lunes, 3 de febrero de 2025

Santoral del día: San Blas, obispo y mártir. San Oscar, obispo

(Almudi.org) San Blas fue médico y obispo de Sebaste, Armenia. Hizo vida eremítica en una cueva del Monte Argeus. San Blas era conocido por su don de curación milagrosa. Salvó la vida de un niño que se ahogaba al trabársele en la garganta una espina de pescado. Este es el origen de la costumbre de bendecir las gargantas el día de su fiesta. Según una leyenda, se le acercaban también animales enfermos para que les curase, pero no le molestaban en su tiempo de oración. Cuando la persecución de Agrícola, gobernador de Cappadocia, contra los cristianos llegó a Sebaste, sus cazadores fueron a buscar animales para los juegos de la arena en el bosque de Argeus y encontraron muchos de ellos esperando fuera de la cueva de San Blas. Allí encontraron a San Blas en oración y lo arrestaron. Agrícola trató sin éxito de hacerle apostatar. En la prisión, San Blas sanó a algunos prisioneros. Finalmente fue echado a un lago. San Blas, parado en la superficie, invitaba a sus perseguidores a caminar sobre las aguas y así demostrar el poder de sus dioses. Pero se ahogaron. Cuando volvió a tierra fue torturado y decapitado. C. 316.

San Blas, obispo y mártir, fue tan celebre en todo el mundo cristiano por el don de los milagros con que lo honró Dios, nació en Sebaste, cuidad de Armenia. La pureza de sus costumbres, la dulzura de su naturaleza, su humildad y prudencia, y sobre todo, su eminente misericordia, criaron en él la estimación de todo lo bueno. Los primeros años de su vida se desempeñó en el estudio de la filosofía, y un tiempo hizo grandes progresos. Los bellos descubrimientos que hizo en el estudio de la naturaleza excitaron su inclinación a la medicina, la cual practicó con perfección. Esta profesión le dio motivo para conocer más de cerca las enfermedades y la miseria de esta vida, y en esta ocasión, de hacer más serias reflexiones sobre su caducidad, como también sobre el mérito y la solidez de los bienes eternos. Penetrado de estos grandes sentimientos, decidió prevenir los remordimientos que se experimentan a la hora de la muerte, evitándolos con la santidad de una vida verdaderamente cristiana. Pensaba retirarse al desierto, pero cuando falleció el obispo de Sebaste, lo eligieron en su reemplazo con los aplausos de toda la ciudad. El nuevo cargo sólo sirvió para que resalte con nueva luz su virtud, y lo obligo a iniciar una vida más santa. Cuanto más se despreocupaba en la salvación de sus ovejas, más aumentaba esa despreocupación por su propia vida. Se dedicó, entonces a instruir el pueblo más con sus ejemplos que con su palabra. Era tan grande la predisposición que tenía al retiro, y tan ardiente el deseo de perfeccionarse cada día más y más, que tuvo la necesidad de esconderse en una gruta, situada en la punta de una montaña, llamada el monte Argeo, poco distante de la ciudad.

A pocos días de estar allí, Dios manifestó la eminente santidad de su fiel siervo con varios milagros. No solamente venían de todas partes hombres para que los cure de las dolencias de su alma y cuerpo, sino que hasta los mismos animales salvajes salían de sus cuevas y venían a manadas a que el santo obispo les dé su bendición, y que los sane de los males que sufrían. Si sucedía que lo encontraban en oración cuando llegaban, esperaban mansamente en la puerta de la gruta sin interrumpirlo, pero no se retiraban hasta lograr que el Santo los bendiga. Hacía el año 315 vino a Sebaste Agricolao — gobernador de Capadocia y de la menor Armenia — por el mandado del emperador Licinio, con el orden de exterminar a todos los cristianos. En cumplimento de su misión, luego de entrar a la ciudad, ordenó que fuesen echados a las fieras todos los cristianos que se encuentren en prisiones. Para que se realice esta sentencia, salieron a los bosques cercanos en caza de leones y tigres. Los enviados del gobernador entraron por el monte Argeo, y se encontraron con la cueva, en la cual estaba retirado San Blas. La entrada a la cueva estaba rodeada de muchos animales salvajes y viendo al Santo que estaba rezando en medio de ellos con la mayor tranquilidad se asombraron. Fascinados del suceso tan extraordinario, comunicaron al Gobernador lo que acababan de ver, y él sorprendido de esta noticia, ordenó a los soldados que traigan a su presencia al santo Obispo. Ni bien lo intimaron de esta orden, nuestro Santo, bañado de una dulcísima alegría les dijo: "Vamos, hijos míos, vamos a derramar nuestra sangre por mi Señor Jesucristo! Hace mucho tiempo que suspiro por el martirio, y esta noche me ha dado el Señor para entender que se dignaba de aceptar mi sacrificio.

