pasa nada: son la misma y Ella no se enfada. Y es que todo lo que viene de María es bueno, por eso no nos da cualquier consejo, sino buenos consejos, y de su mano confiamos no tener en nuestra vida un suceso, sino un buen suceso. El buen suceso de María fue decir sí al plan de Dios que la hizo madre de su Hijo, sin la cual no hubiera llegado a nosotros la redención. Debemos pedirle que nuestra vida esté llena de buenos sucesos, pues basta adentrarse en la mente de una madre para saber que ésta sólo desea para nosotros lo mejor.

Como la madre cuyo hijo se va a estudiar lejos y sabe que allí le acogen y hay una familia que le arropa y está pendiente de él como algo propio: ¿Cómo responde esa madre? Pues les llama por teléfono agradecida y cada vez que el hijo vuelve les lleva una empanada que ella les preparado con amor, o si en esa familia les muere un ser querido esta madre atraviesa el mundo para no faltar al funeral, porque una madre nunca olvida quien quiere y trata bien a su hijo... Este es el buen suceso que la Virgen desea para nosotros: que amemos a su Hijo, que nos acerquemos a Cristo y hablemos bien de Él, pues por Él la tenemos a Ella, y es que María siempre nos lleva a Jesús.

Esta advocación del “Buen Suceso” está muy unida a las circunstancias del peligro y la dificultad de las personas... A los pocos años de estar en Lugones me encontré con que la gente quería la estampa de la “Santina del Carbayu”, de forma especial los enfermos; hasta que una señora de Lugones me explicó que Nuestra Señora del Buen Suceso además de ser la patrona del Carbayu es abogada para aquellos que deben someterse a una operación de transplante, y es que el culto a la Nuestra Señora del Buen Suceso estuvo siempre muy ligada en España al mundo sanitario por el hospital atendido por religiosos que existía en pleno corazón de Madrid y así llamado -Buen Suceso- entre la Puerta del Sol, la calle de Alcalá y la Carrera de San Jerónimo, el cual funcionó desde el siglo XV al siglo XIX. Ciertamente, someterse a una intervención quirúrgica de ese tipo y que salga bien es más que buen suceso; casi un milagro. Son muchas las personas que acuden a nuestra pequeña capilla del Carbayu a encomendar no sólo operaciones quirúrgicas, sino todo tipo de males y enfermedades del cuerpo y del alma, y es que el pueblo fiel siempre ha sabido ver en María la “salus infirmorum” (salud de los enfermos).


Este año más que pedir damos gracias, y en lugar de llorar nos alegramos de que poco a poco se vaya recobrando la normalidad perdida. Que estos días de celebración ayuden a esponjar más el corazón y dejar en un segundo plano las penas. Entre el parchís y las atracciones, la tonada y las orquestas, chupinazo y voladores, chocolate o paellada, bicicletas o lambretas... Que todo ayude a celebrar juntos la fiesta, a sentirnos pueblo y valorar tanto bueno que tenemos. Así lo decía Jovellanos: “la única diversión del asturiano es la romería”, y ésta era en su opinión las pequeñas peregrinaciones que convertían en Santuario al propio Pueblo.

Que nuestra recuperada Romería sirva para honrar a la Madre del Cielo recordando a los que ya no están y nos transmitieron su esencia, continuando con buenos sucesos el sendero de la vida y que otros nos dejaron trazado.

Feliz romería 2022: ¡Viva El Carbayu, Viva San Félix, y Viva Nuestra Señora del Buen Suceso!

Joaquín, párroco

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