lunes, 11 de diciembre de 2023

Sobre el proyecto del nuevo albergue de peregrinos. Por Jorge Juan Fernández Sangrador

El Cabildo de la Catedral de Oviedo se enteró por la prensa del 19 de abril de 2021 que el acceso al albergue de peregrinos que se pretende crear en el Real Monasterio de San Pelayo será por los jardines de la Catedral.

Era de suponer que, puesto que se trata de un espacio que da acceso a la Capilla de Santa María del Rey Casto, en la que se celebra diariamente el culto y es Panteón Real, la Catedral fuese debidamente informada. Y escuchada. Es por ello por lo que el Cabildo presentó un escrito, con fecha 21 de octubre de 2021, en el Ayuntamiento de Oviedo, en el que lo instaba a que no emprendiese la acción irreversible de abrir un acceso independiente desde los jardines de la Catedral al proyectado albergue del Monasterio de San Pelayo y a que no alterase la fisonomía de ese hermoso y recogido lugar del Oviedo histórico que es el Jardín de los Reyes Caudillos.

De nada ha servido. El pasado 30 de noviembre se dio nuevamente la noticia en la prensa de que el Principado mantiene su propósito de «abrir un acceso directo al edificio de Las Pelayas desde las inmediaciones del Jardín de los Reyes Caudillos». Se ve que lo están hablando a tres bandas el Principado, el Ayuntamiento y las monjas, y trazando ya un protocolo de actuación.

Resulta incomprensible el que la Dirección General de Cultura y Patrimonio del Gobierno del Principado de Asturias haya dado su aprobación al proyecto, pues, en ese lienzo de la pared del Monasterio de San Pelayo, colindante con el Jardín de los Reyes Caudillos, no procede abrir una vía de acceso que descomponga el entorno monumental catedralicio, del que forman parte integrada los amplios espacios que lo circundan y que no deberían ser empleados para usos de hospedería. Ni siquiera monástica. Y de ningún modo para extensiones de hostelería. La escalera, el rellano y el Jardín de los Reyes Caudillos constituyen una entrada ceremonial a la Catedral.

Por otra parte, si se trata de ofrecerles a los peregrinos la acogida que se merecen, no cabe imaginar un área de recepción mejor que el majestuoso portón del Monasterio de San Pelayo en la calle del Águila, por el que se accede a un patio interior, en el que los usuarios del albergue podrán dejar sus pertenencias: coches, bicicletas, motos, caballos, borriquillos, mascotas, mochilas, ropa, calzado y todos los elementos que se precisan para hacer el Camino de Santiago. De este modo, el Jardín, la Plaza y los aledaños de la Catedral se mantendrán despejados y limpios, como corresponde en una ciudad que se precia de ser una referencia cultural para las demás capitales de provincia españolas y sueña con que la Unesco la proclame Patrimonio Mundial de la Humanidad.

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