Luego que se extendió la noticia que a nuestro Santo lo llevaban a la ciudad de Sebaste, los caminos se llenaron de gente — concurriendo hasta los mismos paganos — que deseaba recibir su bendición y alivio de sus males. Una pobre mujer desesperada y afligida, pasó como pudo por medio de la muchedumbre, y llena de confianza se arrojo a los pies del Santo, presentándole a un hijo suyo que estaba sufriendo por una espina que le había atravesado la garganta y que lo ahogaba sin remedio humano. Compadecido el piadoso Obispo del triste estado de su hijo y del dolor de la madre, levanto los ojos y las manos al cielo, y empezó a rezar fervorosamente: "Señor mío, Padre de las Misericordias, y Dios de todo consuelo, dígnate de oír la humilde petición de tu siervo, y concédele a este niño la salud para que conozca todo el mundo que sólo Tu eres el Señor de los vivos y de los muertos. Pues Tu eres el Dueño soberano de todos, misericordiosamente liberal, y Te suplico humildemente, que todos los que recurren a mí para conseguir de Tu la curación de semejantes dolencias por la intercesión de Tu siervo, y demuestren su confianza, serán benignamente oídos y favorablemente atendidos." Apenas terminó el Santo su oración, cuando el muchacho arrojó la espina de su garganta y quedo totalmente sano. Esta es la principal veneración que tiene San Blas, por la ayuda con todos los males de la garganta, y los milagros que aparecen cada día demuestran la eficacia de su poderosa protección. Cuando ellos llegaron a la ciudad, San Blas fue presentado al Gobernador, quien le ordenó que allí mismo, sin ninguna replica y demora, sacrificase a los dioses inmortales. ¡Oh Dios!, — exclamó el Santo — ¿Para qué des ese nombre a los demonios, que sólo tienen el poder para hacernos mal? No hay más dioses que un sólo Dios Inmortal, Todopoderoso y Eterno, y Ese es el Dios que yo adoro!"

Irritado con esta respuesta Agricolao, al instante ordenó a que le peguen con tanta crueldad y por tan largo tiempo, que no se creía que pudiese sobrevivir. Pero San Blas demostró alegría en su semblante y tenía una fuerza sobrenatural que lo sostenía. Después lo llevaron a la cárcel, en la cual obró tantos milagros, que cuando entró enfurecido el Gobernador, ordenó que le despedazasen el cuerpo con uñas de acero, herida tras herida. Corrían arroyos de sangre por todas partes. Siete devotas mujeres, que se preocuparon de recogerla cuidadosamente, encontraron luego el premio de su devoción. Cuando fueron traídas ante el Gobernador, acompañadas de dos pequeños niños, las mandó a que sacrificasen a los dioses bajo pena de su vida. Ellas pidieron que les entreguen los ídolos, y cuando todos creían que iban a sacrificar, vieron que con tan valioso denuedo los arrojaron en una laguna. Por esa demostración ganaron la corona del martirio, cuando allí mismo fueron degolladas junto con los dos niños. Siguió fuerte San Blas, entonces avergonzado el Gobernador de verse siempre vencido, mandó que lo ahoguen en la misma laguna donde habían sido arrojados los ídolos. Protegiéndose el Santo Mártir con la señal de la cruz, comenzó a caminar sobre las aguas sin hundirse, como si fuera por tierra firme. Llegó a la mitad de la laguna y se sentó serenamente, demostrando a los infieles que sus dioses no tenían ningún poder. Hubo algunos tan necios o corajudos, que quisieron hacer la prueba por su cuenta, pero todos se ahogaron. En ese momento escuchó San Blas una voz que lo llamaba a salir de la laguna para recibir el martirio. Al salir, el gobernador de inmediato le mandó a cortar la cabeza en el año 316.

San Óscar, obispo (también llamado Ascario, Anscario, Ansgar o Anskar) (Amiens, Austrasia; 8 de septiembre de 801 – Brema, Sajonia; 3 de febrero de 865), misionero europeo, el primer arzobispo de Hamburgo y santo patrono de Escandinavia, siendo su día festivo el 3 de febrero. Su biografía fue escrita por san Remberto de Bremen en la Vita Ansgarii. Fue mandado por Ludovico Pío a ayudar al rey Harald Klak a cristianizar Dinamarca y con el rey Björn på Håga para convertir al cristianismo a Suecia. Óscar inició una misión religiosa en todos los países eslavos y escandinavos, siendo designado arzobispo de Hamburgo en el año 832. Sin embargo los normandos restituyeron el paganismo en Suecia y Dinamarca en el 845 y Óscar hubo de repetir todo su trabajo. Después frustró otra rebelión pagana y fue reconocido como un santo después de su muerte.

