domingo, 31 de agosto de 2025

Homilía de nuestro Párroco en la Fiesta de la Visitación de María a su prima Santa Isabel + Lugones 31/08/2025

Distinguidas autoridades
Cofradía, hermanos sacerdotes y religiosas
Fieles y amigos todos en el Señor

"El Señor ha visitado y redimido a su pueblo" (Lc 1, 68)

Esta es la verdad que proclama a María en su canto del Magníficat, oración que brota de sus labios y de su corazón tras el saludo a su prima Santa Isabel. Esto es lo que la Iglesia Católica celebra en este año jubilar en que hace ahora 2025 años Jesucristo, el Verbo encarnado, vino a visitarnos y redimirnos. Y esto fue posible por María, por su sí y por su disposición total a aceptar el plan de Dios para su vida haciéndose imprescindible en la obra de la redención.

I. Hemos sido visitados

En el evangelio que hemos proclamado y que conocemos tan bien, vemos cómo San Lucas nos detalla el saludo entre Nuestra Señora y Santa Isabel. Es un pasaje que los biblistas siempre han vinculado con la escena del antiguo testamento del traslado del arca de la alianza, de la cual se dice en el segundo libro de Samuel (2 Sam 6, 2-16) que “iban danzando delante del arca con gran entusiasmo” (v.5), y es que en ambos casos se pone de manifiesto la alegría, el gozo, la felicidad, al sentirse el hombre tan cerca del Señor; también en María vemos el Arca de la nueva alianza como la llamamos con cariño en las letanías del rosario, pues Ella porta en su seno al nuevo Adán, a Cristo mismo, quien restaurará la unión entre los hombres y Dios rota por el pecado. María llena de Dios mismo no se sienta para que la sirvan, sino que sale de sí misma, se olvida de su comodidad y piensa antes en los demás que en ella misma; sale de su pueblo, de su confort, de su rutina cotidiana para convertirse en portadora de la presencia de Dios mismo cuya gloria irradia a su paso.

Pensemos cada uno cómo el Señor nos ha visitado en tantos gestos sencillos que tocaron nuestro corazón y nuestra alma, en los que supimos ver como María e Isabel los designios del Altísimo en nuestra vida. Detalles únicos a los que supimos responder unas veces, y en las que otras tantas no supimos estar a la altura. Por eso en esta fiesta queremos pedir la gracia de agudizar nuestros sentidos, para saber ponernos también en camino cuando nos toque imitar a María, y saber dejarnos visitar agradecidos cuando nos toque ser Isabel. 

Lugones se viste esos días de azul y blanco, nuestros colores, los de nuestra localidad, los de María e Isabel, los del interior de nuestra iglesia, los del Oviedo dirán unos, los de los pitufos dirán otros... Pero lejos de bromas o polémicas (que las fiestas no son para eso) sepamos reconocer lo bueno de cada persona y cada realidad. Todos estamos llamados a contribuir en la edificación de un pueblo que quiere seguir mejorando, de una Parroquia que quiere seguir haciendo camino, de un Lugones que puede presumir de ser tierra acogedora para todo el que nos visita y se quieren quedar entre nosotros.

II. Hagamos visitación

Celebrar la Visitación de María a Isabel en nuestra Parroquia implica adoptar este misterio como espejo para nuestra vida, y más hoy en nuestro mundo egoísta, indiferente, insensible e indolente ante tanto sufrimiento ajeno. Cuánto necesitamos salir de nuestro yo para llevar a Cristo a los demás, para descubrirlo en el otro o dejarnos sorprender cuando pasa a nuestro lado o llama a nuestra puerta... Vivir las actitudes de María e Isabel ha de llevarnos a dejar de ver tanto los fallos de los demás para centrarnos más en los propios; que no nos quiten el sueño sólo nuestros problemas, sino también los del prójimo e ir con prisa a las montañas de la vida que son las realidades de nuestro alrededor y que tantas veces evito y esquivo, pues me complican. 

Hacemos canto a la vida en la escena de estas madres que en sus vientres gestantes esperan al Mesías y a su Precursor. La vida es sagrada desde su concepción hasta su último aliento (1); la Iglesia siempre ha defendido y defenderá -y no puede ser de otra forma- esta verdad inmutable. Hoy ante la la también dramática crisis demográfica de nuestra Nación, de nuestra Comunidad Autónoma, de nuestros pueblos... hemos de reconocer la labor callada y constante de la Iglesia, a menudo contra corriente, en tantas Casas Cuna, hogares para madres gestantes o centros para mujeres en peligro de exclusión. La Visitación es un sinónimo de alegría, la que llega a un hogar con una nueva vida que es capaz por sí misma de recapitular y reconciliar lo irreconciliable... El Papa León XIV en su homilía del pasado 31 de mayo afirmaba: ''La alegría de Dios no es ruidosa, pero cambia realmente la historia y nos acerca unos a otros. Es icono de ello el misterio de la Visitación, que la Iglesia contempla. Del encuentro entre la Virgen María y su prima Isabel surge el Magníficat, el canto de un pueblo visitado por la gracia'' (2).

También nosotros podemos llevar vida nueva y esperanza a tantos que viven hoy en tinieblas y en sombras de muerte, llevandoles la luz que es Cristo. El saludo de María que quedó allá en el pasado, lo queremos hacer hoy presente. Esa salutación que estremece a Santa Isabel, hace saltar a Juan de alegría y la lleva a profesar llena del Espíritu Santo a su prima: "¡Bendita tú entre las mujeres!" El Señor cumple su palabra, da cumplimiento real a su promesa. Qué hermoso que Santa Isabel nos descubra su fe al decir: "¿quien soy yo para que me visite la madre de mi Señor?", cuando la que habla es la mujer del mudo por incrédulo Zacarías. La mejor forma de vivir hoy la Visitación es poniéndonos al servicio del Señor, de su palabra, de la eucaristía y de los pobres y los que nos necesitan, sólo así seremos visitados para poder nosotros visitar.
 
En nuestra plegaria de esta mañana también pedimos la lluvia, no sólo la que necesita nuestra tierra en sequía y el efecto fuego destructor que aún sigue activo, sino la lluvia de las ayudas que necesitan los que lo han perdido todo (no puede ser que alojemos en hoteles a chicos de 20 años que llegan buscando también su sueño y un futuro, y mandemos a un polideportivo a una silla de madera y una colchoneta a un matrimonio de 90 años a los que el fuego ha arrasado su casa, su vida y su historia)... Necesitamos la lluvia de la gracia para tantos necesitados y heridos de alma y cuerpo.

III. En espera de la visita definitiva

Pero también nuestra celebración tiene mirada de esperanza, y es que esta escena concreta de María subiendo a prisa a la montaña, manifiesta que Nuestra Señora es peregrina de la esperanza, como así la contemplamos en este año jubilar. Los cristianos vivimos en esa continua espera, seguros de que vendrá el Señor a visitarnos, a llamarnos por nuestro nombre y a preguntarnos si hemos aprovechado el tiempo que se nos ha dado para llevar paz a donde hay odio, misericordia donde hay heridas, amor donde hay rencor... María e Isabel son el exponente de cómo vivir la vida como una peregrinación de fe, de confianza total y absoluta entrega en la providencia divina. Santa Isabel dice: ''dichosa tú porque has creído'', y ciertamente la fe de Nuestra Señora fue gigante, pues creyó que sería madre sin haber conocido varón, pero la fe de Santa Isabel tampoco fue pequeña, pues aunque sí tenía esposo, ambos eran ya ancianos. La fe puede cambiarlo todo; cómo una mera palabra transformó por completo a Isabel que por unos momentos olvidó que enfrentaba un embarazo de riesgo para su edad, y se puso a celebrar que el Mesías entraba en su hogar por medio de su prima como le alertó su pequeño con sus saltos. 

