lunes, 30 de noviembre de 2020

Oración a la cruz de San Andrés

Salve, oh cruz, inaugurada por medio del cuerpo de cristo, que te has convertido en adorno de sus miembros, como si fueran perlas preciosas.

Antes de que el Señor se subiera sobre ti, provocabas un temor terreno.

Sin embargo, ahora, dotada de un amor celeste, te has convertido en un don.

Los creyentes saben cuanta alegría posees, cuantos regalos deparas.

Confiado, por tanto, y lleno de alegría, vengo para que tu también me recibas exultante como discípulo de quien fue colgado de ti.

Cruz bienaventurada, que recibiste la majestad y belleza de los miembros del Señor, tómame y llévame lejos de los hombres y entrégame a mi Maestro, para que a través de ti me reciba quien por medio de ti me ha redimido.

¡Salve, oh cruz, sí, verdaderamente, salve!

Protégenos, Señor, con la constante intercesión del apóstol San Andrés, a quien acogiste para ser predicador y pastor de tu Iglesia.

Oíd nuestras humildes plegarias y concedednos lo que ahora tanto precisamos:

(petición a San Andrés Apóstol)

Señor todopoderoso, que el apóstol San Andrés, que instruyó y gobernó vuestra Iglesia, medie continuamente por nosotros, ante el trono de vuestra Divina Majestad, nos beneficie con su amparo, ayuda y favores y nos proteja de todo mal.

Por Jesucristo nuestro Señor, amén.

Catequesis de Adviento

 






domingo, 29 de noviembre de 2020

''Mirad, vigilad''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila











Con las Vísperas solemnes de este primer domingo de adviento iniciamos el nuevo año litúrgico a la vez que bendecimos la corona del Adviento, cuyo primer cirio nos recuerda el comienzo de esta preparación espiritual para la Navidad. Si el pasado año que concluimos el domingo anterior con la Solemnidad de "Cristo Rey del Universo" nos acompañó el evangelista San Mateo, éste será San Marcos quién nos ayudará cada domingo a hacer nuestra la Palabra que Dios.

El adviento ha de ser una "Escuela de Posaderos", pues nos preparamos para dar alojamiento entre nosotros a Cristo que viene en la humildad de un niño recién nacido, vulnerable e indefenso. Nace en un establo por que no había sitio en la posada. Ya sabemos que hay muchísimas personas en este mundo y en nuestra Patria que no tienen sitio en su vida para el Señor, lo preocupante es que nosotros, los que nos decimos sus amigos y que le reconocemos y amamos, a menudo tampoco parece que le esperemos; le negamos muchas veces igualmente el cobijo en nuestro corazón y le obligamos a marchar y seguir buscando sitio en la frialdad de la noche en otro pesebre...

La primera lectura del profeta Isaías es -valga la redundancia- ¡profética!; actual y demoledoramente descriptiva de nuestro tiempo: ''Ojalá rasgases el cielo y bajases'' -¡ya!-. Es el sentir unánime de la Iglesia Universal que se encamina a las Pascua definitiva: ¡Que el cielo llueva su justicia, que venga a nosotros el único justo y santo: el Emmanuel!. Pero no vendrá sin más, sino tal y como nos dice este texto: ''Sales al encuentro del que practica la justicia''. Adviento no esperar de brazos cruzados a que llegue el día de Navidad o la Pascua eterna, es la oportunidad para que el Salvador nos encuentre mejores por nuestros propios actos. Para recibir al Justo, hemos de intentar ser nosotros previamente justos.  Necesitamos arreglar aquello que no va bien en nuestra vida y encauzarlo hacia el único que puede recapitularlo todo. He aquí el sentir unánime para este tiempo y que proclama el salmista: ''Oh Dios restáuranos, que brille tu rostro y nos salve''. 

Si la lectura del profeta se centraba ya en tiempos críticos hacia la primera venida de Cristo -con una apabullante aplicación comparativa a nuestro tiempo actual por las circunstancias similares que nos rodean) la epístola de San Pablo a la comunidad de Corinto está enfocada más bien a la segunda venida del Señor, que aún no ha tenido lugar: ''vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo''. Es este un matiz que no hemos de pasar por alto, pues el adviento no se limita tan sólo a vivir la preparación de la Navidad, sino que es un recordatorio de que nuestra existencia terrenal es un constante vivir en vela y en espera de que llegue la hora que no conocemos. Estas cuatro semanas son un recordatorio de que toda nuestra vida ha de caracterizarse por la espera atenta y vigilante en la que cuando menos lo esperemos ''vendrá el Hijo del Hombre''.

El evangelio es igualmente una llamada de atención a la constancia y una advertencia para no bajar la guardia en nuestra espera del Señor. Jesús exhorta a sus discípulos para que vigilen, y les pone el ejemplo del hombre que partió de viaje dejando el encargo de vigilar la espera de su retorno. Nosotros lo tenemos ahora más fácil dado que sabemos qué día es la Natividad del Señor, y afrontamos estas cuatro etapas del adviento aumentando la intensidad de la vigilia según nos acercamos a la fecha. Pero no olvidemos que en cualquier momento de nuestra vida pueden llamar a nuestra puerta San José con la Virgen María a punto de dar a luz y pedirnos cobijo. Hagamos nuestro el imperativo de evangelio: ''mirad; vigilaz'', pues como el mismo Jesús nos ha recordado ''no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!''...

Evangelio Domingo 1º de Adviento

Lectura del santo evangelio según san Marcos (13,33-37):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»

Palabra del Señor

sábado, 28 de noviembre de 2020

Bendición de la Corona de Adviento

 

Adviento: vino, vendrá, viene. Por Ramón Navarro Gómez

(C.E.E.) El Año Litúrgico, en el que se despliega todo el misterio que Cristo para que, celebrándolo, podamos participar de él, comienza con el tiempo de Adviento, que son las semanas que preceden a la Navidad. “Adviento” es una palabra que viene del latín y significa “venida”.

¡Viene el Señor”, y su venida nos llena de esperanza.
Pero, ¿a qué venida nos referimos?

“Vino”

El Adviento nos prepara para la celebración litúrgica de la Navidad: la primera venida del Señor, en la humildad de nuestra carne, para salvarnos. Los días del 17 al 24 de diciembre serán una preparación más intensa para la celebración de este Misterio, especialmente de la mano de María. Contemplaremos los acontecimientos que precedieron en el evangelio a la venida del Señor y aclamaremos al Emmanuel –“Dios con nosotros”- con esperanza.

“Vendrá”

La primera parte del Adviento, desde las primeras vísperas del 28 de noviembre hasta el 24 de diciembre, son una invitación a contemplar la segunda venida del Señor, que vendrá glorioso al final de los tiempos e inaugurará plenamente su Reino. Las figuras proféticas de Isaías y de Juan el Bautista, y también la de la Virgen María, a través especialmente de la celebración de su Inmaculada Concepción, guiarán nuestra espera y nuestra esperanza y nos ayudarán a estar en vela y preparados.

