martes, 31 de diciembre de 2024

Benedicto: sabio, santo y mártir por la verdad (I). Por Rodrigo Huerta Migoya

Es muy difícil condensar una vida tan larga, con tal volumen de escritos y trabajos, obras y ministerio pastoral en unas pobres líneas; sin embargo, quisiera subrayar algunos rasgos del Papa Benedicto XVI que merecen ser conocidos o recordados para comprender mejor su figura.

El siguiente artículo no pretende ser una biografía, ni un panegírico ni tampoco una reseña al uso de este Papa; son sencillamente pinceladas que no han sido escritas de forma ordenada cronológicamente, sino que son fruto más bien del sentimiento de cariño y admiración por este magno pastor de la Iglesia al que tanto debemos y al que tanto personalmente he querido y querré. 

Quieren ser una especie de comentarios "en voz alta", aclaraciones o explicaciones de retazos de su vida que han sido presentados muchas veces de forma maliciosa y distorsionada. Es un pobre ejercicio de intentar hacer justicia a un hombre justo desde unas humildes interpretaciones y  posibilidades. 

Ojalá estas letras ayuden a conocerle mejor, despejar dudas o malentendidos ó, sencillamente, despertar la curiosidad por querer conocer más y mejor no sólo su vida, sino especialmente la obra del que la historia habrá de reconocer algún día como un intelectual como pocos, un hombre de Dios sin fisuras, y todo un doctor de la vida que siendo sabio nunca se creyó nada. 

Estoy seguro que las navidades de hace dos años, como tantos afirmaron, perdimos un gran pastor; sí, pero ganamos un grandísimo intercesor. Fue un gigante de la fe que supo enseñar tanto con sus palabras como con sus obras y su peculiar estilo de vida. Ha sido un gran regalo del Señor a su Iglesia darle a este Pontífice para pastorearla en momentos muy complejos. 

Fue un sencillo sacerdote diocesano de Frisinga, ordenado en su catedral junto a su hermano el 29 de junio de 1946, día de San Pedro, que acabaría ocupando la cátedra del Príncipe de los Apóstoles. Era un sencillo y ya frágil curilla, que tras estrenarse ministerialmente como coadjutor de la Preciosísima Sangre de Cristo en Bogenhausen-Munich, fue llamado por su Prelado que le requirió para la vida académica. Joseph Ratzinger, obediente, aceptó aquel envío de la Iglesia consciente de que su anhelo de ser pastor de almas quedaba algo truncado al pedirle dedicación exclusiva al estudio, la investigación y la docencia. Pero así son las cosas, el que supo morir a sus proyectos haciendo suyos los que el Señor le pedía por medio de su Iglesia terminaría siendo nada menos que pastor de los pastores y de todo el orbe católico; uno de los más grandes pontífices de la historia de la Iglesia. 
 
1. Un Papa poco valorado y malintencionadamente desfigurado

Se ha ido quizás el Papa menos valorado por la opinión pública del último siglo de forma muy injusta. Por desgracia, todo apunta que ahora que ya no está se empezará a tener más presente y a cobrar mayor actualidad su huella y su rico legado, aunque como suele ocurrir, ya tarde. A Benedicto XVI le ocurrió en vida algo muy parecido a lo que le sucedió en España con al Cardenal Rouco: la prensa creó unos trazos interesados que produjeran rechazo, conscientes de que tener en cuenta las enseñanzas de estos pastores chocaba con la marcha de las modas del mundo. Nuevamente se manifiesta que no hay nada más dictatorial que la llamada "progresía", que no sólo no acepta al que opina diferente, sino qué, además, pretende destruir y desacreditar al contrario. Otra similitud entre Benedicto XVI y el Cardenal Arzobispo emérito de Madrid es que ninguno de los dos tuvieron la vida que quisieron, sino la que Dios quiso para ellos. Ambos ingresaron en el Seminario soñando ser simplemente curas de pueblo y pastores de almas, más ambos fueron destinados por sus obispos dadas sus altísimas capacidades intelectuales a dedicarse al estudio, la docencia y la investigación. Don Antonio María sintió la vocación, por el ejemplo del venerable párroco de su Villalba natal; el pequeño Joseph cuenta que la visita de un Cardenal a su parroquia siendo niño le dejó deslumbrado y le hizo sentir la llamada al ministerio sagrado. Pero estas inocentes palabras también han sido manipuladas, presentando a Ratzinger como un "aspirante" a la meta del Cardenalato, lográndola tras mucho empeño. Esto es totalmente falso; si algo siempre ha caracterizado la vida de este baviero, ha sido su despreocupación de los éxitos y su deseo de vivir en paz y sencillez. 

Sus compañeros de seminario, sus alumnos y colaboradores, siempre le han descrito como una persona que jamás perdía la paciencia, que no buscaba medrar, sino saborear su faena de cada día. Ratzinger estaba muy unido a su Patria, por ello jamás aceptó las numerosas ofertas que tuvo para ser profesor en prestigiosos centros académicos de todo el mundo. Tuvo más de una invitación para acudir a Roma a dar clase, y su respuesta siempre fue negativa. Hasta al mismo Papa le pidió que por favor buscara a otra persona más capaz para el cargo de Prefecto de Doctrina de la Fe. Cuentan que al poco de ser elegido San Juan Pablo II ya le pidió que aceptara esta misión, más no fue hasta tres años después cuando el Papa le pidió que aceptara su propuesta. Para Ratzinger fue un gran disgusto; basta ver las imágenes del concierto de despedida que el coro de ''Los Gorriones'' de la Catedral de Ratisbona que dirigía su hermano le dedicaron, para ver el rostro de pena del Cardenal. Ratzinger llevaba muchos años viviendo con su hermana mayor María, y ésta ya le había advertido cuando le contó que el Papa le insistía que le necesitaba en la Santa Sede que ella no iría a Roma, que si él se iba a Italia ella se quedaría en Alemania. Para Joseph era una encrucijada, desde su ordenación sacerdotal su hermana había sido su compañera de camino, e incluso una vez muertos sus padres los domingos se reunían los tres hermanos para mantener los lazos familiares. Finalmente su hermana, viendo que a su pequeño José le tocaba ir inapelablemente a Roma a cargar con la cruz, no le dejó, sino que le acompañó desde 1981 hasta su muerte en 1996 que fue uno de los momentos más duros en la vida del sabio Cardenal. Ratzinger era consciente de que los problemas serían su desayuno diario, por eso sus años en Roma se impuso una caminata larga a diario por la ciudad para despejarse, rezar y cumplir la máxima "mens sana in corpore sano". En más de una ocasión le comentó a Juan Pablo II su anhelo por la jubilación; deseaba volver con María a Baviera y dedicar los últimos años de su vida al estudio y a escribir; sin embargo, la jubilación nunca llegó y María regresó a su tierra ya sin vida. Tras la muerte de su hermana, Ratzinger vivió unos años en que no tenía muy claro qué hacer, por un lado pensaba en irse a Ratisbona con la única familia que le quedaba que era su hermano, por otro lado el Papa Juan Pablo II insistía en que lo necesitaba cerca. Hoy sabemos que en este tiempo Ratzinger solicitó algo insólito en la historia de la Curia: pidió oficialmente al Papa dejar de ser el Prefecto de la Congregación para ser un simple trabajador del Archivo Vaticano, dedicándose principalmente a la biblioteca y terminar así sus días entre libros como era su pasión. San Juan Pablo II se lo tomo a risa y, nuevamente, le pidió que siguiera al frente del antiguo Santo Oficio. El Papa polaco era un admirador de Ratzinger desde mucho antes de ser Pontífice, y le llegó a definir públicamente como ''un maestro de la fe cristiana''. Uno era filósofo, otro teólogo y, sin embargo, siendo muy diferentes hicieron un gran equipo. San Juan Pablo II despachaba con mucha frecuencia con el Cardenal, unas veces en alemán y otras en italiano; trataban temas de gran importancia para la vida de la Iglesia. En sus años de faena en el Palacio del Santo Oficio rodeado de cuarenta colaboradores, a menudo comentaba cómo le gustaría poder dedicarse sólo a cuidar códices y legajos antiguos en lugar de recibir problemas de todo el planeta.

