domingo, 6 de octubre de 2024

''Una sola carne''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


En este Domingo XXVII del Tiempo Ordinario, la Palabra de Dios que la Iglesia pone ante nosotros para ser proclamada, interiorizada y llevada a nuestra vida, seguramente nos parecerá políticamente incorrecta, pues aborda una realidad que nuestra sociedad rechaza abiertamente hasta el punto de considerar ofensa que estos textos sigan interpelando hoy. Hablamos del plan de Dios para el matrimonio católico, un asunto delicado de exponer, pues el hombre moderno ya tiene su sentencia dictada sobre este asunto: la Iglesia está anticuada; la Iglesia margina; la Iglesia vive al margen de la realidad presente... Sin embargo, las personas que afirman con rotundidad estas opiniones se olvidan de algo fundamental, como es que nadie se ha sacado de la chistera que el matrimonio ha de ser para toda la vida, que sólo hay sacramento válido entre un hombre y una mujer, que los cónyuges han de vivir en fidelidad etc... No son moralinas que se le ocurrieran a tal Papa o tal cardenal pudiendo ser cambiadas hoy, sino que la Iglesia nos enseña qué es lo que Dios quiere.

¿Y como sabemos qué quiere o espera el Señor sobre esto? pues nos basta adentrarnos en el evangelio de este domingo tomado del capítulo 10 de San Marcos. Jesús habla con libertad; mejor dicho con total, absoluta y rotunda libertad ante la pregunta tendenciosa de aquellos fariseos: ''¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?''. Evidentemente, Jesús les deriva a ley mosaica, que para los judíos es incluso asequible, pues contemplan el divorcio y el repudio; sin embargo, Cristo cierra esa posibilidad afirmando: ''Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre''. No es Moisés quien deja clara la indisolubilidad del matrimonio, sino Jesucristo. Normalmente hablamos de que en tiempos de Jesús había normas muy rígidas, y tenemos la imagen algo idealizada de que el Mesías viene a volverlo todo más light. Nada de eso; en este caso concreto vemos cómo se cumple la advertencia: ''no he venido a abolir la ley, sino a darle plenitud''. Aquí tenemos un caso clarísimo, pues en tiempos de Jesús el divorcio estaba asumido social y religiosamente, y es Él quien predica por vez primera contra esta práctica.

En la primera lectura que escuchamos este domingo se proclaman los versículos tan hermosos del segundo capítulo del Génesis, donde se nos presenta al Creador que ya ha creado al hombre y, sin embargo, considera que no es bueno que esté sólo, con esa sentencia final que Jesús les recuerda a los fariseos en el evangelio: ''Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne''. ¿Qué ocurre entonces entre el concepto de aquel pueblo que en sus orígenes redacta el Génesis teniendo claro que el hombre y la mujer se unen para toda la vida hasta el tiempo de Jesús, que tiene que recordarles esta verdad olvidada? Pues que se habían relajado hasta el punto de pedir a Moisés que normalizara esta práctica de poner fin a las uniones conyugales. No voy a entrar en debates de tipo moral o político; me quedo con un hecho claro: en España y en Europa el matrimonio católico está pasando por una fuerte crisis, la familia está en crisis, la natalidad está en crisis; todo repercute de un modo u otro: ¿Cuál es quizá entonces uno de los elementos que fallan?: La fe en Dios y en uno mismo, pues nuestros jóvenes se equivocan pensando que no necesitan a Dios, cuando queda de manifiesto que ni ellos mismos se ven con fuerzas ni valor para vivir la aventura del matrimonio. Si el Señor te llama a la vida matrimonial no tengas miedo, aunque haya dudas: confía, que Él te dará la fuerza necesaria para vivir el camino de esta vida con esa persona que, sin duda, Dios puso en tu camino...

Jesucristo en su vida terrena se posicionó y caminó a contracorriente; a esto es llamada la Iglesia en este milenio, a ello también somos invitados nosotros. No diseñemos un Cristo a nuestro gusto y medida, no nos quedemos con los que nos suena bien y desoigamos aquello que nos chirría en los oídos. Como nos enseñó San Juan Pablo II: ''Solamente la libertad que se somete a la Verdad conduce a la persona humana a su verdadero bien''. Que no nos asusten los datos y las cifras; tiempos peores hemos vivido y ojalá volvamos a ver los buenos antes de que este mundo llegue a su fin; mientras tanto, que nos consuelen las palabras de San Pablo en su epístola a los Hebreos: ''El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos''. Somos una familia difícil de contar en los cinco continentes, y todos en este día, en los rincones más dispersos e inimaginables del planeta nos reunimos en torno al altar para llamar a Dios ''Padre nuestro''. En este mes de Octubre, mes del rosario y las misiones, pidamos a María de forma especial por los matrimonios y las familias, el futuro de la Iglesia por recuperar. 

