martes, 17 de junio de 2025

Mons. Argüello pide adelanto de las elecciones en España

(InfoCatólica) El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, enfrenta su mayor crisis política tras confirmarse, según un informe de la Guardia Civil, que su mano derecha en el partido, Santos Cerdán, participó activamente en una trama de corrupción ligada a adjudicaciones públicas fraudulentas. La Unidad Central Operativa (UCO) ha documentado el cobro de comisiones ilegales en contratos impulsados durante la etapa de José Luis Ábalos en el Ministerio de Transportes, en coordinación con su entonces asesor Koldo García.

El informe, ya en manos del Tribunal Supremo, no deja lugar a dudas: Cerdán utilizó su posición dentro del PSOE para beneficiar a empresas afines a cambio de dinero.

Pedro Sánchez compareció el pasado miércoles ante los medios. Pidió perdón de forma reiterada, reconoció haber confiado en quien no debía y prometió una auditoría externa de las cuentas del partido, pero evitó asumir responsabilidades políticas mayores y se negó a plantear un adelanto electoral o someterse a una moción de confianza.

La oposición, con el PP y Vox al frente, exige elecciones inmediatas y denuncia un “estado de corrupción sistémica” en el partido que gobierna. Los socios parlamentarios —ERC, BNG, PNV, entre otros— reclaman explicaciones urgentes y algunos plantean una sesión monográfica en el Congreso.

La crisis también ha abierto una grieta interna en el PSOE. Dirigentes del partido reconocen en privado que la situación es insostenible y que la reacción de Sánchez ha sido insuficiente.

Ante esta situación, Mons. Luis Argüello reflexiona en su entrevista al diario Abc sobre la democracia y los límites del poder:


«La situación que vivimos en España muestra hasta qué punto es un timbre de alarma fuerte el respetar las reglas del juego. Digamos que el punto de referencia inexcusable pasa por el respeto a la división de poderes y a la independencia de los jueces, a las investigaciones que las policías judiciales, se llamen UCO o de cualquier otra forma, a la Policía y la Guardia Civil que colabora en los procesos de instrucción con los jueces y los tribunales de justicia.

También se pone de manifiesto la importancia que tiene la legalidad y el preguntarnos el para qué de las cosas. Porque un Gobierno, un parlamento, ¿para qué? Si hay dificultades enormes para poder sacar adelante medidas, porque mientras estamos en este debate, el problema de los inmigrantes que no tienen papeles y no pueden trabajar y no pueden trabajar porque no tienen papeles, sigue estando ahí.

Y el momento dramático de las guerras. Mientras estamos en estas discusiones hay que seguir diciendo con fuerza y alto a la guerra, no al terrorismo y no a la fuerza bruta en forma de invasión militar para resolver un conflicto.

Es muy importante que eso que pomposamente llamamos sociedad civil, que cada vez hay menos, siga insistiendo en los asuntos nucleares de la vida social española, aunque todo parezca que hay que ponerlo entre paréntesis hasta que se resuelva la cuestión de una situación política que, en parte, también es judicial, y que considero intolerable».

Consultado la petición de perdón por parte del presidente Sánchez, comenta:


«Veíamos al presidente del Gobierno pidiendo perdón, que es un gesto humanamente reconocible, pero políticamente es irrelevante en el sentido de cómo el perdón debe traducirse en otro tipo de medidas.

Lo más sorprendente de la situación que estamos viviendo en estos días es que han sido los dos últimos secretarios de organización de un partido político, con lo cual la significación institucional va más allá de lo personal.

Por eso, aunque la petición de perdón siempre es un hecho valioso, hay una dimensión institucional que precisa ser abordada y que debe ser coherente con la misma petición de perdón. Y, sobre todo, hay que buscar salidas a lo que parece claro que es una situación de bloqueo institucional, parlamentario y en el propio poder ejecutivo. Yo creo que esto pide una salida y en democracia pareciera que la salida más evidente es dar voz a los propios ciudadanos»

Al preguntársele si se refiere a elecciones, responde:


«Sí»

Rica, de éxito y caprichosa: así era la asturiana que lo dejó todo para evangelizar en los cortijos de Málaga

(El Debate) Era agraciada y, sobre todo, muy expresiva. Siempre llamó la atención, de los que la veían por primera vez, la viveza de su mirada y su conversación… La inteligencia era muy poderosa… Generalmente era cabeza de pandilla por ‘aclamación tácita’ y a todos arrastraba. Caprichosa era mucho, más que veleidosa… Fue siempre cariñosa y estaba pendiente de lo que agradaba a los demás… La cualidad más saliente en ella fue la grandeza de alma… La humildad la tenía ‘in radice’, como demostró en los arranques en que tuvo que vencerse heroicamente… De orgullo no había nada…». Así definía su hermano mayor a María Isabel González del Valle Sarandeses, la decimosegunda de los quince hijos del matrimonio formado por Don Anselmo y Doña María Dolores.