El Cardenal Ratzinger presidió el funeral de Juan Pablo II creyendo que esa sería su despedida de Roma; vendría un cónclave y el nuevo Pontífice nombraría a un nuevo Prefecto de su confianza aceptándole la renuncia y marchando a vivir con su hermano Georg. No estaba entre los favoritos, a pesar de haber sido la mano derecha del difunto Papa: había varios italianos de peso, e incluso pidió a unos cuantos cardenales al escuchar su nombre en corrillos que por favor no le votaran. Nuevamente sus caminos pensados no eran los que el Señor le tenía reservados. Fue un shock su elección, y hasta sufrió un mareo. A buen seguro en su corazón estaba la pregunta de Pedro: "¿Qvo vadis Domine?"; pues eso Joseph: "a morir en Roma"; tocaba abrazar la cruz. La reacción mediática fue horrible: el jefe de la antigua Santa Inquisición, un hitleriano, un ultraconservador con cara de malo... Pero ocurrió algo sorprendente: echando la vista atrás descubrimos que fue el Papa que más fieles tenía en las audiencias, más que Juan Pablo II y Francisco, a pesar de ser más carismáticos y menos tímidos que este buen alemán. Nuestra malograda corresponsal en Roma, Paloma Gómez Borrero, lo explicó como nadie: "a otros Papas sólo íbamos a verlos, pero a Benedicto XVI íbamos a escucharlo".

2. Mártir de la opinión pública: "nazi''... ¿Asignaturas suspensas?

El demonio ha trabajado mucho contra este hombre, pues el maligno sabía el bien que hacía a la Iglesia como profesor, arzobispo, cardenal y Papa; que los enemigos de la fe lo atacaran está dentro de lo esperable, pero lo más triste es comprobar que las primeras piedras en muchos momentos empezaron a ser lanzadas por los mismos miembros de la Iglesia. No ha faltado algún portal en castellano de presunta información religiosa apoyado por varios obispos y congregaciones que no se han reprimido en atacar a Benedicto XVI, ni estando de cuerpo presente. Es pronto aún para que se clarifiquen las cosas, más estoy convencido de que el tiempo dará la razón a este gran hombre; todo lo que hoy desconocemos se sabrá, y muchos que se adelantaron a acusarlo y denigrarlo tendrán que agachar la cabeza con sonrojo y vergüenza, aunque también es cierto que previamente hay que tenerla. El paso de los años pondrá a este gran Pontífice en el distinguido lugar que se merece. Ratzinger siempre descolocó a sus enemigos, desde aquellos que le atacaron por su tesis doctoral, los que le hicieron zancadillas por su línea teológica, los que le tendieron pulsos siendo Prefecto de Doctrina de la Fe, etc... Nos pintaban un Papa muy malo que iba a llegar con el látigo en la mano, y ahora echando la mirada atrás, de los tres papas que yo he conocido es al único que jamás escuché reñir, reprochar ni predicar de forma dura. San Juan Pablo sí era enfático al denunciar lo que estaba mal como también lo es Francisco, mientras que Benedicto era dulzura; nunca elevaba el volumen de su voz ni jamás increpaba. Fue un Papa misericordioso, muy comprensivo con los errores de los demás pero muy exigente para su vida espiritual, su examen de conciencia diario y el ejercicio de su ministerio. Lo de "nazi" es una maldad atrevida como lo es la ignorancia; de sobra es conocido que tenía apenas 6 años cuando toda Alemania estaba bajo el poder de Hitler. 

Aún hoy se sigue estirando esa mentira que él dejó bien clara que lo era al visitar lugares clave de la barbarie nazi como Polonia, Israel o su Alemania natal. En su visita siendo Papa a Auschwitz-Birkenau en mayo de 2006 pronunció aquel emocionante discurso: ''Tomar la palabra en este lugar de horror, de acumulación de crímenes contra Dios y contra el hombre que no tiene parangón en la historia, es casi imposible; y es particularmente difícil y deprimente para un cristiano, para un Papa que proviene de Alemania. En un lugar como este se queda uno sin palabras; en el fondo sólo se puede guardar un silencio de estupor, un silencio que es un grito interior dirigido a Dios: ¿Por qué, Señor, callaste? ¿Por qué toleraste todo esto Con esta actitud de silencio nos inclinamos profundamente en nuestro interior ante las innumerables personas que aquí sufrieron y murieron. Sin embargo, este silencio se transforma en petición de perdón y reconciliación, hecha en voz alta, un grito al Dios vivo para que no vuelva a permitir jamás algo semejante''.

3. La pederastia en Munich, en la Legión de Cristo y en la Iglesia

Creo que las cosas deben de ser explicadas para poder ser comprendidas. Benedicto XVI tenía la conciencia muy tranquila de no haber encubierto jamás abusos, algo que por otro lado, de haber sido así a mí me parece que no afectaría absolutamente en nada a la grandeza de su figura, dado que hasta fechas muy recientes no sólo en la Iglesia sino en todos los estamentos de la sociedad era la respuesta habitual al ser un tema tabú que ni se mentaba ni afrontaba. En los años setenta no había conciencia ni en la Iglesia ni en la sociedad de este problema. Pero no es el caso, pues Ratzinger si por algo siempre fue criticado desde sus tiempos de joven sacerdote fue por sus posturas morales conservadoras inamovibles, ni siquiera cuando en el campo intelectual se sintió atraído por el modernismo. La Iglesia fue infectada por el espíritu de "mayo del sesenta y ocho", y prueba de ello son los estudios sobre los abusos en las diócesis europeas. Pero volvamos a Ratzinger: nos encontramos en la diócesis de Munich y Frisinga de la que fue arzobispo entre 1977 y 1982. La Archidiócesis tenía en el momento en que Ratzinger toma posesión del Arzobispado 1.464 sacerdotes diocesanos más 255 sacerdotes religiosos y 713 religiosos; en total 2.432 de los cuales se le acusa de haber encubierto a uno. Me parece una barbaridad pretender que un solo hombre pueda controlar las acciones de casi dos mil quinientos; olvidamos que hablamos de los años setenta en que no había móviles, redes sociales o plataformas digitales, y que todo era por carta en unas extensas distancias que aquella diócesis abarcaba casi ochocientas parroquias. Está dentro de lo esperable que se le pudiera pasar, pero culparle directamente de encubridor me parece muy retorcido, más hay constancia de que no fue así. El citado sacerdote se llamaba Peter Hullermann, del que la primera noticia de abuso tuvo lugar en un campamento en 1979; pues bien, en enero de 1980 el entonces Arzobispo lo cesaba de su cargo pastoral, le prohibía el ejercicio pastoral en cualquier lugar donde hubiera niños, además de imponerle un acompañamiento psiquiátrico sometiéndose éste a la terapia, y se le envió a vivir a una vivienda de la diócesis donde debería estar tutelado en todo momento por otro adulto. A mí esto no me parece en absoluto encubrir; me parece un adelantado a su tiempo en protocolos de protección y ayuda. Qué gran corazón tuvo Ratzinger, no sólo con la familia que denunció, a los que les dio toda la credibilidad, sino además con sacerdote al que quiso ayudar. Aquí también se omiten muchos datos importantes: el sacerdote acusado, al ser llamado al Arzobispado afirmó que su problema no era la pedofilia, sino el alcoholismo, y que cuando estaba muy bebido no era consciente de lo que hacía.

Personas no católicas de prestigiosos medios de comunicación investigaron los años de pontificado de Benedicto XVI, si había sido encubridor en los años de Prefecto de la Congregación; se descubrió todo lo contrario, aunque muy pocos lo publicaron ya que esa verdad no interesaba. Víctimas de muchos lugares del mundo, así como obispados y despachos de abogados conservan la correspondencia firmada del puño y letra de Ratzinger, donde como Cardenal Prefecto de Doctrina de la Fe respondía, indicaba u ordenaba el proceso a seguir en cada caso, de acuerdo con el Derecho Canónico. Ante la crisis de abusos en Estados Unidos, Ratzinger indicó al Papa Juan Pablo II que el derecho canónico se les quedaba corto a la hora de abordar esta temática, y que urgía tomar medidas concretas y actuales a tal drama. En el año 2001 Juan Pablo II firma y aprueba "Motu Proprio": “Sacramentorum sanctitatis tutela” que fue redactado por Ratzinger y un equipo de canonistas. Inolvidables las palabras del Cardenal Ratzinger en aquel Vía Crucis en el Coliseo en 2005 con un Juan Pablo II muy enfermo siguiendo la celebración desde su capilla privada. Las palabras de su reflexión en la novena estación ''Jesús cae por tercera vez'' a muchos les parecieron inapropiadas, hoy podemos decir que fue profeta; dijo con mucha pena: ¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! .

