viernes, 20 de enero de 2023

Joseph Ratzinger en el Seminario de Oviedo. Por José Benito Fernández

En el verano de 1964 el Seminario Metropolitano de Oviedo celebró en Covadonga el inolvidable “cursillo de verano”. Inolvidable por la convivencia extraordinaria de los estudiantes, los cursos de inglés y alemán, la proyección de las mejores películas de los más famosos directores cinematográficos, la especial dedicación a la problemática de las Misiones, las subidas a pie y en carrera a los Lagos, la novena de la Santina...

En aquel verano se había invitado a un estudiante de Teología alemán, alumno de Joseph Ratzinger en la Universidad de Münster, para encargarse de la clase de Lengua Alemana: Bernhard Scherger.

Bernhard había traído dos cuadernillos de temas de su profesor para leer con calma en la paz de Covadonga: “Die Schöpfungslehre” (Creación) y “Die Eucharistie” (Eucaristía). Evidentemente, no se trata de obras publicadas, sino de apuntes de clase multicopiados.

En aquellos años el profesor Ratzinger, que participó en los trabajos del Concilio Vaticano II como colaborador del cardenal Frings, era prácticamente desconocido en nuestro país. Sin embargo, gracias a la amabilidad de Bernhard, que quiso compartir con nosotros sus lecturas veraniegas, fue posible descubrir una presentación de los temas teológicos nueva y llena de interés. Muy apasionante su historia de la eucaristía en los siglos medievales, o su profunda reflexión sobre el significado teológico de la creación, del “mundo real”.

La traducción de los textos no fue en absoluto dificultosa. Su lenguaje era sincero, nítido y claro. Así resultan también los últimos textos escritos por Benedicto XVI en alemán.

Fue posible, en aquellos ya lejanos años, descubrir nada menos que en Covadonga al profesor Joseph Ratzinger, futuro papa Benedicto XVI.

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