Yo quisiera invitaros hoy a que en esta tarde, es estos días, penséis en esa persona que hace tanto tiempo que no llamo por teléfono, en ese vecino que llevaron a una residencia y no he vuelto a ver, en esa visita que tanto tiempo llevo pospuesta por falta de ganas y que hasta ya me da apuro y bochorno recordar... Estos son los mejores deberes para ponernos cada uno de nosotros como el mejor broche a estas queridas fiestas. 

Concluyo con una oración que compuso San Carlos de Foucauld, un místico contemporáneo que vivió la etapa más fructífera de su vida en el desierto del Sahara argelino, retirado a la oración y prestando ayuda a los tuaregs. Fue asesinados por unos forajidos en su cueva de ermita del desierto en 1916 cuando tenía 58 años. Se halló entre sus escritos está esta bella plegaria (3):

María, madre solícita en la Visitación
enséñanos a escuchar la Palabra,
una escucha que nos hace estremecer y, a toda prisa,
hace que nos dirijamos hacia todas las situaciones de pobreza
donde se necesita la presencia de tu Hijo.
Enséñanos a llevar a Jesús
en silencio y con humildad, como tú lo hiciste.
Que nuestras familias se hagan presentes
entre los que no lo conocen
para difundir su Evangelio,
dando testimonio de él, no con palabras, sino con la vida;
no anunciándolo, sino viviéndolo.
Enséñanos a viajar con sencillez
como tú hiciste,
con la mirada puesta siempre en Jesús
presente en tu vientre:
contemplándolo, adorándolo e imitándolo.
María, mujer del Magnificat
enséñanos a ser fieles a nuestra misión:
llevar a Jesús a la gente.
Oh amada Madre, esta es tu propia misión,
la primera que Jesús te confió,
y que te has dignado a compartir con nosotros.
Ayúdanos e intercede por nosotros para que podamos hacer
lo que tu hiciste en la casa de Zacarías,
glorificando a Dios y santificando a las personas en Jesús,
¡por Él y para Él! ¡Amén!


(1)  «La vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables» (GS 51)
(2) Homilía de León XIV en la Santa Misa con Ordenaciones Basílica de San Pedro. Fiesta de la Visitación de la Virgen María - Sábado, 31 de mayo de 2025
(3) Escrito 2 de julio de 1898, a su prima Isabel, O.E.,73

Evangelio de la Visitación de María a su prima Santa Isabel

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-56

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamo:

«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu Vientre!

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».

María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor 

sábado, 30 de agosto de 2025

Este lunes

David Cueto, Abad de Covadonga: «El pueblo asturiano tiene a la Santina bien grabada en el corazón»

(Iglesia de Asturias) Este sábado, 30 de agosto, dará comienzo la tradicional Novena en honor a Nuestra Señora de Covadonga, en el Real Sitio. Durante nueve días se celebrará la Eucaristía en la Basílica a las seis de la tarde y a continuación, si el tiempo lo permite, se rezará el Rosario en procesión hasta la Santa Cueva, con la imagen de la Santina. Una cita que marca el inicio del curso pastoral en nuestra diócesis. Hablamos con David Cueto, Abad del Santuario:

Al hilo del Jubileo de la Esperanza que estamos viviendo en este 2025, el lema de la Novena a Nuestra Señora de Covadonga es «María, Reina de la Esperanza». Sobre ello pivotan los temas que cada día se irán desgranando en el novenario, ¿qué criterios habéis valorado para seleccionar cada idea?

Efectivamente, el tema principal de este año es la esperanza, aprovechando el impulso del Jubileo que nos permite trabajar y profundizar en ello. En ese sentido, hemos intentado ir buscando temas que pudieran orientar sobre cómo vivir esa esperanza. Por ejemplo, la esperanza en la oración, y ver así cómo, en momentos de dificultad, la oración en compañía de la Virgen María nos puede llenar de esperanza. O el tema de la «Esperanza de los marginados», claro cómo no van ellos a necesitar de esa esperanza, o la «Esperanza en lo cotidiano», es decir, en el día día. En general se han elegido temas que pensamos que pueden ayudar a las personas a vivir la virtud de la esperanza un poco más «aterrizada» en la vida, no como un término abstracto.

Vienen grupos en peregrinación de parroquias y arciprestazgos de toda Asturias. ¿Sigue en auge esta tradición?

Yo creo que sí. Normalmente incluso cada parroquia y cada unidad pastoral tiene sus días y yo tengo la sensación de que los párrocos y los propios feligreses siguen esperando este día o estos días de la Novena como un plan ya fijado para ellos. Hoy en Covadonga hay muy buen ambiente de verano, tenemos mucha gente, cuando llega septiembre el ritmo baja pero notas que la Novena sigue teniendo mucha fuerza, mucho tirón. Yo creo que es algo que el pueblo asturiano lo tiene bien grabado en el corazón.

¿Qué supone para los asturianos el hecho de que el Día de Asturias esté vinculado con la fiesta de Nuestra Señora de Covadonga?

Creo que es algo que está en la raíz del asturiano. Al igual que nuestra fe está en la raíz de Europa y no se puede entender Europa y España sin nuestra fe, no se puede entender al asturiano sin la Virgen de Covadonga. Desvincular ambas cosas sería, pienso yo, no entender bien al asturiano y hacerle un desgarro en el corazón. No hay asturiano sin su Santina de Covadonga.

Este año la ofrenda, tradicionalmente hecha al finalizar la eucaristía del día 8, correrá a cargo del Seminario diocesano. Es algo diferente a lo habitual, ya que suele recaer en pueblos o concejos de Asturias.

Sí, en primer lugar hemos querido abrir la ofrenda, no solo a Ayuntamientos o Concejos, sino poder reflejar otras realidades sociales que también están al amparo de la Virgen, y ¿por qué el Seminario? pues porque es «nuestro» Seminario, y los seminaristas son los «mimados» de la Virgen. Esta Virgen es muy vocacional además, gracias a Ella se han despertado muchas vocaciones, a la vida matrimonial, a la vida religiosa o a la vida sacerdotal y nos parecía que podía ser un gesto bonito que se hiciera esa presentación de las ofrendas de manos de nuestros seminaristas.

¿Cómo ha sido el verano en Covadonga? Parece que cada vez son más los visitantes y peregrinos que se animan a subir hasta el Santuario.

Sí, ha sido un verano muy bullicioso. El verano en Covadonga es intenso porque hay muchas visitas, muchos grupos, es muy bello porque ves tanta gente y es verdad que yo, año tras año, tengo la sensación de que cada vez hay más visitas, vez hay más gente. Podemos decir que ya no solo en verano hay mucha gente en Covadonga. Lo cierto es que también la hay durante el resto del año.

La Novena marca el inicio de curso pastoral en nuestra diócesis. ¿Qué planes hay para estos próximos meses en el Santuario?