El pasado viernes se presentó en Málaga el primer libro que recoge su biografía, después de que su proceso de beatificación fuera incoado en noviembre de 2023. La obra, publicada por la editorial Homo Legens, lleva por título Estoy enamorada del Señor, y su autor es el sacerdote Alberto González Chaves, doctor en Teología Espiritual. El prólogo de la misma está redactado por el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz Montes, OFM.

Había nacido, precisamente, en Oviedo, el 2 de julio de 1889, de familia acaudalada, y su educación fue esmerada y profundamente cristiana. Sorprende ver la cantidad de fotos que se conservan de ella y de toda su familia, algo poco frecuente y carísimo para la época. La casa de la Quinta de Roel, donde vivió parte de su infancia, era un magnífico palacete de estilo ecléctico.
Con 25 años tenemos a María Isabel en Madrid. Sus amigos la llamaban «la reina», por la influencia y «el amable dominio que ejercía sobre todos», recordaron varios de ellos tiempo después. El P. Pedro Castro S.J. que la conoció bien, comentó sobre este periodo: «En el mundo era alegre, de mucho corazón, muy querida de sus amistades y apasionada de sus amigos, limpia en sus costumbres, aunque muy animada y amiga de viajar y salir y entrar...». «Su vida de piedad, entre tantos éxitos y vanidades, se fue enfriando –refieren sus biógrafos–, aunque por la nobleza de su carácter nunca dejó de cumplir los deberes de cristiana y otros ejercicios piadosos que entonces se acostumbraban».

Comenzar cuanto antes

Todo esto cambió en abril de 1920, cuando acudió a una tanda de ejercicios espirituales «sin gana ninguna y simplemente por cumplir». Ahí fue cuando conoció al P. Castro, quien escribió en su diario: 
«El día tercero o cuarto, después de la meditación de la Magdalena, se me presentó derramando lágrimas… Su alma se había rendido a Cristo, y no de una manera ordinaria. A partir de aquel día pude observar en ella alientos singulares y deseos extraordinarios para desprenderse de todo, morir a todo por seguir a Cristo pobre. Limpia su alma, con una detenida confesión general, su preocupación era comenzar cuanto antes, dejarlo todo y ver cómo y dónde se consagraría al servicio de Dios».

No se trató de un fervor pasajero. Al cabo de tres meses, después de varias consultas y tentativas de ingresar en algún instituto religioso, a los 31 años de edad, «dejó definitivamente el mundo que tanto la aplaudía y halagaba, y se 'escondió', como el grano de trigo, en Bélmez, un pueblo de Córdoba, con dos dirigidas del P. Castro que vivían entregadas a una vida de intensa piedad y apostolado», refieren los biógrafos.

El encuentro con el beato Arnaiz

De allí fue enviada a Málaga, donde conoció a un santo misionero jesuita que pasaría a ser fundamental en su vida: el P. Tiburcio Arnaiz S.J. (beatificado el 20 de octubre de 2018). El P. Arnaiz contaba con un grupo de seglares que le preparaban algunas de sus misiones y llevaban a cabo una gran labor en barrios marginales de la ciudad, «pero su corazón de apóstol sufría lo indecible viendo abandonados tantos pueblos y cortijadas de los campos».

Ya hacía tiempo, después de los trabajos realizados en uno de los «corralones» malagueños, y mientras buscaban una maestra para que se pudiese seguir ocupando de aquello, había dicho muy pensativo a Emilia Werner, una de sus catequistas: «Esto no es mi idea; lo que pienso es que sean señoritas las que vayan por el amor de Dios a poner escuelas en los pueblos y lagares» . A Emilia aquello le pareció imposible, pero él replicó: «Cuando Dios quiere una cosa, todo se hace posible; manda las personas y los medios; si Él lo quiere, esto se hará cuando Él lo tenga dispuesto».