“Viene”

Pero no tendría sentido celebrar un acontecimiento del pasado o uno del futuro si no tuviesen repercusión en el presente. San Bernardo, en su sermón 5 en el Adviento del Señor, habla de una venida intermedia, entre la primera y la segunda, donde el Señor viene para ser “nuestro descanso y nuestro consuelo” (2ª lect. Del Oficio de Lectura, miércoles I de Adviento). El Adviento, por tanto, es un tiempo que orienta nuestra vida, que la encamina, desde la fe en Jesús, que se ha encarnado para llevar a cabo el plan de salvación de Dios, al encuentro definitivo con Él al final de los tiempos, y lo hace por medio de esa venida cotidiana del Señor que ciertamente se da en su Iglesia a través de su Palabra, de los sacramentos, pero también en nuestra propia historia, “en cada hombre y en cada acontecimiento” (Prefacio III de Adviento).

Símbolos para vivir el Adviento

Una llamada

Resonará fuertemente en la Palabra de Dios ¡preparad el camino del Señor!

Tres voces

Las de Isaías, Juan el Bautista y la Virgen María María. ¿Dejaremos que resuenen en nuestras conciencias?

Un color

El morado de los ornamentos. Hace presente la esperanza, y nos recuerda que estamos en un tiempo de preparación, en este caso a la Navidad. En el tercer domingo de Adviento -“Gaudete”- se suavizará en el rosa, para recordarnos que ya estamos avanzados en ese camino de preparación, para que no nos desanimemos.

Un símbolo. La corona de Adviento

No es propiamente un signo litúrgico, pero nos va haciendo presente el camino de nuestra preparación espiritual. Las luces van creciendo, hasta que recibamos al que es la Luz verdadera. El verde se va marchitando, pero brotará un renuevo. La corona la vemos en muchas iglesias. ¿Por qué no hacerla también en casa?

Un ambiente

La austeridad, que debe presidir nuestras iglesias y celebraciones: pocas flores, sobriedad en la música… ¡Centrémonos en lo importante! Pero también la alegría, subrayada sobre todo en el tercer domingo de Adviento, pero presente en todo este tiempo.

Una ausencia

El «gloria». Solo se cantará o recitará en las solemnidades. En la práctica, únicamente el día de la Inmaculada Concepción de la Inmaculada Virgen María. Una ausencia para alimentar nuestro deseo de volverlo a entonar, unidos a los ángeles que anunciarán el Nacimiento del Salvador.

Una invitación

Porque el Adviento, más que nunca, es un tiempo de oración.

Ocho días

Una octava, desde el 17 hasta el 24, que nos invitan a prepararnos más fuertemente para la Navidad.

Ocho nombres

Cada día de esa octava, en la antífona del Magníficat, en Vísperas, o en el versículo del Aleluya, llamaremos a Cristo por un nombre distinto. En latín: Sapientia (Sabiduría), Adonai (Señor, en hebreo), Radix Iesse (Raíz de Jesé), Clavis David (Llave de David), Oriens (Sol que nace), Rex Gentium (Rey de las Naciones), Emmanuel (Dios con nosoros). Ocho palabras cuya primeras letras, leía al revés, irán formando un acróstico: las palabras ERO CRAS (“llegaré mañana”). ¡Viene el Señor!.

Una virtud teologal

Que es, por tanto, un regalo de Dios: la esperanza. Sin olvidar las otras dos -fe y caridad- porque las tres van juntas y una no se puede dar sin las otras dos. Que realmente sean las actitudes que guíen nuestra vida cristiana.

viernes, 27 de noviembre de 2020

Carta semanal del Sr. Arzobispo

 


La pasión de esperar, certeza de una promesa

En una de sus confesiones más sinceras, el premiado escritor italiano Cesare Pavese, quiso abrir su corazón para compartir a bocajarro lo que le embargaba esa alma que él juzgaba poco creyente. Maestro de la pluma, fino narrador de las entretelas humanas, tenía un algo, un no-sé-qué… que le dejaban balbuciendo continuamente hasta reconocer que de aquello que realmente le interesaba no sabía nada, entendía muy poco, dejándole como pobre mendigo ante sus propias palabras, tan celebradas por quienes otorgaban galardones literarios. 

Al venir de recoger un premio de literatura, algo así como nuestro premio Nadal, quiso escribir con un desgarro impresionante unas notas íntimas. Las recoge Luigi Giussani en una página memorable de su libro El sentido Religioso: «“Lo que un hombre busca en los placeres es un infinito, y nadie renunciaría nunca a la esperanza de conseguir esta infinitud”. La observación de Pavese encuentra en su Diario otras confirmaciones dramáticas. Cuando el escritor obtuvo el premio literario italiano más conocido, el premio Strega, comentó: “también has conseguido el don de la fecundidad. Eres dueño de ti mismo, de tu destino. Eres célebre como quien no trata de serlo. Pero todo esto se acabará. Esta profunda alegría tuya, esta ardiente saciedad, está hecha de cosas que no has calculado. Te la han dado. ¿A quién, a quién, a quién darle las gracias?”... Pero ya entre las primeras anotaciones de su diario aparece una observación que tiene un valor capital: Qué grande es el pensamiento de que verdaderamente nada se nos debe. ¿Alguien nos ha prometido nunca nada? Y, entonces, ¿por qué lo esperamos?”. Quizá él no pensó que la espera constituye la estructura misma de nuestra naturaleza, la esencia de nuestra alma. No es resultado de un cálculo: es algo dado. La promesa está en el origen, procede del origen mismo de nuestra hechura. Quien ha hecho al hombre, lo ha hecho “promesa”. El hombre espera estructuralmente, es mendigo por estructura; la vida es estructuralmente promesa». 

Siempre que releo estas líneas, me conmuevo ante mi propia vida y sus entresijos. Si al afirmar Cesare Pavese que nadie le ha prometido nada para intentar así mantener y, hasta, justificar su falta de fe, su incredulidad, sin embargo, no puede censurar sin engañarse a sí mismo que su corazón espera: espera algo, espera a alguien, pero no sabe dejar de esperar. Este es el drama, el verdadero desafío ante nuestra libertad. No la comedia de quien todo se lo toma a risa, ni la tragedia de quien no ve jamás un horizonte de salida a su existencia. Es un verdadero drama, donde las preguntas que más nos anidan, las que más nos duelen, las que auténticamente nos queman, no son preguntas que nos hayamos inventado nosotros o que sean prestadas, sino que nos han sido dadas como un reclamo que provoca en nosotros una humilde respuesta. Si nadie nos ha prometido nada, si todo nos ha sido dado, ¿por qué yo no sé dejar de esperar? ¿por qué necesito saber a quién debería darle agradecidamente mis gracias? 