Después, durante su pontificado se aprobaron y vieron la luz alguno de los documentos clave que hoy conforman el Vademecum de la Iglesia contra los abusos a menores como fueron: "Breve relación sobre las modificaciones introducidas en las Normae de Gravioribus Delictis" reservados a la Congregación para la Doctrina de la Fe (2010), "Carta de los Obispos de la Iglesia católica y a los demás Ordinarios y jerarcas interesados acerca de las modificaciones introducidas en la Carta Apostólica en forma de "Motu Proprio" "Sacramentorum Sanctitatis Tutela", 21 de mayo de 2010 , "Normas Sustanciales" de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a tenor del art. 52 de la Constitución Apostólica Pastor Bonus, que juzga los delitos contra la fe y los delitos más graves cometidos contra la moral o en la celebración de los sacramentos (2010) ó, "Carta Circular-Subsidio" para las Conferencias Episcopales en la preparación de Líneas, guía para tratar los casos de abuso sexual a menores por parte del clero, de 3 de mayo de 2011... Tal fue su preocupación por este tema que se encontró con víctimas de abusos tanto en Austria en 2007 o en Australia en 2008 además de en otras ocasiones en las que  el Pontífice quiso evitar el sensacionalismo gráfico, pues para él lo importante era cada persona en particular, más que lo que dijera de su propia persona la prensa generando opinión. Fueron años de dolor para el Papa. Desde el 2010 el tema de los abusos en Alemania se puso al rojo vivo, hasta el punto que los enemigos del Papa Benedicto trataron de señalar a éste como encubridor, y a su propio hermano de abusador. Aquello fue un golpe muy duro para el Vicario de Cristo, más por lo que decían de su querido hermano, que por lo que pudieran decir de él. 

4 . Intelectual de primer orden 

Si en algo ha estado todo el mundo de acuerdo a la hora de calificar la vida de Ratzinger, tanto para adeptos y contrarios, ha sido su grandísima capacidad intelectual y su sabiduría; acercarse a este sencillo alemán en formas pero grande como su Patria en el fondo, era aproximarse a un océano de conocimientos que a todos dejaba boquiabiertos. Ya de niño despuntó en la escuela, como después sobresalió en el Seminario, por ello su obispo tras sólo un año ordenado le pidió que retomara la teología y se especializara en ella. Josep obedeció aquel mandato de su prelado y dio lo mejor de sí en el estudio, hasta el punto de convertirse en el catedrático más joven de toda Alemania. Le tocaron años muy, muy difíciles, tanto para la docencia como la publicación; era un momento de cambios y si el mundo universitario estalló en revueltas y huelgas, el campo teológico se devaluó por completo con corrientes que buscaban equiparar la búsqueda de Dios a ideologías mundanas. Como profesor pasó por las universidades de Bon, Munster y Tubinga, pero huyó de esta última por su ambiente marxista, aceptando la invitación de ser profesor en la joven universidad de Regensburg (Ratisbona).

Sufrió mucho, aunque creo que más en la Congregación para la Doctrina de la Fe que en el mundo universitario. San Juan Pablo II estaba muy preocupado por la "teología de la liberación" y le encargó un documento que desmontara aquella corriente. Es quizá el tema que muchos no han perdonado ni al Santo ni al Sabio. Para el Cardenal las ideas eran muy claras; él no mató ese pensamiento ''Debido a que la teología de la liberación era política, y de hecho quería serlo, cuando el panorama político cambió, esa teología se hundió de la noche a la mañana''... Algo que apenas se ha citado es que fue Ratzinger el hombre que abrió al público el Archivo de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1998, cansado de viejas leyendas negras sobre ella y que trataban de presentar que la Iglesia ocultaba allí muchísimos secretos inenarrables... Se le hicieron muchas caricaturas y le acuñaron muchos motes: ''rottweiler  de Dios'', ''gran inquisidor'', ''Cardenal Panzer" (Cardenal de combate, en alusión a los tanques "panzer" alemanes)''... Ratzinger que tenía un fino humor, lo comentaba con gracia, más jamás le preocuparon. Él siempre se consideró un gorrión de esos que cita el salmista, que vive en una atmosfera; sí, pero no le inquieta pues su mirada está en lo alto. Tenía un concepto de la justicia evágelica siempre apoyada en la verdad. Le llovieron críticas por los pronunciamientos contra el aborto, los anticonceptivos, la eutanasia... Sin duda el Catecismo fue la mejor respuesta de cómo se ha de guiar la moral en base a nuestra fe. Aquí hay que aclarar que le cargaron culpas que nada tenían que ver con él y que se están repitiendo en estos días, como que él retiró la "missio canónica" para enseñar en centros católicos a su paisano Hans Küng, cuando esto ocurrió en 1975 siendo Prefecto el Cardenal croata Franjo Šeper. Volviendo al renombrado tema de la "teología de la liberación" hay que reconocer que Ratzinger no afrontó este tema desde un prisma canónico, sino desde su fe racional y teológicamente desde estructurada en su cabeza. Los seguidores de la teología de la liberación tenían una especial fijación con la ''justicia social'', como si el único fin de la Iglesia fuera abordar los problemas sociales de la gente sin ningún enfoque trascendental, teológico o moral. Por encima de la justicia social que buscamos aquí, habrá que ir más allá hacia "el reino de Dios y su justicia". Esto lo aclaró muy Bien Ratzinger al afirmar: ''La Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible, no puede ni debe sustituir al estado''. El mensaje liberador del evangelio no pasa por el pensamiento marxista de opresores y oprimidos, sino tan sólo por Jesucristo como único libertador. 

Otro documento suyo muy atacado fue ''Domine Iesu'', sobre la primacía del catolicismo frente a otras religiones y publicado en el año 2000; algunos lo interpretaron como una postura preconciliar y contraecuménica, cuando en realidad el Cardenal buscaba de algún modo advertir del peligro de caer una especia de protestantización del catolicismo por buscar la unidad. Él mismo explicó que ''no quería una unidad asentada en el menor denominador común, y apartemos las grandes cuestiones que definen nuestra identidad. Declararnos uno en una unidad que careciese de contenido no tendría ninguna fuerza, la idea era más bien una polifonía en la que todos conserven su lugar, contribuyendo con respeto mutuo a seguir un camino común''. En líneas generales, creo que los momentos más desagradables no sólo fueron las ruedas de prensa oficiales para presentar los documentos donde no le aguardaba un público sonriente para regalarle aplausos, sino periodistas que a menudo no entendían lo que la Iglesia quería transmitir, algo que quedaba de manifiesto en los titulares que salían a la luz horas más tarde, y que a día de hoy sigue ocurriendo exactamente lo mismo. Ratzinger reflexionaba y oraba, no se daba golpes cotra la pared; sencillamente buscaba ser más claro y conciso o cuidar más el lenguaje de los textos consciente de que la sociedad cada vez valoraba más la apariencia que el verdadero contenido. Ante esto él hizo una reflexión que no tiene desperdicio: ''los políticos y los sacerdotes corren el riesgo de dejar de preguntarse qué está bien o mal, para preguntarse qué será aceptado o alabado, eso significa que dejamos de actuar de acuerdo a nuestros propios criterios y conciencia, y actuamos llevados por la imagen que vamos a dar''. Sobre el aborto, la eutanasia, los métodos anticonceptivos Raztinger acuñó una definición muy criticada pero de una verdad clarísima al considerar que estamos ante ''una cultura de la muerte''.

Siendo ya Papa hay discursos que han quedado para la historia, como el que pronunció en su Universidad de Ratisbona sobre Fe y Razón, donde se malinterpretó un texto medieval que citó de un diálogo entre un cristiano y un musulmán. Hubo un gran revuelo en el mundo islámico por aquellas palabras, aunque lo cierto es que aquel supuesto problema sirvió para abrir diálogo con sectores del islam que nunca habían querido tener relaciones con la Iglesia Católica, dado que al pedir estos explicaciones fue la excusa perfecta no sólo para aclarar el texto, sino para tender puentes. La decisión de levantar la excomunión a los obispos ordenados por Lefevre fue también una decisión que dio lugar a ríos de tinta; considero que fue un acto de misericordia aunque uno de los cuatro obispos no estuvo a la altura, y creo que a propósito metió al Pontífice en un aprieto al negar en las fechas del levantamiento de la excomunión que él no creía en el holocausto nazi y que eso de las cámaras de gas no era cierto. Al final, atacaron más al Papa por haberle levantado la excomunión que al demente obispo que afirmó tal barbaridad. 

5. Tuvo a Dios en el centro

Hay muchísimos rasgos de Ratzinger que merecen la pena ser tenidos en cuenta, como por ejemplo, que no es miembro de ninguna realidad eclesial, movimiento o asociación; fue sencillamente un sacerdote diocesano que cuando le mandaron estudiar estudió, cuando le mandaron dar clases las dio, cuando le pidieron que fuera arzobispo de Munich lo fue, así como Cardenal, Prefecto de la Congregación y, finalmente Papa. Un hijo de la Iglesia que hizo lo que la Iglesia le pidió. 