Pues los principales planes se encuentran en torno a la acogida. Esta es la línea principal del Santuario: acoger al peregrino y con ello, estar atentos a las necesidades que puedan tener, acompañar y ayudar en todo ello y por supuesto, al frente como lo más importante la Eucaristía y la Confesión. Son muchas las cosas que podemos hacer desde aquí para ayudar a las personas que se acercan a la Virgen. Yo animaría mucho especialmente a la preparación de la confesión. Aprovechemos este año de gracia y el hecho de que la Basílica de Covadonga sea templo jubilar de nuestra diócesis, para poder recibir esta gracia tan grande. Animo a todo el mundo a que se acerque hasta el Santuario y que participe de la Novena, y que no solamente vengan a misa sino que también venga a confesarse.

viernes, 29 de agosto de 2025

Textos de San Josemaría sobre la Visitación de María a Santa Isabel

En Lugones recordamos al concluir agosto la Visitación de la Virgen a su prima santa Isabel, y lo hacemos aqui a través de escritos de San Josemaría sobre este misterio: 

“Vuelve tus ojos a la Virgen y contempla cómo vive la virtud de la lealtad. Cuando la necesita Isabel, dice el Evangelio que acude «cum festinatione», —con prisa alegre”.

Ahora, niño amigo, ya habrás aprendido a manejarte.

—Acompaña con gozo a José y a Santa María... y escucharás tradiciones de la Casa de David: Oirás hablar de Isabel y de Zacarías, te enternecerás ante el amor purísimo de José, y latirá fuertemente tu corazón cada vez que nombren al Niño que nacerá en Belén...

Caminamos apresuradamente hacia las montañas, hasta un pueblo de la tribu de Judá. (Luc., I, 39)

Llegamos. —Es la casa donde va a nacer Juan, el Bautista.

—Isabel aclama, agradecida, a la Madre de su Redentor: ¡Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre! —¿De dónde a mí tanto bien, que venga la Madre de mi Señor a visitarme? (Luc., I, 42 y 43)

El Bautista nonnato se estremece... (Luc., I, 41) —La humildad de María se vierte en el Magníficat... —Y tú y yo, que somos —que éramos— unos soberbios, prometemos que seremos humildes.

Santo Rosario, 2° misterio gozoso 

Bienaventurada eres porque has creído, dice Isabel a nuestra Madre. —La unión con Dios, la vida sobrenatural, comporta siempre la práctica atractiva de las virtudes humanas: María lleva la alegría al hogar de su prima, porque “lleva” a Cristo.

Surco, 566

Vuelve tus ojos a la Virgen y contempla cómo vive la virtud de la lealtad. Cuando la necesita Isabel, dice el Evangelio que acude «cum festinatione», —con prisa alegre. ¡Aprende!

Surco, 371

Maestra de fe. ¡Bienaventurada tú, que has creído!, así la saluda Isabel, su prima, cuando Nuestra Señora sube a la montaña para visitarla. Había sido maravilloso aquel acto de fe de Santa María: he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.

Amigos de Dios, 284

La paz de sabernos amados por nuestro Padre Dios, incorporados a Cristo, protegidos por la Virgen Santa María, amparados por San José. Esa es la gran luz que ilumina nuestras vidas y que, entre las dificultades y miserias personales, nos impulsa a proseguir adelante animosos. Cada hogar cristiano debería ser un remanso de serenidad, en el que, por encima de las pequeñas contradicciones diarias, se percibiera un cariño hondo y sincero, una tranquilidad profunda, fruto de una fe real y vivida.

Es Cristo que pasa, 22

El asturiano Fray Javier Carballo O.P. nuevo Prior Provincial de los Dominicos de la Provincia Hispania

(Dominicos.org) Fr. Javier Carballo OP, nuevo prior provincial de los dominicos de la Provincia de Hispania

El Capítulo Provincial en Caleruega lo ha elegido para los próximos cuatro años, sucediendo a Fr. Jesús Díaz Sariego

El Capítulo Provincial de la Provincia de Hispania de la Orden de Predicadores, que se está celebrando estos días en Caleruega, ha elegido en la mañana de hoy a Fr. Francisco Javier Carballo Fernández, O.P. como nuevo prior provincial para los próximos cuatro años. La votación contó con la participación de 43 capitulares con derecho a voto, en representación de todos los frailes de la Provincia. La elección ha sido confirmada por el Maestro de la Orden de Predicadores, según establece el Libro de las Constituciones.
Elección del Prior Provincial 

Fr. Javier Carballo es fraile dominico, asturiano de 58 años. Natural de Bustiello (Santa Cruz de Mieres). Hasta este momento ha sido prior del Real Convento de Predicadores de Valencia y consejero de la Provincia de Hispania. Es presidente del Patronato de la Fundación Educativa Santo Domingo (FESD) —proyecto de Familia Dominicana que agrupa cerca de 40 colegios— y director de O LUMEN, espacio de encuentro entre arte contemporáneo y fe. Actualmente es profesor de Filosofía y Teología en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia, de la Universidad Católica de Valencia.

En su amplia trayectoria, ha ocupado diversos cargos:

Prior provincial de la Provincia de España (2006-2015)

Prior y párroco en la parroquia del Santo Cristo del Olivar, en Madrid (1998-2006)

Presidente del Consejo Nacional de Familia Dominicana de España

Profesor en la Facultad de Teología de San Esteban (Salamanca) y en la Escuela de Teología en Internet

Director de la revista Ciencia Tomista (2004-2006) y presidente de la Facultad de Teología de San Esteban.

Coordinador de la Cátedra de las Tres Religiones de la Universidad de Valencia.

Es autor de varios libros y artículos sobre filosofía de la religión, espiritualidad y educación, incluyendo 'Experiencia religiosa y pluralismo religioso', 'El Dios que viene' y 'Seducidos por la sabiduría: vivir honestamente, estudiar y enseñar'.

Recoge en su ser lo esencial de la Orden

Sobre él, Fr. Juan José de León Lastra, que fue prior provincial suyo y ha convivido con él en el Convento de Atocha, destaca que es “un dominico que recoge en su ser lo esencial de la Orden: inquieto en la dimensión intelectual, apasionado por la docencia y con gran sensibilidad hacia la relación entre fe y arte. Ha sabido transmitir el carisma dominicano como formador y hermano cercano, y los frailes han reconocido en él desde joven una gran capacidad para el gobierno”.

El nuevo prior provincial sucede en el oficio a Fr. Jesús Díaz Sariego O.P., presidente de CONFER España desde 2021, que ha ejercido el servicio durante casi diez años, siendo el único provincial que ha tenido la Provincia de Hispania desde su erección en 2016, fruto de la unión de las antiguas provincias de Aragón, Bética y España.

La Provincia de Hispania

La Provincia de Hispania está integrada por 302 frailes, de los cuales 259 son presbíteros y 5 obispos, y cuenta actualmente con 27 comunidades en España, 2 en el Vicariato Provincial Antón Montesino (Paraguay y Uruguay), 4 en el Vicariato Provincial Pedro de Córdoba (Cuba y República Dominicana), y 1 en Guinea Ecuatorial.

jueves, 28 de agosto de 2025

La Visitación de María a Santa Isabel, peregrinación de esperanza. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


Asomándonos ya a las fiestas de este año en que la Iglesia Católica se encuentra de Jubileo, pienso en lo bien que nos viene el lema que el difunto Papa Francisco quiso dar al 2025: ''peregrinos de esperanza''. Y en el caso de María, es este acontecimiento que da nombre y alma a nuestra festividad el que mejor representa el "leitmotiv" jubilar aplicado a Ella como peregrina de la esperanza pues, qué mejor peregrinación para elevar la esperanza que la de una embarazada que al enterarse de su estado rápidamente se pone en camino para llevar ayuda a quien consideraba aún más que sí misma. He aquí el mejor referente contra el egoísmo, el individualismo, el egocentrismo: anteponer el bien del otro antes que el propio. Sobre esta escena reflexionaba el difunto Papa Francisco en una de sus catequesis del pasado mes de febrero, diciendo que todos estamos llamados como Nuestra Señora a levantarnos y ponernos en camino, trayendo a colación una cita del teólogo suizo Hans Urs von Balthasar, que resume a la perfección lo que hizo la Virgen al visitar a Santa Isabel y que también podemos imitar nosotros, pues «el único acto con el que el ser humano puede corresponder al Dios que se revela es el de la disponibilidad ilimitada». Y esa disponibilidad de sacrificarse, de regalar tu tiempo, tus vacaciones y hasta tu sueño y descanso en favor de los demás y para que estos disfruten cada vez nos cuesta más, por tanto, felicidades a la Sociedad de Festejos de Santa Isabel que tras tomar el relevo el año pasado, a pesar de tantos contratiempos seguís adelante con esta ardua labor, muy pocas veces debidamente valorada y no exenta de complicaciones y disgustos... 