Este es el argumento cristiano que se nos plantea siempre que llega el tiempo de adviento: un tiempo donde poner nombre a mis verdaderas preguntas, donde aprender a templar mi auténtica espera. Porque vienen de sobresalto tantas cosas que me espolean a diario y que no sé gestionar ni resolver por mí mismo. Y entonces brota esa conciencia de que soy mendigo de un abrazo que pueda colmar mi espera, mendicante de una respuesta que ponga música a la letra de mis preguntas todas. Se inicia el tiempo del adviento, en una circunstancia como la nuestra cuando nos acorralan tantas cuestiones que pululan en el aire contaminado de una extraña época. Para esto vino Jesús hace dos mil años, para esto no deja de venir y llamar a mi puerta. Es el adviento de este año, tan distinto, tan inédito, tan insospechado. Al final de la cuesta, vendrá el Señor con su presencia y su respuesta. Esto es lo que nutre sin aburrimiento la esperanza cristiana. 

+ Jesús Sanz Montes, 
Arzobispo de Oviedo

jueves, 26 de noviembre de 2020

Fallece Mons. Alfonso Milián, obispo emérito de Barbastro-Monzón

El obispo emérito de la diócesis de Barbastro, Mons. Alfonso Milián Sorribas, ha fallecido hoy, 26 de noviembre, a los 81 años de edad en el hospital Miguel Servet de Zaragoza donde había ingresado el pasado domingo. Era el obispo emérito de Barbastro-Monzón desde el 27 de diciembre de 2014.

Biografía

Mons. Milián nació el 5 de enero de 1939 en La Cuba, provincia de Teruel y diócesis de Teruel y Albarracín. Realizó los estudios eclesiásticos en el Seminario Metropolitano de Zaragoza y fue ordenado sacerdote el 25 de marzo de 1962. En 1992 obtuvo la Licenciatura en Teología Catequética por la Facultad de Teología San Dámaso de Madrid.

Cargos pastorales

Coadjutor de la Parroquia de La Pueblo de Híjar (Zaragoza, 1962-1967). Administrador de la parroquia de Azaila de Zaragoza (1962-196). Encargado de las parroquias de Vinaceite y Almochuel en 1967-1969.

Fue administrador de la Parroquia San Pío X en Zaragiza (1969-1983). Coadjutor de la Parroquia San Pío X entre 1983-1996 y Delegado de Cáritas de Arrabal, en la misma ciudad, entre 1970-1976.

De 1978 a 1990 perteneció al Consejo Presbiteral de la diócesis y entre 1980-1981 fue Consiliario Diocesano del Movimiento Junior.

Fue nombrado obispo auxiliar de Zaragoza el 9 de noviembre de 2000 por el Santo Padre Juan Pablo II. Recibió la ordenación episcopal el 3 de diciembre del mismo año en la Basílica del Pilar.

Cuatro años después, el 11 de noviembre de 2004, Juan Pablo II le nombra obispo de Barbastro-Monzón. Tomó posesión de la Sede el 19 de diciembre del mismo año en la catedral de Barbastro. Es obispo emérito desde el 27 de diciembre de 2014.
Otros datos de interés

En la Conferencia Episcopal Española era miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y promoción humana desde la Asamblea Plenaria de marzo de 2020.

Fue miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social desde marzo de 2017 a marzo 2020, cargo que desempeñaba, asimismo, desde el año 2002. Anteriormente fue miembro de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar en el trienio 1999-2002.

República Dominicana, nuevo destino temporal de Raúl Berzosa

(salamancartvaldia.es) Al igual que la Diócesis de Ciudad Rodrigo sigue sin Obispo titular, también continúa sin destino fijo el que fuera su último prelado hasta la fecha, Raúl Berzosa Martínez, quién presentó su renuncia al gobierno Civitatense hace ya casi dos años, en enero de 2019, tras haber estado desde junio de 2018 en un retiro espiritual especial concedido por el Papa Francisco en un monasterio benedictino francés.

Las últimas noticias que se tenían de Raúl Berzosa databan de septiembre de 2019, cuando, tras haber pasado el primer semestre de ese año colaborando en una Parroquia de Bogotá (Colombia), fue destinado a Roma, quedando “al servicio de la Santa Sede”, sin que se especificase cuál iba a ser su cometido. Durante este algo más de un año se ha tenido conocimiento de su presencia en Roma al haber presidido varias eucaristías. Ahora, Berzosa tiene un nuevo destino temporal: la República Dominicana, donde se ha incorporado a su Arquidiócesis de Santo Domingo.

Berzosa -que sigue siendo Obispo emérito de Ciudad Rodrigo- llegó a la República Dominicana durante el mes de octubre, siendo presentado a la comunidad de fieles de la Arquidiócesis de Santo Domingo en una misa celebrada a finales de ese mes. En la misma, el Arzobispo Metropolitano, Francisco Ozoria Acosta, le dio la bienvenida explicando a los fieles que se trataba de un español que llegaba en estos momentos desde Roma “para una experiencia pastoral, misionera, aquí en esta Arquidiócesis”, y que se va a quedar “por un buen tiempo”.

En estas primeras semanas en República Dominicana, el que fuera Obispo de Ciudad Rodrigo entre 2011 y 2019 está participando en distintos actos tanto propiamente litúrgicos como de otra índole. En este sentido, durante este fin de semana participó en Santo Domingo en una caminata denominada Un paso por mi familia, contra el aborto, la violencia intrafamiliar, y el matrimonio antes de cumplir los 18 años.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Los retos de la Pastoral del Trabajo ante la Covid19

(C.E.E.) Bajo el lema “Retos y esperanzas en el mundo del trabajo ante la situación actual y futura de la covid-19”, se han celebrado las XXVI Jornadas Generales de Pastoral del Trabajo, “on line”.
Comenzábamos con el saludo de Mons. D. Abilio Martínez Varea, obispo de Osma - Soria, que desde este curso está al frente del Departamento de Pastoral de Trabajo (Comisión Episcopal de la Pastoral Social y Promoción Humana). Nos recordaba que la Pastoral Obrera y del Trabajo es tarea de toda la Iglesia, no podemos obviar la centralidad del trabajo para la vida humana. Las Jornadas han contado con la participación de unas 300 personas de 37 diócesis.

Tras la oración, hemos tenido un recuerdo agradecido para Mons. D. Antonio Ángel Algora Hernando. De su mano hemos aprendido a vivir con más profundidad y coherencia la fidelidad a la Iglesia y al mundo obrero. Recogemos su testigo. ¡Hasta mañana en el Altar!

Esta Jornada ha sido espacio para compartir las situaciones de vida de los hombres y mujeres del mundo del trabajo, agravada por la actual pandemia, ahondando en la precariedad, el desempleo y la negación de su dignidad a tantas personas: mujeres, jóvenes, personas migrantes, personas cuyos ingresos dependen de la economía informal…; y también para compartir esta realidad, hacer una lectura creyente desde el Evangelio y la Doctrina Social, ayudándonos a descubrir retos y esperanzas en el empeño por construir nuestra historia en “términos de comunidad, de prioridad de la vida” (F.T. nº116).

