jueves, 23 de octubre de 2025

Este viernes

 

"No soy dignO"... también las mujeres. Por Javier Sánchez Martínez

Existen pequeños detalles sobre la liturgia que resultan de tremenda actualidad, es decir, vas a un sitio u otro y sufres los mismos errores en esos pequeños detalles. No se hunde el mundo, ciertamente, ni se arruina el valor de la Santa Misa, ni su carácter latreútico, eucarístico, impetratorio, etc., pero es una nota disonante en medio de todo el concierto sinfónico.

Pues volvamos a ello.

El sacerdote dice, en el rito romano, antes de la Comunión: «dichosos los invitados a la Cena del Señor». Y todos los fieles, varones o mujeres, responden pidiendo las palabras prestadas al centurión romano: «Señor, no soy DIGNO -¡no »¡digna!«- de que entres en mi casa…»

El lenguaje de la ideología de género, tan políticamente correcto, ha penetrado en la liturgia. Suenen las sirenas y las alarmas ante tal aberración. Rásguense las vestiduras llenos de estupor.

Sí, sí ha entrado.

Antes de comulgar el sacerdote invita a acercarse al Misterio Sacramental: «Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor». Dos frases bíblicas unidas.

¿Qué se responde? Con una frase bíblica: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa pero una palabra tuya bastará para sanarme».

Respondemos con las palabras del centurión, creyente profundo, y ni en Israel encontró el Señor tanta fe.

Los fieles antes de comulgar repiten una frase evangélica.

Pero el lenguaje de «miembros y miembras» la ha transformado en «Señor, no soy dignA…» en caso de ser pronunciada por mujer, seglar o religiosa.

No se trata del sentimiento personal de dignidad, sino de repetir las palabras del centurión con fe.

¿Se imagina alguien a un varón, recitando el Ángelus, y diciendo: «aquí está EL esclavO del Señor, hágase…». No. Repite en femenino las palabras de la Virgen («aquí está LA esclavA del Señor…»): simplemente recuerda y repita lo que dijo Ella.

Pues antes de la comunión, los fieles, sean varones o mujeres, repiten lo mismo del centurión: «no soy dignO».

Esto viene al hilo de un post de lexorandi.blogspot.com, donde mi colega y amigo Adolfo Ivorra trata de lo mismo, con mejor gracia y acierto que yo. Por ejemplo afirma:

«Pero no podemos dejar de lado la respuesta, que también es importante. Aquí algún caso se da de ‘inclusivismo’ feminista. Hay que estar ‘en medio de la masa’ de fieles para ver actuar el inclusivismo en el único lugar que podría caber: ‘Señor, no soy digna de que entres…’. Ya sabemos que no eres digna. Pero aquí no se trata de reconocer personalmente la propia indignidad, sino hacer nuestras las palabras del único pagano del que Cristo dijo que tenía más fe que los judíos».

Os pido que pinchéis este enlace: «Dichosos los invitados a la Cena del Señor», y veréis que, sin ponernos de acuerdo, afirmamos lo mismo porque no son opiniones personales, sino el sentido y la verdad de la liturgia misma.

Espero que sirva a todos, que se corrija lo que se haga mal, y que penetremos de verdad en el sentido de los ritos de nuestra liturgia.

miércoles, 22 de octubre de 2025

Recuperar las raíces cristianas de España. Por Mons. Juan Antonio Reig Pla

 

30 de octubre, Peregrinación Jubilar del mundo educativo en Oviedo

(Iglesia de Asturias) La Iglesia universal celebrará, en la semana del 27 de octubre al 1 de noviembre, un Jubileo del mundo educativo que llevará a cabo a través de diversos actos en Roma. Con este motivo, desde la Comisión Episcopal de Cultura y Educación de la Conferencia Episcopal Española y Escuelas Católicas se ha propuesto que cada diócesis pueda realizar también un acto, gesto o peregrinación a un templo jubilar propio para vivir junto a toda la Iglesia este momento de gracia.