«Enseñe a esas almas»
Y estaba dispuesto: poco tiempo después, apareció María Isabel en el locutorio de las religiosas Reparadoras de Málaga, preguntando por el sacerdote. Tras hablar con ella, el jesuita le dijo: «A dos pasos de Málaga, vengo yo de un pueblo donde ofrecí un rosario de cristal a quien supiera hacer la señal de la cruz, y ni uno solo supo hacerla… Si de verdad usted quiere trabajar por Cristo, yo arreglaré que pueda usted ir a enseñar a esas almas».

Se refería el santo sacerdote a la Sierra de Gibralgalia, adonde se dirigió la asturiana con un par de mujeres más. Allí tuvo lugar la primera «Doctrina», como denominaban a sus comunidades: apenas una choza, para convivir entre aquellos serranos que andaban descalzos y darles lo que a ellas también les había sido dado: la más elemental formación religiosa y humana. Comenzaron a visitarlos y, tal como les indicó el P. Arnaiz, establecieron clases de cultura general, labores y otras actividades, totalmente gratuitas; juntamente les iban explicando el Credo, la vida de Cristo, sus sacramentos, los mandamientos… «En poco tiempo aquellas gentes viéndose dignificadas por su condición de hijos de Dios, se volcaban correspondiendo a su Amor», relatan los biógrafos.

«El obispo del sagrario abandonado»

San Manuel González –entonces obispo de la diócesis y conocido como el obispo del sagrario abandonado–, apoyó desde el primer momento aquella labor misionera tan singular y necesaria, y acudió a la inauguración de una pequeña iglesia construida en Gibralgalia gracias a la generosidad de María Isabel. «Ese día se confirmaron trescientos treinta y tres vecinos, que ya habían recibido su Primera Comunión dos años antes, cuando el P. Arnaiz subió por primera vez», reflejan las crónicas de la época.

Llegaron tiempos difíciles con la II República y su profundo anticlericalismo, que empapó especialmente las clases más bajas de la sociedad. Pese a ello, María Isabel siguió adelante con un puñado de compañeras, que fueron dando forma a una nueva obra: Las Misioneras de las Doctrinas Rurales. Su salud comenzó a resentirse y apareció la enfermedad: un cáncer muy doloroso que la acompañó en los últimos años de su vida. «Estoy hecha una piltrafa de cuerpo, de alma, en lo material, en lo espiritual. Es como una ola negra, fría que lo invade todo con una fuerza increíble. Dios quiera que en todo esto no haya nada de ofensa suya. Todo lo que pidan por mí me parece poco», escribió en esa época.

Falleció el 6 de junio de 1937 en Jerez de la Frontera (Cádiz). El sepulcro fue prestado, y con una limosna que les llegó providencialmente, pudieron costear los gastos del funeral. «Había dado, a su Señor y a sus pobres, todo cuanto era y tenía», concluyen sus biógrafos.

lunes, 16 de junio de 2025

Este Sábado

Presentación del libro de Pablo Cervera y Javier Pueyo sobre la espiritualidad del Corazón de Cristo

(Rel.) Este miércoles 18 de junio, a las 19.30 horas, se presenta una de las principales novedades bibliográficas del año -si no la principal- sobre el Sagrado Corazón de Jesús. Se trata de ''Mirarán al que traspasaron''. Historia de la espiritualidad del Corazón de Cristo (Monte Carmelo - Fonte), libro del que son autores Pablo Cervera Barranco y Javier Pueyo Velasco.

El acto de presentación tendrá lugar en el salón parroquial de la iglesia del Buen Suceso de Madrid, con entrada por la calle Tutor, 32. Participarán, además de los autores:

Manuel Vargas Cano de Santayana, vicario episcopal de la diócesis de Getafe para el Cerro de los Ángeles;
Miguel Ángel Velasco, periodista y ex director de Alfa y Omega;
Francisco José Serrano Oceja, catedrático de Periodismo.

 ''Mirarán al que traspasaron''. Historia de la espiritualidad del Corazón de Cristo parte del hecho de que en la historia de la espiritualidad del Corazón de Cristo hay un desarrollo continuo, aunque no necesariamente lineal, que parte del Evangelio de San Juan y, pasando por los Padres de la Iglesia y la espiritualidad medieval, llega al florecimiento de esta devoción a partir del siglo XVII.