Desde diferentes ámbitos y perspectivas, Raúl Flores Martos, Secretario Técnico de la Fundación FOESSA y Coordinador de estudios de Cáritas Española; Joaquín Pérez da Silva, Secretario General de USO; M.ª Francisca Sánchez Vara, Directora del Departamento de Migraciones y Movilidad Humana de la CEE; Elena Ruiz Cebrián, Presidenta del Consejo de la Juventud de España, nos han ayudado a fijar la mirada y reafirmarnos en que no podemos seguir “normalizando” tantas situaciones donde el empleo no garantiza una vida digna, donde crece la pobreza, la exclusión y se instalan la inestabilidad y la precariedad. Recordamos especialmente a las trabajadoras del empleo doméstico, temporeros, personas que trabajan en la economía informal, a las víctimas de la siniestralidad laboral y a los jóvenes golpeados de nuevo por una crisis mas.

Hoy se hacen más necesarias políticas, leyes, medidas de protección, recursos sociales y económicos como por ejemplo Rentas Mínimas, Reforma Fiscal, Ley de Extranjería, Reparto del Trabajo, frente a un mundo que descarta y deja a tantas personas en los márgenes. Necesitamos fortalecer las organizaciones sociales y sindicales. Frente a una “economía que mata”, que genera víctimas y destruye el planeta, tenemos que conjugar los verbos: Acoger, proteger, promover e integrar, como dice el Papa Francisco.

Pedro José Gómez Serrano, Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCM, nos ha insistido que más allá del ver, juzgar y actuar, están el dolerse, soñar y celebrar, tomando conciencia de que el futuro está por construir, haciendo verdad las tres “t”: tierra, techo, trabajo. Las fracturas (sanitaria, laboral, económica, social) que dividen, aíslan, rompen la fraternidad y niegan la vida, sólo es posible eliminarlas si nos comprometemos a valorar el cuidado, la protección y la defensa del trabajo a la medida del ser humano.

Como nos insisten “Laudato si” y ''Fratelli Tutti'', el empeño es hacer de la “casa común”, “hogar habitable”, donde vivir como familia humana, pasando del yo al “Nosotros”. Este tiempo de pandemia, de crisis, es tiempo de asumir riesgos, generar nuevas experiencias y alternativas, hay posibilidades inéditas que generan solidaridad y hacen crecer en humanidad. Como Iglesia tenemos que estar ahí.

Esta Jornada es la primera que celebramos como Departamento de Pastoral de Trabajo en el marco de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Promoción humana. Tras recordar la trayectoria de esta pastoral, hemos dialogado sobre el papel a desarrollar en el futuro por este Departamento en un nuevo contexto de transversalidad con el resto de áreas con las que compartimos la misión.

Este año nos ha faltado el contacto más personal y la convivencia. Nos hemos encontrado, compartido anhelos, soñando juntos. “Soñemos como una única humanidad. Que Dios inspire ese sueño en cada uno de nosotros, impulsándonos a crear sociedades más sanas, un mundo más digno, sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras”. (P. Francisco en F.T.nº8,287 ,Oración).

Todos unidos ante la crisis

 

martes, 24 de noviembre de 2020

Santoral del día: San Andrés Dung-Lac y compañeros

(Catholic.net) Memoria de los santos Andrés Dung Lac, presbítero, y sus compañeros, mártires. En una común celebración se venera a los ciento diecisiete mártires de las regiones asiáticas de Tonkin, Annam y Cochinchina, ocho de ellos obispos, otros muchos presbíteros, amén de ingente número de fieles de ambos sexos y de toda condición y edad, todos los cuales prefirieron el destierro, las cárceles, los tormentos y finalmente los extremos suplicios, antes que pisotear la cruz y desviarse de la fe cristiana.

Esta memoria obligatoria de los ciento diecisiete mártires vietnamitas de los siglos XVIII y XIX, proclamados santos por Juan Pablo II en la plaza de San Pedro el 19 de junio de 1988, celebra a mártires que ya habían sido beatificados anteriormente en cuatro ocasiones distintas: 64, en 1900, por León XIII; 8, por Pío X, en 1906; 20, en 1909, por el mismo Pío X y 25 por Pío XII, en 1951.

No sólo son significativos el número insuperado en la historia de las canonizaciones, sino también la calificación de los santos (ocho obispos, cincuenta sacerdotes, cincuenta y nueve laicos), la nacionalidad (noventa y seis vietnamitas; once españoles; diez franceses, el estado religioso (once dominicos; diez de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París; otros del clero local, más un seminarista, el estado laical (muchos padres de familia, una madre, dieciséis catequistas, seis militares, cuatro médicos, un sastre; además de campesinos, pescadores y jefes de comunidades cristianas).

Seis de ellos fueron martirizados en el siglo XV, los demás, entre 1835 y 1862; es decir, en el tiempo del dominio de los tres señores que gobernaban Tonkín, Annam y Cochinchina, hoy integradas en la nación de Vietnam.

En gran parte (setenta y cinco) fueron decapitados; los restantes murieron estrangulados, quemados vivos, descuartizados, o fallecieron en prisión a causa de las torturas, negándose a pisotear la cruz de Cristo o a admitir la falsedad de su fe.

De estos ciento diecisiete mártires, la fórmula de canonización ha puesto de relieve seis nombres particulares, en representación de las distintas categorías eclesiales y de los diferentes orígenes nacionales. El primero, del que encontramos una carta en el oficio de lectura, es Andrés Dung-Lac. Nació en el norte de Vietnam en 1795; fue catequista y después sacerdote. Fue muerto en 1839 y beatificado en 1900. Otros dos provienen del centro y del sur del Vietnam. El primero, Tomás Tran-VanThien, nacido en 1820 y arrestado mientras iniciaba su formación sacerdotal, fue asesinado a los dieciocho años en 1838; el otro es Manuel Le-Van-Phung, catequista y padre de familia, muerto en 1859 (beatificado en 1909).

Entre los misioneros extranjeros son mencionados dos españoles y un francés. El dominico español Jerónimo Hermosilla, llegado a Vietnam en 1829, vicario apostólico del Tonkín oriental, fue muerto en 1861 (beatificado en 1909); el otro dominico, el obispo vasco Valentín de Berriochoa, que llegó a Tonkín en 1858, a los treinta y cuatro años, fue muerto en 1861 (beatificado en 1906).

El francés Jean-Théophane Vénard, de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París, llegó a Tonkín en 1854 y fue asesinado a los treinta y dos años (beatificado en 1906): sus cartas inspiraron a santa Teresa de Lisieux a rezar por las misiones, de las que fue proclamada patrona junto con san Francisco Javier.

Ha fallecido Monseñor Damián Iguacen a la edad de 104 años


(nivariensedigital.es) Monseñor Damián Iguacen Borau ha fallecido este martes 24 de noviembre de 2020 a los 104 años de edad en la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados que lo atendían en el Hogar Saturnino López Nova, en Huesca. El estado del obispo emérito de Tenerife se había deteriorado durante los últimos meses. A finales del mes de julio fue visitado por última vez por el prelado Nivariense, Bernardo Álvarez.