¿Qué nos mueve a hacer el bien y llevar esperanza a los demás? Los creyentes podemos decir que es Dios quien nos conduce a ello, aunque es obvio que hay muchas personas que siendo de otras religiones o de ninguna tienen, sin embargo, un gran compromiso por procurar un mundo mejor. Una persona que se presentó un día como "atea" me decía que admiraba sinceramente la obra caritativo-social de la Iglesia, pero que él hacía las cosas ''por amor, y no por Dios'', a lo que le respondí: ''Entonces no somos tan diferentes, pues también nosotros hacemos las cosas por amor". Para los católicos no se entiende la fe sin amor, pues como dice San Juan: ''El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor'' (1 Jn 4,8). "Caritas Christi urget nos"; es decir, "El amor de Cristo nos urge", nos empuja y así al sentirnos amados experimentamos la urgencia de poner en marcha este amor, de compartirlo y llevarlo a los que tan necesitados están de Él en medio de las desesperanzas de la vida. Nunca nuestro mundo, nuestra sociedad, nuestro entorno, ha estado tan falto de esperanza. Que muchos de nuestros jóvenes sean pesimistas y estén convencidos de que su vida va ser peor en calidad u oportunidades, nos hace constatar que hemos avanzado en muchísimas realidades pero, sin embargo, la infelicidad, la soledad o el vacío existencial aumentan terriblemente en un mundo lleno de gente pero que vive sola en permanente en un "¡sálvese quien pueda!"... Estamos, sin duda, ante una emergencia social que nos lleva a preguntarnos cómo en un tiempo no tan lejano en Lugones los coches se dejaban aparcados con las llaves puestas, y las puertas de las casas estaban siempre abiertas y se hacía más vida a veces en la de los amigos que en la propia, o cuando en una familia había un enfermo automáticamente los vecinos salían al paso preparándole hasta la comida sin pedirlo nadie... Cuando fuimos más pobres éramos más ricos humanamente y espiritualmente. Y ahora tendremos más "calidad de vida" (tampoco muchas veces estoy tan seguro de ello) pero hemos descuidado el lado humano y del alma.

Santa Isabel exulta de alegría; no sólo llega a su hogar su prima querida; con Ella llega en su vientre la esperanza del mundo, la buenaesperanza del estado de Isabel aunque es el hijo de ésta, el pequeño San Juanín, quien desde el seno de su madre percibe, identifica y reconoce que Cristo ha llegado a sus vidas y viene ya de camino para salvar nuestra humanidad. San Juan cuando sea adulto predicará por todas partes que es hora de preparar el camino al Señor: él lo sabe bien, pues fue el primero en reconocer el Mesías esperado durante siglos. De aquel saludo, de aquel abrazo, de aquella caricia vientre contra vientre las dos embarazadas nace también el canto de María de cuyos labios brotan alabanzas para Dios. En su humildad no se siente ni se considera protagonista, tan sólo una sierva que el Creador ha tenido a bien elegir como su instrumento para la redención. Es un canto que evoca el ayer del pueblo elegido y que se entona en el hoy en que el Verbo crece ya hecho carne salida de sus entrañas, y con los ojos de la fe puestos en el mañana en que iluminará ''a los que viven en tinieblas y sombras de muerte''. 

Nada hay imposible para Dios, nunca es tarde para Él -pues su tiempo no es el nuestro- y así lo experimentó en su propio ser Santa Isabel, al igual que Santa María. También las fiestas se pueden vivir como una "peregrinación de esperanza". El Papa León XIV nos dice que necesitamos buscar la paz, la caridad y la cercanía, especialmente con los que más sufren. Y ha insistido mucho desde su elección en la importancia de la unidad y en ''construir puentes de diálogo'', a tener a Cristo como puente entre la humanidad y el amor de Dios, así como construir en la vida puentes "con el encuentro", como hizo María con Isabel. En Lugones sabemos bien de puentes: el vieyo, como el histórico sobre el río Nora, o el nuevo, como el que ya nos une con la Fresneda en pasarela sobrepasando el río Noreña. Ahora nos toca a los que vivimos y convivimos en esta bella localidad levantar puentes en las relaciones humanas, lo que implica relacionarnos sin prejuicios, fomentar la empatía y buscar el entendimiento. Las fiestas son siempre un buen momento para superar barreras y fortalecer vínculos, para promover el diálogo y resolver conflictos. Que no se pierda ese lado más familiar y vecinal de disfrutar de los días de fiesta con los demás, de compartir y encontrarnos en el prau, en las calles, en el templo, en la verbena y, cómo no, en la mesa... Dice el refranero asturiano que ''Hasta Santa Isabel, tién fabes el que quier''. Cuando también llegué a Viella me explicaron que allí el día de la fiesta un plato que no puede faltar ye "el pitu caleya"; tendremos que inventar nosotros un menú para nuestras fiestas. A mí siempre me dijeron que en Lugones la fabada siempre tuvo muy buena fama: sean roxes o pintes, de la granja o redondes, verdines o de mandilín:

 

                                                                     ¡Feliz fiesta de Santa Isabel!

Joaquín, párroco

Don Marcelo, gran obispo de su tiempo y de hoy. Por Monseñor Alejandro Arellano

El 25 de agosto de 2004 falleció Don Marcelo. Hablar o escribir del Cardenal González Martín, es traer a la memoria una de las figuras eclesiásticas más relevantes de la segunda mitad del siglo XX en la Iglesia española y en la Archidiócesis Primada de Toledo. Por ello, me atrevería a decir de Don Marcelo que es proprio de los grandes hombres permanecer misteriosamente “contemporáneos” de toda generación: es la consecuencia de su profundo enraizarse en el eterno presente de Dios.

Recordar la persona de Don Marcelo es para mí motivo alegría, ya que se trata de viajar en el tiempo para escribir una humilde página en la sorprendente historia de alguien que nos legó una valiosa herencia espiritual, que marcó la vida de muchos sacerdotes toledanos, que conocí de cerca, especialmente en mis años de Seminario, y por quien fui ordenado sacerdote mediante la imposición de sus manos.

Estamos ante un hombre que desde joven, con una fe profunda, ha sido un testigo valiente del Señor, en cada una de las intrincadas estaciones que atravesó su existencia: desde los tiempos trágicos de la guerra civil, a los años difíciles de la postguerra; de los acontecimientos épicos de la reconstrucción de España, a la instauración de la democracia; de los años marcados por la crisis de las ideologías y del relativismo postmoderno, a las barbaries del terrorismo y a los nuevos vientos de guerra.

