En su última obra titulada ''Memoria del Comunismo'', Federico Jiménez Losantos aborda como siempre de una forma precisa, la evolución el anticlericalismo dentro de la propia ideología comunista. Desde las persecuciones en Rusia en la hambruna de 1891 hasta la matanza de Paracuellos, realiza todo un paralelismo de los enfoques del pensamiento propio de la extrema izquierda.
En el capítulo en el que aborda el terror vivido bajo Company, desgrana el ejemplo de varios cristianos que fueron asesinados no por ideología, sino por haber sido considerados obstáculo en el camino de una forma de pensar.
El autor cita los siguientes mártires; desde aquí añadimos una breve reseña de cada cual para se conozca un poco más en detalle los avatares de sus martirios.
Párroco de Vinebre (Tortosa): Rvdo. Sr. D. Rafael Eixarch Ibáñez
Tenía 58 años cuando acabaron con su vida. Ostentaba en el momento de su detención el cargo de Rector de la Parroquia de San Juan Bautista de Vinebre (Obispado de Tortosa). Fue víctima de la persecución de Companys. Los detalles de su espeluznante martirio han sido recogidos en más de una obra como el libro de Javier Barraycoa ''Los (des)controlados de Companys'', donde dice como le desnudaron, le acuchillaron por todo el cuerpo, le cortaron los genitales, le ataron una piedra al cuello y le tiraron al río Ebro: logró salir a nado y volvieron a lanzarlo al río, su cadáver jamás se recuperó”.
El bueno del sacerdote entre insultos y mofas experimentó en su carne la pasión de Cristo, no sólo fue despojado de su vestiduras, sino torturado hasta la extenuación. Desangrándose, con el peso de la piedra y en pleno río luchaba por sobrevivir mientras sus verdugos disfrutaban de su fechoría.
Regente de Conesa: Beato Tomás Capdevila Miquel
Tenía 33 años en el momento de su martirio. Corría el año 1936 cuando este joven oriundo de Forés (Tarragona) ejercía como Regente de la Parroquia de Santa María de Conesa. Los autores de su tortura y asesinato fueron los hoy llamados comités antifascistas de Forés, Conesa y Sarral.
El 6 de Septiembre del citado año se presentaron en la casa parroquial, y él huyó por la puerta trasera, más una treintena de persona -la mayoría vecinos del pueblo a los que él había tratado con extrema caridad- corrieron tras él hasta apresarlo como a una pieza de caza. Cuando se vió tan rodeado, a pesar de su agilidad juvenil, decidió rendirse y sentarse en una piedra a tomar aliento mientras llegaban sus perseguidores para apresarlo. Él tenía la conciencia tranquila de no haber hecho nunca mal a nadie, por ello se dejó atrapar creyendo el pobre cura que tendrían misericordia de él. También su final se asemejó a las últimas horas del Señor: le pegaron, le escupieron, le insultaron... y lo más emotivo, cuando lo llevaban apresado y pasaron por la Plaza Mayor de la localidad, allí le esperaba con el corazón partido y los ojos en lágrimas su pobre madre que estaba viendo -al igual que la Virgen Santísima- como llevaban a su hijo a la muerte. Su madre lo abrazó, y el joven Tomás tan sólo dijo: “Mare, no ploreu la meva mort”; es decir, Madre, no lloréis mi muerte. Qué ejemplo de humildad, de aceptación de la voluntad de Dios, de fe inquebrantable... Aún viendo el escarnio que estaba contemplando su pobre madre, él sólo pedía a su madre que no se afligiera ni hiciera mala sangre de aquello. También al igual que a nuestro Redentor le preguntaron si quería beber, en concreto le ofrecieron vino como último disfrute de su vida antes de que se la arrebataran cobardemente, pero él no quiso beber. La reacción fue reírse de él y tirarle el vino por encima mientras le gritaba: ¡bien que lo bebías en misa!. El Comité que lo juzgó lo encontró culpable, entre otras cosas de escribir publicaciones católicas y de no permitir tocar las campanas el viernes santo de 1934 para convocar Asamblea Vecinal -ese día no se tocan las campanas al conmemorarse la muerte del Señor-.
Fue conducido en un vehículo a Solivella; en cuanto le subieron al automóvil empezaron a martirizarle con el coche en marcha. Le amputaron la lengua, una mano y los genitales estando vivo. Le fracturaron la clavícula izquierda y, como remate, le sacaron los ojos. Llegó a Solivella desangrándose y prácticamente en agonía, allí lo tiraron en la Plaza Mayor donde aún permaneció vivo media hora sin conocimiento. Después lo tiraron por un terraplén hacia las once de la noche. Cuando en 1939 fueron exhumados sus restos y trasladados al cementerio de su Parroquia de Conesa, los vecinos salían al paso del féretro para arrodillarse e implorar oraciones. Dicen que el mismo día que le asesinaron se corrió la voz de que habían matado a un santo. No estaban tan equivocados, fue beatificado en Tarragona el 13 de Octubre de 2013.
Vicario de Rosas: Rvdo. Sr. D. Joan Marqués Teixidor
Tenía 26 años cuando fue ejecutado; en dicho momento estaba ejerciendo como Vicario (Coadjutor) de la Parroquia de Santa María de Rosas (Gerona). Era natural del pueblo gerundense de San Pedro Pescador, en la comarca del Alto Ampurdán donde nació en 1910. Recibió la ordenación sacerdotal en 1933 con dispensa por edad en Gerona, teniendo apenas 23 años. Sus primeros destinos fueron las coadjutorías de Inglés, Tordera y Roses.
Cuando empezó la guerra se escondió por miedo en Figueres, en casa de su hermano. Su familia relataría años después cómo era consciente de la que se le venía encima y cómo se preparó espiritualmente para los últimos días de su vida. El día 2 de Agosto de 1936 comentaba desayunando en familia que aquel era un buen día para morirse, pues al ser el día de Nuestra Señora de los Ángeles se podía ir al cielo saltándose el purgatorio gracias al Jubileo de la Porciúncula. Parecía que algo le decía que llegaba la hora para él. Poco antes del mediodía un grupo de milicianos se presentaron en la casa de su hermano, hicieron un registro y dando con él lo llevaron detenido a Roses -su destino pastoral-. Una vez en Roses fue torturado cruelmente para, finalmente, ser atado a un árbol en la zona de Torreta -entre Roses y Cadaqués- donde lo quemaron vivo. Unas personas piadosas junto a sus familiares recogieron los pocos restos que de él quedaron calcinados, dándoles cristiana sepultura en el cementerio de la localidad donde estaba ejerciendo como vicario y donde entregó su alma a Dios.
Obispo Administrador de Barbastro: Monseñor Florentino Asensio Barroso
Preconizado Obispo titular de Euroea in Epiro (Euroeensis in Epiro) y Administrador Apostólico de Barbastro, por el Papa Pío XI. Fue consagrado obispo en Valladolid el 26 de Enero de 1936 tomando posesión de la sede de Barbastro -en calidad de Administrador- el 8 de Marzo de dicho año. Su episcopado no sólo fue muy breve -tan sólo seis meses- sino un auténtico drama. Tuvo que entrar en la Diócesis casi a hurtadillas por el ambiente hostil que se respiraba, y todas las semanas de su pontificado estuvieron marcadas por el arresto y martirio de prácticamente la totalidad de los suyos: sacerdotes de la curia, canónigos de la catedral, párrocos, religiosos, seminaristas... De 131 sacerdotes diocesanos que había en la diócesis antes de iniciarse la guerra civil sólo 18 salvaron la vida, muriendo mártires los restantes 113 presbíteros seculares. A estos habrá que añadirles 50 claretianos, 19 benedictinos y 9 escolapios.