La vida de Papa le costó mucho, su tímida personalidad nunca imaginó verse ante las multitudes a las que tuvo que hablar; sin embargo, se ganaba los corazones con su palabra profunda, con su delicadeza, con su sencillez... Ratzinger solía decir a sus colaboradores más próximos que para él era más fácil tratar con los sencillos que con la gente poderosa, pues él nació, creció y vivió siempre en una familia muy humilde, por lo que fuera de ese contexto se sentía desubicado. 

Tanto en su escudo episcopal primero, como en el nombre elegido al ser designado Sumo Pontífice, nos desvela el núcleo de este hombre: la búsqueda de Dios como hizo su querido San Benito de Nursia, y continúan hoy sus hijos recordando con su vida de oración, trabajo y estudio en la Iglesia. Esto fue Ratzinger toda su vida, un benedictino sin claustro, sino inserto en el mundo. Su teología era arrodillada, temerosa de Dios y buscadora únicamente de la verdad. Por amor obediente a su obispo, centró su ministerio en el mundo académico, por amor a Dios lo buscó en la oración y en la investigación para por amor al pueblo fiel, darlo mejor a conocer. 

Como afirmó el Arzobispo de Oviedo: ''La profunda preparación cultural, humanística y teológica de Ratzinger, será el talento que Dios regaló a la Iglesia contemporánea. Veníamos de un tiempo convulso tras crisis económicas e inolvidables guerras. La fractura que en Occidente se abría, amenazaba con romper la historia cuando estaba olvidando y traicionando sus raíces cristianas en Europa. Hacía falta un vigía que alertase del peligro señalando de nuevo la meta. Sin aspavientos catastrofistas ni amenazas provocadoras, con la lucidez de quien humildemente dialoga respetando al otro desde respeto supremo a la verdad y la vida. No había una huida pietista o una apostasía blasfema, sino una búsqueda compartida con quien no censurase las preguntas esenciales como punto de partida. Sólo quien ama esas preguntas, reconoce la respuesta cuando llega, como decía R.M. Rilke. La pregunta siempre será lo que está sin resolver en el corazón y despierta la inteligencia de quien acierta a leer interiormente las cosas. Por eso Ratzinger como teólogo y pastor, no tuvo miedo a dialogar con la modernidad, con el mundo clásico, con la sabiduría bíblica y patrística, con los maestros medievales, con los santos de todos los tiempos, con los intelectuales contemporáneos, mostrando cómo la fe es razonable, la caridad se aviene con la verdad y la esperanza nos salva''. 
(Homilía en el Funeral por Benedicto XVI en la Catedral de Oviedo)

Continuará...

Sacerdotes diocesanos y religiosos fallecidos en 2024

12 de Enero: Rvdo. Sr. D. José Manuel Alonso García, Párroco de San Emiliano de Vega, San Martín de Huerces, San Juan Evangelista de Fano y Santa Eulalia de Baldornón (Gijón). Falleció en el HUCA. Había nacido en Carcedo (Valdés) en 1931. Presidió el funeral el Sr. Arzobispo en San Emiliano de Vega (Gijón), siendo inhumado en el cementerio parroquial de Carcedo. 

22 de Febrero: Rvdo. Sr. D. Faustino González García, Sacerdote Jubilado. Párroco emérito de Nuestra Señora de Covadonga de Roces (Gijón). Falleció en el Hospital de la Cruz Roja de Gijón. Había nacido en Carrea (Teverga) en 1929. Presidió el funeral el Sr. Arzobispo en Covadonga de Roces (Gijón), siendo incinerado y sus cenizas inhumadas en el cementerio municipal de Carrea (Teverga). 

4 de Marzo: Rvdo. Sr. D. Ignacio Gallo Rodríguez, Sacerdote Jubilado. Párroco emérito de Santa María de Lugo de Llanera. Falleció en la Casa Sacerdotal de Oviedo. Había nacido en San Martín de Taramundi en 1936. Presidió el funeral el Sr. Vicario General en la Casa Sacerdotal de Oviedo. Se celebró un segundo funeral en su Parroquia natal en cuyo cementerio recibió cristiana sepultura.

8 de Marzo: Rvdo. Sr. D. Francisco García López, Sacerdote Jubilado. Ecónomo emérito de San Juan Bautista de Navelgas. Falleció en el HUCA. Había nacido en Naraval (Tineo) en 1930. Se celebró un primer funeral en la Casa Sacerdotal de Oviedo. El segundo funeral fue presidido por el Sr. Arzobispo en la Parroquia de Navelgas, en cuyo cementerio parroquial recibió cristiana sepultura.

18 de Marzo: Rvdo. P. José Manuel Rodríguez Rodríguez O.P., Vicario Parroquial de Sto. Domingo de Guzmán (Oviedo). Falleció en el Convento de Oviedo. Había nacido en Riocastiello - Santiago de Cerredo (Tineo) en 1945. Presidió el funeral el Sr. Arzobispo en la iglesia conventual de Santo Domingo de Guzmán (Oviedo), siendo incinerado y sus cenizas inhumadas en el Panteón de la Orden en el cementerio municipal de El Salvador (Oviedo).

13 de Abril: Rvdo. Sr. D. Artemio González Gutiérrez, Párroco emérito de Santa María de Oviñana - Rioseco (Sobrescobio). Falleció en el Centro Médico de Asturias. Había nacido en San Pedro de Cabezón (Lena) en 1940. Sus restos mortales fueron incinerados. El funeral por su eterno descanso tuvo lugar en la Parroquia de San Martín el Real de Pola de Lena. Sus cenizas fueron inhumadas en el cementerio parroquial de su pueblo natal.

7 de Mayo: Rvdo. Sr. D. Gumersindo Lorenzo Salas (Diocesano de Santander). Ecónomo emérito de Trasmonte de Las Regueras. Había nacido en Santander en 1931. Falleció en su residencia en Gijón. Celebración de la Palabra en la Capilla del Tanatorio Gijón - Cabueñes de cuerpo presente, a continuación sus restos mortales fueron incinerados.

14 de Junio: Rvdo. Sr. D. Julio Eugui Hermoso de Mendoza (Prelatura del Opus Dei). Defensor del vínculo y Promotor de Justicia en el Arzobispado de Oviedo. Había nacido en Pamplona (Navarra) en 1944. Presidió el funeral en la parroquia de San Francisco de Asís de Oviedo el Vicario de la Prelatura del Opus Dei, siendo inhumado en el cementerio parroquial de Lugones. 

5 de Julio: Rvdo. Sr. D. Alberto Torga Llamedo, Capellán de emigrantes jubilado
Falleció en el HUCA. Había nacido en Vegadali - Tresali (Nava) en 1933. Presidió el funeral el Sr. Arzobispo en San Bartolomé de Nava, siendo inhumado en el cementerio parroquial de dicha feligresía.

27 de Julio: Rvdo. Sr. D. José Ramón García de la Riva, Capellán de la Fundación Nuestra Señora de Gracia (Gijón). Párroco emérito de Lugás (Villaviciosa). Falleció en el Centro Médico. Nació en Llanes en 1926. Presidió el funeral el Sr. Arzobispo en la Capilla de la Fundación en La Pontica de Cabueñes (Gijón), siendo inhumado en el cementerio parroquial de Deva. 

21 de Octubre: Rvdo. Sr. D. Ignacio Cuervo - Arango Martínez - Arcos, Capellán emérito de Los Cabos (Pravia). Falleció en la Casa Sacerdotal de Oviedo. Había nacido en Salinas (Castrillón) en 1936. Presidió el funeral el Sr. Vicario General en Salinas. Sus restos mortales fueron incinerados recibiendo cristiana sepultura en el cementerio parroquial de San Martín de Laspra (Castrillón). 

3 de Noviembre: Rvdo. Sr. D. Regino Chiquirrín Aguilar, Director del Secretariado de Pastoral del Sordo.  Falleció en la Casa Sacerdotal de Oviedo. Había nacido en Madrid en 1930. Presidió el funeral el Sr. Arzobispo en La Corte (Oviedo), siendo incinerado y sus cenizas inhumadas en el Columbario de San Lorenzo de Gijón. 

12 de Noviembre: Rvdo. Sr. D. Fermín Alonso Álvarez, Capellán emérito del Hospital General 
Falleció en la Casa Sacerdotal de Oviedo. Había nacido en Santa Eulalia de Morcín en 1934
Presidió el funeral el Sr. Vicario General en la Parroquia de San Melchor de Quirós ''Vallobín'' de Oviedo. Sus restos mortales fueron incinerados e inhumados en el columbario de la citada parroquia. 

