jueves, 6 de octubre de 2022

Rosario y Misión: que sonría Nuestra Señora. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Octubre es un mes hermoso; mes mariano, misionero, otoñal, angelino, teresiano... Un mes en el que somos invitados a cuidar dos realidades que deberíamos tener presente todo el año: el rezo diario del santo rosario y la preocupación por la propagación de la fe. Quizá para empezar deberíamos quitarnos de la mente ideas estereotipadas o preconcebidas: 

Empezamos por las misiones: actualmente este concepto no es el que teníamos hace un siglo; hoy, lo que antes llamábamos "tierras de misión" son actualmente los lugares de mayor participación de católicos (creyentes-practicantes), los cuales viven un momento de gracia por el efecto de aquella evangelización: aumento de bautismos sin cesar y donde los cristianos son respetados por lo general. Mientras, en los países de vieja cristiandad vivimos un momento de debilidad, secularización y persecución. Recientemente veía en TRECE TV el programa "Misioneros por el mundo", donde un anciano religioso burgalés en latinoamérica decía que cuando había llegado hace décadas al otro lado del "charco" pensaba que iba de misionero, pero que ahora cuando vuelve a España de vacaciones y ve la situación actual de hostilidad y el descrédito piensa que misioneros son los que ejercen en España, pues allí los sacerdotes viven cien veces mejor la alegría de su misión y ministerio.

De forma un tanto engreída, hemos reducido el concepto de "misionero" al que se va al llamado también "tercer mundo" a cavar pozos de agua, levantar casas, organizar escuelas o fundar hospitales. Parece como si el DOMUND o las campañas misionales a lo largo del curso tuvieran sólo dos gestos: echar un donativo en la cesta y dejar así la conciencia en paz: ¡Nos equivocamos! Ni el DOMUND, ni ninguna misión se pueden reducir nunca a la ayuda social- humanitaria; es algo hermoso que la Iglesia Universal hace por vocación de caridad, misión y evangelización, pero el mejor regalo que puede llevar el misionero esté donde esté y vaya donde vaya, no es "ni oro ni plata, sino a Jesucristo". Conocer su evangelio y encaminar las almas a la salvación. 

Hay casos de sacerdotes muy "modernos" a los que no le gustaba tener que confesar; dan  absoluciones colectivas sin saber verdaderamente lo que hay en el alma herida de cada persona, los cuales con los niños catecúmenos de Primera comunión parodian misas con liturgias inventadas y cuasi circenses, y tras quemar en un papelito los pecados -sin que lleguen a tomar conciencia nunca de lo es el pecado- hacen cuchipandas... Tras largos años en unas parroquias donde varias generaciones de niños quedaron sin confesar,  algunos de estos sacerdotes piden ir "a misiones". Llegados a su destino pensando que su método de cuchipanda y la liturgia inventada iba a ser un éxito, resultó que aquellas humildes gentes les reprocharon: "¡ustedes no son católicos; eso no es así!... Nuevamente se cumplen las palabras de Jesús: "gracias Padre...por revelar estas cosas a los humildes". 

Hoy la misión está AQUÍ; y a la vista está que sacerdotes africanos y latinoamericanos van engrosando las filas de los presbiterios de las diócesis españolas, como también las religiosas y religiosos de estas procedencias van siendo el rostro joven de tantos conventos y congregaciones. Ni qué decir de los laicos de ambas latitudes que se van integrando en nuestras parroquias españolas, tan pobres en el campo pastoral y celebrativo en comparación a las de sus países de origen. El camino más fácil y edificante para la realización personal y pastoral para muchos curas y religiosos hoy, sería ir a esos países donde viven la fe y quieren a los sacerdotes, donde los fieles tienen hambre y sed de Dios. Pero, ¿quién irá de misionero a nuestras montañas y valles, barrios y pueblos, villas y aldeas?. Quién anunciará el evangelio en las cuencas mineras o los pueblos de costa; en parroquias grandes y pequeñas de nuestras ciudades periféricas?... "La misión" la tenemos a la puerta de casa cada uno de los bautizados que vivimos en el erróneamente llamado "primer mundo". 

Sobre el santo rosario sólo una pincelada: Había en una parroquia de barrio un grupo de mujeres que entraban todos los días a la Iglesia; a menudo durante el rosario o la misa, pero sin rezar el rosario ni escuchar la misa. Entraban con la clara idea de ir a ver y rezar a la Santina, y hasta pasaban ante el Sagrario como el que pasa junto al microondas. Un 8 de Septiembre que estaban emocionadas tocando la imagen de la Virgen de Covadonga el párroco les dijo públicamente: "¿ven lo seria que está la Santina?... Pues es que está enfadada porque pasáis por delante de su Hijo sin mirarlo, porque nunca le rezáis el rosario, porque nunca acudís a confesaros y no venís a misa... ¿Queréis que sonría la Santina?: Rezar el rosario, confesaros e ir a misa; es la única forma para poder ver de verdad algún día a la Santina y que su Imagen tenga verdadero sentido para vosotras... Ese es el camino al cielo, y no arañar y sobar una imagen de escayola... Fue duro aquel cura, pero les dijo aquello porque las quería, porque deseaba que hicieran bien las cosas y que una imagen no es un talismán y no tiene ningún sentido de fe su veneración sin hechos concretos de conversión y reconocimiento del Señor... En este mes de octubre os invito a hacer que sonría la Santina rezando el santo rosario, y pidiendo de forma especial por la propagación de la fe y por la paz en el mundo. 

Joaquín, párroco

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