martes, 1 de diciembre de 2020

Te acompaño en el sentimiento. Por Jesús Iglesias

Esta semana, que me ha tocado dar cinco pésames en siete días, reflexionaba sobre la dificultad que tenemos hoy para acercarnos personalmente a familiares y amigos cuando sucede la muerte de un ser querido, y cómo también la evolución de las tecnologías nos han abierto nuevas vías, para sin saltarse las recomendaciones sanitarias, confinamientos y aislamientos preventivos, estar presentes y acompañar al amigo que parte de este mundo.

La aparición del WhatsAspp, Skype, Telegram, Zoom, o páginas web como esquelasdeasturias.com, nos han posibilitado un mayor acercamiento y velocidad para hacernos presentes en el duelo. Atrás quedan los telegramas postales, prácticamente inexistentes, y las cartas ordinarias, saliéndonos casi innatas las vías digitales.

Quizás nuestras manos estén “alcoholizadas”, nuestras bocas tapadas para no besarnos y nuestros suelos llenos de señales que piden distancia. Quizás el miedo al contagio o la prudencia en tiempos de peste, sean necesarias. Pero todo esto no impide una presencia de corazón, una palabra amiga, o un gesto en RR.SS., para sustituir a aquel “te acompaño en el sentimiento”.

En cuanto al funeral religioso, son cada vez más las parroquias que han incorporado la retransmisión de sus misas desde canales de Youtube o Facebook, y si esta pandemia se alarga en el tiempo, como todo parece pronosticar, no sería extraño que en poco tiempo Iglesias y hasta capillas de tanatorios retransmitiesen sus cultos exequiales de forma que puedan estar también los que no pueden o no deben desplazarse.

Por último, y nunca menos importante, pase el tiempo que pase y sea la que sea la circunstancia sanitaria, no deberíamos perder la piadosa costumbre de orar por el difunto. Citando San Agustín de Hipona: “Una lágrima se evapora, una flor sobre mi tumba se marchita, más una oración por mi alma la recoge Dios.”

Llevamos alrededor de ocho meses de confinamientos, fases, desfases y raras normalidades, y debemos, en mi modesta opinión, buscar recursos para continuar en la vida, y también cómo no, en la muerte, acompañando “con” sentimiento y “en” el sentimiento.

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