Los autores analizan esa trayectoria histórica, pero no con una pretensión puramente erudita, sino para servir además de aproximación espiritual a la realidad del amor de Dios tal como se ha expresado en la vida de la Iglesia a través de sus santos.

Se trata de "dejar hablar a los textos de cada época", señalan los autores, para atraer sobre ellos la "lectura pausada" del lector y una "atención meditativa" que sirva también para orar.

Pablo Cervera Barranco, sacerdote de la archidiócesis de Madrid, doctor en Teología por la Universidad Gregoriana y licenciado en Filosofía por el Angelicum de Roma, además de colaborador habitual de ReL, es director de la revista Magnificat. 

Javier Pueyo Velasco, sacerdote de la archidiócesis de Toledo, doctor en Teología por la Universidad de Navarra, premio de las Academias Pontificias en 2018, es profesor en el Instituto Teológico San Ildefonso y vicario parroquial del Sagrado Corazón en Talavera de la Reina.

Ambos suman un amplio currículum de publicaciones en torno al Sagrado Corazón, a cuya devoción consagró el Papa Francisco su última encíclica, Dilexit Nos. 

Esa "espiritualidad del Corazón de Cristo" será pues la protagonista del acto del miércoles 18 de junio a las 19.30 horas en la iglesia del Buen Suceso de Madrid.

domingo, 15 de junio de 2025

Dios Trinidad, comunidad de amor. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


Aunque ya estamos en el Tiempo Ordinario desde el lunes de Pentecostés en que hemos celebrado a María Madre de la Iglesia, este domingo celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad, misterio principal y central de nuestra vida como creyentes. Evidentemente, es una verdad de fe que nos supera, todo un océano infinito ante nuestros ojos, pero que hemos de tener presente en nuestro día a día de bautizados. Detenernos a pensar que nuestro Dios son tres personas de una misma naturaleza ya nos dice mucho; podemos traducirlo en que Dios no es egoísta, indiferente ni ajeno. Tenemos la experiencia que  cuando alguien ama a los demás suele dedicar poco tiempo para sí, pues siempre está con más personas, mientras que la persona egoísta sólo tiene tiempo para sí misma y pocas veces se le ve con nadie. Por tanto, si reconocemos que nuestro Dios es uno y trino, es lo mismo que decir que nuestro Dios es amor porque se da y reparte a los demás en sus Tres Personas. Nos vendrá muy bien meditar esto en este mes de junio, dedicado a su sacratísimo corazón. 

La primera lectura del libro de los Proverbios nos habla de ese interés del Señor por estar siempre cerca de todos, por eso en esas palabras de sabiduría y creación el relato se desarrolla con el matiz de cómo se hacía presente en cada momento: ''Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo''... Y terminaba el texto de forma aún más explícita: ''mis delicias están con los hijos de los hombres''. Este texto es en sí un canto que refleja el amor de Dios hacia lo humano. Quizá un problema que tenemos nosotros es que no hemos entendido aún quién es Dios, unos por presentarlo como un controlador que no pasa una como permanente ojo vigilante, y otros por pasarse al extremo contrario de que Dios ya te conoce y que hagas lo que hagas todo vale y no va a pasar nada y, a la hora de la verdad, cada cual se ha hecho una idea de Dios por su cuenta. Dios nos ama, nos perdona siempre, pero no a la ligera, sino cuando acudimos a Él, cuando vamos al confesionario donde nos espera como el Padre del hijo pródigo con los brazos abiertos. El confesionario es el exámen más fácil de todos: nadie se entera de lo que pasa, sabes que vas a aprobar y cada vez que lo haces te alejas un poquito del mal y te acercas más a Dios. Celebrar la Trinidad nos lleva también a preguntarnos cada uno no sólo cómo estamos en nuestra relación personal con el Altísimo, sino también con los demás. El Padre, el Hijo y el Espíritu conforman una comunidad de amor, por eso para los católicos es tan importante la unidad y la fraternidad entre nosotros. 

