miércoles, 11 de abril de 2018

La antiquísima cristiandad de la comarca del Nora. Por Rodrigo Huerta Migoya


Cuando se habla hoy del territorio de la diócesis ovetense, olvidamos a menudo que hasta no hace tanto los límites diocesanos entraban en Lugo, León, Zamora y Cantabria. Y sin duda el origen de aquello no va ligado tanto a una política territorial medieval sino más bien a un origen aún más profundo y antiguo ligado en mi opinión a los pueblos astures que tras la romanización asumirían la fe del imperio con la conversión de Teodosio.

Ahora bien, hay que matizar que la romanización en Asturias fue más lenta que en otros lugares de España. La última reyerta de la que se tiene noticia data del año 29 a. C., y de lo poco que sabemos de años sucesivos, llegamos a descubrir cómo se contó con una convivencia llamativa.

Los grandes entendidos en "astures" coinciden todos en apuntar que el territorio de estos pueblos bárbaros de los que en parte descendemos, iban desde las tierras que engloban la desembocadura del Sella (límite Cántabro) bajando hasta el río Esla (Zamora) y toda la comarca oriental de Lugo.

La lingüística también juega en nuestro favor al hablar de la evolución de estos territorios celtas y luego cristianos, en buena medida, muchos de ellos bajo la misma mitra. Así pensamos en esa "fala" o gallego-asturiano; las palabras que compartimos con el occidente de Cantabria y, finalmente, mentidos ya en Castilla y León, el astur-leonés (en concreto en las zonas de Babia, Laciana y las Omañas, entre otros). Y metidos en tierras zamoranas, muy cerca de los límites diocesanos, nos encontramos, entre otros, con el Sayagués en la Comarca de Sayago o Sayagu.

¿Antecedentes de la diócesis de Oviedo?

Una muy antigua tradición ha venido señalando en el tiempo el lugar de Veranes, territorio de la Parroquia de Cenero, en Gijón, como el lugar donde se encontró históricamente la primera sede episcopal, en la larguísima historia de la diócesis de Oviedo. Es muy complejo contrastar tanto para confirmarlo como desmentirlo, algo que se pierde en la oscuridad de los siglos; sin embargo, no todos han tomado esta historia como algo sin importancia. Por ejemplo, en la primera visita extraoficial de Monseñor Vicente Enrique y Tarancón a la que era ya su nueva diócesis de destino, cuentan que tras visitar Oviedo y poner rumbo a Gijón mandó a su chofer desviarse hasta Veranes, pues había leído esa hipótesis de que pudieran ser esas ruinas la cuna del "episcopus ovetensiis", por lo que con unción y cariño quiso visitar los restos arqueológicos y rezar en aquel lugar. Don Vicente no quiso ver un yacimiento sino un lugar eminentemente sagrado que le hablaba de la tradición de esta Iglesia Particular. Un mes después, el diez de mayo, tomaría posesión como nuevo metropolitano en la fiesta del Patrono del clero secular. Hoy, esta hipótesis vuelve a recobrar fuerza después de algunos estudios realizados en el enclave donde se han encontrado varios grabados de crismones que evidencian ese primitivo cristianismo.

Muy cerquita de Veranes, a unos escasos kilómetros, nos encontramos el límite entre los concejos de Gijón y Llanera. Allí encontramos, por ejemplo, la renombrada "Venta de Puga", en territorio de la feligresía de Pruvia, donde Jovellanos tantas veces descansó de sus viajes y faenas.

Me adentro, ahora en la compleja cuestión del "Lucus Asturum", para unos el preámbulo del Oviedo que luego vendría a ser tanto la urbe medieval como el territorio eclesial, y, para otros, una mera teoría sin fundamentos...

Es evidente que existió este asentamiento citado ya por eruditos de la antigüedad como Ptolomeo, o el anónimo de Rávena, pero ¿dónde se encuentra ese lugar?.

Es cierto que hace años se llegaba a dudar de la existencia de Lucus por no haberse encontrado la ciudad en su totalidad, pero esto no ha de extrañarnos cuando parece más que evidente que fue destruida, no quedando de ella piedra sobre piedra. Sin embargo, los estudios de los últimos tiempos con importantes hallazgos de piezas de los siglos I y II d.C., han cambiado la opinión de muchos sobre la importancia histórica de Lucus en un cruce de caminos y con una ubicación muy importante para la época.