El obispo fue declarado preso el día 22 de Julio de 1936 viviendo el arresto dentro del Palacio Episcopal. Aquí permaneció hasta el día 8 de Agosto en que fue trasladado a la cárcel provisional que se estableció en la Casa Consistorial. El día 8 ya en la celda de la cárcel empezaron los interrogatorios y las torturas, que se alargaron hasta el día siguiente. Los milicianos entre los muchos golpes y heridas que le propinaron le amputaron la bolsa escrotal para que se fuera desangrando. El día 9 hecho ya un auténtico nazareno, semidesnudo y ensangrentado sin apenas poder andar, fue trasladado en el llamado camión de la muerte a las tapias del cementerio para ser rematado. Los testigos que presenciaron su fusilamiento narraron cómo mientras le apuntaban para liquidarlo él se dedicó a bendecir a sus verdugos y a decir que los perdonaba. Aunque sus restos fueron tirados a una fosa común, pudo identificarse tiempo después su cadáver por ser el único de la fosa que permanecía incorrupto. Fue beatificado por San Juan Pablo II el 4 de Mayo de 1997.
Ecónomo de Pacs (Penedés): Mn. Bartomeu Pons Sintes
Cuando lo mataron tenía 48 años. Era natural de Mahón, donde había nacido en 1888. Recibió la ordenación sacerdotal en 1912. Tras ejercer en nuestro país los siete primeros años de ministerio pidió marchar de misionero, siendo destinado a una misión en Uruguay. Allí trabajó en las comunidades parroquiales de Rivera y Santa Clara de Olimar. Tras otros siete años regresa a España para estar cerca de sus ancianos padres que requerían de sus cuidados.
Parece que tenía amistad con el entonces obispo de Barcelona, Monseñor Josep Miralles i Sbert, por lo que se incorpora al presbiterio de dicha diócesis, siendo destinado a la parroquia de Pacs del Penedés como Ecónomo de la feligresía de Sant Genís. Se establece en la localidad junto a su familia. Aquí le sorprenderá la guerra civil.
El 29 de Julio de 1936 es arrestado por su condición de sacerdote, sufriendo torturas y escarnio público. En el pueblo había un Vía Crucis con las catorce estaciones repartidas por la localidad, los milicianos hicieron el vía crucis con el sacerdote como ajusticiado. Cuando el pobre cura llegó al final apenas le quedaban fuerzas por tantos latigazos y golpes que había recibido. Le ataron al sol durante horas llegando a deshidratarse; le ofrecieron beber agua y en lugar de dársela se la tiraron encima entre burlas. Finalmente fue llevado a una prensa de vino donde murió aplastado por la maquinaria, con su cuerpo reventado y triturado dentro del lagar. Los milicianos entre risas comentaban el buen vino que daba el cura.
Superior jesuitas de Tortosa: Mn. Francisco Audí Cid
Unos sesenta y cinco años bien gastados tenía el P. Francisco cuando fue martirizado por no renegar del Señor. Hoy está considerado el jesuita nº 155 en las lista de Santos, Beatos, Venerables, Siervos de Dios, como religiosos muertos en olor de santidad de la Compañía de Jesús, siendo el Primero San Ignacio.
El P. Francisco era natural de Tortosa -hijo de Tomás y Manuela- y estaba destinado en la Comunidad de religiosos de la Compañía de Jesús de su ciudad natal, donde ostentaba el cargo de superior. Su familia que siguió viviendo en Tortosa durante la guerra conocieron todos los detalles de su asesinato, incluso los nombres y apellidos de quienes le arrestaron y fusilaron, como así declaró su hermana pequeña, Josefa, ante el Fiscal Instructor en 1945.-
Parece que el religioso se había acercado a casa de su hermano en Tortosa para echarle una mano en las faenas del huerto, cuando se presentaron dos hombres llamados José y Joaquín Estellé, los cuales se lo llevaron para juzgarle.
En el Ayuntamiento de Roquetas se le interrogó, se le empezó a torturar y se le sentenció a muerte. A continuación, le condujeron a la carretera de Tortosa a Valencia para acabar con su vida en un lugar sin testigos. Al día siguiente su cadáver tiroteado y ensangrentado apareció en el cementerio de Tortosa, siendo recogido con todo cariño por su familia para darle cristiana sepultura en el cementerio de Roquetas (Tarragona) donde vivía parte de la familia.