Oración:
Escucha, Señor, con piedad, las oraciones que te dirigimos por tus sacerdotes difuntos, a quienes mientras vivían en la tierra encomendaste la misión de representar a Jesucristo en la asamblea de los fieles, haz que ahora sean reconocidos por el Pastor Supremo y consigan el premio de los siervos fieles. Por Jesucristo nuestro Señor.

lunes, 30 de diciembre de 2024

El cura que pagó de su bolsillo el reloj de la iglesia: ''Era mi deseo desde hace muchos años''

(lne) La iglesia de Santa Eulalia de Oscos acaba de incorporar reloj. Tiene dos esferas y da las horas en punto entre las diez de la mañana y las ocho de la tarde (se apaga por la noche, para no molestar). Hasta aquí, todo es normal. Lo menos común de esta historia es que el aparato, además de otras mejoras en el templo, ha sido costeado de su bolsillo por el párroco emérito D. Benjamín Álvarez Freije. "Era mi deseo ponerlo desde hace muchos años y, no pudo ser antes por falta de medios económicos por mi parte", explica tras la inversión de 16.330 euros.

El sacerdote resultó agraciado hace dos años con un premio de la lotería y decidió invertir parte de ese "pellizco" en la mejora del templo en el que imparte misa desde hace nada menos que cuarenta y cuatro años. "Me gustan los relojes y me gustaba ponerlo en la iglesia, pero por mi cuenta no podía hacerlo y no veía oportuno pedir dinero para ello. Así, que ahora que podía, me decidí a hacerlo", relata el cura, de 79 años. Contrató la pieza relojera en Vivero (Lugo) y, aunque tardó algo más de lo esperado, ya es una realidad desde hace varios meses.

El reloj cuenta con motor eléctrico y una doble esfera para que sea visible desde ambos lados de la iglesia (una cara mira al Norte y la otra hacia la plaza). Es visible a una distancia de unos cien metros y llega en un momento oportuno, ya que el que tiene la casa consistorial está estropeado. "Ahora por fin esta parroquia se puede equiparar a todas las parroquias y Ayuntamientos de ciudades y villas en general, de España y Europa, en donde los relojes están presentes desde el siglo XIII, marcando el ritmo de las horas, hasta nuestros días", apunta el sacerdote sobre el aparato que completa esta iglesia construida entre los siglos XVII y XVIII.

"Lo pusimos de forma que no molestase. Se disminuyó la maza de la campana pequeña para que sonara más suave y, el nivel de decibelios, está por debajo de lo establecido por las normas, por lo que no hay ningún motivo para que moleste a nadie. Creo que los vecinos están contentos", añade esta párroco, jubilado desde hace dos años aunque sigue adscrito a la parroquia de Santa Eulalia, donde continúa oficiando misa "para echar una mano".

"Mi deseo es que lo disfruten, no solo las generaciones presentes, sino también las futuras, ya que el contrato con la empresa que lo instaló tiene carácter indefinido", apunta el sacerdote en una carta remitida hace unos días a los feligreses para felicitar las fechas navideñas y dar cuenta de su especial regalo a la parroquia. En la misiva, el párroco indicó que los gastos ordinarios del templo (luz, basura y seguro) ascendieron a 1.693 euros y que fueron sufragados con fondos de la parroquia, mientras que los gastos extraordinarios corrieron por su cuenta.

En el citado importe de 16.330 euros no solo se incluye la colocación del reloj, sino que también se repararon las puertas de la iglesia, se hizo una reparación en el tejado y se colocó un pasamanos para subir a la tribuna. El párroco emérito explica también en la carta que está pendiente la colocación de unos canalones en la parte alta del templo "para evitar las humedades existentes en la bóveda". La obra tiene ya el permiso de Cultura, por el que llevaban meses esperando. "Se va a hacer la obra antes del 15 de enero. Nos dicen que con esta actuación eliminaremos el 90% de las humedades que se producen en la bóveda, por culpa del agua que se va filtrando", apunta el cura.

"Para terminar, os recuerdo que, de momento, sigo adscrito a esta parroquia y que, mientras pueda, sigo a vuestro total servicio para todo lo que de mi dependa", se despide el antiguo párroco santallés en su carta de Navidad.

Homilía del Sr. Arzobispo de Oviedo con motivo de la apertura del Año Jubilar en Oviedo

En todas las catedrales del mundo hoy tiene lugar una peregrinación que nos empuja a asomarnos a la esperanza. Somos peregrinos de una esperanza que no defrauda, que se cumple, que se corresponde con la espera que palpita en nuestro corazón. También nosotros los cristianos de Asturias, hemos hecho ese recorrido simbólico para entrar en esta iglesia madre de nuestra Archidiócesis ovetense. El peregrino es quien se sabe viandante de una meta que no ha fijado él, sino que le ha sido regalada como su más verdadero destino, ese que coincide con la felicidad más bienaventurada, la dicha ensoñada que tendrá cumplimiento. Ahí se fundamentan los motivos de nuestra esperanza: en una promesa que se nos ha hecho y que se nos regala como camino peregrino para llegar a la meta.

Pero no es una cuestión de piadosa agenda, sino que responde a un acontecimiento que cada 25 años celebramos los cristianos del mundo entero como remembranza de lo que hace unos días festejábamos en el día de Navidad: que Dios se ha hecho hombre sin dejar de ser Dios. Termina el año que tantas cosas nos ha traído con su acostumbrada claroscura y agridulce ventura que siempre nos sorprende, nos alegra o nos arruga. Así se escriben los años de nuestros siglos humanos sin solución de continuidad ni amago de control. Y mientras nos disponemos a pasar página en el almanaque de este complicado año 2024, tenemos una cita postrera que se torna en un comienzo de esperanza.

En definitiva, siempre seremos peregrinos de algo hermoso y bondadoso que continuamente está por llegar. Somos peregrinos de la esperanza cierta que jamás nos defrauda. El papa Francisco en la pasada nochebuena abrió una puerta en la basílica de san Pedro del Vaticano y otra simbólica en la cárcel de Rebibbia (Roma). Nosotros solamente nos adentramos en la basílica de la iglesia madre de la diócesis, la catedral, para escenificar también que somos peregrinos de la paz y de la gracia que con demasiada frecuencia nos secuestran las muchas intemperies.

Decía con atino el papa la nochebuena pasada en la apertura de la puerta santa de este año jubilar lo que puede ser el significado de esta experiencia que haremos todos los católicos al llegar el número redondo de los 2025 años del nacimiento de Jesús, celebrando por este motivo un año santo: «Viendo cómo a menudo nos acomodamos a este mundo, adaptándonos a su mentalidad, un buen sacerdote escritor, rezaba en la santa Navidad de esta manera: “Señor, te pido algún tormento, alguna inquietud, algún remordimiento. En Navidad quisiera encontrarme insatisfecho. Contento, pero también insatisfecho. Contento por lo que haces Tú, insatisfecho por mi falta de respuestas. Quítanos, por favor, nuestras falsas seguridades, y coloca dentro de nuestro ‘pesebre’, siempre demasiado lleno, un puñado de espinas. Pon en nuestra alma el deseo de algo más” (cf. A. Pronzato, La novena de Navidad). El deseo de algo más. No quedarnos quietos. No olvidemos que el agua estancada es la que primero se corrompe.

La esperanza cristiana es precisamente ese “algo más” que nos impulsa a movernos “rápidamente”. A nosotros, discípulos del Señor, se nos pide, en efecto, que hallemos en Él nuestra mayor esperanza, para luego llevarla sin tardanza, como peregrinos de luz en las tinieblas del mundo. Este es el Jubileo, este es el tiempo de la esperanza. Este nos invita a redescubrir la alegría del encuentro con el Señor, nos llama a la renovación espiritual y nos compromete en la transformación del mundo, para que este llegue a ser realmente un tiempo jubilar… Todos nosotros tenemos el don y la tarea de llevar esperanza allí donde se ha perdido; allí donde la vida está herida, en las expectativas traicionadas, en los sueños rotos, en los fracasos que destrozan el corazón; en el cansancio de quien no puede más, en la soledad amarga de quien se siente derrotado, en el sufrimiento que devasta el alma; en los días largos y vacíos de los presos, en las habitaciones estrechas y frías de los pobres, en los lugares profanados por la guerra y la violencia. Llevar esperanza allí, sembrar esperanza allí. El Jubileo se abre para que a todos les sea dada la esperanza, la esperanza del Evangelio, la esperanza del amor, la esperanza del perdón».