Evangelio Domingo XXVII del Tiempo Ordinario

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 2-16

En aquel tiempo, acercándose unos fariseos, preguntaban a Jesús para ponerlo a prueba:
«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».

Él les replicó:
«¿Qué os ha mandado Moisés?».
Contestaron:
«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».

Jesús les dijo:
«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

Él les dijo:
«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban.

Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».

Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor

sábado, 5 de octubre de 2024

Vídeo mensual del Santo Padre

 

El concilio de Nicea, el primer sínodo general. Por Guillermo Juan Morado

(La Puerta de Damasco) Desde el día 2 hasta el día 27 de octubre se desenvuelve en el Vaticano la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Un sínodo dedicado a la “sinodalidad”; es decir, a la dimensión que refleja la importancia de la comunión y de la corresponsabilidad en la vida de la Iglesia. En la Iglesia antigua, un sínodo era lo mismo que un concilio. Hoy se suele diferenciar entre el carácter deliberativo de un concilio y la índole normalmente consultiva del sínodo.

El primer sínodo o concilio general, “ecuménico”, fue el reunido en Nicea en el 325 – estamos a punto de conmemorar su 1700 aniversario-. El emperador Constantino lo convocó para solucionar la controversia originada por Arrio acerca de la divinidad de Jesucristo. Arrio era un sacerdote de la diócesis de Alejandría, en Egipto, que escandalizó a algunos de sus fieles predicando sobre el Hijo de Dios, del que decía que había sido “creado” en el tiempo. Aunque el Hijo es muy superior a nosotros y por eso lo llamamos Dios, en realidad no es Dios, sostenía, sino que es una criatura, si bien la más excelente de todas ellas. Por otra parte, en los evangelios se habla de la pasión de Jesús, de su sufrimiento y de su muerte, algo incompatible, para Arrio, con la verdadera divinidad. El misterio trinitario – un solo Dios en tres Personas – se resuelve reintegrándolo en las categorías de la razón filosófica del helenismo: Hay un solo Dios, que es el Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo son sus primeras criaturas.

En Nicea, concilio en el que también Arrio estuvo presente, se perfiló la doctrina católica añadiendo algunas glosas a un símbolo, o credo, que se profesaba en la iglesia de Cesarea: Creemos en un solo Dios… y en un solo Señor Jesucristo, Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, “es decir, de la sustancia del Padre”, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, “engendrado, no hecho”, “consustancial al Padre”, por quien todas las cosas fueron hechas… y en el Espíritu Santo. Jesucristo no es una criatura, algo hecho, sino que es “consustancial” al Padre; es decir, es Dios como él, perteneciente al mismo nivel de ser. Nace así, con esta palabra – “consustancial” – el lenguaje propiamente dogmático de la Iglesia, que no sustituye la enseñanza de la Sagrada Escritura, sino que la interpreta de manera autorizada.

Queriendo adaptarse al helenismo, que no concebía que Dios interviniese en la historia, Arrio había desfigurado el testimonio bíblico. Nicea, sin embargo, se sirve de la filosofía de su época no para deformar, sino para preservar el mensaje original de la Escritura sobre el Hijo de Dios, sobre su auténtica divinidad. La palabra bíblica “Hijo” referida a Jesús ha de interpretarse literalmente y no en un sentido figurado: “El Hijo es verdaderamente el Hijo. Por ello murieron los mártires, de ello viven los cristianos de todos los tiempos: solo esa realidad es permanente”, escribe al respecto J. Ratzinger.