Con el impulso dado al Instituto Teológico de Toledo, Don Marcelo quiso formar un sacerdote que fuera un hombre de comunión y diálogo, que viviera la proximidad con aquellos que el Señor le confiaba, que supiera caminar con el Pueblo de Dios, sin dejar sus responsabilidades, punto de referencia para los otros, ministro de la Eucaristía y del anuncio, capaz de rechazar cualquier forma de clericalismo. Cuando llegábamos ante él para ser ordenados sacerdotes, el reto es que nos presentáramos con fe, conscientes de nuestros propios límites, pero confiados y conscientes de ser amados por Dios y por la Iglesia.

Comunión y misión han sido el horizonte fundamental de la formación en el Seminario de Toledo durante el Pontificado de Don Marcelo, que no se agotaba en el periodo del Seminario, sino que continuaba en la formación permanente. Nunca se detuvo en el número de seminaristas, sino en la calidad del anuncio y de la propuesta. Siempre apostó por la calidad. Siempre apuntó a una propuesta formativa de calidad, una evangelización de calidad. Si no hay encuentro con Cristo, que prevé una conversión verdadera, si no se es alcanzado por la Palabra de Dios, seremos derrotados. Él nos enseñó a dar espacio a la Palabra de Dios.

Pensó siempre en una Iglesia que es madre premurosa, capaz de acoger a sus hijos y levantarlos cuando tropiezan, alejada de la rigidez burocrática y cercana a los sufrimientos del Pueblo de Dios. Nos enseñó la importancia de la unidad dentro de la Iglesia: mi Iglesia, que custodia la unidad, es el rostro más bello del amor. No hay Iglesia sin comunión, no hay comunidad sin vínculos vivos y auténticos. El amor verdadero no rompe, no aísla, no crea distancias: el amor verdadero une, restablece, mantiene unidos. El Cardenal nos recordaba que sólo una Iglesia unida en el amor puede ser signo creíble del Evangelio en un tiempo lacerado por conflictos, tensiones, individualismos e indiferencia.

Fe, Evangelización, Iglesia, Verdad, Misericordia son, entre otras muchas, palabras claves en el pontificado de Don Marcelo. La verdad no se dice contra nadie, sino por amor a todos. La misericordia no es irenismo ingenuo, sino amor dispuesto a dar la vida, testimoniando el horizonte de luz y de esperanza que no defrauda y no defraudará jamás: Dios. El gigante de la fe es el testigo de la caridad de Cristo. Bien lo sabía el Papa Francisco, que recordando la figura del Cardenal González Martín, del que conocía su vida y obra, apreciaba no sólo la lealtad y la extraordinaria cultura e inteligencia, sino sobre todo su amor a la Iglesia y su fidelidad al Sucesor de Pedro.

La imagen de sus últimos años en la casa de las Angélicas, en Toledo, ha sido para muchos de nosotros la representación de Moisés en la montaña, que continuaba teniendo las manos alzadas en favor de su pueblo.

Demos las gracias a Don Marcelo por cómo amó a los fieles de Toledo, por cómo amó a la Iglesia y la causa de Dios en este mundo. Gracias por la fe que nos transmitió y la esperanza que encendió en tantos corazones. Gracias porque sabemos que su testimonio y su amor, unido a la intercesión ante el Padre, sostendrán aún nuestros pasos y el caminar en la historia de la Iglesia de Toledo y de España, en comunión con la Iglesia universal, bajo la guía del Sucesor de Pedro, León XIV.

miércoles, 27 de agosto de 2025

Fiesta de la Visitación 2025

 

La Visitación y el Magnificat. Por el Papa Francisco

Audiencia del Papa Francisco del 5 de Febrero de 2025

«Feliz de ti por haber creído» (Lc 1,45).

¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!

Hoy contemplamos la belleza de Jesucristo, nuestra esperanza, en el misterio de la Visitación. La Virgen María visita a santa Isabel; pero es sobre todo Jesús, en el vientre de la madre, quien visita a su pueblo (cfr Lc 1,68), como dice Zacarías en su himno de alabanza.

Después de su asombro y admiración ante lo que le anuncia el Ángel, María se levanta y se pone en camino, como todos los que han sido llamados en la Biblia, porque «el único acto con el que el ser humano puede corresponder al Dios que se revela es el de la disponibilidad ilimitada» (H.U. von Balthasar, Vocazione, Roma 2002, 29). Esta joven hija de Israel no elige protegerse del mundo, no teme los peligros y los juicios de los otros, sino que sale al encuentro de los demás.

Cuando una persona se siente amada, experimenta una fuerza que pone en movimiento el amor; como dice el apóstol Pablo, «el amor de Cristo nos posee» (2Cor 5,14), nos impulsa, nos mueve. María siente el impulso del amor y acude a ayudar a una mujer que es pariente suya, pero que es también una anciana que, tras una larga espera, acoge un embarazo inesperado, difícil de afrontar a su edad. La Virgen va a casa de Isabel también para compartir su fe en el Dios de lo imposible, y la esperanza en el cumplimiento de sus promesas.

El encuentro entre las dos mujeres produce un impacto sorprendente: la voz de la “llena de gracia” que saluda a Isabel provoca la profecía en el niño que la anciana lleva en su vientre, y suscita en ella una doble bendición: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!» (Lc 1,42). Y también una bienaventuranza: «¡Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá!» (v. 45).

Ante el reconocimiento de la identidad mesiánica de su Hijo y de su misión como madre, María no habla de sí misma, sino de Dios, y eleva una alabanza llena de fe, esperanza y alegría, un canto que resuena cada día en la Iglesia durante la oración de las Vísperas: el Magnificat (Lc 1,46-55).

Esta alabanza al Dios Salvador, que brota del corazón de su humilde sierva, es un solemne memorial que sintetiza y cumple la oración de Israel. Está entretejida de resonancias bíblicas, signo de que María no quiere cantar “fuera del coro”, sino sintonizar con los padres, exaltando su compasión por los humildes, esos pequeños a los que Jesús en su predicación declarará «bienaventurados» (cfr Mt 5,1-12).

La presencia masiva del motivo pascual hace también del Magnificat un canto de redención, que tiene como trasfondo la memoria de la liberación de Israel de Egipto. Los verbos están todos en pasado, impregnados de una memoria de amor que enciende de fe el presente e ilumina de esperanza el futuro: María canta la gracia del pasado, pero es la mujer del presente que lleva en su vientre el futuro.

La primera parte de este cantico alaba la acción de Dios en María, microcosmos del pueblo de Dios que se adhiere plenamente a la alianza (vv. 46-50); la segunda recorre la obra del Padre en el macrocosmos de la historia de sus hijos (vv. 51-55), a través de tres palabras clave: memoria – misericordia – promesa.

Dios, que se inclinó sobre la pequeña María para hacer en ella «grandes cosas» y convertirla en la madre del Señor, comenzó a salvar a su pueblo a partir del éxodo, acordándose de la bendición universal que prometió a Abraham (cf. Gn 12,1-3). El Señor, Dios fiel para siempre, ha derramado un torrente ininterrumpido de amor misericordioso «de generación en generación» (v. 50) sobre el pueblo fiel a la alianza, y ahora manifiesta la plenitud de la salvación en su Hijo, enviado para salvar al pueblo de sus pecados. Desde Abraham hasta Jesucristo, y hasta la comunidad de los creyentes, la Pascua aparece, así, como la categoría hermenéutica para comprender toda liberación posterior, hasta llegar a la realizada por el Mesías en la plenitud de los tiempos.