En la que fue probablemente su última entrevista, publicada por el Heraldo de Aragón, D. Damián se refería a la actual pandemia que le traía al recuerdo la «gripe» que se vivió en 1918, cuando él tenía dos años. «Hubo mucho pánico». Con esta referencia histórica, Iguacen aseguraba que fue «una situación similar a la que ahora se vive. El ambiente era de temor». «Mis padres se portaron muy bien porque procuraron evitar el pánico. Me contaban todo en sentido positivo y resaltaban lo bueno», rememora, para asegurar poniendo en valor la virtud de la esperanza que: «No está todo perdido, podemos hacer el bien en la conversación ordinaria y esto sirve para todos, para los de arriba y abajo».

El actual obispo Nivariense tras conocer la noticia, expresó su hondo pesar por el fallecimiento de un gran pastor que vivió entre nosotros – como rezaba su lema episcopal –como el último de todos y el servidor de todos.

BIOGRAFÍA
Nació en el pueblo aragonés de Fuencalderas (Zaragoza). Cursó estudios en el Seminario Conciliar de la Santa Cruz de Huesca. El 7 de junio de 1941 fue ordenado sacerdote, el 11 de octubre de 1970 consagrado Obispo en la Catedral de Barbastro y el 14 de agosto de 1984 se convierte en prelado de la Diócesis de Tenerife, de la cual es Obispo Emérito.

Su primer destino fue como párroco en diversas parroquias en la Diócesis de Huesca de 1941 a 1944. Fue vicerrector del Seminario de Huesca de 1944 a 1948 y consiliario de Jóvenes y Mujeres de Acción Católica entre 1950 y 1969. De 1955 a 1969 pasó a ser párroco de San Lorenzo de Huesca.

Posteriormente, recibió el encargo como Administrador Apostólico de Huesca en 1969 y fue nombrado Obispo de Barbastro el 11 de octubre de 1970 hasta que en 1974, fue llamado a la Diócesis de Teruel. En 1984 fue nombrado Obispo de Tenerife, ministerio que desempeñó hasta el 12 de junio de 1991, cuando la Santa Sede aceptó su renuncia y pasó a ser emérito.

En la CEE fue miembro de la Comisión Episcopal de Liturgia de 1972 a 1981 y de 1984 a 1993, presidió la Comisión de Patrimonio Cultural.

Además, en el trienio de 1975-1978 formó parte de la Comisión para la Vida Religiosa. De nuevo fue miembro de ella de 1981 a 1984.

Monseñor Iguacen también publicó diversos estudios y libros sobre el patrimonio histórico y sobre advocaciones marianas.

A su edad, era probablemente el obispo más longevo de la Iglesia Católica. Ante un nuevo cumpleaños siempre respondía igual: “Es una gracia de Dios que no sé cómo agradecérsela más que poniéndome enteramente a su servicio”.

lunes, 23 de noviembre de 2020

Sale a la luz nuestra revista ''Entre caminos''

''Heredad el reino''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

 

Concluimos este domingo el año litúrgico con la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. Vivimos nuestro tiempo acompasado con la historia de la salvación que hacemos nuestra año tras año. Lo comenzamos con el Adviento interiorizando la primera venida del Señor, y lo concluimos aspirando a la segunda venida de Cristo que será la definitiva: la Parusía. Si el pasado año proclamábamos en esta celebración el interrogatorio de Jesús ante el sanedrín: Cristo camino a la cruz; este año la palabra de Dios nos presenta dos facetas de la realeza del Señor: Pastor solícito y Juez misericordioso.

En el fondo, al encontrarnos en el final de un ciclo, la invitación pese a todo es para mirar esperanzados al futuro, y lo que encontramos en él los creyentes con los ojos de la fe es el triunfo del bien, del amor, y de unos cielos nuevos y una tierra nueva que no pasarán... Hubo un tiempo no  muy lejano en que casi todos los hogares de España tenían una imagen entronizada de Cristo Rey o del Corazón de Jesús, reinando en majestad. Era un gesto hermoso de nuestros mayores para con sus descendientes generacionales, heredado a la vez de sus antepasados y que daba seguridad y cohesión al hogar como recordatorio de que Él era el rey de todos; de toda la familia en su anhelo de ser algún día invitados a participar juntos del banquete celestial. Hoy parece que no sólo hemos olvidado el mandamiento primero de la ley amando a Dios sobre toda las cosas, sino que nos hemos olvidado también unos de otros, olvidándonos hasta de amar.

El principal enemigo de la fe sigue siendo la ignorancia; fe y razón se complementan y no se excluyen para nada, pero un ignorante suele ser además de atrevido, muy manipulable; y, sin duda, vivimos tiempos de ignorancia y manipulación. Nuestro Rey no tiene corona de oro, ni centro, ni tropas, ni palacio; es un humilde pastor que vive pendiente de guiar, cuidar y curar a sus ovejas... ¿Pero qué tendrá este humilde Nazareno que sigue poniendo nerviosos a los reyezuelos y mandamases de este mundo?... Seguimos viendo a muchos Herodes pedir la muerte del hijo de un carpintero.

Jesús es buen pastor, el manso cordero llevado al matadero, el rey de unos súbditos libres y voluntarios que no destaca por su ostentación sino por su humildad, que propone el mundo diferente que nos hace tanta falta, sin imponer nada a nadie. En la profecía de Ezequiel vemos la perfecta definición de cómo es nuestro Rey: ‘’Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones’’.

Jesús es el pastor bueno que busca a las ovejas perdidas, que salva a la descarriada y cura a las enfermas.  No es un monarca sentado en un trono, sino un pastor que sube a los riscos sin miedo al peligro en busca de las torpes y las rezagadas, y las carga sobre sus hombros de vuelta a casa... El salmo 22 que hemos cantado es la definición más exacta del tipo de rey que tenemos los cristianos...

San Pablo en su epístola a los Corintios nos dice que Cristo será el primero: ‘’después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies’’. Aquí tenemos la segunda idea que podemos entresacar. Será ‘’juez misericordioso’’, conocedor de la frágil condición humana que tiene tendencia a la imperfección, a la necedad y al pecado. La carta de Pablo es realmente una exhortación escatológica del que conoce también a Cristo y la condición humana, enfocada al día en que regresará el Señor a juzgarnos a todos, vivos y muertos.