En este domingo durante la octava de Navidad, la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Estamos en el corazón de este tiempo particularmente hermoso y tierno por el misterio que nos convoca y envuelve en torno al nacimiento de Jesús. Pero no pocas explicaciones de estos días tan entrañables, se reducen al noble pretexto de estar juntos en familia, como si la Navidad fuera simplemente eso: una fiesta de familia con todos los ritos y costumbres ancestrales que hemos ido heredando y manteniendo con el paso de los años. Por supuesto, también tiene ese carácter familiar este tiempo navideño, pero no es lo primero que celebramos ni tampoco lo que legitima la gran tradición que en estas fechas estamos festejando. No obstante, si de familia se trata, podemos decir que la hay a modo de gran escenario en el que poder colocar con piedad y respeto nuestra familia particular: la Sagrada Familia que en Belén se nos manifiesta con el Niño recién nacido y en Nazaret la vemos crecer como un hogar primordialmente cristiano. Por eso, dentro de la Navidad, se nos presenta esta fiesta de la Sagrada Familia para iluminar lo que en estos días vivimos también como familia cristiana.

Hemos de decir que nosotros nos hemos habituado a celebrar estas fiestas navideñas, sin las cuales diciembre quedaría gravemente alterado, como algo que damos por supuesto llegando las calendas de cada fin de año. Después de tantos siglos, en los que se han ido acumulando tradiciones y costumbres en torno al Portal de Belén, nos parece -y con razón- que estamos justamente ante unas fechas extraordinarias en nuestro almanaque terrenal.

Queremos sacudirnos el sopor y agobio que frecuentemente nos rodea. Siquiera en unas horas, en unos días, vivir asomados a lo extraordinario: las calles se engalanan, las músicas toman aire de villancico, hay comidas especiales, familias reunidas, rencores olvidados. Es en verdad un tiempo único en el que parece que lo más complejo y enrevesado se hace sencillo y rectilíneo. Pero todo esto que nosotros vivimos así, no siempre fue así. De hecho, hace dos mil navidades, cuando Dios quiso hacerse uno de nosotros, cuando vino a reír en nuestros gozos y a llorar en nuestros llantos, su gesto de encarnarse no tuvo este acompañamiento festivo, sino tan discretamente sencillo que casi parecía vulgar. Dios vino a nuestro ordinario vivir para hacerlo extraordinario.

La familia es algo que Dios nos ha enseñado a valorar y a cuidar como un verdadero regalo. Ya el libro del Eclesiástico que hemos escuchado en la primera lectura, pone a los hijos ante los padres con una actitud de profundo respeto: «El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha» (Eclo 3, 3-6).

Pero no era un consejo añejo para las gentes del viejo Israel, sino que también la comunidad cristiana ha sabido igualmente valorar y educar el debido respeto que merece la familia donde hay un padre y esposo, una madre y esposa, y unos hijos que son mucho más que unas mascotas. Pablo lo recordará en la carta a los Colosenses tras haber invitado a las actitudes más bellas humanamente hablando como es la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura y la comprensión: «Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos» (Col 3, 12-21). Hay que leer bien el texto de Pablo porque no se presta a una lectura de género tan en boga en nuestros días, con la prepotencia del varón en detrimento de la mujer, sino una suerte de relación en la que la mirada del Señor señala el justo punto de una humana convivencia: como conviene en el Señor, como le gusta al Señor, es el criterio que se aduce.

Este día celebramos la fiesta de la Sagrada Familia. Porque también Dios quiso abrazarnos y dejarse abrazar en algo tan de casa como una familia. Bien pudo Él haberse encarnado en los estamentos del poder, o en los del saber, o en los del tener. Pero no, Jesús no escogió los tronos y los cetros de los que gobernaban, ni los areópagos y foros de los bienpensantes, ni los fastos y multinacionales de los que acumulaban poderes. Jesús, el Dios hecho hombre escogió el hogar, la familia humana que recibe cantando al nuevo ser cuando viene al mundo y lo despide llorando cuando de éste se va, tenga lo que tenga, sepa lo que sepa, pueda lo que pueda.

Dios vino a enseñarnos lo mejor y lo más, y lo hizo desde el asombro humilde de María y José, llamados a acoger y acompañar lo extraordinario de Dios desde lo ordinario de su condición. Hasta el punto de angustiarse cuando el “crío” se pierda en el templo; hasta el punto de no entender su enigmática respuesta de que debía dedicarse a las cosas de su Padre; hasta el punto de ver que luego se somete a su autoridad como si nada; hasta el punto de contemplar cómo crece en sabiduría, estatura y gracia ante Dios y los hombres.

Los cristianos debemos prolongar ese asombro ante la santa Familia de Belén y Nazareth, y hacer de nuestro hogar, de nuestras relaciones cotidianas de trabajo, una parábola de amistad y vecindad, un “Belén viviente” en lo ordinario de nuestro camino. Y aquella paz de entonces, seguirá llenando nuestro mundo, y lo revestirá del amor, la ternura, la luz y la gracia que nos trajo Dios cuando vivo a vivir al gran hogar, a la gran familia de la humanidad por la que Él quiso dar su vida.

Amigos y hermanos, estamos comenzando un año nuevo especialmente bendecido. Tendremos ocasión de recibir la gracia de este año santo jubilar, peregrinando a nuestra catedral, así como a la basílica de la Virgen de Covadonga, y también lo haremos acudiendo a Roma y Asís con la peregrinación diocesana ya en marcha que tendré la gracia de acompañar y presidir, con las indicaciones que ha establecido la Iglesia: revisar nuestra vida cristiana, pedir perdón en el sacramento de la reconciliación, tener un gesto solidario con los pobres a través de nuestros canales de caridad, orar por el Santo Padre, por el obispo, por todos los cristianos cada cual en su vocación, por la paz en el mundo y el cese de todo abuso y violencia. Un año para volver a empezar dando gracias y acogiendo la gracia que nos permite cambiar para bien. Esta es la gracia singular de poder celebrar durante estos doce meses la remembranza de aquella primera Navidad acontecida hace 2025 años, y que sigue naciendo como gracia de esperanza de la que somos peregrinos, si le dejamos hueco en el establo y en el pesebre de nuestro corazón y nuestra familia.

Feliz Navidad cristiana. Feliz año santo jubilar. Que José, María y Jesús os acompañen siempre y os bendigan.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

domingo, 29 de diciembre de 2024

¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


Dentro de esta Octava de Navidad como es tradición, siempre cada domingo posterior a la Natividad del Señor celebramos a la Sagrada Familia de Nazaret; contemplamos especialmente a Jesús, José y María a que los en todo este Tiempo hemos tenido aquí en la tierna escena del pesebre. Esta familia bendita es un referente para cada una de las nuestras; sí, como lo es por sí el mismo hecho tan evidente de que estamos ante una institución querida por Dios, tal es así que no sólo quiso nacer en el seno de una familia, sino que ésta terrenal nos deja una referencia a ese misterio aún mayor de nuestro Dios que es trino y uno, comunidad de amor: Padre, Hijo y Espíritu. Mirar a la Sagrada Familia no es tan sólo un modelo para el ámbito de las familias, sino especialmente también para la Iglesia donde tantas veces no aportamos calor de hogar o no sabemos entretejer lazos familiares; saber ser hijos sin dejar de ser padres y madres espirituales en medio de nuestro hoy.

No hay Navidad sin esta Santa Familia que no es una devoción secundaria ni un apéndice cualquiera en la historia de nuestra salvación, es nada menos que la prolongación y la consecuencia lógica que emana de la encarnación misma del Verbo. Más la belleza de esta familia es que no la sentimos lejana ni ajena, sino cercana y semejante a las nuestras. Una familia que tuvo que hacer muchos kilómetros, que supieron lo que era ser rechazados o perseguidos, que encontraron puertas cerradas y problemas, que sabían lo que era ganarse el pan de cada jornada entre alegrías y sinsabores. En ellos podemos aprender de respeto y amor, exigencia y caridad, unidad y oración... Quizás dos claves de la familia cristiana de siempre que hemos perdido radica en dos actitudes claves que brillan hoy por su ausencia: vivir sin perder nunca el santo temor de Dios, y vivir abiertos a la vida. No en vano la Iglesia nos pone en esta celebración el salmo 127 para que lo hagamos nuestro: ''Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos''. 

La crisis en que está inmersa la familia desde hace años es muy preocupante, refleja el estado de salud en que se encuentra nuestra sociedad: familias rotas, divididas, aumento de la violencia intrafamiliar, desprecio a la vida, crisis de identidad, vacío moral y de valores, ética y coherencia... Pero también hemos de ver los brotes verdes aunque aún sean pocos, como es la apuesta de la Iglesia por acompañar a las familias que pasan tribulación de tantos modos. Cuántas realidades están surgiendo en España para promover la vida, reducir los abortos, centros de orientación familiar: Equipos de Nuestra Señora, Proyecto de Amor conyugal, y así un largo etc. Cáritas tiene una especial preocupación por las familias, como tantos organismos eclesiales que quieren aportar su granito de arena al cuidado de la familia, que no es únicamente un discurso doctrinal; hay muchos hechos que dejan evidente la apuesta y esperanza de la Iglesia en las familias ahora ante nuevos retos como las cuestiones de género o los nuevos modelos de familia reconocidos por el gobierno; familias con problemas de adicciones, la preocupación por los ancianos y mayores que viven la soledad o el abandono, el acompañamiento en el noviazgo y tantísimas realidades que se nos presentan cada día como un reto pastoral para hacer familia de familias, y es que la Iglesia nunca ha querido ser edificio frío, sino casa abierta con ambiente hogareño. 

