Queridos feligreses:
Poco a poco la vida -de momento- vuelve a encauzar lentamente su ritmo, y justo cuando empezamos a tomar velocidad, la naturaleza nos recuerda que estamos ya metidos en el estío y con ello se aletarga de nuevo nuestro camino. Habrá quien diga que este año no hace falta más descanso cuando nos hemos cansado de descansar en casa, pero está claro que el pasado “Stand By” no fue ni elegido ni idílico. Este año con más motivo todo el mundo debería disfrutar del descanso, aunque por desgracia en muchos casos no podrá ser así.
La economía de todos se ve afectada y ha habido situaciones de profundo dolor por los seres queridos que hemos perdido; personas que han quedado tocadas por la enfermedad y por la situación familiar devenida, por ello los cristianos no podemos tomar vacaciones de oración y caridad. Dios no se va de vacaciones y los pobres tampoco (que ya no son únicamente los indigentes del tetrabrik) y aunque viajemos, descansemos o cambiemos de aires yendo al pueblo o a otro lugar no podemos dejar de lado la vida de oración, la asistencia a la Santa Misa, la confesión individual y el estilo de vida que como cristianos estamos obligados a llevar dando testimonio con nuestras obras.
En mi corazón tengo muy presentes a tantas personas que sufren, que aún esperan cobrar su salario, que se han quedado sin descanso pues sus jefes les obligaron a convertir el confinamiento en “vacaciones”; los que han terminado en el paro o ven sus negocios abocados al cierre... Todas estas realidades están en mi ara de altar cada día.
El evangelio de este domingo es la catequesis perfecta para este comienzo estival: "Venid a mi los que estáis cansados y agobiados y encontraréis vuestro descanso, por que mi yugo es llevadero y mi carga ligera". No hace falta añadir nada más, Él es el mejor destino para el verano de la “nueva normalidad”: ir a las fuentes de la vida, a Jesús Eucaristía como nuestro sosiego y nuestra paz.
Igualmente estoy muy contento de la recuperación del culto y de la respuesta de la feligresía. La semana pasada un sacerdote vino a verme y llegó cuando estaba terminando la misa diaria, llegando a comentarme que era poco habitual tener tanta gente un día de semana cuando hay parroquias mayores que no acaban de recuperar ni la mitad del aforo que tenían. En Lugones la gente de la Parroquia es así: Silenciosa y agradecida. Dios os lo pagará con creces, seguro.
Aunque oficialmente este es mi mes de vacaciones, me veréis de vez en cuando por aquí; ya sabéis que para cualquier contratiempo, duda o necesidad podéis poneros en contacto con D. Serrano y con Rodrigo que le ayudará. Y si fuera algo importante o urgente, conmigo mismo en mi teléfono personal.
Únicamente me queda desearos una buen verano y unas felices vacaciones en casa o fuera, y que allí donde estéis cuidéis las medidas sanitarias y llevéis así al Señor siempre con vosotros, pues la fe no quita espacio en la maleta.
En este tiempo acercaros a Él, “y encontrareis vuestro descanso...”
Joaquín, párroco
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