Orbayín vocacional: Miguel y Tino
No es el aguacero que la lluvia abundante hace que nuestra tierra asturiana
tenga ese envidiable verdor todo el año. Es más bien la hermana lluvia suave que
cae discreta y casi pidiendo permiso, pero que deja mullida la tierra sin
abrumarla con la tempestuosa llegada de un temporal malvenido. Lo aprendí nada
más llegar a esta patria querida que es Asturias: esta lluvia suave, aquí se
llama orbayu. Necesitamos del agua a raudales que llenen nuestros pantanos y
nutran nuestros acuíferos, pero también caen bien y son necesarios los orbayos
suaves que mantienen vivos y frescos nuestros bosques y campos, nuestras villas
y ciudades.
Todo esto viene al caso de la ordenación sacerdotal el próximo domingo
19 de mayo de dos jóvenes seminaristas, que tras un intenso año de diaconado,
están maduros para que les imponga las manos el Obispo convirtiéndose así en
sacerdotes de Jesucristo para siempre. No es la torrentera de años atrás, cuando
llegando el fin de curso se ordenaban quince o veinte nuevos presbíteros. Pero
este orbayu de dos ordenaciones llena nuestro corazón de alegría y nos abre una
vez más la ventana de la esperanza. Damos gracias a Dios por sus vidas, por su
docilidad a lo que el Señor les ha ido indicando a través del camino cristiano
que han recorrido, por todas las personas que han intervenido en su larga
formación antes, durante y después del Seminario.
Este año del diaconado ha sido particularmente intenso. No sólo han
completado su formación teológica y filosófica con otro tipo de aprendizaje
pastoral directo, teniendo contacto con el mundo del dolor a través de las
capellanías de nuestros hospitales, o con ese otro mundo del sufrimiento que han
podido palpar con todas las iniciativas que lleva adelante nuestra Cáritas
diocesana. También la vivencia directa con todo lo que implica la comunidad
cristiana de una parroquia: niños, jóvenes, adultos, ancianos, catequesis,
sacramentos, familias, enfermos, enseñanza escolar. Igualmente la organización
de la Diócesis en todos sus sectores pastorales, reconociendo la rica trama de
ámbitos en donde la Buena Noticia se quiere acercar a las personas según las
edades, los momentos y las concretas circunstancias.
Un momento importante fue la experiencia que realizaron en Bembereké
(Benín), nuestra misión diocesana. Todo lo que vieron, lo que pudieron
compartir, fue para ellos un mensaje inolvidable que les marcará para siempre.
La misión siempre acerca esa verdad esencial cristiana, aligerada de equipaje
superfluo y de intereses mundanos, con los que tantas veces los sacerdotes de
cualquier edad podemos hipotecar la encomienda y la palabra que se nos
confiaron.
Yo decía a los primeros que ordené en Oviedo algo que ahora les digo a
Tino y Miguel: que seáis de Dios por entero, en todo tiempo y lugar. El Señor os
mira y no hay tramo de vuestra andadura que le sea ajeno. Que vuestro corazón,
vuestro cuerpo, vuestro afecto, vuestra inteligencia y libertad, se ofrezcan
cada día a Quien se os ha dado: amad totalmente a Quien totalmente se os entregó
por entero. Y que esa consagración tenga que ver con vuestro tiempo, con vuestro
ensueño, con una pertenencia sin reservas para que seáis libres y seáis buenos.
Orad y recibid los sacramentos, sed oyentes de la Palabra de Dios, y con un
corazón tierno dad la vida por aquellos que el Señor en su Iglesia ahora os
confía.
Pido a Dios que el bendito orbayu de estos dos hermanos vaya creciendo
año tras año. Nuestra tierra necesita de esta lluvia vocacional. Damos gracias
por ellos.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Arzobispo de Oviedo
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