El Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2023 ha sido otorgado a Mary’s Meals, asociación de identidad católica, abierta a personas que tienen otros credos o ninguno, con sede en un cobertizo de la localidad escocesa de Dalmally (Argyll), ya que su fundador, Magnus MacFarlane-Barrow, no ha querido sacarla de ese espacio en el que nació y para que, así, se mantenga en su esencia y permanezca fiel a su finalidad constitutiva.
Todo comenzó en 1983, cuando, leyendo el periódico, Magnus MacFarlane-Barrow, que tenía quince años, y sus hermanos se enteraron de que la Virgen María se estaba apareciendo a unos adolescentes en Medjugorje. Y allá se fueron, junto con unos primos y unos amigos, para conocer el sitio.
La experiencia religiosa fue de tal intensidad que sus vidas cambiaron por completo, incluso siendo, como eran, fervientes católicos. Magnus lo resume así: «Nuestra Señora había venido a decirnos que Dios existía. Yo la creí en cada fibra de mi ser. Y decidí responder lo mejor que pude a la invitación de la Virgen en mi vida».
Años más tarde fueron sus padres quienes regresaron a Escocia desde Medjugorje tan tocados, que convirtieron su pequeño negocio familiar, un hotel para pescadores, en una casa para que quien lo desee pueda retirarse a ella a hacer oración. Véase la página http://www.craiglodge.org.
En noviembre de 1992, en el pub que frecuentaba con su hermano Fergus, Magnus vio unas escenas terribles sobre los sufrimientos que la gente de Bosnia-Herzegovina estaba padeciendo cuando lo de la limpieza étnica. Quedó impresionado. Y comenzó entonces a recoger alimentos y medicinas y a estudiar el modo de hacer llegar todo ese material a aquellas personas que carecían de lo más básico para subsistir. Y allá se fue de nuevo, al lugar en el que, años atrás, él había hecho el firme propósito de vivir por siempre jamás como amoroso hijo de la Virgen María.
En 2002, en Malawi, alguien le dijo a Magnus que, si en los países más pobres del mundo se pudiera dar una comida diaria a los niños en la escuela, el tercer mundo saldría de la pobreza. Y añadió estas palabras: «Si alguien tomara esta idea, se la ofreciera a María, madre de Jesús, y la llamara (comidas de María), entonces sería posible».
A partir de ese momento Magnus fue dándole vueltas a cómo llevar adelante tal iniciativa y lo logró. Es el programa que sufraga una comida diaria en la escuela a dos millones y medio de niños en dieciocho países y que la Fundación Princesa de Asturias ha galardonado con el Premio de la Concordia: Mary´s Meals.
Estas historias y otras muchas son las que refiere Magnus MacFarlane-Barrow en su libro “El cobertizo que alimentó a un millón de niños” (Planeta). La traducción española es de 2017 y va por la tercera edición. Más reciente, de 2022, en español, es “Give. La caridad y el arte de vivir con generosidad” (Nueva Eva). Es una reflexión de Magnus sobre la caridad. No sobre la solidaridad, sino sobre el amor de caridad. Sobre la caridad teologal.
A las familias católicas y a las personas que trabajan en Cáritas y en las parroquias les hará mucho bien la lectura del primero, el del cobertizo. Y es que no sólo jóvenes espabilados montaron en cobertizos, con piezas reutilizadas de otros instrumentos, los primeros ordenadores en California, sino que, en Escocia, un joven generoso, enamorado de la Virgen y de la Iglesia Católica, echó a andar, en un cobertizo también, un proyecto internacional de gran envergadura social, asistencial y caritativa, en el que la oración es la fuerza dinamizadora que hace real lo que a primera vista parece imposible: el de las comidas de María, que alimenta a millones de niños en el mundo bajo la condición de que acudan a la escuela, nutriéndose, así, de pan y de saberes.
Y ni Magnus ni los voluntarios de Mary’s Meals se arrogan para sí mismos mérito alguno. Todo lo que hay de grande y de exitoso en ese proyecto no es atribuible a nadie más que a la Virgen María, de la que ellos son sólo unos insignificantes, ilusionados y entregados colaboradores.
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