Necrológica

Ha fallecido el P. Jesús María Martín Mateo S.J. 

Nació en Valladolid el 14/03/1932, ingresó en la Compañía de Jesús el 26/08/1949, recibió la ordenación sacerdotal en Valladolid el 15/07/1962 e hizo los últimos votos en Valladolid el 02/02/1966.

Sus destinos fueron los siguientes: 

Noviciado en Orduña (1949 - 1951)

Juniorado en Loyola - Orduña (1951 - 1953)

Estudiante de Filosofía en Oña - Loyola (1953 - 1956)

Estudiante de Magisterio en Bilbao - Indautxu (1956 - 1959)

Estudiante de Teología en Oña (1959 - 1963)

Tercera Probación en Wepion - Bélgica (1963 - 1964)

Prefecto de Disciplina, Secretario y Profesor en el Colegio Sagrado Corazón de Logroño (1964 - 1965)

Delegado PREU, Consiliario AA.AA. y Profesor en el Colegio San José de Valladolid (1965 - 1971)

Convalidación de Filosofía en Universidad Civil en Salamanca (1971 - 1972)

Coordinador CEPA en Managua - UCA de Nicaragua (1972 - 1973)

Párroco en San Rafael del Sur - Nicaragua (1973 - 1974)

Director Centro de Educación y Promoción Agraria de Managua - Nicaragua (1974 - 1978)

Profesor de INEA. Colegio San José de Valladolid (1978 - 1979)

Estudios en Instituto Agronómico del Mediterráneo de Montpelier - Francia (1979 - 1982)

Estudios Agronómicos destinado en el Colegio San José de Valladolid (1982 - 1983)

Director Escuela de Agricultura en OCOTAL - Nicaragua (1983 - 1984)

Director Escuela de Agricultura de Estelí - Nicaragua (1984 - 1991) Operario en Estelí (1984-1991) y  Vicesuperior en Estelí (1990-1991). 

 Profesor de la UCA, Operario. y Administrador en Managua - Nicaragua (1991 - 1995) Miembro Junta Directiva UCA de Managua - Nicaragua (1994-1995). 

Vice-ecónomo de Honduras, Director INTELO y Operario en El Progreso - Honduras (1995 - 1998) 

Administrador, Director CIL y Asistente CVX en Oviedo (1998 - 2006). Profesor en el Colegio San Ignacio (1998-1999). Vicesuperior y administrador comunidad (1999-2000). Superior, profesor en el Colegio y Asistente CVX (2000-2006).

Vicario parroquial en San Francisco de Borja en Calle Maldonado - Madrid (2006 - 2007)

Subprefecto de iglesia, Delegado de Entreculturas, Secretario del Centro Loyola, Asistente eclesiástico de las comunidades del C.L. , Operario y Miembro de la CAL en Santander (2007 - 2011)

Ministro y Administrador del Instituto San José en El Progreso - Honduras (2011 - 2016) y Sub ecónomo en El Progreso - Honduras (2013-2016).

Colabora en la iglesia, Operario, Da Ejercicios en la vida ordinaria y ejerce de Bibliotecario en la Residencia de Santander (2016 - 2018)

Bibliotecario de la Residencia, Escribe la historia de la casa y Colabora en la iglesia del Sagrado Corazón de Oviedo (2018 - 2025)

Ha fallecido en Oviedo, sobre las 10:30 h. del día 1 de febrero de 2025; con 92 años de edad, 62 de sacerdocio y 75 de Compañía.

D.E.P.

La Capilla ardiente quedó instalada en la Sala nº 8 del Tanatorio Los Arenales de Oviedo. El DOMINGO, día 2, a la UNA Y MEDIA de la tarde, se celebró el funeral de cuerpo presente en la iglesia del Sagrado Corazón (antigua iglesia de las Salesas) y, acto seguido, se procederá a su incineración. Sus cenizas recibirán cristiana sepultura en el Panteón de la Compañía de Jesús en el Cementerio de ''El Sucu'' en Ceares - Gijón. 

