(Rel.) Ni el Sagrado Corazón de Monte Urgull en San Sebastián es contrario a la memoria democrática ni su edificación fue de corte propagandístico, sino que surgió de fieles y vecinos: es la síntesis de los argumentos por Fernando Prado Ayuso, obispo de San Sebastián, ante la reciente propuesta de EH Bildu y Elkarrekin al Consejo de Memoria Histórica de incluir el monumento del Sagrado Corazón de Urgull como un elemento “contrario a la memoria democrática”. Una propuesta en la que ambas formaciones reclaman además la supresión del monumento o que no se haga ninguna conmemoración del 75 aniversario que se cumple este año, como tampoco labores de limpieza ni reparación.
El obispo de San Sebastián ha publicado una extensa carta en la que, bajo el título “La memoria en el corazón. En el mes del Sagrado Corazón de Jesús”, Prado Ayuso ofrece una amplia batería de argumentos negando que el monumento contradiga lo establecido en la ley de memoria democrática.
Según esta, los monumentos a los que afecta son los comprendidos “entre el golpe de Estado de 18 de julio de 1936, la Guerra de España y la Dictadura franquista hasta la entrada en vigor de la Constitución Española de 1978”. Una franja lejana en el tiempo a los orígenes del monumento al Sagrado Corazón, que, según las fuentes y argumentos históricos, se trasladarían a 1926, siendo su consideración de contraria a la ley de memoria democrática “una tesis que difícilmente se sostiene ante la historia de los hechos”.
Asimismo, sostiene el obispo, “frente a esa tesis difícil de probar desde el rigor histórico, particulares e instituciones solventes que conocen y han investigado sobre la historia del monumento han certificado que su génesis y su finalidad responden a una motivación exclusivamente religiosa y popular, ajena a cualquier propaganda político-partidista”.
Anterior a la Guerra Civil y paralizado en la Segunda República
Profundizando en el argumento del origen histórico, Prado Ayuso constata la “trayectoria profundamente religiosa, anterior y posterior a la Guerra Civil” del monumento, cuya ideación “no surgió en 1950”, año en que fue erigido.
“Su origen se remonta en torno al año 1926 con ocasión de la difusión que en Gipuzkoa tuvo la entronización del Corazón de Jesús en las familias y en los pueblos, impulsada tras la encíclica Quas primas del papa Pío XI”, explica.
De hecho, si su realización no se llevó a cabo con anterioridad fue “por diversas razones” de inestabilidad política durante la proclamación de la Segunda República, quedando entonces paralizado. No fue hasta 1938, en plena Guerra Civil, cuando miembros de la Legión Católica y del movimiento internacional del Apostolado de la Oración de San Sebastián retomaron la urgencia de llevar adelante la idea de erigir el monumento. Sin embargo, no fue hasta 1944 que se retomaron definitivamente los preparativos, que culminaron el 19 de noviembre de 1950 con la bendición e inauguración oficial.
“En aquel acto, ni estuvo Franco, ni ningún otro miembro del gobierno o de la Falange. El recién nombrado primer Obispo de San Sebastián, Mons. Jaime Font y Andreu, presidió la misa al pie de la estatua; el Orfeón Donostiarra entonó cánticos, y el pueblo, con devoción, acompañó cada momento. En ningún momento de la celebración hubo ninguna referencia política”, remarca el obispo.
Argumentos "incontrovertibles"
Tras el desarrollo de los argumentos estrictamente históricos, el obispo propuso otros de corte teórico que definió como “incontrovertibles” y que hacen imposible presentar el monumento como un “símbolo franquista” o un “monumento de exaltación dictatorial”.
El primero de ellos, que la idea original se formuló diez años antes de que Franco asumiera el poder en España tras la Guerra Civil.
“El proyecto fue impulsado por creyentes guipuzcoanos que deseaban consagrar Gipuzkoa al Corazón de Cristo en un contexto de abundancia de vocaciones sacerdotales y religiosas, en un momento de paz social entre sermones y predicaciones catequéticas que nada tenían que ver con la política partidista entonces”, explica.
El segundo, el origen estrictamente popular y devoto del monumento, lo que queda reflejado cuando en 1938, un sector católico de San Sebastián vinculado al Apostolado de la oración retomó el proyecto.
“Es claro que la motivación no fue la propaganda del bando sublevado, sino el afianzamiento de la devoción al Corazón de Jesús en medio de la incertidumbre bélica”.
Y por último, alude a un carácter “exclusivamente religioso” y no propagandístico de la ceremonia de inauguración como indicador de la naturaleza del monumento: “El acto exclusivamente litúrgico del 19 de noviembre de 1950 fue organizado –y presidido– por la Iglesia diocesana. La programación incluyó la bendición por el Obispo, la misa solemne y la consagración de Gipuzkoa al Sagrado Corazón, con la presencia de las hermandades, cofradías y fieles”.
"Parecen ignorar la documentación histórica"
Por todo ello, Prado Ayuso considera que afirmar que el Sagrado Corazón del Monte Urgull es un monumento para la “exaltación franquista” es una tesis que difícilmente se sostiene ante la historia de los hechos y que quienes así lo afirman parecen ignorar la extensa documentación histórica recogida en tantos boletines, actas, artículos y libros escritos al respecto.
“No todo símbolo religioso erigido durante el franquismo es per se o ipso facto un «monumento franquista» o «un símbolo del régimen franquista nacional-católico». Evidentemente hay que distinguir entre un acto de devoción popular y un acto de propaganda oficial. En el caso de Urgull, hemos referido que la promoción partió siempre de la diócesis, de la comunidad de creyentes y de la sociedad guipuzcoana en general (no de un decreto gubernamental)”, agrega la carta.
El obispo concluía su argumentación subrayando que conservar el monumento supone proteger “un emblema cuya función ha sido sostener a una comunidad que se rehízo de la devastación”, remitiendo además “a un mensaje universal de amor, reconciliación y esperanza anclado en la historia local. Invito a los donostiarras, sin excepción, a valorar este monumento como un verdadero símbolo vivo de esperanza”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario