miércoles, 9 de noviembre de 2022

Pikolín. Por Jorge González Guadalix

(De profesión cura) Cuando nosotros éramos jóvenes, hubo anuncios publicitarios que nos marcaron de tal manera que se convirtieron en expresiones de nuestro hablar cotidiano.

Hoy me he permitido la broma de utilizar algunas de estas frases para ilustrar historietas de la vida parroquial. Si pongo anunciantes, mis disculpas… Y adelanto que algunas de las frases son de los años sesenta… Así que los jóvenes…

- ¿Qué dices? Que te fagorices. Era el final de un anuncio de electrodomésticos, que venía a ser algo así como que me dejes en paz. Sigue siendo válido. Se podría emplear cuando aparece el vocabulario progre - ampuloso - rebuscado. Anda ya, que te fagorices…

- El algodón no engaña. Esto es más de ahora. Teorías, inventos, sugerencias, reinterpretaciones, quién sabe si acaso. Astete, Ripalda y catecismo del 92. El algodón no engaña.

- Busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo. Esto lo aplico al ecumenismo. Nada de todo vale. Hay que estudiar, comparar, conocer. Y si encuentrar algo mejor que la Iglesia católica hagan el favor de venir corriendo a contármelo porque me apunto.

- Y duran, y duran, y duran… Como aquellas pilas. Hay gente así: tenaz, pesada, que todos los días te cuentan lo mismo, exigen lo mismo… También sirve para todos los que en las reuniones, sean de lo que sean, toman la palabra y duran y duran y duran…

- Aquí hay tomate. Más de lo que parece en muchos lugares y muchos asuntos. Lo sabemos.

- Si no hay Casera nos vamos. Hacen bien. Si no hay liturgia bien celebrada es lo que toca: nos vamos.

- Tómate un kit kat. Esto es utilísimo porque demasiadas veces andamos a carreras, de un lado para otro, como si el findel mundo nos fuera a pillar en bata y zapatillas. Empleo mucho lo del kit kat como paréntesis para la oración. Falta nos hace.

- A mí plin, yo duermo en Pikolín. Mucha gente me cuenta que andan con problemas para conciliar el sueño. Les suelo decir en broma: ni pastillas ni gaitas, tú lo que necesitas es una buena confesión. También lo empleo cuando llegan las amenazas, que a veces llegan, como en el cole: pues vas a ir a la seño. Pues eso, Pikolín.

- Mi primo el de zumosol. Es parecido a algo de lo de antes: es que tengo un primo trabajando en la curia, yo tengo a un íntimo amigo que trabaja en el Vaticano. Más Pikolín.

Y acabo con un último eslogan que define perfectamente lo que es un blog: “bienvenido a la república independiente de mi casa". Si quieres pasar, pasa. Si no te gusta, no pasa nada. Eso sí, yo escribo y yo modero. Es mi república independiente. Hay otras. Tú mismo puedes tenerla, pero en mi casa mando yo.

Oiga, don Jorge, que eso es dictadura y opresión.

Pikolín tres.

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