AMDG

domingo, 2 de febrero de 2025

La Presentación del Señor y Purificación de Nuestra Señora. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


Este año al caer el día 2 de febrero en domingo, la liturgia de la festividad de la Presentación del Señor eclipsa el que iba a ser el IV domingo del Tiempo Ordinario. Es esta una celebración bellísima que se realiza siempre en día fijo, dado que se cumplen hoy cuarenta días desde la Natividad del Señor y recordamos así cómo Jesucristo ''nació bajo la ley'' y cumpliendo lo estipulado por Moisés fue presentado en el templo Es un día que familiarmente llamamos de "La Candelaria, o de Las Candelas", por ese pequeño lucernario con el que iniciamos la eucaristía. Fecha especialmente querida para los canarios, que celebran a su "Morenita" que según la tradición se apareció a los aborígenes guanches y hoy la llaman en las islas el "tesoro más grande" del archipiélago canario. Las imágenes que en nuestra geografía podemos encontrar de Nuestra Señora la representan con una vela o candela en su mano, aunque la auténtica luz que porta María es la que lleva en su otra mano: su Hijo; luz de luz, luz de las gentes y del mundo: luz eterna. 

En el evangelio de esta festividad nos encontramos cómo el anciano Simeón lo reconoce como luz y así lo proclama: ''Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel''. Este cántico del Profeta que llamamos del ''Nunc dimitis'' y que rezamos cada noche en el rezo de "Completas" es el deseo no sólo ante cada descanso, sino especialmente ante la muerte que habrá de venir tras haberse encontrado con el Señor y siendo uno consciente de que lo que creía que era su misión ha concluido se realiza: encontrar la luz que nunca acaba. Hoy parece que nadie se quiere morir, que nos agarramos a seguir en este mundo todo lo que se pueda y más, y ante esto me viene a la memoria un sacerdote jubilado que cuando le preguntaban cómo estaba respondía: ''esperando a que el Señor me llame, pues ya he cantado el ''Nunc dimitis''... Simeón y Ana aguardaron fielmente toda su vida que llegaría un día en que verían al Mesías; no pedían verlo si quiera actuar ni escucharlo predicar, ni llevando a cabo la redención; era tal su fe que les bastaba verlo como frágil recién nacido de apenas unas semanas. Por esta razón en muchas parroquias españolas se celebra también en este día la fiesta del movimiento de "Vida Ascendente", pues en los ancianos Ana y Simeón está el ejemplo de vivir el tiempo de la vejez teniendo como ejemplo a estos benditos modelos que nos estimulan "a la búsqueda del rostro de Dios, de sus signos, de su voluntad; una vida dedicada a la escucha y al anuncio de su Palabra", como Benedicto XVI explicó a la perfección en su homilía de 2011. Simeón y Ana son también la representación del pueblo vigilante que aguardaba al Mesías; la liturgia bizantina incide especialmente en esto, en el encuentro entre el pueblo anhelante y el que sería su Gloria, que es presentado. 

El evangelista San Lucas también indica que ''Cuando se cumplieron los días de la purificación...'': ¿a qué se refiere?. El libro del Levítico recoge en su capítulo 12 el mandato de Moisés que indicaba cómo una mujer tras al parto quedaba impura durante siete días, al octavo se circuncidará al niño y ''continuará purificándose de su sangre treinta y tres días más''. Por eso siete días de impureza más treinta y tres para terminar los días de purificación resultan un total de cuarenta. Por ello a esta fiesta del 2 de febrero se la conoce aún en muchos lugares como "el día de la Purificación de Nuestra Señora". ¿Necesitaba acaso la Purísima purificarse? Pues evidentemente no, pero lo hizo, dándonos un ejemplo de humildad asombroso. ¿Qué pasaría por la cabeza de María en aquellos momentos? Lleva en sus brazos al mismísimo Mesías que será reconocido como luz de las naciones y no pide privilegios; es más, en la tradición cristiana identificamos esta escena como un momento de dolor para Nuestra Señora, pues es cuando se le advierte que su pequeño será un ''signo de contradicción'' y que ella misma vería su corazón traspasado. Se le anticipa que como madre habrá de experimentar el dolor humano más atroz, como será el de presenciar la pasión y muerte de su único hijo: María siempre unida a Jesús.

