martes, 3 de enero de 2023

Concierto de belleza al Papa Ratzinger. Por Monseñor Jesús Sanz Montes

Su legado en tres pinceladas: un inolvidable recital de la OSPA, un texto señero y una profunda cultura

Es inolvidable aquel concierto que la OSPA quiso ofrecer al Papa amante de la música en 2011. Eran los 25 años de nuestra orquesta del Principado. Aceptó la Santa Sede la propuesta. Sólo puso una condición el Papa: el repertorio sería español o inspirado en música española. Así fue. Su interpretación fue exquisita, y la acogida y el agradecimiento del Papa fue excepcional. Era un homenaje de toda Asturias a un Papa que nunca la visitó pero que la amaba por las noticias que tenía. El Papa Juan Pablo II le habló de Covadonga y su visita, y cuando pude verme con él, lo comentó con agradecimiento conmovido. Un concierto de música, para la letra de toda una vida. Es lo que estos días tantos logran señalar. También en Asturias.

La profunda preparación cultural, humanística y teológica de Ratzinger, será el talento que Dios regaló a su Iglesia contemporánea. Veníamos de un tiempo convulso tras crisis económicas e inolvidables guerras. La fractura que en occidente se abría, amenazaba con romper la historia cuando estaba olvidando y traicionando sus raíces cristianas en Europa. Hacía falta un vigía que alertase del peligro señalando de nuevo la meta. Sin aspavientos catastrofistas ni amenazas provocadoras, con la lucidez de quien humildemente dialoga respetando al otro desde el respeto supremo a la verdad, la caridad y la vida.

No había una huida pietista o una apostasía blasfema, sino una búsqueda compartida con quién no censurase las preguntas esenciales como punto de partida. Sólo quien ama esas preguntas, reconoce la respuesta cuando llega, como decía R. M. Rilke. La pregunta siempre será lo que está sin resolver en el corazón y despierta la inteligencia de quien de quien acierta a leer interiormente las cosas. Por eso Ratzinger como teólogo y pastor, no tuvo miedo a dialogar con la modernidad, con el mundo clásico, con la sabiduría bíblica y patrística, con los maestros medievales, con los santos de todos los tiempos, con los intelectuales contemporáneos, mostrando cómo la fe es razonable, la caridad se aviene con la verdad y la esperanza nos salva.

Siempre recordaré un texto señero en la misa ''pro eligendo Pontífice'', 18 de abril de 2005, que quizás abrió la puerta a los cardenales allí con-celebrantes para que le reconocieran como el que señalaba el Espíritu Santo para suceder a Juan Pablo II. Reflexionaba Ratzinger: ''Cuantas corrientes ideológicas, cuántas modas de pensamiento hemos conocido en las últimas décadas: del marxismo al liberalismo, hasta el libertinaje; del colectivismo al individualismo radical; del ateísmo a un vago misticismo religioso; del agnosticismo al sincretismo. Cada día nacen nuevas sectas y se realiza lo que dice San Pablo sobre el engaño de los hombres (cf. Ef 4,14). Tener una fe clara, según el Credo de la Iglesia, a menudo se etiqueta como fundamentalismo. Mientras que el relativismo, el dejarse llevar ''por cualquier viento de doctrina'', aparece como la única actitud en los tiempos actuales. Se establece una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo. Nosotros tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el verdadero hombre. Él es la medida del verdadero humanismo. Es esta amistad la que nos abre a todo lo que es bueno y nos da el criterio para discernir entre lo verdadero y lo falso, el engaño y la verdad. Esta fe adulta debemos madurar, a esta fe debemos guiar el rebaño de Cristo''.

Me parece un análisis lúcido que sigue teniendo validez. Es la herencia de un hombre que acomuna santidad y sabiduría en estos tiempos de confusión y mediocridad. Hay que mirar hacia los grandes horizontes que nos hacen mejores cuando hemos tenido la alegría inmerecida de ser acompañados por gente tan buena, tan sabia, tan entrañablemente padres.

Santo y sabio, es el legado que nos deja este ''humilde trabajador de la viña del Señor'', como se nos presentó en el día de su elección como sucesor de Pedro. Descanse en Paz. Que desde la ventana del cielo siga bendiciéndonos e interceda por nosotros con su paternidad pastoral. 

1 comentario:

  1. Gracias, Monseñor Sanz Montes, reconfortan los anàlisis como èste que resaltan los exquisitos dones y dotes de Benedicto XVI. Dios lo tenga en Su gloria, y Dios bendiga a usted, Monseñor

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