Tres hermanas del corazón de María
Esta historia es tan triste como hermosa, pues hablamos no sólo de tres hermanas de la Congregación del Corazón de María, sino, además, tres hermanas de sangre que lo fueron también de vocación y finamente de martirio. La mayor era Carmen Fradera Ferragutcasas (1895); la segunda, Rosa (1900) y la pequeña la hermana Magdalena (1902).
Carmen ingresará a sus 20 años en las Misioneras del Corazón de María, en concreto en el año 1920 que fue cuando entró en la Casa-Noviciado que la Congregación tenía en Mataró. Emitidos sus primeros votos en 1923 fue destinada a la Comunidad de la Casa-Colegio que la Congregación tenía en esa misma localidad.
Rosa ingresará a sus 25 años en las Misioneras del Corazón de María, en concreto en el año 1922 que fue cuando entró en el noviciado de la Congregación en Olot, tomando por nombre de religiosa "Rosa de Jesús". Permanece en Olot hasta 1927 cuando emite sus votos y es enviada como primer destino al Colegio de Santa Colomba de Farnés.
Magdalena ingresará a sus 20 años en las Misioneras del Corazón de María 1922, entrando en el noviciado de la Congregación de Olot a la vez que su hermana mediana. En 1924 hace votos temporales, y en 1926 los votos perpetuos. Su primer destino fue el Colegio de Camprondon, pero no durará mucho aquí ya que enferma de gravedad en 1928 y sus superioras la destinan a recuperarse a la comunidad de Besalú. Ya recuperada, la destinan a la Comunidad de Cassá de la Selva, pensando sus superioras que el buen clima de la zona le sentará mejor.
Cuando estalla la guerra cada una de las hermanas estaba en una casa diferente de la congregación, pero al verse las religiosas obligadas a dispersarse ante el peligro que corrían de permanecer en los edificios de la congregación deciden separarse hasta que se amansen las aguas. Así la hermana Carmen deja Mataró, la hermana Rosa deja Santa Coloma, y la hermana Magdalena la comunidad de Massá. Las tres hermanas se esconden juntas en la casa familiar junto a sus ancianos padres que tenían unos setenta años. Esperaban aquí estar seguras y sin embargo en la casa familiar fueron detenidas por un comité de milicianos y llevadas al patíbulo.
Las tres eran muy hermosas, los milicianos trataron de todas las formas violarlas, pero era tal la resistencia de las religiosas por permanecer puras para su esposo que no lograron los milicianos más que hacerles heridas y golpes. Tal era la rabia de los milicianos por no lograr sus turbios propósitos que les propiciaron tales golpes que a alguna de las hermanas les saltaron dientes rotos de la boca y les quebraron huesos de la violencia que infligieron sobre ellas.
Empezaron a torturarlas introduciendo astillas afiladas, maderas y cañones de pistola en la vagina como tortura física y psicológica sobre las pobres monjas. Como venganza por no haberles dado su virginidad empezaron disparandolas en sus entrepiernas para rematarlas a disparos en la sien a las afueras de Lloret de Mar. Fueron beatificadas el 28 de octubre de 2007.
Superiora general de las carmelitas de la caridad: Apolonia del Santísimo Sacramento
Tenía 69 años cuando entregó totalmente su vida por amor a Dios a través de la sangre. Nacida en Lezáun (Navarra) con el nombre de Apolonia Lizárraga y Ochoa de Zabalegui. Ingresó en el noviciado que había en Vitoria de las carmelitas de la caridad -familiarmente llamadas Vedrunas en honor de su fundadora Santa Joaquina Vedruna- en 1886, e hizo los votos simples como en 1888 adoptando el nombre de Apolonia del Santísimo Sacramento.
Sus primeros destinos fueron en Extremadura donde ejerció la docencia en los colegios que la congregación tenía en Trujillo (Cáceres) y Villafranca de los Barros (Badajoz). Su tercer destino sería Sevilla donde por primera vez ocupó un cargo de responsabilidad al ser nombrada superiora, y por cuarto destino rectora del colegio de Vic. Sus hermanas vieron en ella a una persona con valías para el gobierno de la Congregación, por lo que en 1925 fue elegida superiora general de las carmelitas de la caridad. Llevaba ya a sus espaldas treinta y siete años de profesa.
