¡Oh Bienaventurada y amable Virgen Santa Lucía, universalmente reconocida por el pueblo cristiano como
especial y poderosa abogada de la vista, llenos de confianza a ti acudimos; pidiéndote la gracia de que la nuestra se
mantenga sana y le demos el uso para la salvación de nuestra alma, sin turbar
jamás nuestra mente en espectáculos peligrosos. Y que todo lo que
ellos vean se convierta en saludable y valioso motivo de amar cada día más a
Nuestro Creador y Redentor Jesucristo, a quien por tu intercesión, oh protectora nuestra; esperamos ver y amar eternamente en la
patria celestial. Amén.
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