Arrio quería conservar la pureza del concepto de Dios: “No quería exigirle a Dios que estuviese dispuesto a algo tan ingenuo como hacerse hombre. Estaba convencido de que en último término había que mantener el concepto de Dios, a Dios mismo, totalmente fuera de la historia humana. Estaba convencido de que a la postre el mundo tiene que arreglar sus asuntos él mismo, de que no puede tocar a Dios ni con la punta de los dedos y de que, desde luego, también Dios es demasiado grande como para que pudiese tener algún contacto con el mundo”, comenta también J. Ratzinger. Pero un Dios así, lejano del mundo e indiferente a la suerte de los hombres, no es Dios en absoluto. No, desde luego, el Dios revelado en Jesucristo, en su pasión y en su cruz, que resume y vence con la luz de la pascua los sufrimientos y las pasiones, no figuradas sino dolorosamente reales, de los hombres. Por este convencimiento que se llama “fe” seguimos profesando en el credo de la Misa: “engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre”.

viernes, 4 de octubre de 2024

Desde nuestro brocal: Recorriendo un mapa en las Galias (y II)

Completo con estas líneas la crónica del itinerario que hemos realizado un grupo de peregrinos de Asturias por los santuarios de la vecina Francia, tratando de aprender de la enseñanza que nos han dejado algunos santos, y aspirar las bondadosas brumas que desprenden algunos lugares visitados. Lo dijimos desde el principio: no se trataba de una gira turística, sino de una verdadera peregrinación cristiana. El elemento importante consiste en que siendo peregrino consientes en que Dios mismo te sorprenda. Él jamás aburre a quien se asoma a su belleza, y nunca defrauda al que se abre al abrazo de su gracia. 

El turista agota el mapa trazado por su agencia de viajes, el peregrino siempre se sentirá viandante de algo más grande e inacabado, y sus pies, su mirada y su entraña no se quedarán prendados y prendidos en un oasis cuyo espejismo no salva la contradicción humana ni responde a las preguntas más verdaderas del alma. Dejamos atrás Ars, pequeño hondón de la sencillez de un párroco entregado a su feligresía con todo el amor y la hondura de un cura de arriba abajo en cada instante, cada día, durante todos los años de su ministerio sacerdotal en aquella parroquia lejana y escondida que se ha convertido en la parroquia del mundo al hacerle la Iglesia el patrón de los párrocos católicos. Mirando a los santos, sientes la pequeñez de tu vida mediocre. 

En las estribaciones de la cadena montañosa de los Alpes, a casi dos mil metros de altitud, llegamos al santuario de la Virgen de la Salette. Casi ninguno de nosotros habíamos estado allí antes. Una carretera sinuosa con muchas curvas ascendentes, nos iba poniendo por encima de las nubes, cuyas nieblas envolvían el valle pintando de misterio casi otoñal un paisaje de color pastel. Es una historia de aparición de María a dos pequeños pastores: Melanie y Maximim, de 15 y 11 años. Iban a recoger el ganado que había subido altanero por encima de la cota habitual, y se encontraron con un resplandor de luz sinigual. La “Hermosa Señora” (la Belle Dame), se les apareció sentada y con sus manos tapándose la cara ocultando así las lágrimas de su llanto. 

¿Por qué lloraba esa Hermosa Señora? Les dijo que por dos cosas: por las blasfemias de los hombres y porque no iban a la iglesia el domingo. Es decir, por los insultos proferidos contra Dios, y por la indiferencia de quien no sentía la iglesia como su hogar abandonando la misa. Les invitó a rezar, a hacer sacrificios, y a divulgar el mensaje invitando a la conversión de corazón. También se mostrará sonriente en las apariciones siguientes. Efectivamente, cuando Dios es un rival, un enemigo, o cuando no es nadie en nuestro camino, entonces se le lanzan ofensas, improperios, blasfemias. Y cuando nos alejamos de Él, abandonamos su casa y no vamos a la iglesia donde se escucha su Palabra, se recibe el perdón y se nos alimenta con la Eucaristía. 

Tantos lugares de peregrinación mariana que tienen el mismo tenor y hasta casi idéntico mensaje, como en Lourdes (1858) o Fátima (1917) unos pocos años después. Es la misma vivencia cristiana en otros santuarios de la Virgen, como Covadonga, en donde sabemos que se nos espera, donde somos conocidos y amados, y de donde jamás volvemos vacíos o defraudados tras haber elevado nuestras oraciones, haber ofrendado unas flores o haber encendido una pequeña vela como signo de nuestra esperanza duradera en la llama que allí arde por nuestras intenciones.

Terminamos en Toulouse, allí pudimos venerar la tumba del gran teólogo dominico Santo Tomás de Aquino. Eran tiempos de confusión y errores aquellos del siglo XIII, pero Dios respondió con la sabiduría de sus hijos más preclaros que desde entonces nos han iluminado las oscuridades, nos han fundamentado las certezas, nos han bendecido con su ejemplo e intercesión desde el cielo. Hemos de ser amigos de los amigos de Dios. 

