viernes, 24 de agosto de 2018

Santa Isabel, la anfitriona de María. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


Lugones vuelve a vestirse de fiesta, y fiesta grande; y es que como buenos asturianos la folixa parece que va inserta en nuestros genes junto a nuestro mismo espíritu guerrero y rebelde. Necesitamos los días festivos no sólo como un descanso de la rutina que buscamos romper, sino sobre todo como un esparcimiento que endulce los sinsabores que la vida misma nos va presentando.

Cuando celebramos una fiesta decimos que estamos conmemorando algo, por ejemplo en un “cumpleaños”, el aniversario de un nacimiento. Conmemorar viene del latín ‘’conmemorare’’,  que significa meter por completo en la mente, mentalizarse o tomar conciencia clara de algo.  Y esto es exactamente lo que nuestros antepasados así nos quisieron trasmitir con una fiesta como la de “Santa Isabel”, dejándonos esta celebración no como una más, sino como una de las mayores conmemoraciones de nuestro pueblo.

Así, desde hace tantísimos años,  esta Fiesta de “la Visitación de María a su prima Santa Isabel” nos recuerda algo primordial: Que la Madre de Dios ha querido ‘’visitar’’ a otra insigne madre luchadora como su prima Isabel. Lo que representa el acercamiento a tantas madres luchadoras que viven en tribulación por problemas económicos, familiares o sociales y a las que María también quiere visitar en sus tristezas y pobrezas. De ahí igualmente su alto patronazgo de las madres en estado de Buenaesperanza.

Paralelamente, comentaba hace unos días el cardenal Blázquez en una celebración en la Catedral de Valladolid, que en muchos pueblos de Castilla se celebraba a lo largo del verano la fiesta de “Santa Isabel” o la fiesta de “La Visitación”; aunque ambas eran realmente una sola fiesta: “el misterio de la Visitación de María a Isabel”. Es decir, algo que ya apuntaron muchos otros en Lugones hace tiempo; que nuestra solemnidad tenía un nombre tan largo que al final se quedó simplificada en “Santa Isabel”. Cabe recordar que antes de tener imagen propia de la Santa, solamente salía en procesión María, que “se ponía en camino” a visitar a su Prima. Ahora, juntas, salen y se encuentran. Ojalá nosotros sepamos salir también juntos como ellas y celebrar nuestro particular encuentro.

Santa Isabel es la gran anfitriona que hace fiesta al ser visitada, y por ello sabe que es bueno que todos nos sintamos visitados por el Señor, que por medio de Madre, se encuentra con nosotros al igual que ocurrió en casa de Zacarías. Realmente es María la protagonista principal de esta fiesta, a que la vemos como una verdadera Custodia que nos trae en su vientre al “Amor de los amores”. Y así lo percibirá su primo Juan, el Precursor, en el vientre de su madre, Isabel. El escritor José Luis Martín Descalzo, nos dejaría aquella sublime reflexión que tanto agrada a los curas de pueblo: María, no lo sabía, pero aquel viaje era, en realidad, la primera procesión del Corpus, oculto y verdadero en Ella el Pequeño como en las especies sacramentales.

Hoy día para algunos el calendario cristiano ha quedado reducido a una excusa para no trabajar; mientras, por suerte para otros, sigue siendo la convocatoria central de grandes acontecimientos. Mantener algo sólo por costumbre puede llegar a ser tan rutinario y repetitivo que podría acabar siendo tan aburrido como cualquier otra “obligación”. Para conmemorar una fiesta hay que vivirla, y sólo la vive quién es capaz de entrar del todo en ella y entender toda su esencia. 

Ojalá “Santa Isabel” no sea únicamente para el jolgorio y la folixa; ni “La Visitación” sea sólo para participar de los actos religiosos. Que todos podamos disfrutar juntos de todo, pues el reduccionismo, a fin de cuentas, sólo nos empobrece y hace que nos perdamos grandes acontecimientos de nuestra vida y de nuestra propia historia.

Felices Fiestas de Santa Isabel, en la Visitación de María                                           
Joaquín, Párroco

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