Queridos hermanos y hermanas, pidamos hoy al Señor la gracia de saber esperar el cumplimiento de todas sus promesas; y que nos ayude a acoger en nuestras vidas la presencia de María. Poniéndonos en su escuela, que todos descubramos que toda alma que cree y espera «concibe y engendra al Verbo de Dios» (San Ambrosio, Exposición del Evangelio según San Lucas 2, 26).


martes, 26 de agosto de 2025

Este Domingo

 

Día de la Misión Diocesana 2025

(Iglesia de Asturias) «Misioneros de la Esperanza» es el lema que tendrá este año el Día de la Misión Diocesana, con un título que alude a este Jubileo de la Esperanza 2025 que estamos viviendo, y que adquiere un sentido especial en la actualidad ya que, como explican desde la propia Delegación Episcopal de Misiones, «es un momento muy propicio para la reflexión pausada y profunda en relación con nuestro modo de entender y asumir, aquí y ahora, esa Misión, que ha sido y sigue siendo una tradición clave en nuestra Iglesia, de Asturias. Esta convicción es tanto o más necesaria en unos momentos históricos de profundos cambios tanto en el ámbito sociopolítico como en el cultural y religioso, en los distintos continentes».

Esta jornada diocesana se celebrará el fin de semana del 30 y 3l 31 de agosto en las parroquias, donde se hará hincapié en la importancia de «no perder la conciencia misionera» así como «no olvidar la labor que, durante tantos años, se ha hecho en nuestra diócesis, tanto por los primeros misioneros diocesanos como por la animación misionera en las comunidades parroquiales», al tiempo que «realizaban importantes tareas de promoción sociocultural y de humanización entre los grupos indígenas que les fueron confiados». «Sigamos haciendo juntos el camino –recuerdan desde Misiones– con la certeza de que es el Espíritu quien nos proporciona el cuándo , el cómo y el dónde de nuestra presencia misionera, de nuestra vocación de testigos».

Desde la diócesis se continúa estudiando el lugar adecuado de la próxima misión diocesana y, tras haber conocido algunas propuestas, el próximo mes de noviembre se viajará hasta el Vicariato de San José, en la Amazonía Peruana, respondiendo a la llamada de su Obispo y también del misionero laico Alfonso Pombo, que se encuentra allí enviado por la diócesis desde el pasado mes de mayo, para conocer aquella realidad y ver si es posible establecer allí finalmente el destino misionero de nuestra diócesis asturiana.

lunes, 25 de agosto de 2025

Novenas, fiestas y vigilias en Asturias Septiembre 2025




 

Santoral del día: San Luis rey de Francia

(Cope) El Señor pide a todos los que le sigan que aprendan servir y no a ser servidos. Hoy celebramos a San Luis, Rey de Francia, cuya Santidad de vida le hizo entregarse a los demás. Nacido en Francia en 1214 recibió una gran educación de su madre, Doña Blanca de castilla.

Cuando muere su padre, él es un adolescente que se ve coronado monarca por lo que su madre debe hacerse cargo de la regencia. Cuando se hace mayor de edad toma las riendas del gobierno. Lo primero que busca es la paz entre todos sus cortesanos porque había habido demasiadas contiendas. Muy entregado a Dios es un hombre de profunda oración y vida espiritual.

También acoge a los necesitados, lavándoles literalmente los pies como el Maestro en la Última Cena a los discípulos. Por otro lado, busca la justicia desde la igualdad con un gran trato a ricos y pobres sin ningún tipo de privilegio ni distinción. El año 1248 va a Tierra Santa. Sin embargo la Cruz de Cristo se muestra cuando es hecho prisionero.

Una vez liberado retorna a su tierra donde promueve más obras de caridad como la construcción de hospitales y asilos, además de Monasterios y la Gran Capilla que acoja la Corona de Espinas del Señor que le donó el Emperador de Constantinopla. La evolución religiosa, social y cultural salta a la vista.

De hecho se crean espacios de diálogo con hombres de Fe de gran talla como San Buenaventura o Santo Tomás de Aquino. El monarca apadrina con su director espiritual Robert de Sorbon, la fundación de una gran Universidad que será la prestigiosa Sorbona.

El resto de su reinado continuó ejerciendo labores de mensajero de paz y misionero. En tierras del Norte de África sus soldados contraen la peste y él les cuida. Al final San Luis, rey de Francia muere también por esta pandemia en 1270.

domingo, 24 de agosto de 2025

“Esforzaros de entrar por la puerta estrecha”. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


En este domingo XXI del Tiempo Ordinario la Palabra de Dios nos lleva a poner la mirada sobre dos cuestiones en las que reflexionar, que además van unidas, entrelazadas y son inseparables. Por un lado el llamado proyecto de Jesús que se nos expone en su predicación frente a la misión salvífica a la que somos llamados. Ante situaciones de catástrofes como las que vive nuestro país con los incendios, y las guerras que no cesan en nuestro mundo, los problemas que se nos multiplican... Nos vienen las preguntas de los escépticos, y no tanto: ¿es el amor de Dios para unos pocos o para todos? ¿Hay realmente en el corazón de Dios voluntad por nuestro bien? ¿Cuánto vamos a esperar hasta la segunda venida de Cristo?... Hemos de responder en voz alta que se nos ha revelado el Padre por el Hijo bajo la acción del Espíritu Santo, y así afirmamos que nuestro Dios es misericordia, perdón, amor. Que Dios quiere que el hombre se salve y llegue al conocimiento de la verdad, y que sólo Él sabe el día y la hora en que llevará a plenitud su proyecto cuando seamos juzgados en amor.

En la primera lectura de hoy encontramos un texto tan profundo como esperanzador; se trata de un pasaje que corresponde al final del cautiverio del pueblo hebreo en Babilonia. He aquí que las palabras del profeta Isaías parecen la promesa del Señor que anuncia a Israel que se terminarán los tiempos de la tristeza, la dispersión y la humillación pues "Yo, conociendo sus obras y sus pensamientos, vendré para reunir las naciones de toda lengua; vendrán para ver mi gloria". 

La división nunca es camino, mientras que la unión, la acogida y la mano extendida sí. A esto somos también llamados nosotros, a la universalidad; es decir, a abrirnos a todos los pueblos en el sentido católico. El pueblo israelí estaba tan preocupado de mantener su autenticidad, su pureza y su esencia que ello mismo les llevó al fracaso. A veces nos ocurre algo parecido, creemos en un Dios familiar, local, le ponemos raza, lengua y color de piel olvidándonos que nadie tiene la exclusividad en el proyecto de salvación, sino que este es únicamente de Dios y universal. Estamos ante un reclamo misionero que empieza por superar las fronteras de nuestro propio corazón y de nuestra mente. El salmo responde a esta cuestión con el mandato del Señor: "Id al mundo entero, y proclamad el evangelio".

La segunda lectura por su parte nos da otro aldabonazo de esperanza ante algo que cada vez nos cuesta más, y es que a todos se nos da muy bien corregir al prójimo, pero cada vez llevamos peor que los demás nos corrijan propiamente. Es lo que trata de explicar San Pablo a aquella comunidad primitiva de "ex judíos" que vivían las tensiones de haber pasado de una religión tan marcada por la ley, a otra más marcada por la caridad. El Apóstol como buen conocedor del mundo hebreo les invita a acoger con paciencia las correcciones, dado que redundarán en su crecimiento espiritual. Ante ello San Pablo tiene claro que no tienen derecho a quejarse, pues si vivieron la dureza de la ley judía no pueden ahora hundirse por ninguna corrección fraterna.