+ Jesús Sanz Montes, 
Arzobispo de Oviedo

Santoral del día: San Francisco de Asís

(COPE) La llamada de Dios a ser Santos cuenta con diversos caminos como le pudo suceder a Jonás en el Antiguo Testamento, como le sucedió a San Francisco de Asís que celebramos hoy. Este Santo de gran popularidad en el calendario cristiano nace en 1182 en el pueblecito italiano de Asís. Hijo del comerciante Bernardone en su origen se llama Juan. El padre es un hombre que cree, pero le puede su afán negociante anteponiendo estos intereses al Evangelio.

Y busca continuidad en el negocio en su hijo cuando él lo tenga que dejar. De hecho Juan sigue una vida meramente hedonista donde se aleja de las cosas sobrenaturales. Con el paso del tiempo, la Providencia se cruza en su camino y tiene un cambio de vida. Su padre se opone y quiere con su aparente bondad, que el obispo medie para que no entre en la vida de la consagración.

En un gesto de desprendimiento el hijo se despoja de sus vestidos opulentos y se consagra del todo a Dios. El Prelado lo aprueba y Juan se llama desde entonces Francisco. Su predicación y forma de vivir cala en el corazón de muchos. Hombre de oración, en un momento entrañable en San Damián, el Crucifijo le habla y le pide que repare su Iglesia que amenaza ruina. Ingenuamente piensa que le pide restaurar el Templo y hace una colecta.

Pero el Cielo no se refería a eso. La cuestión de fondo la entiende cuando se le unen un grupo de compañeros más especialmente. Con ellos forja el nuevo carisma que son los franciscanos, así como la Tercera Orden Franciscana Seglar. Y, junto a Santa Clara, funda las Damas Pobres de San Damián, las Clarisas. Hombre de gran sencillez, descubre sobrenaturalmente a Dios en todas las cosas creadas.

Encendido por su Fe va a Tierra Santa. El propio Sultán de Tierra Santa, hombre muy sanguinario, cuando es visitado por el Santo, se impacta de su bondad y pide que nadie le impida estar en Los Santos Lugares. A su vuelta en la Misa del Gallo de Greccio, entroniza un Pesebre que origina los Belenes. San Francisco de Asís muere en 1226.

jueves, 3 de octubre de 2024

El Papa convoca a una jornada de oración y ayuno por la paz para el 7 de octubre

(Aica/InfoCatólica) «El 7 de octubre pido a todos vivir una jornada de oración y ayuno por la paz del mundo», dijo Su Santidad en la homilía de la misa de apertura de la segunda sesión de la XVI Asamblea sinodal, en la plaza de San Pedro.

Francisco habló de una «hora dramática» de la historia, en la que «los vientos de la guerra y los fuegos de la violencia continúan devastando pueblos y naciones enteras».

«Para invocar el don de la paz por intercesión de la Santísima Virgen María, el próximo domingo acudiré a la basílica de Santa María la Mayor, donde rezaré el santo Rosario y dirigiré una sentida súplica a la Virgen», dijo además.

El Papa pidió a los participantes de la Asamblea Sinodal, procedentes de los cinco continentes, que se unan a él en esa instancia de oración.

Además de referirse a la situación en Oriente Medio, Francisco repitió llamamientos a favor de la «Ucrania mártir», pidiendo el fin de la invasión rusa, que comenzó en febrero de 2022.

Ya en la primera sesión del Sínodo, en octubre de 2023, el Papa había convocado a una jornada de oración y ayuno por la paz, que concluyó con una celebración en la basílica de San Pedro.

EDICE actualiza la edición de la ordenación general del Misal Romano

(C.E.E.) La Editorial EDICE ha actualizado la publicación de la Ordenación General del Misal Romano para recoger las últimas actualizaciones decretadas por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

Incluye las variaciones del último decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos

La Comisión Episcopal para la Liturgia publicó en el número 359 de la revista Pastoral Litúrgica (abril-junio 2018) la Ordenación general del Misal Romano. Este número se ha actualizado tras el decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, con fecha de 22 de octubre de 2021, en el que publica las variaciones para aplicar las disposiciones del c. 838 del Código de Derecho Canónico. Ahora, la publicación incluye estas variaciones, que afecta a 6 artículos de la Ordenación general del Misal Romano.