Hoy es también la Jornada de la Vida Consagrada en todas sus formas: de vida activa o contemplativa, institutos seculares u Orden de las Vírgenes, sociedades de vida apostólica o nuevas formas de consagración que van surgiendo. Fue San Juan Pablo II quien tuvo la inspiración de que se dedicara este día para poner el alza el valor, la necesidad y actualidad de las religiosas y religiosos en la vida de la Iglesia dentro sus múltiples carismas y formas en el seguimiento de Cristo: pobre, casto y obediente. En este año jubilar el Papa pide a la vida consagrada ser  «peregrinos y sembradores de esperanza», acudiendo al Señor, sintiéndose siempre anclados en esa esperanza que nunca defrauda y a la que todo religioso ha de vivir aferrado unido a la Iglesia y que no falte nunca como «ancla del alma, segura y firme». La Santísima Virgen y San José al llevar a su hijo al templo lo estaban consagrando al Altísimo como estaba escrito: ''todo primogénito varón será consagrado al Señor''. Y no sólo ofrecido, sino también rescatado; una reminiscencia de aquella noche de Pascua en que el Señor pasó por la tierra de Egipto pasando de largo por las casas que habían pintando sus jambas con sangre. La noche en que el pueblo fue liberado de la esclavitud. Por eso el niño, además de ser presentado, era necesario que un sacerdote ofreciera en sacrificio -un cordero como la noche de Pascua- para expiar el pecado y así quedar limpio. Más para las familias pobres y sin recursos se contemplaba sustituir el cordero por "dos tórtolas o dos pichones"; uno de ofrenda por el pecado y el otro para holocausto. En muchos relieves de la iconografía castellana encontramos esta escena de la Virgen en el templo sosteniendo al niño, y San José con los pichones. 

Aquí en la presentación vemos cumplida la profecía de Malaquías que hemos escuchado en la primera lectura: ''Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén''. Es un día para la alegría: en muchos lugares existe la tradición de presentar a los niños a la Virgen; es cuando se retiran ya todos los belenes y hacen fiesta los que trabajan en el mundo de la luz eléctrica o las cererías, pero la verdadera noticia es que el Hijo de Dios es presentado en el templo; no un niño cualquiera llevado por sus padres, sino que podemos decir que Jesús entra por primera vez de forma solemne en la Casa de su padre. Por eso la oración del salmista es igualmente tan expresiva hoy: ''¡Portones!, alzad los dinteles, que se alcen las puertas eternales: va a entrar el Rey de la gloria''... A las que llevan el nombre de Candela, Purificación o Candelaria, muchas felicidades, así como a las religiosas y religiosos en este día tan suyo. 

Evangelio de la Presentación del Señor en el Templo

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-40

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

Palabra del Señor

sábado, 1 de febrero de 2025

Desde nuestro brocal: Auschwitz, in memoriam

 El cielo se puso tremendamente oscuro, como yo nunca antes había visto. En aquellas primeras horas de la tarde se cernía la tormenta que luego explotó: un viento huracanado y una lluvia torrencial. Estaba en el bloque 18 del barracón que alberga la celda en la que Maximiliano Mª Kolbe fue asesinado. Al no poder salir afuera, volví al pasillo subterráneo donde estaba la celda, durante casi media hora. Fue allí, donde una inyección letal acabaría con la vida de aquel sacerdote polaco, franciscano, que decidió ponerse en lugar de un padre de familia que iban a fusilar por una falsa acusación. El fraile, ante el pasmo de los vigilantes nazis, dio un paso al frente y, entre risas y sarcasmos, le aceptaron tamaño trueque. Sería canonizado por su compatriota Juan Pablo II el 10 de octubre de 1982. Allí en la plaza de San Pedro, totalmente conmovido con su traje de presidiario, estaría aquel esposo y padre de familia que se cruzó con la entrega martirial de alguien que daría la vida por él, como aprendió del mismo Jesús. 

Tengo en mi retina aquel rato de silencio, mi soliloquio en una celda que hablaba de un amor de otro mundo. Muchos pensamientos me venían a la mente, latidos veloces me palpitaban en el corazón, y aquel lugar maldito por el odio más feroz y absurdo, fue para mí una inmensa provocación. Se trataba del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Uno de los más grandes construidos por el loco delirio de Adolf Hitler para asesinar, de tantas formas, a cuantos allí terminaron su viaje en el tren de la desesperanza. 

Se cumplen los 80 años de la liberación de aquella tragedia inhumana. La puerta de entrada al campo, señalaba con sarcasmo la bienvenida: “Arbeit macht Frei” (El trabajo libera), pero era una encerrona sin más puerta de salida que el crematorio después de pasar por la cámara de gas. En Alemania conservan algunos campos de exterminio mostrados con pudor, no como macabra exposición de los horrores humanos, sino como humillante recordatorio para no repetir los errores que avergüenzan a la humanidad. Me he acercado a otros dos campos de exterminio: Dachau (cerca de Munich), donde albergaron a sacerdotes y religiosos, y Mauthausen (en Austria), donde fueron gaseados muchos españoles. 