Hay quienes defienden aún que Oviedo no fue fundado por Máximo y Fromistano, sino que la ciudad medieval está sobre ese verdadero Lucus asturum, como por ejemplo defendió en los años cuarenta del siglo pasado Josë María Fernández Buelta. Actualmente no ha avanzado absolutamente nada este eterno debate de si Oviedo es medieval o romano. Por ejemplo, la profesora de historia del Arte Doña Raquel Alonso, defiende ese origen ovetense asintiendo que la ciudad surgió en época romana como centro de poder político y familiar; y en el otro lado, por poner otro caso, el profesor César García de Castro rebate que Oviedo no cuenta con suficientes indicios para poder hablar realmente de presencia romana como tal. A su juicio, en las múltiples excavaciones realizadas en la ciudad, aún no han aparecido casas, calles ni monedas como en otras localidades españolas.

Sobre la posibilidad de que ese Lucus fuera Lugo de Llanera, hay que pensar que si los estudiosos hablan de que en las proximidades de la actual Iglesia de Santa María de Lugo de Llanera no se han encontrado lo que esperaban encontrar, dicen bien, pues la Iglesia de Lugo se encuentra en ese lugar desde la post-guerra en un terreno que antaño fuera un pastizal; es decir, que si alguien ha cometido la imprudencia de ponerse a indagar en las proximidades de dicho templo esperando hallar ahí yacimientos arqueológicos que prueben la vieja existencia de Lucus, deberían haberse informado antes de la modernidad del emplazamiento.

En lo que todos coinciden es en afirmar es que el lugar exacto debería corresponder con un pequeño promontorio o colina, lo que encontramos tanto en el centro de Oviedo, en Lugones y como no, en Lugo de Llanera, cuya elevación es el llamado "canto de San Pedro". ¿Cuál de ellas es entonces la ciudad sagrada de los ''luggones''?

Personalmente soy de los que piensa que Lucus nunca fue Oviedo, entendiendo por esto que el núcleo fuera el intramuros ovetense, más sí, si ese ovetao perteneciera como un asentamiento secundario de ese territorio que tuviera por cabecera el enclave de esta comarca del Nora. Otros, sin embargo, afirman categóricamente la ubicación de Lucus en Lugones, en función de las coordenadas que ofrece Ptlomeo en su obra. Ojalá que el tiempo pueda ir esclareciendo tantas incógnitas al respecto...

Hay quienes señalan directamente al barrio de Paredes, en Lugones, como posible situación de Lucus Asturum. Pero más allá de lo que se pueda probar o no probar, esta claro que Lugones y la comarca en su conjunto jugaron un papel muy importante en esta historia, primero como pueblo guerrero bajo las siglas del "dios Lug", cuyo territorio -en mi humilde opinión- puso las bases para la jurisdicción de la mitra ovetense. Y después, como espacio de cristianización a través del influjo de las vías comunicativas que nos trajeron el Evangelio.

De esa posible invención (según criterio de algunos) procede que el Obispo Pelayo pudiera hacer en el siglo XII la sede episcopal que precedió a la de Oviedo, situando en Lucus Asturum la misma. ¿No tiene acaso ninguna razón de ser real?. No tiene nada de descabellado esta hipótesis dado que la arqueología ya ha demostrado que tanto en Llanera como en Lugones han aparecido restos que demuestran unos antiquísimos asentamientos cristianos.

Por otro lado, no debemos olvidar que Lugo y Lugones se encontraban perfectamente comunicadas, por ejemplo con la ciudad de Legio (León), región que a mediados del siglo III ya constituía un obispado perfectamente estructurado. Y ya ni que decir tiene, los testimonios anteriores al Obispo Pelayo conservados en el Monasterio de San Vicente, donde se llama a Lucus a la antiquísima ciudad o la ciudad eterna (quizá como símil de su categoría episcopal). Un arzobispo de Toledo, casi coetaneo del autor del "Códice Pelagianum" cita también ese traslado de la sede episcopal de Lucus a Oviedo. Hay quienes diferencian incluso "Lucus Asturi" como Lugo de Llanera y "Lucus Asturum" como Lugones.