El evangelio es igualmente muy catequético y directo, vemos a Cristo que regresa, algo que esperamos desde el día de su Ascensión. Vuelve glorioso y viene como juez. Pero no se nos presenta como un justiciero terrible, injusto o rencoroso, sino que su juicio será todo sobre un sólo aspecto: ''el amor'' ¿hemos amado? ¿cómo he sido para con Dios y con mis hermanos? ¿He sabido descubrir a Cristo en el hambriento, sediento, forastero, desnudo, encarcelado...?. No será Él quien nos apruebe o suspenda, la nota dependerá de nosotros mismos. Cuando separe cabras y ovejas, ¿cúal será mi lugar?... Ojalá podamos escuchar orgullosos una sentencia merecida: "Venid benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo..." En nuestra mano, en nuestros actos y libertad está formar parte de su reino de vida. Ojalá devolvamos al Redentor el lugar que le corresponde en nuestra vida y en este mundo tan absolutamente necesitado de Él...

domingo, 22 de noviembre de 2020

Evangelio Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,31-46)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas, de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis." Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistirnos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»

Palabra del Señor

sábado, 21 de noviembre de 2020

"No somos nostálgicos de privilegios, sino defensores de la libertad", advierte Sanz

El Arzobispo de Oviedo tacha de “sectaria, ideologizada y abusiva” la ley Celaá que “ningunea” a los padres

(Lne) “No somos nostálgicos de ningún privilegio, sino defensores de la libertad”. Es una de las sentencias del Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, en la carta semanal que dirige a los feligreses de la Diócesis de Asturias, a la hora de hablar de la recientemente aprobada ley orgánica de modificación de la LOE (LOMLOE), conocida popularmente como ley Celaá. El prelado se muestra crítico, tanto con la forma en la que ha sido aprobada en el Congreso –por la mínima, con un solo voto más de los necesarios– como por su contenido.

“En estos días está siendo un clamor el rechazo de una ley de educación que ha rebasado todas las líneas rojas del diálogo, del consenso, sin que se despeinen quienes la enarbolan desde los parlamentos”, apunta Sanz Montes, quien opina que los padres “son los responsables de la verdadera educación de sus hijos, derecho que se ha conculcado ampulosamente ninguneando de hecho la patria potestad que les otorga la vida, para se suplantados totalitariamente por una ley sectaria, ideologizada y abusiva”.

La LOMLOE es la séptima ley educativa que se aprueba en democracia en España y, como todas las anteriores, adolece del consenso necesario para que la sociedad integre y asuma como propia una norma de tanto calado en tanto que afecta a la educación. Además, ha nacido en medio de una monumental bronca política. La ley defendida por la Ministra Isabel Celaá va camino de convertirse en la más polémica de los últimos 40 años: hoy mismo hay convocada una manifestación de gran parte de la comunidad educativa (padres, directores y profesores de la red no pública que se ven atacados) y el PP ya ha anunciado que la recurrirá en los tribunales.

El Arzobispo de Oviedo llama a hacer “política educativa” y evitar “la manipulación partidista”. Y añade: “Así construimos la ciudad abierta y plural, en donde todos tienen la posibilidad de expresar y defender sus valores, su tradición y su conciencia”.

La Presentación de la Santísima Virgen María en el Templo

En este día, en que se recuerda la dedicación, el año 543, de la iglesia de Santa María la Nueva, construida cerca del templo de Jerusalén, celebramos, junto con los cristianos de la Iglesia oriental, la "dedicación" que María hizo de sí misma a Dios, ya desde su infancia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su concepción inmaculada.

Según la tradición, sus padres llevaron a la Virgen María al Templo a la edad de tres años para que formase parte de las doncellas que allí eran consagradas a Dios e instruidas en la piedad.

Fiesta Litúrgica: Ya se celebraba en el siglo VI en el Oriente. En el 1372, el Papa Gregorio XI, informado por el canciller de la corte de Chipre sobre la gran celebración que en Grecia se hacía para esta fiesta el 21 de noviembre, la introdujo en Aviñón. Sixto V promulgó la fiesta para la Iglesia universal.

La Beata Ana Catalina Emmerick escribe místicamente de revelaciones que incluyen la presentación de María en el Templo. 

Oración: Te rogamos, Señor, que a cuantos hoy honramos la gloriosa memoria de la santísima Virgen María, nos concedas, por su intercesión, participar, como ella, de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

viernes, 20 de noviembre de 2020

Carta semanal del Sr. Arzobispo

 


Una política que construye la ciudad

Suele ser un latiguillo al uso que con frecuencia se esgrime cuando no se desea escuchar o leer lo que tantas veces los cristianos, y en particular el papa y los obispos, decimos o escribimos al hilo de las cosas que suceden. Entonces se pretende descalificarnos diciendo que nos metemos en política. Es verdad: hacemos política, en el sentido más propio de su etimología. Es decir, tratamos de aportar algo con nuestra pluma o nuestra palabra a la polis, a la ciudad, a la sociedad en la que vivimos. Hacer política en este sentido, es algo mucho más amplio y más preclaro que ofrecer una visión partidista, con su arenga y su insidia, su audacia y su nobleza. No hacemos partidismo, pero sí que ofrecemos una visión política. 

Lógicamente, la óptica desde la que nos asomamos al mundo actual, el horizonte que marca la meta hacia la que navegamos, tienen una clave muy particular en los cristianos que tenemos la responsabilidad pastoral como obispos. Hemos de evitar escorarnos hacia unas siglas de una formación partidista, porque estaríamos apoyando o denostando a quienes no coincidiesen con esa mirada nuestra. Por eso se pretende tachar de partidismo politiquero cuando nosotros tomamos la espada de nuestra palabra o el cálamo de nuestra pluma, para anunciar la verdad o denunciar la hipocresía. 

Nuestra política tiene un trasfondo moral y no una clave partidista. No hay falsilla de programa electoral ninguno en nuestras intervenciones, no hay ademán de pretender ser en los parlamentos una opción alternativa, y aunque lo que decimos y escribimos atraviesa inevitablemente lo que se impone con rodillo o lo que se propone torticeramente, tratamos de advertir la resulta señalando su intrínseca malicia. Creo tener un respeto impecable (yo jamás hablo de nombres de personas ni de siglas partidistas: son ellos quienes reconociéndose en mi denuncia salen en trompa para intentar descalificarme con mi nombre y oficio), pero al mismo tiempo una libertad implacable cuando debo decir las cosas sin arredrarme ante los vociferantes. 

Porque es libre verdaderamente quien no busca los aplausos y la prebenda ni teme los desprecios y el olvido. Pero con esta impecabilidad implacable, hablo y escribo cuando no se busca el bien común sino el poder de unos pocos a toda costa; cuando se usa a sabiendas el engaño de la mentira como habitual herramienta política; cuando se insidia dividiendo a un pueblo para hacerlo vulnerable reescribiendo su pasado, envenenando su presente y manipulando su futuro; cuando se mercadea con la vida de los no nacidos, o la de los enfermos terminales y ancianos; cuando se debilita la familia dejándola desprotegida y minando su identidad en la confusión más desabrida; cuando se usa y abusa de la educación para introducir una ideología en los niños y jóvenes domesticando su conciencia. 

No es algo fortuito, ocasional, sino que responde a un proyecto amplio que tiene, como una maldita pandemia, una pretensión de globalidad. El Nuevo Orden Mundial que tiene detrás sociedades secretas, acaudalados financieros, poderosos medios de comunicación y conocidas correas de transmisión en partidos políticos. 