Así, desde la Delegación diocesana de Enseñanza y Escuelas Católicas de Asturias se ha organizado para el próximo jueves, 30 de octubre, el Jubileo de los educadores, con motivo de este Año Jubilar de la Esperanza 2025 que estamos viviendo. Será un momento para «renovar la ilusión, profundizar en nuestra misión y celebrar la fe como signo de fraternidad y de servicio», tal y como han manifestado los organizadores en la carta que han dirigido a todos los centros educativos asturianos. Los participantes se darán cita a partir de las 17,30 h en la Plaza de la Escandalera de Oviedo y desde ahí se comenzará a caminar en una pequeña peregrinación hasta la Catedral donde, a las 18 h, se celebrará la eucaristía en la Capilla del Rey Casto.

Se invita a participar a todos los profesores y personas relacionadas con el mundo educativo en general: familiares, amigos, alumnos, compañeros, «para hacer visible que somos un pueblo en camino que aspira a vivir con esperanza, que anhela transformar el entorno con la luz del Evangelio».

martes, 21 de octubre de 2025

Santoral diocesano: Beato Genaro Fueyo y compañeros mártires

Hoy recordamos a los 𝐁𝐄𝐀𝐓𝐎𝐒 𝐌𝐀́𝐑𝐓𝐈𝐑𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐍𝐄𝐌𝐁𝐑𝐀. 🌿

Los Mártires de Nembra se trata de los beatos Genaro Fueyo Castañón, Antonio González Alonso, Isidro Fernández Cordero, y Segundo Alonso González, naturales de la localidad asturiana de Nembra, que fueron beatificados en la Catedral de Oviedo, sábado, 8 de octubre del 2016.

El Beato Genaro Fueyo Castañón era sacerdote diocesano y párroco de Nembra, nacido en 1864 en Linares del Puerto, (arciprestazgo de Lena). Tomó posesión de la parroquia de Nembra en el año 1899. Durante sus años de párroco, se formó una importante sección de la Adoración Nocturna Española, de la que él participaba activamente.

Don Genaro fue encarcelado en Moreda a la edad de 72 años, en octubre de 1936, y posteriormente fue llevado a la iglesia de Nembra, donde ya estaban Segundo e Isidro. Les dieron a escoger dónde querían morir, y ellos escogieron el sitio donde juntos participaban a diario de la Eucaristía. Don Genaro, además, pidió ser el último en morir para alentar a sus feligreses y amigos.

El Beato Isidro Fernández Cordero había nacido en 1893 en la parroquia de Santa María de Murias (concejo de Aller). Estaba casado con Celsa, y tuvo siete hijos, de los cuales dos serían religiosas, y uno dominico.

Era minero en la Hullera Española, en la explotación del coto de Aller.

Fue encarcelado en dos ocasiones en la que era la “Sala de Guardia” de la Adoración Nocturna en su parroquia y también escuela y local para el sindicato católico. De la segunda ocasión ya no regresó. A un vecino que le animó a escapar, le respondió “Si no me presento se vengarán con mi familia. Siempre nos han acusado de ser unos rezadores y unos carcas; por lo que se ve el único delito de que nos acusan es ser católicos y esto es un honor para nosotros. Delitos no tenemos ninguno, por lo tanto, nada nos puede hacer. Dios sabe por qué nos tiene aquí y en sus manos estamos; si Él lo permite, por algo será”.

El Beato Segundo Alonso González. Nacido en Cabo, parroquia de Santiago de Nembra, tenía dos hermanos dominicos misioneros y una hermana dominica de clausura. Tuvo doce hijos con su mujer, María; la última, había fallecido en 1926 con su madre, en el parto. Quedó viudo con siete hijos vivos, el más pequeño, de año y medio, y se volvió a casar con una viuda sin hijos. Hizo labores de carpintero, arrendó tierras y trabajó en la mina.