La Ordenación general del Misal Romano, además del conjunto de normas para la correcta celebración de la eucaristía, incluye indicaciones teológicas, espirituales, litúrgicas y pastorales que ayudan a comprender, participar y celebrar el sacramento del memorial del Misterio pascual de Cristo que constituye a la Iglesia. Se trata de un instrumento de trabajo, de estudio y de consulta que facilita el acceso, de modo manejable, a la Ordenación general sin tener que recurrir al grueso volumen del Misal Romano.

miércoles, 2 de octubre de 2024

De los primeros cristianos al Santo Ángel de España: historia y devoción a los Ángeles Custodios


(Rel.) Desde hace al menos 350 años, la Iglesia universal celebra cada día 2 de octubre la fiesta de los Ángeles Custodios, en referencia a los "ministros" de Dios que se hacen "custodios y guardianes" de los fieles según los catecismos.

Ya en 1608 el Papa Pablo V instituyó la fiesta de los Santos Ángeles de la Guarda y posteriormente Clemente X estableció el 2 de octubre como el día de su celebración a la Iglesia universal.

Los Ángeles custodios existen desde la misma creación y forman parte de aquellos que permanecieron fieles a Dios y que fueron confirmados en su gracia, gozando por toda la eternidad de la presencia divina amando, bendiciendo y alabando a Dios.

La confianza y creencia humana en los ángeles custodios o la mención a los mismos se remonta miles de años atrás.

Desde los primeros cristianos

Ya en el Nuevo Testamento se plasma la creencia en los ángeles custodios, como se muestra en Hechos 12, cuando Herodes tenía a Pedro cautivo:

"Pedro volvió en sí y dijo: `Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos´. Consciente de su situación, marchó a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde se hallaban muchos reunidos en oración. Llamó él a la puerta y salió a abrirle una sirvienta llamada Rode, quien, al reconocer la voz de Pedro, de pura alegría no abrió la puerta, sino que entró corriendo a anunciar que Pedro estaba a la puerta. Ellos le dijeron: `Estás loca´. Pero ella continuaba afirmando que era verdad. Entonces ellos dijeron: `Será su ángel´".

Al testimonio de los primeros cristianos se añade el de padres de la Iglesia como Orígenes, que ya en el siglo II subrayaba que "los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja".

En el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una extendida oración que dice: "Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custódiame en este día (o en esta noche) ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios Señor. Amén".

Fue en el año 1608 cuando Pablo V declaró la fiesta, celebrada en la Iglesia universal el 2 de octubre desde 1670, durante el pontificado de Clemente X.

Los ángeles custodios de las naciones

Así como hay ángeles custodios de los hombres, también los hay de las naciones. Ya en el siglo V, Teodoreto de Ciro señalaba amparándose en las Escrituras que "cada nación tiene su propio ángel custodio" y posteriormente San Basilio Magno lo reiteraba al recordar que "unos ángeles están al frente de las naciones, otros acompañan a cada uno de los fieles". San Juan Damasceno decía que son "mensajeros y ministros de Dios ejecutan su voluntad, se muestran a veces a los hombres, están destinados para guardianes de ciertas regiones de la tierra, de ciertas naciones; se ocupan de nuestros intereses y nos prestan auxilio".

En el caso de España, la festividad de su Santo Ángel fue concedida por León XII, pasando a celebrarse cada 1 de octubre. A ello le siguió la confección de una imagen de dicho ángel auspiciada por la infanta Isabel de Borbón -hermana de Alfonso XII-, que se encuentra en la iglesia de San José de Madrid .

También hay una novena dedicada al Santo Ángel Custodio de España, redactada por el entonces obispo Leopoldo Eijo-Garay en 1917 y que entre sus oraciones, incluye:

Oh, gloriosísimo Ángel Custodio de España, criatura nobilísima enriquecida por Dios con tan excelsos dones de naturaleza y de gracia, tú que gozando de la eterna bienaventuranza vives consagrado a servir al Señor en la custodia y defensa de nuestra Nación, alcánzanos del Todopoderoso la gracia, que por tu intercesión confiadamente le pedimos, de vivir siempre a su servicio.

Patronos del Cuerpo Nacional de Policía

Los Ángeles Custodios también patronos en España del Cuerpo Nacional de Policía, con una devoción que se plasmó con la creación de la Asociación Santos Ángeles Custodios, Amigos de la Policía Nacional.