El evangelio de este domingo tomado del capítulo 16 de San Juan nos regala ese fragmento de "anuncio del Paráclito" que es muy importante para comprender la celebración de este día, pues dice Jesús: ''Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena''. ¿Qué nos quiere decir el Señor? Pues que no perdamos el tiempo en tratar de entender lo que nos sobrepasa por nuestra cuenta y riesgo; sólo llegaremos a comprender algo aunque sea ínfimo, si partimos desde la oración, si buscamos la ayuda del Espíritu Santo, pues sin que Él nos ilumine poco podremos hacer. Cuando se pretende estudiar, reflexionar, escribir o buscar a Dios desde la pura la razón, desde las capacidades puramente humanas dejando a un lado la plegaria y el auxilio del Paráclito, daremos muchas vueltas y dibujaremos muchas hipótesis originales, pero no encontraremos ahí al Dios de Jesucristo, sino uno hecho por cuenta propia y a medida. No busquemos a Dios sólo con la cabeza, sino desde el corazón, pues como nos ha dicho San Pablo en su carta a los romanos: ''el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado''.

Dios es comunidad de amor. Por esto también se celebra este domingo en la Iglesia la Jornada ''por orantibus'', que es el día para recordar a los que oran, especialísimamente a los religiosos, monjas y monjes de vida contemplativa que dedican todos los días del año y toda su vida a la oración, a la búsqueda de las personas de este Dios Trinitario y a vivir esa común unión por medio de la vida de comunidad. En estos meses pasados hemos tenido oraciones con motivo del Jubileo en los nueve monasterios de clausura de nuestra Diócesis; no olvidemos nunca este tesoro que tiene la Iglesia: parece que no están, que no se ven, que no hacen nada... Pero son como los contrafuertes silenciosos de nuestras catedrales que sostienen el esqueleto del cuerpo de la Iglesia. 

Evangelio Domingo de la Santísima Trinidad

 Lectura del santo Evangelio según San Juan 16, 12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.

Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

Palabra del Señor

sábado, 14 de junio de 2025

Diez nuevos ministros. Por Monseñor Fray Jesús Sanz Montes O.F.M.

Fue una tarde pletórica. Se notaba la alegría de una contenida euforia que acertaba a dar humildemente las gracias. No es cualquier cosa que se ordenen diez jóvenes en estos tiempos que corren, como fueron ordenados en nuestra Catedral el domingo pasado por la tarde. Durante años estuvieron viendo el horizonte desde atrás, como quien se asoma a algo que queda todavía muy lejano: cuando se ponían detrás de la fila de compañeros que iban delante en su andadura como seminaristas. Esa tarde de Órdenes, la pregunta para los que ya estamos hace años ordenados era en qué fila nos encontramos: la de la disponibilidad a lo que Dios nos sigue pidiendo o el enrocamiento en nuestros cálculos, la de dejarnos sorprender por un Dios que nunca aburre, o la de atrincherarnos escépticos en nuestras sopesadas seguridades.

En esos diez jóvenes, como en todos los demás, queda detrás una historia con todos los registros de la vida y sus diversos escenarios: el lugar de nacimiento con sus características lingüísticas y culturales, la familia que aceptó nuestra llegada con el sí de nuestros padres, las preguntas tímidas que incipientes nos interrogaban, la infancia cumplida, la mocedad estrenada, la adultez joven en la que aparecieron en contraste los primeros sudores, los primeros amores, las dudas, los sueños y las respuestas. Y todo esto, con una fe que ha surcado los mares de la personal historia con datos inolvidables: nombres escritos a fuego en el corazón, sufrimientos purificadores que nos han puesto a prueba, alegrías por las que hemos podido brindar, alguna pesadilla pesarosa que nunca falta y los sueños cumplidos por los que damos gracias. En un momento así, se nos agolpa todo un carrusel que con la ayuda de Dios y de los hermanos, nos permitió crecer en humanidad creyente, en pertenencia a la Iglesia de Cristo desde la certeza de estar llamados a seguirle como sus discípulos en el sacerdocio.

Esta es siempre la aventura divina y humana: ser de Dios para darnos a las personas de carne y hueso a las que en nombre de la Iglesia somos enviados como ministros de la gracia y la reconciliación. De esta forma yo miraba a estos diez jóvenes casi adivinando tantas cosas que luego les van a acontecer. Por propia experiencia sé que deberán aprender tantas cosas no estudiadas en los libros ni escuchadas en las aulas, ni previstas en el rodaje pastoral de los primeros escarceos en las parroquias, porque encontrarán personas que en tantas situaciones y circunstancias nos obligan a no ir con un manual sabihondo de primeros auxilios, sino a mirar con respeto y ternura a quien tenemos delante sabiéndonos instrumentos de Otro más grande.