En estos días está siendo un clamor el rechazo de una ley de educación que ha rebasado todas las líneas rojas del diálogo, del consenso, sin que se despeinen quienes la enarbolan desde los parlamentos. No somos nostálgicos de ningún privilegio, sino defensores de la libertad. Los padres son los responsables de la verdadera educación de sus hijos, derecho que se ha conculcado ampulosamente ninguneando de hecho la patria potestad que les otorga la vida, para ser suplantados totalitariamente por una ley sectaria, ideologizada y abusiva. Hagamos política educativa, evitemos la manipulación partidista. Así construimos la ciudad abierta y plural, en donde todos tienen la posibilidad de expresar y defender sus valores, su tradición y su conciencia, respetando a los demás y por todos los demás respetados.

+ Jesús Sanz Montes, 
Arzobispo de Oviedo

Necrológica

Falleció el sacerdote asturiano Rvdo. Sr. D. Valentín Rodríguez García

Nació en San Martín de Luiña (Cudillero) el día 11 de enero de 1929.

Estudió en el Seminario de Oviedo y fue ordenado presbítero el 30 de mayo de 1954 en la basílica de Covadonga. Su primer y único destino en la diócesis fue como Coadjutor de Santa María de Noreña. De aquí pasó al Vicariato Castrense de España en el que permaneció hasta 1977.

En 1971 fue destinado a Barcelona donde empezó a colaborar sin dejar de ser castrense en la pastoral parroquial de la diócesis barcelonesa. Se incardina oficialmente en la diócesis de Barcelona el 19 de abril de 1977.

Sus destinos fueron:

Colaborador en la parroquia de Sant Martí del Clot (1971-1973)

Colabora en la Parroquia Virgen de la Luz de Hospitalet de Llobregat (1973 - 1984)

Capellán de la Ciudad Sanitaria Vall d'Hebron (1984 - 1999)

Capellán del Hospital de la Cruz Roja de Hospitalet (1999-2016).

En el año 2016 pasa a la situación de jubilado fijando su domicilio en la Residencia Sacerdotal San José Oriol, donde fue muy querido por todos. Mn. Valentín era un sacerdote lleno de bondad y muy buen compañero. La misa celebrada en la capilla de la Residencia Sacerdotal el martes 17 de noviembre de 2020, a las 8 horas, fue concelebrada por los presbíteros residentes y presidida por el cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo emérito de Barcelona y residente en la casa, se ofreció por el eterno descanso de Mn. Valentí Rodríguez García.

El miércoles 18 de noviembre de 2020, el Arzobispado hizo pública esta esquela en la prensa local: «Mn. Valentí Rodríguez García, presbítero del Arzobispado de Barcelona, ​​ha fallecido en la paz de Cristo a los 91 años el día 16 de noviembre de 2020. El Cardenal Arzobispo, el Cardenal Arzobispo emérito, los Sres. Obispos auxiliares, los presbíteros y los diáconos lo hacen saber a los fieles de la Iglesia para que le encomienden a la misericordia del Señor. El responso previo al entierro será hoy miércoles, 18 de noviembre de 2020, a las 10.45 horas, en el cementerio de Sant Andreu (Garrofers, 35-47), de Barcelona.»

D. E. P.

jueves, 19 de noviembre de 2020

La Conferencia Episcopal Española lanza la app “Liturgia de las horas”

(C.E.E.) La Conferencia Episcopal Española lanza la app “Liturgia de las horas”. De esta manera, la CEE pone a disposición de los fieles la primera app oficial en español para rezar el oficio divino.

La app estará disponible de manera gratuita a partir del sábado, 28 de noviembre, coincidiendo con el inicio del Adviento y del nuevo año litúrgico. Podrá descargarse accediendo a la App Store, si dispone de un dispositivo móvil de Apple (iPhone o iPad), o a Google Play, si utiliza un móvil o tablet con sistema operativo Android.

Los obispos españoles tomaron la decisión de ofrecer una app para facilitar la oración litúrgica en aquellas situaciones, como desplazamientos, en que no sea posible disponer de los libros litúrgicos oficiales. Para ello incorpora una serie de funcionalidades exclusivas orientadas a simplificar su manejo.

A través de la app oficial de la CEE, el usuario podrá disponer a diario en su dispositivo móvil de la Liturgia de las horas. Al acceder a la aplicación, y para facilitar la veritas horarum, se mostrará siempre destacada la hora correspondiente al momento del día en el que se encuentre, aunque se podrá acceder al resto de las Horas e incluso seleccionar, mediante un calendario, el día del año litúrgico en curso que se desee.

Asimismo, la nueva aplicación incluye los textos propios para cada día del Misal Romano y del Leccionario de la Misa, así como el Martirologio Romano, para poder conmemorar diariamente a los mártires y santos.

Este año caótico has de hacer tus pedidos navideños a conventos ya, con mucha antelación

(Rel.) Aún falta un mes para Navidad, pero este año, con el coronavirus, todo se hace más complicado. Muchas empresas han mejorado sus sistemas de envíos a distancia -aunque está por ver si se saturarán al acercarse la Navidad-, pero en el mundo artesanal de los conventos y monasterios los procesos suelen ser más "caseros", la adquisición de materia prima y la preparación de envíos es distinta y lo prudente es pedir los encargos con mucha antelación.

Los confinamientos y la disminución de ventas en el torno físico, real, de muchos conventos ha hecho que algunas comunidades tengan dudas sobre cuántas materias primas adquirir. Con una economía muy ajustada y dañada por la crisis, y sin que valgan las previsiones de años anteriores, la mejor forma de ayudar a los conventos de clausura es:

1- Hacer, sí, pedidos navideños, de artesanías, reposterías, regalos...

2- Pero hacerlos ya, cuanto antes, para que tengan tiempo de organizarse y enviarlo a hogares y empresas

Una opción es hacerlo a través de la Fundación De Clausura y la web DeClausura.org , que trabaja con unos 700 conventos de España.

Religiosos de clausura: con su oración "en todo lo importante"

La Fundación De Clausura acaba de lanzar la campaña “En todo lo importante” para potenciar la venta online de productos artesanales realizados por conventos y monasterios de España. La venta online es hoy más necesaria que nunca para compensar la gran bajada de venta directa en los conventos a causa de los confinamientos.

“En todo lo Importante” recuerda que estas artesanías no sólo son especiales por su carácter artesano y tradicional, sino por la espiritualidad con la que han sido realizadas.

“Ellos han estado en todos los momentos importantes de nuestra vida sin conocernos: en nuestros bautizos y bodas, en enfermedades o incluso en entrevistas de trabajo. Han rezado y dedican cada día a nosotros. También nosotros ahora, en nuestros momentos importantes, podemos acordarnos de ellas en cada celebración”, anima Agustín de Asís, director de la Fundación De Clausura.

A través de la web DeClausura.org se pueden comprar cestas de Navidad de distintos tamaños o encargarlas a medida. El “torno online” permanece abierto de manera constante y los productos se mantienen en venta y producción durante todo el año.