En 2019, el entonces obispo de Ávila, José María Gil Tamayo, se dirigió al Cuerpo con estas palabras: “Yo sé que el Cuerpo Nacional de Policía lleváis muy dentro la devoción por los Ángeles Custodios. Lleváis y necesitáis esa protección especial. El común de los cristianos debiéramos tenerlos más presentes, porque Dios nos asigna un ángel a cada uno. Yo os animo a acudir a los ángeles, en medio de vuestro trabajo. Un trabajo con tantos momentos de peligro, en el que ponéis por encima de todo el servicio público, la defensa de los ciudadanos, la defensa del orden constitucional justo y la defensa de los derechos fundamentales. Labor que exige incluso un sacrificio de vuestra propia vida”.

Los Ángeles custodios en los catecismos

La presencia de los Ángeles custodios en los catecismos es una constante. En el Catecismo Mayor de San Pío X se instruye al respecto afirmando que "Dios se sirve de los Ángeles como de ministros suyos, y en especial a muchos de ellos hace custodios y protectores nuestros", a lo que sigue recomendándose tenerles una devoción particular: "Hemos de tener particular al Ángel de nuestra guarda, honrarle, implorar su socorro, seguir sus inspiraciones y ser agradecidos a su continua asistencia".

Posteriormente, en el Catecismo de la Iglesia Católica, se reconoce como "toda la vida de la Iglesia se beneficia de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles" y se destaca su presencia en la liturgia, que celebra la memoria de los ángeles custodios.

Como recoge el cánon 336, "desde su comienzo (cf Mt 18, 10) hasta la muerte (cf Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia (cf Sal 34, 8; 91, 10-13) y de su intercesión (cf Jb 33, 23-24; Za 1,12; Tb 12, 12). "Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida" (San Basilio Magno, Adversus Eunomium, 3, 1: PG 29, 656B). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios".

La devoción de los santos a los Ángeles custodios

La devoción a los santos ángeles guardianes ha sido profesada por multitud de santos a lo largo de la historia de la Iglesia.

Algunos de los casos más destacados son:

San Jerónimo: "Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia".

San Juan Vianney: "Nuestros ángeles custodios son nuestros amigos más fieles, porque están con nosotros día y noche, siempre y en todas partes. Debemos invocarlos con frecuencia".

San Juan Bosco: "Cuando sientas tentación, invoca a tu ángel. Él está más deseoso de ayudarte que tú de ser ayudado. Ignora al demonio y no le tengas miedo; él tiembla y huye al ver a tu ángel de la guarda".

Santa Teresita de Lisieux: "Mi santo ángel de la guarda, cúbreme con tus alas. Con tu fuego ilumina el camino que voy recorriendo. Ven, dirige mis pasos… ayúdame, te invoco. Sólo por hoy".

San Basilio el Grande: "Al lado de cada creyente hay un ángel que lo protege y lo pastorea hacia la vida".

San Bernardo de Claraval: "Debemos mostrar nuestro afecto a los ángeles, porque un día ellos serán nuestros coherederos, así como aquí abajo son nuestros guardianes y fideicomisarios designados y puestos sobre nosotros por el Padre".

San Francisco de Sales: "Familiarízate con los ángeles y obsérvalos frecuentemente en espíritu. Sin ser vistos, están presentes contigo".

San Josemaría Escrivá: "Si te acordaras de la presencia de tu ángel y de los ángeles de tus vecinos, evitarías muchas de las tonterías que se cuelan en tus conversaciones".

San Juan Casiano: "Los querubines significan conocimiento en abundancia. Proporcionarán una protección eterna para aquello que apacigua a Dios, es decir, la calma de tu corazón, y proyectarán una sombra de protección contra todos los ataques de los espíritus malignos".

Santa Gema Galgani: "El ángel de la guarda comenzó a ser mi maestro y guía, me reprendía cada vez que hacía mal alguna cosa, me enseñaba a hablar poco y sólo cuando me preguntaban. Tenía siempre horror al pecado; pero, a pesar de ello, lo cometía continuamente. Y Jesús no podía estar contento. Sin embargo, seguía consolándome y me mandaba al ángel de la guarda para que fuera mi guía en todo".