EL 21 de octubre fue apresado y enviado a la cárcel de la iglesia. Allí les decía a sus compañeros: “Muchas veces hemos pasado aquí la noche para acudir al turno de vela ante el Santísimo; como ahora no podemos hacerlo, recemos el Rosario y hagamos un sincero acto de contrición, poniéndonos en las manos de Dios, ya que es posible que alguno de nosotros tengamos los días contados”.

El Beato Antonio González Alonso había nacido en 1912. Quería haber sido dominico, como su hermano, pero una tuberculosis le obligó a regresar a la casa familiar. Era estudiante en la Escuela de Magisterio y también adorador nocturno.

Fue detenido por su compromiso cristiano y encarcelado. Le ofrecieron salvarse si rompía un cuadro del Sagrado Corazón y el ara del altar de su parroquia. Al pasar por delante de su casa para ser llevado a Sama de Langreo, gritó, al ver a su madre ¡Adiós madre, hasta el cielo! Según contó el chófer, le cortaron la lengua, le apalearon y le tiraron a un pozo por el Alto de San Emiliano. Nunca fue encontrado su cuerpo.

Reconquista restaurada: Covadonga y el porvenir cristiano. Por David Warren

Recordemos Covadonga, la gran victoria cristiana en España en el año 722 d. C., y el comienzo de la Reconquista.

Esto fue una década antes de la batalla de Tours, cuando Carlos Martel, “el Martillo”, repelió a la caballería omeya “imparable”, preparando el terreno para el Imperio Carolingio que salvó, o podría decirse, inventó, Europa.

Toda la cristiandad había quedado arrasada, incluidos los centros civilizados de Egipto y Siria, salvo la menguante “Roma” (Bizancio), y los territorios en su mayoría paganos yermo en el lejano oeste. Sólo los milagros salvaron, por ejemplo, a Francia de caer presa de la agresión.

Sin embargo, la conquista de la Península Ibérica por parte de los pueblos del desierto fue, como su avance por Oriente Medio y el Norte de África, una catástrofe para los cristianos, que habían gobernado con relativa paz.

Había comenzado catorce siglos de aniquilación, con otras oleadas árabes que precedieron al islam. La Persia zoroástrica también fue pulverizada, y se cometieron masacres profundas en Hindustán e incluso hasta el Tíbet.

El islam tiene fronteras sangrientas, como escribió Samuel P. Huntington una década antes del 11-S, y siempre las ha tenido. Dondequiera que el islam se encuentra con no musulmanes, hay derramamiento de sangre. Esto no es sólo una condición moderna. Fue cierto desde el principio. El islam se expandió mediante el terrorismo, por sorpresa absoluta, de la nada. Los once de septiembre fueron su estrategia constante.

Los no musulmanes, en general, tienen una historia de enemistad con vecinos musulmanes, y la mayoría han sido masacrados por los musulmanes en su momento. Pero cristianos y judíos han sido las principales víctimas, pues ambos fueron identificados de manera psicótica en el Corán y los hadices.

Para aprender sobre las realidades del islam, hay que estudiar esos textos fundacionales, así como hay que leer la Biblia para acceder al cristianismo. Encontrar traducciones fidedignas es necesariamente un desafío, pues del árabe al inglés resulta casi imposible; hay disparidades enormes entre cualquier par de versiones. Al menos un tercio del Corán es palabrería sin sentido, incluso en el original. Buena suerte.

Preguntas como quién fue Mahoma, si existió realmente, o si La Meca fue siquiera edificada para el siglo VII, no pueden resolverse usando la evidencia al modo occidental. No existe una erudición comparable a la que sustenta tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento.

Por buenas razones, la investigación de los textos y las afirmaciones islámicas está impedida en todos los países musulmanes y entraña peligro cuando se intenta en Occidente. En contraste, el cristianismo y el judaísmo pueden estudiarse abiertamente, incluso por escépticos, y han estado disponibles para su desmantelamiento destructivo durante mucho tiempo.