En el evangelio de este día nos sitúa viendo a un niño Jesús ya crecido y preadolescente. Él tenía muy claro cuál era su misión: "¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?". Es un pasaje nada sencillo el este del Niño perdido y hallado en el templo, y que tantas hipótesis, debates e interpretaciones ha motivado entre exégetas y biblistas. Es una escena muy profunda, sucede en la peregrinación al templo de Jerusalén, y San Lucas nos dice que tenía doce años, por tanto lo que el evangelista nos está diciendo es que aún no tenía los trece, que era cuando se considera a los niños capaces de cumplir con la Torá en la tradición judía. Podríamos decir que estamos ante un Jesús que quiso ser doblemente obediente, primero con su Padre Eterno del Cielo, por ello lo encuentran en medio de los maestros del templo interesándose por los temas sagrados: ''las cosas de su Padre'' y, por otro lado, se nos dice: ''Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos''; es decir, que obedecía y amaba también profundamente no sólo a su madre María, sino a su padre putativo en este mundo: el bendito San José. Pidamos a la Sagrada Familia que interceda por todas las familias del mundo, en especial las que como ellos se han visto obligados a emigrar por causa de los tiranos de hoy; encomendamos a todas las familias rotas o que pasan dificultad, o viven momentos de enfermedad, dolor o incertidumbre, para que sientan el consuelo de la fe y la esperanza.

Jesús, José y María, os doy mi corazón y el alma mía.

Evangelio en la Solemnidad de la Sagrada Familia

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 2, 41-52

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.

Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.

Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.

Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.

Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».

Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».

Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.

Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.

Su madre conservaba todo esto en su corazón.

Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Palabra del Señor

sábado, 28 de diciembre de 2024

Villancicos: teología popular de la buena en píldoras. Por Jorge González Guadalix

(De profesión cura) Los textos tanto de la Escritura como de la liturgia en estos días de Navidad tienen su profundidad. Quizá los teólogos y los sacerdotes pesquemos la mayoría, pero para la gente del pueblo hay cosas que no son fáciles de entender. Es verdad que uno pone todo su empeño en explicar las lecturas, aunque ese lector que decidió cambiar lo de “habló Dios antiguamente a los padres por los profetas", por un “habló Dios antiguamente a los padres de los profetas” no te lo facilite.

Mucha gente, seamos claros, desconecta en el sermón. Hay que ser muy bueno para acaparar la atención de todos y todo el tiempo. Es igual. La tradición popular se convirtió en teólogo de campanillas capaz de expresar en frases muy cortas la esencia del miisterio de la encarnación. Pura teología popular, fetén, de la buena.

Ayer lo pensaba escuchando una vez más los cantos de la pastorela de Braojos: “Venid pastores, venid a ver, al niño hermoso que hay en Belén…” Y cómo resuenan el cante y el baile al llegar eso de “con el nacimiento del Hijo de Dios…”

Si se dan cuenta, esos villlancicos populares, los de siempre, son teología de la buena que la gente aprendió de forma sencilla, pero que, año tras año, van dejando bien marcadas las verdades de nuestra fe. Hagan el ejercicio…

Los peces beben y beben… por ver a Dios nacido y vuelven a beber por ver a Dios nacer. El tamborilero sabe perfetamente que en un portal de Belén ha nacido el niño Dios. Dime niño de quién eres: soy de la Virgen María y del Espíritu Santo, y viva el Niño de Dios que nació en la nochebuena. Sigan, sigan… Hasta los villancicos recuerdan que Cristo se hizo hombre para dar la vida en la cruz por nosotros. Campana sonbre campana… y sobre campana tres: en una Cruz a esta hora, el Niño va a padecer…

Hay una llamada teología popular por los listos de este mundo que consiste en cargarse la teología buena para convertir todo en solidaridad, compromiso temporal, un poco de cambio y una dosis de inmigrantes, donde la fe desaparece en aras de una nueva modernidad tan rimbombante como esteril.

Mientras, el pueblo auténtico, la gente de verdad, los sencillos, que ni saben mucha teología ni falta que tienen de palabrería vana, siguen cantando que nace el Hijo de Dios a la vez que descubren la solidaridad más humana invitando a los amigos y vecinos y echando una mano a esa familia que anda apretadilla.

Ay del chiquirritín, chiquirriquitín, chiquirriquitín, metidito entre pajas
Ay del chiquirritín, chiquirriquitín, queridín, queridito del alma

Entre un buey y una mula Dios ha nacido, y en un pobre pesebre le han recogido…

Por cierto, dicen que la gente es la que selecciona, debe ser su peculiar sensus fidelium, las canciones que permanecen y las que tienen una vida efímera. Noche de Dios, noche de paz… y los ángeles cantando están: Gloria a Djos, gloria al Rey eternal… ¿Se han dado cuenta de la cantidad de villancicos que se han ido creando y ninguno cuaja? Vean algunos ejemplos:

Con mi burrito sabanero voy camino de Belén… y nada más.

Después de la tormenta sale el arcoíris
Vienen los colores de la Navidad (woh, oh, oh, oh)

Porque si puedo estar junto a ti
Siempre es Navidad para mí
(Oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh)

Aunque las luces ya no brillen, volveré
Aunque los sueños no se envuelvan en papel
Sin fuego y sin frío
Si tú estás conmigo
Será Navidad.

Me dio una Nochebuena más contigo
Uh, y no es casualidad volvernos a encontrar
Tú eres mi estrella de Belén
Baby, baby, baby

La nostalgia vuelve al hogar
Al llegar la blanca Navidad

Felices días, que sigamos celebrando este gran misterio. Y ya les digo yo que los peces beben y beben… y nosotros si se tercia también, pero los peces y nosotros levantamos una copa porque Dios ha nacido.

Greccio, el Santuario franciscano donde todos los días es Navidad (I). La gruta y el convento primitivo

Incrustada en la roca, como un nido de águila, la ermita de Greccio es una extraordinaria fusión de arquitectura y naturaleza. Los límites de los edificios se pierden en los frondosos bosques de encinas que acogieron el ascetismo solitario de San Francisco.

San Francisco amaba entrañablemente a los habitantes de la aldea de Greccio y estaba unido por una profunda amistad con Giovanni Velina, tal vez señor feudal del lugar. El caballero del lugar apoyó al Santo en su proyecto de representar el Nacimiento del Niño.

El santuario se encuentra al inicio del camino que recorre
 el complejo que incluye el convento de los franciscanos

Desde entonces Greccio y su santuario se conoce como el primer belén del mundo.

La primera presencia de Francisco en la aldea de Greccio se suele colocar alrededor del año 1217. Por ese entonces el Santo moraba en la altura del monte san Francisco (como se llamó después), en el sitio donde hoy se observa una capillita construida en el año 1792. De allí descendía con frecuencia a predicar al pueblo.

El Santuario se encuentra a una altura de 638 metros de altitud atendido por una
 Comunidad de Padres Franciscanos

El santuario de Greccio se encuentra prácticamente pegado a una roca que cae casi perpendicularmente sobre el abismo. Ha sido necesaria la construcción de grandes contrafuertes para su seguridad.

Varias explicaciones se han dado sobre el motivo por el que San Francisco de Asís eligió este escarpado paraje para construir allí una ermita; pero el más evocador es sin duda el del niño al que al pobre de Asís hizo arrojar un tizón que, volando como un rayo, terminó su recorrido en la pared rocosa de un montículo, propiedad de un señor feudal de Greccio, conocido como Giovanni Velita. 

El Santuario de Greccio es uno de los cuatro santuarios erigidos por San Francisco en el Valle Sagrado,​ junto con el santuario de Fonte Colombo, el santuario del Bosque y el santuario de Poggio Bustone. Ubicado a unos 15 km de la capital de la provincia de Rieti, está incrustado el una roca de los montes Sabinos, a una altitud de 665 m snm, en las inmediaciones del antiguo pueblo medieval de Greccio, con una espléndida vista sobre la amplia cuenca del río Rieti .

La Capilla del Pesebre o de san Lucas es indudablemente el núcleo de todo el santuario. Después de los trabajos de restauración de 1947 se puso al descubierto la simplicidad del lugar donde se celebró la Navidad de 1223. La piedra que está debajo del altar debió ser el sitio donde se adaptó la cuna para el Niño. En el fondo de la bóveda se observan los restos de un fresco del siglo XV de la escuela umbra, que representa a la Virgen, al Niño y a san José (pesebre de Belén) y, a la izquierda, a Francisco arrodillado ante el Niño, con varias personas al fondo (pesebre de Greccio).

