domingo, 14 de febrero de 2021

''Queda limpio''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Ya en el sexto domingo del tiempo ordinario Jesús sigue sorprendiendo a todos. En este día, además, mientras unos celebran el carnaval y otros el día de los enamorados, los católicos hacemos nuestras dos preocupaciones importantes, una de ellas el hambre en el mundo al celebrar este fin de semana la campaña de "Manos Unidas", y por otro lado no queremos omitir a San Cirilo y San Metodio, a los que hemos de orar de insistentemente para que nuestro continente europeo redescubra sus raíces ligadas a la fe. 

Seguimos con la carta de San Pablo a los Corintios, donde vemos cómo en este caso el Apóstol aborda otra cuestión importante de cara a mantener viva la fe de la Comunidad en una ciudad tan compleja, pecadora y paganizada como lo era Corinto. Aborda el tema de "la debilidad", algo que nos viene muy bien dado que vivimos inmersos en un mundo a menudo hostil con nuestra fe, y con respuestas un tanto débiles por nuestra parte. Ahora más que nunca los bautizados y confirmados hemos de buscar dar testimonio coherente, sano y verdadero para mayor gloria de Dios: ''Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios''.

La primera lectura del Levítico por su parte, nos acerca al tema de''la impureza''. En los domingos pasados hemos visto cómo Jesús va rompiendo barreras con temas muy delicados en su tiempo. Es un "revolucionario", pero no como algunos lo quieren presentar ideologizándolo; no es un antisistema de de pedradas a la Policía,  escraches y cócteles "molotov". Jesús se revela rebelándose contra el estigma social de la enfermedad; cura al poseído, levanta a la suegra de Pedro, sana al leproso... Trata de demostrar que los trastornados y excluidos sociales a causa de los males del cuerpo no estaban pagando ni los pecados de sus padres ni eran impuros, sino enfermos necesitados de acogida, sanación y misericordia. Como vemos, poco ha cambiado nuestra sociedad, nuestra lepras siguen siendo muchas y una de sus formas actuales la llamamos "covid-19". Ésta también estigmatiza el cuerpo y el alma. Necesitamos más que nunca de Dios en nuestro mundo y en nuestro tiempo para quedar limpios por fuera y por dentro.

Antes de mayores disertaciones, debemos de partir de la fe de este leproso, el cual no es presentado por nadie ni Jesús va a su encuentro, sino que es el mismo enfermo quien le busca y se echa a los pies de Jesús reconociéndole e implorando su misericordia; quien le aborda en su camino seguro de que sólo Él podría ayudarle. El leproso ve en Jesús la única esperanza de su curación, la solución de sus males que denota la seguridad de sus palabras: ''Si quieres puedes limpiarme''. Y San Marcos nos revela algo hermoso, nos detalla la empatía y sentimientos de Jesús: sintiendo lástima... El Señor siente pena por aquel hombre y da muestras de que su corazón es ante todo misericordioso. 

El Señor vuelve romper todos los esquemas de aquella sociedad: Quiero, queda limpio; le toca y le cura. ¿Tocar a un leproso? Según la costumbre judía tocar a un impuro le hacía tan impuro como a él. Pero Jesús actuó con la sabiduría de Dios, pues le dijo al hombre recién curado no sólo que no lo contara, sino que cumpliera con lo prescrito por la ley de Moisés. Como hemos escuchado en la primera lectura, ser leproso en aquel tiempo era la peor de las desgracias y el más visible de los estigmas; era en sí mismo la muerte social, pues obligaba a vivir fuera de las poblaciones, en soledad, mendigando y advirtiendo siempre al que se acercara que no era nada ni para Dios: era ''impuro''. 

Estos primeros hechos de Jesús en su vida pública, en lo que conocemos como sus "Jornadas en Cafarnaún", nos anticipan su preocupación y opción por los últimos de los últimos. Los "impuros" estaban fuera del pueblo elegido, fuera de la sociedad, de la religión y de todo; por ello la ley hebrea pedía que tras recuperar la salud se presentasen al sacerdote para dar gracias y para que éste les admitiese de nuevo en la sociedad de la que fueron expulsados al enfermar. Lo que empezó como una norma higiénica entre sanos y enfermos acabó siendo un estigma social insalvable que les hacía malditos. El impuro no podía hablar con nadie, por eso Cristo rompe esa esclavitud inmisericorde e infame, y de ahí las palabras del salmista: ''Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación''.

La Iglesia en España quiere hacer suyo en este día otro mal de nuestro mundo que aún no hemos logrado erradicar: el hambre. Pasan las horas, los días y los años y las cifras de fallecidos por inanición no han desaparecido. Sigue habiendo hambruna en niños, jóvenes, adultos y ancianos, que ni un trozo de pan tienen para llevarse a la boca. Yo sé que este año estamos pasando por una situación muy delicada y calamitosa en nuestra tierra, que la economía no atraviesa buenos momentos y que mucha gente lo está pasando muy mal; sin embargo, aún somos privilegiados frente a tantísimas personas que no tiene nada, sólo hambre y Pandemia. Os animo a la generosidad; podéis hacerlo de muchas formas pues desde la Web de "Manos Unidas" se han facilitado varias formas para aportar donativos sin necesidad de hacerlo de forma presencial. Nuestra Parroquia colaborará el proyecto “Mejora del acceso de los jóvenes a la educación Secundaria en la ciudad de Shar (Chad)”, con cuyo proyecto colaboran los arciprestazgos de Oviedo, Siero y el Fresno, y que llevarán adelante los Padres Combonianos. Gracias a todos sea como fuere. Uniendo nuestras manos humanizaremos, transformaremos, y con Jesús como modelo, contribuiremos a la curación de las "lepras" internas y externas propias y de nuestro tiempo.

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