Finamente, el evangelio nos presenta ese reclamo del Señor tan curioso donde nos pide “esforzaros de entrar por la puerta estrecha”. Y es que Él quiere nuestra salvación, pero no nos obliga a ir al cielo y a estar a su lado, pero sí que espera que nosotros desde nuestra libertad tomemos ese camino. También Jesús tuvo que pasar por esa estrechez que es la renuncia de lo que a uno le apetece para anteponer lo que uno debe hacer. Así Cristo no dio marcha atrás, sino que subió a Jerusalén, consciente de que se encaminaba a su patíbulo. Pero, ¿a qué se refiere la puerta estrecha? Pues sencillamente a menguar nuestro ego para que tenga más sitio Él en nuestro interior, a vivir con radicalidad el evangelio que es la única fórmula para entrar en el corazón del Señor a través de su costado abierto en la cruz. Así cuando muere mi orgullo, crece mi humildad; cuando se hace más pequeño mi odio hacia una persona, más grande es mi amor; cuando dejó de criticar y ver siempre lo malo para empezar a valorar y buscar siempre lo bueno, me estoy encaminando y esforzando por entrar por la puerta estrecha. A menudo nos quejamos de que el mundo, la Iglesia, mi diócesis, mi parroquia, mi congregación, mi cofradía está muy mal. Pero, ¿qué haces tú por cambiarla distinto de criticar, buscar defectos o promover el mal ambiente?... Cada uno de nosotros con nuestra forma de vivir y nuestro seguimiento del Señor cooperamos y somos causa del buen o mal camino de nuestra familia en la fe. El Señor nos ha regalado la ésta, compartamos este tesoro y no lo estropeemos con nuestro mal testimonio, con malas acciones o palabras. Jesús hace suyo el anuncio de Isaías: "Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios". Ojalá seamos también nosotros reconocidos de Dios e invitados a su mesa.

Evangelio Domingo XXI del Tiempo Ordinario



Lectura del santo evangelio según San Lucas 13, 22-30

En Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.

Uno le preguntó:
«Señor, ¿son pocos los que se salvan?».

Él les dijo:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: Señor, ábrenos; pero él os dirá: “No sé quiénes sois”. Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.
Pero él os dirá: “No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.

Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».

Palabra del Señor

sábado, 23 de agosto de 2025

Necrológica

Falleció el Rvdo. Sr. D. Federico Abad Martínez

Hijo de padres asturianos, nació en San Miguel de Tarlac (Filipinas) el 19 de noviembre de 1937. Se crió en el pueblo de Salime (hoy bajo el embalse de Grandas). Cursó los estudios de filosofía y teología en el Seminario Metropolitano de Oviedo. Concluidos los estudios Teológicos recibió el orden sacerdotal el día 25 de junio de 1966 de manos del entonces arzobispo de Oviedo Monseñor Vicente Enrique y Tarancón.

Sus destinos han sido:

Ecónomo de San Mamés de Tebongo, así como encargado de San Pedro de Coliema y Santa María de Carceda- Cangas de Narcea (1966-1970)

Ecónomo de Santa Teresa de Jesús del Pozón - Avilés ( 1970- 1975)

Arcipreste de Avilés Sur (1973- 1975)

Consiliario Comarcal de mujeres de la Acción Católica General de Avilés (1970 - 1975)

Regente de San Salvador de Grandas de Salime (1975-1979)

Encargado de San Juan de Vitos (filial de Grandas); así como de Santa María de Trabada; de Santa María Magdalena de Peñafuente (1976 - 1979)

Arcipreste de Grandas de Salime (1976 - 1979)

Miembro electo del Consejo Presbiteral (1976-1978)
 
Encargado de Santiago de Pesoz y su filial de San José de Brañavieja (1977-1979)

Ecónomo de San Martín de Taramundi y encargado de San Pedro de Bres y San Julián de Ouría (1979-1982)

Ecónomo de Casillas del Ángel - Fuerteventura (1982 - 1983)

Secretario particular de Monseñor Ramón Echarren Ystúriz (1983-1989)

Párroco de San Andrés de Bedriñana, San Martín del Mar y San Miguel de Tazones -Villaviciosa (1989-1992)

Teniente-Arcipreste de Villaviciosa (1991 - 1992)

Adscrito a la parroquia de Holy Rosary Church Sacramento - Estados Unidos (1992 - 1994)

Párroco de San Vicente de la Espina, Santa María de Bodenaya y Santa María Magdalena de Idarga - Salas. Así como de San Salvador de Brañalonga, Santo Tomás de la Pereda y los Santos Justo y Pastor del Pedregal - Tineo (1994- 1996)

Párroco de San Esteban de Ciaño y San Luis Gonzaga de la Nueva - Langreo (1996-2000)

Miembro de la Comisión de Sacerdotes para los Asuntos Económicos (1998 - 2000)

Párroco de San Pedro de Alles, Santa María Magdalena de Cárabes, San Sebastián de Llonín, San Pedro de Mier, San Juan de Oceño, San Francisco de Rozagás, Santa María de Ruenes y San Vicente de Trescares (2000-2002)

Permiso concedido para desarrollar el ministerio pastoral en la Archidiócesis de Madrid. Ejerció como Párroco de Santo Tomás Apóstol de El Berrueco (2002-2004)

Regresó a la diócesis de Sacramento, en Estados Unidos donde colabora de 2004 a 2006

Párroco de San Antolín de Ibias, San José de Seroiro, San Clemente de Ibias, Santa María Magdalena de Marentes, Santa María de Cecos y San Pedro de Alguerdo (2006 - 2008)

En el año 2007 pasa a la situación de jubilado fijando su residencia en la Casa Sacerdotal de Oviedo.

Ya jubilado colaboró en los siguientes lugares:

Adscrito a San Antonio de Padua de la Florida - Oviedo (2010-2012)

Colaboró en la UPAP de Grado (2012-2013)

Colaboró en cubrir la vacante de la UPAP Grandas de Salime (2013)

Colabora en el Archivo Histórico Diocesano (2012 -2017)

Colabora en la Capellanía del Real Monasterio Benedictino de San Pelayo - Oviedo (2017-2020)

Hombre inquieto, risueño y culto. Tenía un amor especial a su occidente asturiano. Fue secretario particular del entonces obispo de Canarias Monseñor Ramón Echarren Isturiz, de lo que siempre hacía gala. Nunca gozó de buena salud: problemas de tensión, glucosa... Los achaques le llevaron en estos últimos tiempos a moverse incluso con ayuda de un andador. Amante de la historia, tenía especial habilidad para las cuestiones de archivísticas. Sufrió un "ictus" en el día de ayer, por lo que fue trasladado al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde falleció. El Señor lo llamó a su presencia en la madrugada de este sábado 23 de Agosto. Tenía 88 años de edad, y 59 de ministerio sacerdotal.

D.E.P.

El funeral por su eterno descanso tendrá lugar en la Parroquia de Santa María la Real de La Corte, este lunes día 25 de agosto a las 12'00 del mediodía. A continuación recibirá cristiana sepultura en el Cementerio de El Salvador de Oviedo. La Capilla ardiente ha quedado instalada en la Capilla de Altares de la Casa Sacerdotal de Oviedo. 