Una conmoción que te deja sin habla, te quita el aire. El Papa Wojtyla comparó estos campos con la antesala del infierno, porque difícilmente se pueden dar tantas inhumanidades al servicio de un mal casi infinito. Era sobrecogedor estar allí, respirar sus olores, flanquear los edificios de ladrillo, merodear las alambradas de la muerte, los paredones de fusilamiento, las celdas de castigo letal, las cámaras de gas, los hornos crematorios… Bastaba ver las fotografías, los documentos en alemán, los utensilios y herramientas, gafas, maletas, ropa, guedejas rubias de mujer que no lograron encanecer, o las trenzas de niñas que no verían su mañana. Todos fueron gaseados en la sala que a continuación pude ver en un profundo silencio sobrecogido. ¿Qué hicieron esos pequeños para merecer tan terrible y prematuro final? Aquellos zapatitos no calzaron más los pies que no corretearon los senderos de la vida. ¿Qué caminos les fueron censurados? ¿Qué talentos les fueron de ese modo truncados? ¿Qué plan de Dios sobre cada uno de ellos fue así roto y malogrado? 

Aquella guerra terminó. Hoy tenemos otras, en el hampa de la mentira, de la corrupción y la violencia en cuyos cauces malditos de nuevo se atenta contra la vida más inocente en todas sus formas: la del no nacido, la que pena para sobrevivir dignamente y la de quien termina su periplo natural. Porque la única memoria histórica creíble es la que aprende de los horrores propios y ajenos, y no desentierra viejos rencores que propician nuevos errores con insidias. El Padre Kolbe dio la vida, como el trigo que cae en tierra: hasta dar mucho fruto. Es la esperanza con la que Dios hace nuevas todas las cosas. 

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm, 
Arzobispo de Oviedo

''Peregrinos y sembradores de esperanza''. Mensaje de la Conferencia Episcopal Española ante el día de la Vida Consagrada


¡Qué hermosos son sobre los montes los pies de quien trae alegres noticias! (cf. Is 52,7). Con esta evocación profética podemos recibir el anuncio de la XXIX Jornada Mundial de la Vida Consagrada en el Año del Jubileo Ordinario, que sitúa a toda la Iglesia bajo el signo de la esperanza que no defrauda (cf. Rom 5,5) y nos llama a convertirnos en «peregrinos y sembradores de esperanza». Lo hacemos en continuidad con la Jornada de 2023, que glosamos «caminando en esperanza», porque los consagrados, como todos los bautizados, se reconocen ciudadanos de la ciudad celeste: hacia ella se dirigen y ella misma «es anticipada en su peregrinación» (1). 

Esta XXIX edición actualiza, en el camino sinodal y del jubileo ordinario, el propósito de san Juan Pablo II cuando instituyó la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, de modo que la Iglesia valore cada vez más el testimonio de las personas consagradas y estas renueven cuanto debe inspirar su entrega al Señor (2). En consecuencia, queremos ayudar a descubrir, conocer y apreciar a las personas consagradas, que buscan configurarse con Cristo a través de su preciosa vocación y esperan cada día en el Señor, siendo figura e imagen de una peregrinación y una siembra cargadas de esperanza. 

Como bien sabemos y hemos recordado en Jornadas de años anteriores, Simeón y Ana reflejan la vida consagrada de estos tiempos de un modo peculiar y constituyen modelos de «peregrinos y sembradores de esperanza». En la homilía de la eucaristía con motivo de la XXVIII Jornada Mundial de la Vida Consagrada de 2024, el papa Francisco comentó que nos hacía bien mirar la «paciencia en la es pera» de estos entrañables ancianos, sus «corazones “jóvenes” velan do» sin «rendirse al derrotismo ni jubilar la esperanza», capaces del asombro de acoger al Salvador «en la novedad de su venida» (3). Los subrayados del santo padre describen la rica y generosa experiencia de muchas personas consagradas, al mismo tiempo que exhortan a todos los consagrados a la imitación humilde, sana y radiante de estas actitudes y virtudes. 