La guerra civil comienza encontrándose en la Casa Generalicia de la Congregación en Vic. La primera medida que toma es poner a salvo a todas las religiosas de su comunidad, y una vez que todas estuvieron a salvo buscó un escondite para ella. Primero se refugió en casa de una familia muy cercana a la congregación en el mismo Vic donde permaneció hasta el 2 de agosto en que se trasladó a Barcelona. En la ciudad condal se movió entre dos casas de familias amigas, sin embargo el POUM anduvo tras su rastro hasta que dieron con ella y la detuvieron. Fue conducida a la checa de San Elías donde murió martirizada. Monseñor Antonio Montero en su obra publicada en 1961: ''Historia de la persecución religiosa en España (1936-1939)'' habla de los detalles del martirio de esta religiosa con el calificativo de ''rumor'' pues seguramente Don Antonio no había encontrado testimonios escritos que probaran lo que se decía que le hicieron, sin embargo existen al menos dos testimonios que acreditan lo ocurrido. Uno de ellos dice lo siguiente: “Fue cogida prisionera, llevada por los milicianos a una checa, la desnudaron y la llevaron a un patio. La ataron muñecas y tobillos y fue colgada de un gancho a la pared del patio. Con un serrucho la cortaron. Ella rezaba y rogaba por sus asesinos. Estos luego dieron su cuerpo a comer a unos cerdos que tenían allí, que al poco tiempo los mataron y los comían y vendían diciendo que eran chorizos de monja“. El martirio tuvo lugar el 8 de septiembre de 1936, el sacerdote toledano D. Jorge López Teulón escribió hace ocho años un precioso artículo titulado: ''Tarde del 8 de septiembre, en la checa de San Elías de Barcelona'' abordando este terrible martirio. Fue beatificada en Roma el 28 de octubre de 2007.
Cifras en la obra de D. Vicente Cárcel Ortí (pag. 470 de Memorias del Comunismo)
-4 obispos asesinados: Irurita (Barcelona), , Huix (Lérida), Borrás (Tarragona) y Polanco (obispo de Teruel asesinado en Gerona).
-Diócesis de Lérida: 270 clérigos (el 66 por ciento del clero)
-Diócesis de Barbastro entonces dependiente de Lérida, aún fueron más, el 88 por ciento del clero.
-Diócesis de Tortosa: 316 asesinados (62 por ciento del clero).
-Diócesis de Vic: 177 asesinados (27 por ciento del clero).
-Diócesis de Barcelona: 276 asesinados (22 por ciento del clero).
-Diócesis de Gerona: 194 asesinados (20 por ciento del clero).
-Diócesis de Urgel: 109 asesinados (20 por ciento del clero).
-Diócesis de Solsona: 60 asesinados (13 por ciento del clero).
*En el libro aparecen más casos de creyentes cuya vida fue arrebatada por seguir al Señor, como les ocurrió a la Familia del Párroco de Llampaires o el caso de una mujer que fue martirizada por el mero hecho de ser la madre de dos jesuitas.
Algunas de las obras citadas:
-Alberti Jordi, el silencio de las campanas, PROA, Barcelona. 2007
-Alberti Jordi, La Iglesia en llamas, la persecución religiosa durante la guerra civil, Destino, Barcelona, 2008
-Badía i Torrás, Lluis, Martirologi Solsoní, Delegació Diocesana de Mitjans de comunicació social, Solsona, 1988
-Barraycoa, Javier, Los (des) controlados de Companys. El genocidio catalán. julio 1936-mayo 1937, Libros Libres, Madrid, 2017
-Belda Plans, Juan, La escuela de Salamanca, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2000
-Cárcel Ortí, Vicente, La gran persecución. España 1931-1939, Planeta, Barcelona, 2000
-Gilson, Ian, Paracuello, como fué, Temás de hoy, Madrid, 2005
- Montero Moreno, Antonio, Historia de la persecución religiosa en España (1936-1939), BAC, Madrid, 2004
-Ruiz Julius, Paracuellos, una verdad incomoda, ESPASA, Madrid, 2015
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