La Fundación De Clausura es una entidad no lucrativa que desde hace 14 años ayuda al sostenimiento de la vida contemplativa en España y a la difusión de su belleza silenciosa y austera.




miércoles, 18 de noviembre de 2020

En la despedida a la Hermana Carmen Pérez. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Querida familia, queridas hermanas del Santo Ángel, Queridos fieles y amigos: 


En la mañana de este pasado domingo nos ha dejado nuestra hermana Carmen Pérez Suárez. La ha llamado el Señor a su Casa justo cuando en toda la Iglesia Universal celebrábamos la "Jornada de los Pobres". Lo veo como un guiño de la Providencia, cuando ella que tanto amó y se dio a los más necesitados es premiada un día así con el descanso de tantos cansancios, justo cuando Cristo, buen samaritano a quien imitaste, nos reclama como tú has hecho siempre no ser indiferentes ante el sufrimiento de nuestros semejantes. 

Tapiega de raíces, nació y creció en el seno de una familia tan religiosa como trabajadora en Campos y Salave. El Señor la quiso para sí y la llamó a la vida consagrada profesando como religiosa del Santo Ángel de la Guarda. Con sus aciertos y errores gastó generosamente su vida en una existencia sencilla esperando como "el guardián de Israel" la venida del Esposo, noche y día. 

La Palabra de Dios proclamada en sus exequias nos ayuda a entender las claves con las que hemos de afrontar su muerte para este mundo. Ella ha sido la que se ha adornado para el Esposo que nos refiere el Libro del Apocalipsis; ella fue el templo de Dios en su cuerpo frágil, haciendo suyo el carisma de la Congregación donde ‘’educar no significa sólo instruir’’. 

Ha sido una despedida marcada por la acusada situación del COVID-19 en nuestra Comunidad, la cual nos impide celebrar su funeral como se merecía, faltando otros familiares y otras hermanas de Congregación qué, aun así, se han unido espiritualmente a través de los medios de retransmisión que nuestros tiempos actuales nos permiten. En el Salmo, el Señor vuelve a recordarnos que Él es ‘’nuestra luz y salvación''; ¿a qué temer?’’. Y así se nos presenta Cristo resucitado, no sólo como luz para nuestra hermana Carmen, sino para todos nosotros que aún aguardamos nuestra propia hora.

La hermana Carmen Pérez destacó por su alegría y vitalidad, por eso mi deseo mayor era concederle el último gesto agradecido de celebrar una despedida positiva y esperanzada, lejos de demasiados lutos o tristezas; con cantos a María y al Padre fundador; con el gozo y la seguridad que todos tenemos de que ''no puede haber ido a otro lugar que al cielo la que vivió siempre con los ojos puestos allí''. Quise escoger para la celebración el pasaje del evangelio de San Juan que mejor plasma el hecho esperanzado de los que han elegido "la mejor parte" sirviendo al Señor: ''Padre este es mi deseo, que los que me diste estén conmigo donde yo estoy''... 

Queridas Hermanas: 

Para este sacerdote que os habla fue un regalo de Dios recibir en esta Parroquia a esta buena religiosa y estupenda persona con la cual tanto compartí, disfruté y me reí. Su paso por nuestra comunidad parroquial aunque fue breve resultó muy intenso, fructífero y ejemplar. Se ofreció para todo y en todo colaboró: catequesis, liturgia, enfermos, "Vida Ascendente"… y, sobre todo, desde una sensibilidad especial para generar empatía con los niños y entablar conversación con las personas mayores; para abrir corazones y sacar a flote sonrisas. Hizo suyo el mandato evangélico y ejerció también la caridad sin alharacas, sin que viera la mano izquierda lo que hacía la derecha. 

Fue ante todo misionera: en todos los destinos por los que pasó no quiso ser "simplemente" una religiosa de la enseñanza, sino verdadera transmisora de Cristo para las personas de cualquier edad, raza y circunstancia. En 1951 las Hermanas del Santo Ángel llegaron a Mali, un país de mayoría musulmana y de apenas presencia católica, para hacer discípulos de Cristo en medio de las adversidades, donde la hermana Carmen y sus compañeras abrieron sendas y caminos por donde no había. 

En este hermoso y maltratado país gastó nuestra Hermana su vida y su actividad en él fue su principal carta de presentación. Mali fue la pasión de toda su vida. También para la historia de la propia Congregación como un destacado puntal durante cuatro décadas de abnegado servicio a la evangelización. No fue únicamente una labor social y humanitaria con aquellas niñas analfabetas de la calle, con las mujeres maltratadas, enfermas, prostituidas y víctimas de múltiples violencias, sino que fue una labor ante todo de caridad, pues todo se hizo por amor a Cristo crucificado en aquellas mismas personas que sufrían. Aunque tuvo que volver enferma a su tierra tras varios paludismos que entonces casi le cuestan la vida, su corazón y su mente quedaron en Mali con los pobres de su África amada, pese a las complicadas situaciones políticas, sociales, culturales, sanitarias y religiosas que le tocó vivir, y que en absoluto la amedrentaron, sino haciendo que ella y toda su Congregación se ganasen el respeto, incluso de los que no aceptaban nuestro credo. 

La noticia de la muerte de la Hermana Carmen ha sido llorada especialmente en Bamako y Bandiagara, así como en otras Comunidades de esa bella tierra africana que se unieron a nosotros en la oración por ella a través de nuestros enlaces de "facebook", a sabiendas que Cristo tiene muchos rostros, razas y colores. 

"Madurado rápido llenó mucho tiempo", derrochando también ternura y caridad en los suburbios urbanos de Premiá de Mar, en las calles de nuestro pueblo de Lugones y en los caminos de Becerril de Campos... El día que la despedimos aquí partiendo a tierras palentinas le dije públicamente: ‘’Hermana Carmen, la Madre San Pascual pedía a sus monjas que fueran "ángeles", tú has cumplido entre nosotros esa premisa de la Fundadora, y has sido auténtico ángel visible en medio de Lugones’’. 

Ya en Becerril siguió en contacto con nuestra Parroquia hasta que su salud se agravó. Vuelta a Oviedo por esta causa, pude visitarla varias veces aunque finalmente apenas me conocía, más nunca perdió su sonrisa. Estos últimos cinco años fueron de configuración con la cruz del Señor, algo que no fue complicado para ella, acostumbrada a besar con frecuencia la cruz de la Congregación que llevaba al pecho, afirmando: ‘’Él me acompaña siempre, nunca me ha dejado, en África y en todas partes ha estado a mi lado’’... 

Destacó siempre por su amor a la Congregación y a los fundadores, algo que se puso más aún de manifiesto estos años en que empeoró su insuficiencia respiratoria y mermó su capacidad cognitiva y, pese a no identificar a todas las personas de su entorno, de sus labios siempre salía alguna alusión al Padre Ormieres o a la Madre San Pascual. 

Como nos dice el Papa Francisco, la muerte es "el abrazo con el Señor, para ser vivido con esperanza". Le pedimos a Él un fuerte abrazo a nuestra Hermana, que sean perdonadas sus flaquezas humanas y premiadas con generosidad sus muchas buenas obras.

Que Santa María Reina de Ángeles, y el Beato Luis Ormieres intercedan por Tí.

Descansa en Paz, querida Hermana Carmen Pérez Suárez


Joaquín, tu amigo