2 de Octubre: Día del Santo Ángel

 

Hemos sido creados a Imagen y Semejanza de Dios y elevados a la categoría de hijos. Y para cuidarnos más especialmente, nos pone sus servidores más cercanos. Celebramos hoy a los Santos Ángeles Custodios, esos servidores del Señor que tienen como uno de sus principales cometidos estar a nuestro lado.

La devoción a los coros angélicos, se remonta a la más estricta antigüedad en los tiempos de la Iglesia: “A sus Ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos y tu pie no tropiece en la piedra”. Ellos son la luz y protección que Dios nos ha puesto. “Veréis el Cielo abierto y a los Ángeles del Cielo subir y bajar”.

Con este culto a los seres angélicos mostramos la gratitud al Señor que en su Providencia ha dispuesto cuidar de nosotros. Su pureza y transparencia son fiel reflejo de la Luz Divina, que también se refleja en la inocencia de los humildes: “Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños porque los Ángeles ven en ellos el rostro de mi Padre del Cielo”. La prontitud con que los Ángeles cumplen lo que Dios les pide, son un aliciente para estimularnos a los creyentes en la vivencia de la Fe.

Ellos son un claro ejemplo de fidelidad y perseverancia, aclamando y alabando al señor día y noche. La Sagrada Escritura señala en el Antiguo Testamento que El Señor nos asigna un ángel a cada uno para que nos cuide y proteja. Pero también en el Nuevo Testamento está la presencia angelical: Gabriel anuncia a Zacarías el Nacimiento del Bautista, a María la Concepción y el Nacimiento del Señor, a los pastores el lugar donde ha nacido el Mesías y a las mujeres la Resurrección.

San Bernardo habló en su sermón de los Ángeles. Inglaterra fue pionera en esta celebración en el año 800 y en 1670 el Papa Clemente X la puso en el calendario tal día como hoy. Los Ángeles Custodios son patronos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. La Congregación de Hermanas del Ángel de la Guarda tiene a los Santos Ángeles Custodios por nombre y patronazgo del Instituto desde su fundación en Quillán (Francia) en 1839. El nombre de Hermanas del Ángel de la Guarda, con el que son reconocidas como familia religiosa, es símbolo y programa de su modo de ser y se refleja en su tarea apostólica. “Como los Ángeles, a los que la escritura muestra con una misión de salvación, nosotras hemos de estar prontas para cumplir la voluntad de Dios, siempre en actitud de servicio, disponibles para el anuncio del Reino”. 

martes, 1 de octubre de 2024

«C´est la confiance»: 12 aspectos relevantes de la Exhortación Apostólica del Papa sobre Teresita

(Rel.) El Papa Francisco había anunciado en varias ocasiones que escribiría una Carta con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús. Había mucha expectación sobre esta publicación sabiendo que la devoción de Francisco hacia Teresa de Lisieux es muy grande y que el mensaje y la doctrina de Teresa como un “huracán de gloria” (Pio XI) se han hecho cada vez más universales, especialmente a partir de ser proclamada Doctorado de la Iglesia en el año 1997.

Entresacamos varios “signos” con los que el Papa Francisco ha manifestado con esta Exhortación el lugar principal que debe ocupar la “Ciencia del Amor” enseñada por la “santa más grande de los tiempos modernos” (San Pío X).

1) Una exhortación apostólica.

Es la primera vez que un Papa dedica una Exhortación Apostólica a un santo (fuera de San José, que está en “otro nivel”). Esto muestra la importancia que para el Papa Francisco hoy tiene el mensaje de Teresita. Otros textos que ha dedicado a santos (a San Francisco de Sales, por ejemplo, o a San Jerónimo) son Cartas Apostólicas, menos exhortativas y de menor rango.

2) La fecha de la publicación: Teresa de Ávila

El Papa subraya que ha querido publicarla en esta fecha del 15 de octubre por dos razones: para que “su mensaje sea asumido como parte del tesoro espiritual de la Iglesia” y, al ser el día de la memoria de Santa Teresa de Jesús, “quiere presentar a santa Teresita como fruto maduro de la reforma del Carmelo y de la espiritualidad de la gran santa española”.

3) La dedicación de la Carta

No está dedicada a “Teresita” sino al centro de su mensaje: “la confianza en el Amor Misericordioso de Dios”. Francisco señala que la expresión “'la confianza y nada más que la confianza puede conducir al amor', bastaría para justificar la declaración de su doctorado”.