« Señor, Dios mío, mi alma tiene sed de ti. Señor, tú eres mi Dios,
a ti te busco; de ti sedienta está mi alma.»
(Sal 62)

                                       

Entrevista al Arzobispo de Oviedo

 

viernes, 22 de agosto de 2025

Don Armandín ya machó con Papin. Por R.H.M.

Al tener noticia de su fallecimiento el pasado 24 de Julio, a más de uno de los que conocieron a Don Armando, les habrán venido a la mente estas palabras que él repetía tanto con cuando predicaba un funeral o un aniversario, cuando iba a una capilla ardiente o se enteraba por la calle del fallecimiento de un conocido: "ya estará con Papin Dios". A algunos quizá les suele irreverente, pero no deja de ser la traducción al asturiano del Abbá ( אב ) que pronunció el Señor. Alomejor en boca de otro podría no entenderse bien, pero los que conocimos a D. Armando sabíamos que era su forma natural de expresar su amor a Dios, su sentimiento filial, su confianza absoluta... ''Como el niño que no sabe dormirse sin cogerse a la mano de su madre, así mi corazón viene a ponerse sobre tus manos al caer la tarde''. Creo que ese himno de completas refleja muy bien el alma de este cura tan original y tan noble como bueno. Tal es así que mi amigo Adrián Conde ya publicó recientemente una bella reseña en cartas al director de lne titulada ''Ya estás con Papín''.

Aunque nacido en tierras de Siero en 1944, en concreto en San Juan de Arenas (Carbayín) siempre fue un enamorado del valle del Nalón. Diplomado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas CSIC (Instituto Nacional del Carbón y derivados) ingresó en el Seminario Metropolitano de Oviedo en 1971 a los 27 años de edad. Su primer amor en Oviedo fue la parroquia de San Antonio de Fuente la Plata, junto a Don José Ramón García ''Monchu''. Aquí estuvo el año de diaconado y los tres primeros años de sacerdote, en aquel bajo de la calle Argañosa nº 140. De ahí pasa San Martín de Veriña - El Cerillero en Gijón, junto a Don Laureano López. Sólo estará en ésta un curso, pues desde el Arzobispado piensan en él para asumir la capellanía del Orfanato Minero de Oviedo dada su vinculación con el mundo del carbón y la minería. Durante cuatro cursos atiende con ilusión aquella distinguida Institución con sede en el barrio de Villamejil de Oviedo. Por problemas de salud se vio obligado a renunciar a esta capellanía, colaborando desde 1986 en la parroquia de la Purísima de Gijon.

Conocí a Don Armando hace muchos años. Antes ya de nacer yo era habitual su presencia en las fiestas de Porceyo, donde el párroco Don Eladio le solía invitar junto a Don José María para dar más realce al día grande de la fiesta sacramental. Después, también Don Albino como otros sacerdotes de Gijón le pedían ayuda para sustituciones y complicaciones de agendas; siempre estaba disponible para un hermano y compañero. En Poago, por ejemplo, presidió y predicó la fiesta sacramental y de Santa Ana un año que el Párroco no estaba, y quedaron impactados los fieles de aquella celebración; hoy ya no recordarán qué predicó o qué cantó, pero dejó a todos boquiabiertos cuando fue a la sacristía a quitarse zapatos y calcetines antes de iniciar la procesión con el Santísimo, la cual hizo con profunda unción y con los ojos más cerrados que abiertos. Era como Moisés ante la zarza ardiente, consciente de que estaba ante un misterio sagrado que le sobrepasaba.

Sacerdote alegre y risueño; disfrutaba saludando, deteniéndose a charlar y pensando ya en otra ocasión para seguir la tertulia. Para él un sacerdote no se podía dar de forma genérica, sino que el valor estaba en querer a cada uno, en no decir "ya quedaremos un día " por cumplir, sino que le gustaba tratar los problemas de las personas directamente y ser útil ante ellos. Su saludo matutino era siempre ''feliz cumpledías''. Otra cualidad de Don Armando fue que perseguía algo hasta que lo conseguía, y no solía ser nada para él, sino favores que le habían pedido. Pedirle la luna era la casi total seguridad de que la conseguía.

Fue un hijo ejemplar respecto a sus progenitores, en especial con su padre cuya enfermedad fue más larga y dura de lo normal. Era una estampa que enternecía ver a Don Armando por Gijón con su anciano padre haciendo la compra, preguntándole qué le apetecía o prefería, ayudándolo a hacer memoria cuando el Alzheimer avanzaba... Y después con su tía Carolina, que fue como una segunda madre para él, la cual falleció en 2016. Su vida sacerdotal podría parecer que pasó a los ojos de este mundo sin pena ni gloria: apenas Coadjutor, Capellán y Adscrito; y, sin embargo, tenía corazón de pastor, y sin ser nunca párroco supo pastorear almas desde la sencillez y un segundo puesto, haciendo extraordinario lo ordinario.

Hace años había en un día muy caluroso del verano gijonés y muchos difuntos en el Tanatorio de Cabueñes; por allí pasaron sacerdotes de todo estilo, línea y modo de vestir. En la entrada, en el mostrador de recepción, un joven empleado de traje y corbata estaba sufriendo como nadie el bochorno del día. Don Armando entró, saludó, fue a la sala de la familia que conocía para rezar un responso y estar un rato acompañando, y tras ello fue por la cafetería a comprar una lata de Coca-cola y pedir un vaso, y a su salida del Tanatorio se lo llevó al empleado del mostrador de recepción, que sorprendido lo agradeció como le pasó a Ben Hur camino de las galeras por el desierto, cuando Cristo le dio de beber... Don Armando tenía un gran ojo para ver cuándo podía ser buen samaritano de su prójimo.

Era habitual verle con gafas de sol; en cierta ocasión me comentó que tenía problemas serios problemas de visión, yo le comenté que cómo no iba a un buen oftalmólogo, y él sonriendo me respondió: ''Pa qué, si tengo el amor de Dios que ye la mejor medicina''... Los místicos tienen esa forma de ser que no deja indiferentes a su paso, unos los llaman locos y otros los llaman santos. Santa Teresa de Jesús que bien sabía de esto ya escribió: “Muchas veces estaba así como desatinada y embriagada en este amor, y jamás había podido entender cómo era... Cuando esto escribo no estoy fuera de esta santa locura celestial... Suplico a vuestra merced seamos todos locos por amor de quien por nosotros se lo llamaron”. En la cuenca del Nalón muchos llamaban a Don Armando ''el Santu'', no por que le vieran levitar, sino porque le vieron acercarse a todo el que sufría tratando de curar con misericordia los males del alma y del cuerpo. Estaba muy vinculado a la Hospitalidad Diocesana de Lourdes, con los que peregrinó en varias ocasiones al Santuario homónimo francés.

En el año 2017 pasó a la situación de jubilado fijando su domicilio en El Recuncu (Blimea), donde hay una capilla que fue levantada por él dedicada al Sagrado Corazón y a la Santísima Virgen. En estos años siguió vinculado en la medida de sus posibilidades tanto a la realidad pastoral de Gijón como a su querida cuenca del Nalón, allá donde se le solicitaba. Agravada su salud fue ingresado en el Hospital Valle del Nalón en Riaño (Langreo), consciente de que se acercaba su hora. Reconoció que estaba preparado para irse, que moría en paz y satisfecho de haber logrado perdonar y amar a todos los que le ofendieron. Sus restos cinerarios fueron depositados en la capilla del Recuncu, donde celebró a diario la santa misa estos últimos años de su vida. 

Descanse en paz, Don Armando, y que Papín Dios lo reciba con los brazos abiertos.