La arqueología ha mostrado que las tradiciones bíblicas son sólidas o plausibles. En cambio, todos los antiguos yacimientos arqueológicos en Arabia Saudita han sido completamente nivelados y rastreados. Se han realizado enormes esfuerzos para mantener la historia del islam alejada del escrutinio, o restringirla a autoridades oficiales. De hecho, prácticamente todos los intentos de estudiar el pasado islámico se han llevado a cabo en instituciones occidentales y se han limitado a éstas.

Esto puede sonar a exageración, y un escándalo para el liberalismo “multicultural” de cara sonriente de hoy. Pero compruébese, porque es un hecho. Además, si se consulta la literatura académica más antigua, hasta hace unas décadas, se constata que todos coincidían en la indigencia del islam. Nuestros historiadores anteriores sí dominaron el campo. Los más recientes han sido, casi siempre, “políticamente correctos” y apologistas tímidos, por temor a represalias musulmanas.

A mí mismo me encargó escribir sobre este estado de cosas Peter Collier en Encounter Books, justo después de que el tema se volviera actual tras los atentados terroristas islámicos del 11 de septiembre. No acepté el anticipo, y rehusé hasta estar seguro de que la tarea era factible.

No era factible, por desgracia, para una persona que no sabe leer árabe, persa, turco y varias otras lenguas. Además, creo que fui un cobarde. Pero desde entonces han surgido personas más valientes y eruditas.

Quizá hayamos superado la ridiculez que expresó el presidente George W. Bush sobre “la religión de la paz”, y su reticencia al uso de la palabra “cruzada”.

Pero el islam no existiría ni siquiera, excepto por su práctica más esencial: el castigo universal de la apostasía con la muerte. Esto está al frente de los muchos castigos bárbaros de esta religión, y subyace a cada artículo de la ley islámica, la Sharia.

Está en abierto y violento conflicto con todas las tradiciones jurídicas civilizadas. Ni siquiera el “islam moderado” ofrece alivio, porque los musulmanes “moderados” son como los cristianos “moderados”: gente que no sabe y no le importa lo que cree. Invariablemente, las creencias musulmanas retornan a sus orígenes inquietantes y al control de fanáticos.

Hasta el día de hoy, por ejemplo en Nigeria, donde muchos miles de cristianos han sido masacrados y las iglesias incendiadas por Boko Haram y otros representantes musulmanes. Y hay además 53 naciones de mayoría musulmana, y varias docenas donde los musulmanes ahora constituyen una minoría considerable y problemática.

A pesar de momentos culturales maravillosos, aunque breves, la experiencia del islam ha sido la misma a lo largo de los siglos. Es consistentemente violento, y todo éxito suyo ha dependido de la intimidación. Sólo atrae a hombres violentos, y a sus economías de piratería, esclavitud y robo.

Esto es lo que aprendí a lo largo de los años desde que, siendo niño en Pakistán, me horrorizó la violencia islámica (aunque aprecié la calidez de muchas familias musulmanas).

Entonces, ¿cómo “reconquistamos” a los musulmanes?

«No podemos», es la respuesta de todos nuestros liberales engreídos y postcristianos. La rendición es su única política coherente.

Sin embargo, la victoria está cerca. Porque la invasión de Europa y América por inmigrantes musulmanes está demostrando ser el mayor error del islam. Personas que venían de sociedades donde el 99 por ciento de los musulmanes permanecían musulmanes han llegado a lugares donde al menos el 20 por ciento se convierten, y la mayoría se hacen cristianos cuando pueden, incluso en Irán. Eran los mejores musulmanes y se convierten en cristianos impresionantes.

La Reconquista no requerirá violencia por nuestra parte. Nos costará martirios. Pero cuando tengamos el coraje de decir a los musulmanes la verdad impactante, su religión se derrumbará. Porque la verdad es firme: DEUS VULT!

●Acerca del autor: David Warren fue editor de la revista Idler y columnista en periódicos canadienses. Tiene amplia experiencia en Oriente Próximo y Lejano. Su blog es Essays in Idleness.