Más adelante, en esta misma homilía, el papa recuerda lo importan te que es la espera de Dios para las personas consagradas y, por tanto, lo sustancial que resulta evitar caer en el «sueño del espíritu», vivir adormecidas, «almacenar la esperanza en los rincones oscuros de la decepción y la resignación», de modo que no les afecte la parálisis de la acedia y la desesperanza. Sin duda, se trata de un horizonte valioso y necesario que deben descubrir o redescubrir los consagrados, «peregrinos y sembradores de esperanza» en medio del pueblo de Dios durante el jubileo ordinario de 2025. 

¿Pero qué llevan hoy en el costal de la siembra las personas consagradas para esparcir simiente de esperanza mientras peregrinan hacia el reino de Dios que se anticipa en su camino? De entre muchas semillas, vamos a fijarnos en dos que anuncian la esperanza que está por llegar al tiempo que aligeran los pasos de los consagrados en su peregrinar cotidiano: la «misión profética» y las «relaciones nuevas». 

Misión profética 

Las simientes de misión profética que los consagrados van sembrando con su peregrinación albergan claros visos de una esperanza nueva. El papa Francisco, cuando convocó el Año de la Vida Consagrada, del que se cumplen diez años en 2025, habló a los consagrados de la esperanza en medio de un panorama de dificultades que siguen estando hoy presentes: la disminución de vocaciones y el envejecimiento, sobre todo en Occidente, los problemas económicos, los desafíos de la internacionalidad y la globalización, el relativismo, la irrelevancia. Es precisamente ahí, entre todos estos aprietos, que no son exclusivos de la vida consagrada, donde el papa dice que «se levanta nuestra esperanza, fruto de la fe en el Señor». Más aún, el santo padre recuerda que la esperanza que se fundamenta en Dios no se basa en los números o en las obras (4). 

Por tanto, no hay que ceder a las tentaciones de la cantidad o la eficiencia, ni a las de confiar en las propias fuerzas o dejarse amedrentar por las debilidades. Una vez más, como hace el papa Francisco, hemos de recordar a Benedicto XVI cuando manifestó: 

No os unáis a los profetas de desventuras que proclaman el final o el sin sentido de la vida consagrada en la Iglesia de nuestros días; más bien re vestíos de Jesucristo y portad las armas de la luz —como exhorta san Pablo (cf. Rom 13,11-14)—, permaneciendo despiertos y vigilantes (5). 

Por consiguiente, las personas consagradas, fieles a su identidad profética, han de vivir despiertas, vigilantes, con actitud de centinelas que evitan todo adormilamiento y comodidad. El papa Francisco se dirige a los consagrados en los mismos términos en la carta apostólica con motivo del Año de la Vida Consagrada: 

Espero que «despertéis al mundo», porque la nota que caracteriza la vida consagrada es la profecía. Como dije a los superiores generales, «la radicalidad evangélica no es solo de los religiosos: se exige a todos. Pero los religiosos siguen al Señor de manera especial, de modo profético». Esta es la prioridad que ahora se nos pide: «Ser profetas como Jesús ha vivido en esta tierra […]. Un religioso nunca debe renunciar a la profecía» (29-11-2013) (6). 

Los consagrados, «peregrinos y sembradores de esperanza en misión profética», denuncian y han de seguir denunciando la injusticia, la falta de hospitalidad con el migrante, la aporofobia, la economía in humana, la trata de personas, los atentados contra la creación… Los consagrados peregrinan y han de seguir peregrinando con los débiles, los indefensos, las víctimas, como Dios camina con ellos. Son y han de continuar siendo una voz profética coral que siembra con dedicación las semillas de la esperanza de un profetismo vivido y proclamado en fraternidad, no por su propia cuenta, sino contribuyendo a edificar una Iglesia sinodal misionera.

Relaciones nuevas 

Siempre ha de haber semillas de relaciones nuevas en el costal de los consagrados. Relaciones generadas y regeneradas en Jesucristo, que se convierten en testimonio discipular cuando las acogemos y pro movemos, como señala el papa Francisco en Evangelii gaudium (7). Estas relaciones nuevas son buenas semillas de esperanza, que tratan de alumbrar un nuevo mundo relacional en el que cada encuentro huma no se vive como una celebración gozosa. 

La vida consagrada puede responder alegremente al desafío que describe el papa en la exhortación apostólica porque en su seno y con otros debe ser capaz de descubrir y transmitir la mística de vivir jun tos, de mezclarse, encontrarse, tomarse en brazos, apoyarse, participar unos de la vida de los otros, haciendo realidad una verdadera experiencia de fraternidad que se percibe en medio del pueblo como una caravana solidaria, una santa peregrinación, impulsada por el convencimiento de que salir de sí mismo para unirse a otros hace siempre bien (8). 