El Santuario es conocido en todo el mundo por haber sido elegido por el Poverello de Asís como escenario de uno de los momentos más altos y líricos de su existencia: la primera recreación de la Natividad de Belén en la historia del cristianismo, que tuvo lugar en la Nochebuena de 1223.

La noche de Navidad del año 1223 allí se reunión Francisco con frailes que habían llegado de los alrededores y vecinos de las granjas de la comarca,. Todos los asistentes se llenaron de una extraordinaria alegría, después un sacerdote celebró la misa en aquel mismo lugar, en la que Francisco, revestido con los ornamentos de diácono dio lectura al evangelio. La construcción de la capillita de san Lucas se suele remontar al año 1228 para consagrar el sitio donde Francisco había celebrado la Navidad.

Visita de San Juan Pablo II el 2 de Enero de 1983

Visita del Papa Francisco el 4 de enero de 2016

''Se multiplicaban allí los dones del Omnipotente; un varón virtuoso tiene una admirable visión. Había un niño que, exánime, estaba recostado en el pesebre; se acerca el santo de Dios y lo despierta como de un sopor de sueño. No carece esta visión de sentido, puesto que el niño Jesús, sepultado en el olvido en muchos corazones, resucitó por su gracia, por medio de su siervo Francisco, y su imagen quedó grabada en los corazones enamorados. Terminada la solemne vigilia, todos retornaron a su casa colmados de alegría'' (Celano)

El convento conserva frescos de la escuela de Giotto, de los siglos XIII-XIV.
Este representa a San Juan Bautista y la Natividad atribuido al Maestro di Fossa

Tomás de Celano en su Primera vida de San Franciso de Asís, narra la historia de la primera representación del belén dispuesta por encargo del Poverello en aquel lugar.​ No había en ella ninguna imagen, solo un pesebre vacío y junto a él un asno y un buey.

En el conventito primitivo todo nos habla de la sencillez y pobreza de los primeros tiempos

La presencia de los hermanos en el lugar del actual santuario debió darse poco tiempo después y su origen está ligado a una curiosa leyenda: Los habitantes de la aldea, entusiasmados por la predicación de Francisco, le pidieron que permaneciera con ellos. Juan Velita, un hombre rico y piadoso, decidió construir una morada fija en el poblado, para Francisco y sus compañeros. Dice la leyenda que éste no quería aceptar el ofrecimiento por temor a la disipación, pero que finalmente la aceptó con la condición de que el eremitorio fuera construido al menos a un tiro de piedra distante del pueblo. Pidieron a un niño que lanzara lo más lejos posible una antorcha encendida, que, para sorpresa de todos, fue a estrellarse contra un peñasco a dos o tres kilómetros de distancia. En ese sitio, entonces, excavaron algunas grutas y las acondicionaron para el alojamiento de los hermanos.

La gruta del beato Juan de Parma. El lugar de la gruta está protegido por un techo. Desde allí se desciende a la gruta propiamente dicha: un espacio de 3 m. por 1,20, y 1,60 de altura. Juan de Parma, ministro general entre 1247 y 1257, fue acusado de apoyar algunas ideas joaquinistas y, como consecuencia, reducido al exilio en este lugar durante 32 años. Rehabilitado en 1289, fue enviado por el papa como nuncio apostólico a Constantinopla, pero murió en el camino (en Camerino) con 81 años.

En el año 1246 fue firmada en este eremitorio de Greccio la carta que acompaña los testimonios de los tres compañeros: León, Rufino y Ángel, y que ahora antecede a la Leyenda de los Tres Compañeros. Todo permite suponer que aquí no sólo se redactó la carta sino también los testimonios que habían de servir para la redacción de la segunda biografía de Celano. En la imagen fresco del comienzo del siglo XVII con instrumentos de la Pasión.

En el fondo de este dormitorio se puede observar la llamada Celda de san Francisco, otro espacio estrecho y austero excavado en la roca viva. Aquí tuvo lugar, por tanto, el episodio de la almohada de plumas, regalo de Juan Velita, que no dejaba dormir al Santo.

Se presume que desde ese momento hubo presencia permanente de los frailes en este lugar. Fue aquí donde se llevó a cabo la memorable celebración de la Navidad en 1223, después de la cual probablemente Francisco permaneció morando en este lugar hasta la primavera de 1224.

El refectorio, que había sido destruido en el siglo XIX para ampliar una capilla, fue reconstruido en 1955 con las mesas y el lavaplatos. Aquí pudo haber tenido lugar la famosa reprimenda que dio Francisco a sus hermanos cuando entró a pedir limosna vestido como un peregrino mientras ellos almorzaban suntuosamente.

Al lado izquierdo del Refectorio se puede observar la llamada «cantina», 
un pequeño repostero empotrado en la roca.

Estando Francisco en Greccio dio una lección de pobreza a los hermanos 
en la celebración de la Pascua (2 Cel 61; LM 7,9; LP 74; EP 20).

Inscripción en fresco señalando la cantina del Santo

Hacia el año 1270 se remonta la construcción del pequeño claustro y de las otras dependencias, las cuales sufrieron reformas y ampliaciones con el correr del tiempo.

Restos del púlpito de San Bernardino de Siena 

Escaleras del primitivo convento

En el piso superior hay otro dormitorio, de la segunda mitad del siglo XIII, 
todo de madera, con celdas a ambos lados.

En este Convento San Buenaventura se hospedó en más de una ocasión 
en sus visitas como Superior General de la Orden

Belén napolitano colocado en la celda de San Buenaventura

Interior del dormitorio de San Buenaventura

El dormitorio mide apenas 7 metros de longitud por 1,40 - 2,00 metros de anchura

El dormitorio de san Buenaventura, llamado así porque corresponde a las ampliaciones hechas durante el generalato del santo doctor, consiste en un corredor con celdas de madera a ambos lados, en las cuales se hospedaron varios santos varones de la Orden, como el mismo san Buenaventura y san Bernardino de Siena

Detalle de una de las celdas de los Frailes

Coro de los hermanos del siglo XVII

Atril original del coro de hermanos con el candil para poder ver el cantoral

Acceso del coro al templo. “Si cor non orat in vanum lingua laborat”
 ( “si el corazón no ora, en vano trabaja la lengua”)

Nótese la simplicidad de las sillas y el original sistema de iluminación.

Salida del Coro hacia el dormitorio de San Buenaventura

Sillería del Coro

''Le canto con la boca a Dios con el corazón''


Vista del retablo

Bóveda de la iglesia 

Templo de San Francisco construida sobre el lugar de la Gruta

Altar de la iglesia de San Francisco

''Te adoramos Santísimo Señor Jesucristo,
aquí y en todas las iglesias que hay en todo el mundo
y te bendecimos, pues por tu santa cruz
redimiste al mundo'' (San Francisco de Asís)

Lámpara del Santísimo

Letrero que recuerda que estamos en la primera iglesia 
dedicada a San Francisco (1228)

Coro iglesia de San Francisco (Siglo XIII)

Cristo en madera del siglo XIV

Una representación de fray Juan de Parma.

Descendimiento, pintura sobre madera del siglo XV

Virgen con el Niño, pintada sobre madera en forma
de circunferencia por Biaggio D'Antonio

Una reproducción de la aparición del ángel a san Francisco

Primera iglesia dedicada a San Francisco después de su canonización en 1228, como dice Tomás de Celano: "ahora aquel lugar ha sido consagrado al Señor, se ha construido encima un altar en honor de San Francisco y se le ha dedicado una iglesia" (1Cel. 87).

Campana para llamar a los hermanos al templo

El oratorio de san Francisco (o Capilla nueva), a la izquierda del coro, está presidida por el cuadro que representa a san Francisco secándose los ojos con un pañuelo. Hay quienes afirman que es el retrato más antiguo del santo, mandado hacer por su amiga Jacoba de Settesoli. Por desgracia es una hipótesis difícil de comprobar. El cuadro está hecho sobre un lienzo pegado a la tabla, y esta técnica se comenzó a emplear después del siglo XV. Queda latente la hipótesis de que sea la copia fiel de otro cuadro más primitivo. De todas maneras, este cuadro tiene un particular atractivo, aun con su diseño erróneo, quizá por su mismo aire primitivista.

Relieve contemporáneo en cerámica representando a San Francisco 
en el momento de recibir los estigmas 

''Nos comprometemos a llevar cada mañana vuestras oraciones a la Gruta, 
encomendándolas a la intercesión de San Francisco''

Pintura del Siglo XVI