En este caso, la homilía ha sido pronunciada por Benedicto XVI ante los miembros de Schülerkreis (el círculo de estudiantes de Ratzinger) y del Nuovo Schülerkreis, informó la página web de la fundación vaticana Joseh Ratzinger Benedicto XVI.
"Los estudiosos de la obra del Papa emérito se han reunido recientemente en Castel Gandolfo para reflexionar sobre el tema Cómo hablar hoy de Dios,acompañados por el filosofo Tomás Halk" informó .
Siguiendo la lectura del domingo (Mc 7,3) e incluso ampliando la reflexión a todo el Evangelio, el Papa Benedicto XVI ha reflexionado sobre la cuestión: ¿El mal viene solo del exterior o del interior? ¿No será que el mal que nos ataca también viene del exterior?
"‘Cierto, es necesario ser purificados de toda la impureza que está fuera’,podríamos decir ‘responder con una higiene exterior a las tantas enfermedades y a veces epidemias que nos amenazan’”, expresó.
“Es bueno tener este clase de responsabilidad para el exterior hasta que la muerte no prevalga. Sin embargo –continuó-, esto no es suficiente porque hay otra “epidemia del corazón”, interna, que “lleva a la corrupción y a otras suciedades”, un mal que induce “al hombre a pensar solo en sí mismo y no al bien”.
De esta manera, señaló la importancia del culto, junto al ethos, es decir, la higiene interior”, la limpieza del corazón: ¿Qué hace al hombre puro? ¿Cuál es la auténtica fuerza de purificación? ¿Cómo se alcanza la higiene del corazón?, preguntó Benedicto XVI.
La Palabra purifica el corazón
“En otra parte del Evangelio –agregó–, el Señor dice a los suyos: Ustedes son puros debido a la palabra que les he anunciado”. Así, “Verdad, amor y bondad que vienen de Dios, hacen al hombre puro, y verdad, amor y bondad se encuentran en la Palabra, que libera del olvido de un mundo que ya no piensa en Dios”.
Benedicto explicó que la Palabra es más de lo que esperamos y más de lo que parece porque en ella “está Jesucristo mismo y nosotros encontramos la Palabra también en aquellos que la reflejan, que nos muestran el rostro de Dios y que reflejan su afabilidad, su humildad de corazón, su sencillez, su bondad, su sinceridad”.
Antes de terminar deseó “que el Señor nos conceda esta "limpieza del corazón" por medio de la Verdad, que viene de Dios”, y por último enfatizó: es esta la fuerza de la purificación”.
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