Este camino, como dice el papa, es esperanzador y las relaciones nuevas que nacen del encuentro primordial con Jesucristo nos permiten crecer en esperanza a través de nuestra humanidad compartida. Así lo recuerda la bula de convocación del jubileo ordinario 2025 cuando afirma que mirar el futuro con esperanza equivale a tener una visión de la vida con entusiasmo para compartir con el otro (9). Esta mi rada supera la tentación de encerrarse en la «privacidad cómoda» o en el grupo reducido de quienes coinciden en casi todo, según en qué momento de conveniencia, algo propio de un modo de deambular por el mundo que no es una verdadera peregrinación ni siembra una esperanza firme. 

La vida consagrada es inseparable de la oblación fecunda en todos sus ámbitos. Las personas consagradas han de vivir la entrega genero sa en las relaciones fraternas entre sí, con los pastores, con los laicos, con los miembros de sus familias carismáticas y con quienes son destinatarios de su misión, especialmente los más débiles. Una oblación, por tanto, que se manifiesta en un compromiso relacional colmado de vida que se aprende de Cristo en su relación con el Padre, con el Espíritu Santo y con cada persona que encuentra en los caminos de Galilea, Samaria y Judea. 

Con este horizonte como meta, las personas consagradas están llamadas a peregrinar haciendo un proceso de conversión que les permita cambiar lo que sea preciso en el ámbito de las relaciones, que es amplio y diverso. Así, por ejemplo, los consagrados han de aspirar a un modo evangélico de afrontar las relaciones que se dan entre varones y mujeres, de modo que se respeten su igual dignidad y reciprocidad, tal como señala el Documento final del Sínodo sobre la Sinodalidad en su número 52. Igualmente, han de empeñarse en establecer relaciones que reparen integralmente a las víctimas de abusos y ofrezcan ayuda a los victimarios, siempre con el cuidado de no causar daño nuevamente a ninguna víctima. 

En el ámbito global de las relaciones, desde hace décadas se viene dando la realidad de la multiculturalidad que nos exige aprender a peregrinar en clave «intercultural» en el mundo, en la Iglesia y en la vida consagrada. Teniendo presentes las dificultades que esto encierra, sembrar relaciones interculturales nuevas en una vida fraterna de comunidad multicultural constituye en sí mismo una siembra esperanzadora. 

En suma, las personas consagradas no deben cansarse de sembrar relaciones nuevas, y menos aún de esparcir semillas de novedad en las relaciones que precisan del impulso que solo puede dar el amor de Cristo y la reconciliación con el Padre y con los hermanos. Es la congruencia de un modo de ser y obrar, personal, comunitario y sinodal, que conforma un proyecto de vida de «peregrinos y sembradores de esperanza» en medio de las noches de una humanidad sedienta de la justicia, paz y abundancia que Jesucristo ha venido a instaurar. 

Siguiendo la glosa de Hebreos que hace el papa Francisco en el último número de la bula Spes non confundit (10), para ser «peregrinos y sembradores de esperanza», los consagrados acuden al Señor y se sienten «anclados en la esperanza»; poderosamente estimulados a aferrarse, con toda la Iglesia, al «ancla del alma, segura y firme, que penetra más allá de la cortina, donde entró, como precursor, por no sotros, Jesús» (Heb 6,18-20). 

XXIX Jornada de la Vida Consagrada 2 de febrero de 2025, 
año jubilar. 

Sres. Obispos de la Comisión Episcopal Para la Vida consagrada


1 Benedicto XVI, carta encíclica Spe salvi (30-11-2007) 4. Cf. San Juan Pablo II, Mensaje para la primera Jornada de la Vida Consagrada (2-2-1997) 4.
2 Cf. San Juan Pablo II, Mensaje para la primera Jornada de la Vida Consagrada (2-2-1997) 1.
3 Cf. Francisco, Homilía en la fiesta de la Presentación del Señor (2-2-2024), XXVIII Jornada Mundial de la Vida Consagrada
4 Cf. Francisco, Testigos de la alegría, carta apostólica a todas las personas consagradas (21-11-2014) I, 3.
5 Benedicto XVi, Homilía en la Fiesta de la Presentación del Señor (2-2-2013), XVII Jornada Mun dial de la Vida Consagrada. 6 Francisco, ibid., 2
7 Cf. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium (24-11-2013) 87-92.
8 Cf. FranciSco, ibid., 87.
9 Cf. FranciSco, Spes non confundit. Bula de convocación del jubileo ordinario del año 2025 (9-5-2024) 9.
10. Cf. Francisco, ibid., 25