Sanz: "Los asturianos son nobles y acogedores y saben defenderse de los conquistadores"
lne, Elena FERNÁNDEZ-PELLO
Hacía veinte
años que ningún arzobispo emprendía una visita pastoral por el arciprestazgo de
Oviedo, para conocer a sus sacerdotes, religiosos y seglares y charlar con ellos
sobre sus vivencias y sus necesidades. Jesús Sanz Montes inició ayer ese
recorrido, que continuará hasta el 10 de mayo y durante el cual estará en todas
y cada una de las parroquias ovetenses. Su itinerario empezó con una misa en la
Catedral y continúa hoy mismo por La Manjoya. Durante la homilía de ayer el
Arzobispo habló de su llegada a Asturias y reconoció que al poco de haberse
establecido aquí "quedó prendado" de sus tierras y su gente "noble y acogedora,
que sabe defenderse de quienes vienen con pretensiones conquistadoras a hacerse
con el botín de los valores que han marcado nuestra historia".
Sanz Montes contó que le gusta "visitar las romerías" y que le "llena de
alegría saludar a las personas concretas". Disfruta, dijo, "reconociendo el
rebaño que el Señor me ha confiado" y del "encuentro fraterno" con sus miembros.
"Todo obispo debe visitar a su diócesis de modo completo y ordenado",
manifestó.
El Arzobispo hizo un llamamiento a "la unidad de cuantos creemos en Cristo" y
reflexionó sobre la lectura del Evangelio del día, que narraba el episodio de la
conversión de Saulo, haciendo ver a los fieles cómo "la vida puede ser objeto de
un cambio profundo y bello, cuando quizá todo parecía indicar que ya nada se
podía transformar".
La jornada inaugural de la visita pastoral del Arzobispo comenzó a las diez
de la mañana, con la reunión del Consejo Pastoral del Arciprestazgo. Fue el
primer acto de un programa intenso que le ocupará varios días a la semana y que
le llevará por más de treinta parroquias, en las que se entrevistará con los
sacerdotes y con los sectores pastorales dedicados a la catequesis, la
enseñanza, Cáritas y el Consejo Económico.
En la celebración litúrgica de ayer en la Catedral, a la que asistieron
numerosos fieles, participaron el arcipreste de Oviedo y párroco de Pumarín,
José María Lorenzo; el vicario general de la diócesis, Jorge Juan Fernández
Sangrador; el obispo auxiliar, Juan Antonio Menéndez, y el deán de la Catedral,
Benito Gallego, entre otros muchos religiosos. Sanz presidió la misa, en la que
el acompañamiento musical corrió a cargo de la "Schola Cantorum". El Arzobispo
centró su sermón en "la espiritualidad de la comunión", que requiere, detalló,
de "la capacidad de sentir al hermano de fe como parte del mismo cuerpo místico"
y de "ver ante todo lo que hay de positivo en el otro".
Llegado el momento de las peticiones, Jesús Sanz Montes rogó a Dios para que
bendiga la diócesis ovetense con un aumento de las vocaciones sacerdotales y de
vida consagrada.
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