El Misal de la Dedicación de la Catedral de Oviedo (821) indica como preámbulo que se dedica la catedral en el décimo aniversario de haber sido trasladada la cátedra del obispo diocesano de Lucus a Ovetus. Este documento es de doscientos años antes del pontificado de Pelayo, sin embargo, se cree que dichas notas fueron manipuladas por él. Se dice que el rey vándalo Guntamundo fundó dicha urbe y sede a mediados del siglo V. El primer obispo de esta iglesia de Lugo de Asturias sería Vistremundo, cuyo pontificado se inició en torno al año 572 y del que se dice era eminente en santidad y letras. Parece que en la invasión sarracena muchos prelados encontraron refugio en el norte, y en concreto se cita la presencia del Arzobispo de Braga en la iglesia de Lugo.

El párroco que fue de Biedes, en las Regueras, Don José Mª Canal Sánchez-Pagín, en uno de sus opúsculos reflexionaba sobre los pros y contras de este obispado fantasma. Empecemos por los contras: en opinión de este sabio sacerdote, le resulta extraño que la sede episcopal se estableciera en Lucus cuando lo normal es que se hubiera asentado en Cangas de Onís, junto a la Corte real; sin embargo, esto tampoco quiere decir nada. Cita a los autores que dan por sentada la existencia de la sede de Lugo tales como J. Manzanares, C. Cabal o J.M. González, donde afirmar que el silencio de siglos sobre esa sede no la convierte en falsa ni en inexistente.

En el siglo VI encontramos un "Parroquial Suevo" donde refiere que el territorio de Asturias estaba bajo el dominio de los obispos de Britonia y Astúrica. Aquí Sánchez-Pagín esgrime su tesis de la coexistencia de dos iglesias distintas, la de Britonia, abarcando el territorio occidental, y la de Lugo, comprendiendo la zona centro-norte, citada al oriente de Pésicos -''et paesicos''- que según el historiador comprenderían los territorios de los concejos de Oviedo, Siero, Llanera y la franja oriental asturiana.

Habría participado el Obispo de Lugo de Asturias en el XI Concilio de Toledo (675) donde quedó decidido que su territorio asumiría las exenciones y términos que le dieron los suevos.

El Padre Carballo en su libro de "Antigüedades", nos regala una descripción muy bella sobre el abandono de la sede. Dice él: Destruyeron y arruinaron (los moros) la antigua ciudad de Lugo, metropoli y cabeza de Asturias y silla episcopal de sus prelados, de la cuál no hallamos hoy más que el nombre''.

Lo que si nos dicen algunos documentos es que la Iglesia que fuera sede antaño, estaba dedicada a Santa María, al igual que Veranes y Britonia, e incluso en la nueva sede de Oviedo se reservó un lugar destacado a Nuestra Señora a la que se llamó del Casto, y luego una de las primeras parroquias de la urbe también llevaría el nombre de Santa María, en la advocación de la Corte. Los hay que creen también que la posible existencia de esa sede de Santa María de Lucus en suelo sierense y no de Llanera, dió lugar a la heráldica del concejo cuyo símbolo es el jarrón de flores, símil de María Santísima.

En la obra sobre la diócesis ''Teatro Eclesiástico de la Santa Iglesia de Oviedo'' se narra: ''Ya dixe como la ciudad de Lugo de las Asturias auia fido trasladada con fus comercios y tratos a la nueua de Ouiedo. sus placas, y lugares publicos convertidas en estancia y habitación de pastores''.

¿Mintió el Obispo Pelayo? Y por qué de habérselo inventado apoyarse en otro lugar más favorable a las políticas expansionistas de los obispos de la época y en su lugar señalar un enclave casi a la sombra de Oviedo? Si lo único que interesaba era huir del control toledano, ¿por qué no recurrió a la antigüedad de Britonia o de Gijia (si es que existió)?. Si el Prelado presentaba falsificaciones, ¿por qué no era rebatido por los doctos de su época como ocurre en otros tantos casos conocidos de nuestra nación?. ¿Cómo le consintió la sede Toledana y la Sede Papal una mentira por verdad?...

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