4) La Exhortación Apostólica y los Papas previos

Esta Exhortación es un hito en el Magisterio Eclesial de los Papas del siglo XX y XXI con el que reiteradamente han mostrado la importancia y necesidad de la doctrina del camino de la infancia espiritual como faro luminoso para los hombres de nuestro tiempo (ver párrafo 6).

5) El contexto histórico y eclesial: Sínodo y guerras

Es importante el contexto en que se ha publicado. El Papa no hace referencia a ello, pero no se puede obviar el carácter providencial de esta exhortación en medio de la celebración del Sínodo de los Obispos y de la crisis de guerra recién estallada en Oriente Medio. El Papa recuerda la centralidad para la Iglesia del Amor Misericordioso de Dios y la invitación a la confianza con expresiones como ésta de Teresita: “Los que corremos por el camino del amor no debemos pensar en lo que pueda ocurrirnos de doloroso en el futuro, porque eso es faltar a la confianza” (24).

6) Evangelización desde el silencio y ejemplo

Contextualiza e ilumina con la doctrina de Teresa y su propio testimonio de vida evangélico en el silencio del claustro un tema reiterado en el Magisterio de Francisco: “la evangelización se realiza por atracción y no por presión o proselitismo” (párrafo 10). Con ello el Papa subraya el valor misionero del “caminito” de Teresita.

7) Los méritos tienen valor

El Papa hace referencia a la doctrina católica del crecimiento de la gracia y el valor de los méritos (en las notas se cita por dos veces al Concilio de Trento) desde la presentación que ofrece la doctrina de la confianza y el abandono en el amor Misericordioso de Dios vivido y enseñado por Teresita. Teresa de Lisieux, ¿puente del diálogo católico-protestante sobre este tema? (18-19).

8) La llamada universal a la "vida mística"

Una "vida mística" entendida desde Teresita como experiencia diaria de amor, sin necesidad de pasar por experiencias y fenómenos extraordinarios. Es lo que el Papa denomina “el amor más grande en la mayor sencillez” (35).

9) Mirar a la Iglesia con una mirada de fe

Es una llamada a mirar a la Iglesia con una mirada de fe, entrando como Teresita en su Corazón ardiente de amor y a no escandalizarnos por los límites y debilidades de la “institución eclesiástica” (41).

10) Un nuevo "título" para Teresita

Francisco se dirige a Teresa como “Doctora de la síntesis”, llamada a iluminar a teólogos, moralistas, pensadores y pastores (50).

11) Una santa y su doctrina, vivas

El Papa constata que “un siglo y medio después de su nacimiento, Teresa está más viva que nunca en medio de la Iglesia, en el corazón del Pueblo de Dios” (53).

12) Una oración final que lo sintetiza

La síntesis de lo que el Papa quiere y pide para la Iglesia está resumido en la oración final que llena de afecto le dirige a Santa Teresita:

Querida santa Teresita,
la Iglesia necesita hacer resplandecer
el color, el perfume, la alegría del Evangelio.
¡Mándanos tus rosas!
Ayúdanos a confiar siempre,
como tú lo hiciste,
en el gran amor que Dios nos tiene,
para que podamos imitar cada día
tu caminito de santidad.
Amén.

(Puede leer aquí entera en español la Exhortación Apostólica C'est la confiance).

Necrológica

 

En el día de hoy falleció la hija pobre de Santa Clara, Sor Silvia Maria Jácome González, profesa del monasterio de Clarisas de la Purísima de Villaviciosa. Tenía 49 años de edad y 32 de vida consagrada. Natural de Veracruz (México), ingresó en el Monasterio en 1992 haciendo su profesión solemne en 1997 en presencia del entonces Obispo Auxiliar de Oviedo, Monseñor Atilano Rodríguez. Una frase suya cuando le preguntaban su origen era: "el claustro es mi patria". En los últimos años se configuró especialmente con el Señor a través de la enfermedad. En vísperas a la fiesta de San Francisco de Asís, que también llevó en su cuerpo las marcas de la pasión, el Señor la ha llamado a su descanso. Es la segunda vez en menos de un mes que “la hermana muerte” visita a esta querida Comunidad; las encomendamos en estos duros momentos. El funeral por el eterno descanso de Sor Silvia tendrá lugar mañana miércoles a las doce del mediodía en la iglesia parroquial de Santa María de Villaviciosa, y a continuación recibirá cristiana sepultura en el cementerio del Monasterio. DEP