Por eso deberán aprender de las lágrimas de tantos hombres y mujeres, niños y ancianos, ricos y pobres. Y asomarse con extrema delicadeza al dolor de sus heridas por las que la vida sangra de tantas maneras, abrazando los gozos de sus alegrías y el ensueño de sus esperanzas, desde nuestra propia humanidad puesta al servicio de los hermanos: porque nuestros labios deben ser cantores de palabras de vida, nuestras manos han de repartir la gracia que salva y libera, nuestros ojos tienen que reflejar la misericordia en la mirada y el amor palpitar siempre en nuestras entrañas. Sólo así seremos ministros de Dios y servidores de los hermanos, como peregrinos de la voluntad del Señor que en cada instante nos envía y jamás como turistas de nuestros caprichos que se atrincheran en la comodidad calculada. Esto significa que vamos con la ilusión intacta de un misacantano sin la doblez escéptica de quien, desfondado, no ha nutrido ni cuidado su vocación primera. Esta es la fila adecuada en la que un cura recién ordenado hace un camino lleno de entusiasmo y confianza, dando gloria a Dios y bendiciendo a los hermanos.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

Alberto Muñoz Pardal: un nuevo sacerdote para la Iglesia; con conocimientos de derecho, pasión por las pobrezas y sensibilidad para sanar heridas. Por R. H. M.

Este domingo 15 de junio, Solemnidad de la Santísima Trinidad recibirá la ordenación sacerdotal en la Catedral de Valladolid el actual Canciller- Secretario de dicho Arzobispado, el Ilmo. Sr. Don Alberto Muñoz Pardal. No todos los días se dice "voy a la ordenación del Canciller". ¿Suena raro, verdad? Pues es aunque el hecho es genuíno y algo anecdótico, lo importante es que por la imposición de manos y la oración consacratoria de su Obispo será incorporado al Orden de los Presbíteros... Pero, ¿quién es y de dónde viene este muchacho?.

Alberto nació en Madrid el 14 de mayo de 1990, víspera de San Isidro labrador, Patrono de la Capital. Recibió las aguas del bautismo en la parroquia de Nuestra Señora de la Vega, en pleno corazón del barrio del Pilar en el que se crió. Aunque su parroquia por domicilio fue la de Nuestra Señora de Luján, donde Alberto maduró en la fe, hizo su primera confesión, recibió allí la primera comunión y se confirmó. Siempre fue un chico de parroquia, cercano al grupo juvenil, al coro, a la liturgia. Ya en la universidad estudiando Derecho se ofrece para colaborar en Cáritas en sus ratos libres, pero le piden algo diferente; en la parroquia de Luján había voluntarios de sobra, sin embargo, en otras parroquias de la Vicaría I de Madrid estaban bajo mínimos de personal. Así aterriza Alberto en la parroquia de San Matías en el barrio de Hortaleza, en aquel momento aún atendida por los Padres Paules. Vivió esos años universitarios comprometido con ambas parroquias: en Luján en lo litúrgico y catequético, y en San Matías en lo caritativo.

Obtiene la licenciatura en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. La vocación de Alberto hacia el Derecho no parte de un "hobbie", una aspiración económica o de posición. Lo que le lleva al mundo de lo jurídico es su anhelo por poder servir de ayuda a los demás. Con esta visión acude en 2014 a la Escuela Española de Mediación y Resolución de Conflictos. En 2015 ingresó en el Ilustre Colegio de Procuradores de Madrid, pero el Señor le sigue pidiendo algo más y llega así un serio discernimiento y el tiempo de búsqueda. De este modo se acerca al Seminario de Madrid para un primer contacto. La Providencia hace que de forma casual conozca al obispo titular de Ipagro y Auxiliar de Valladolid Don Luis Argüello, que en ese momento ejercía como rector del seminario vallisoletano. Monseñor Argüello, que comparte con Alberto la vocación por el Derecho y el Sacerdocio le ofrece ingresar en el seminario pucelano, y nuestro madrileño dice que sí.

Madrileño de nacimiento -a honra lo lleva- pero de raíces muy castellanas: su padre, Tomás, es abulense de San Juan del Olmo, muy cerquita de Villanueva del Campillo, pueblo natal del Cardenal Blázquez, por eso Don Ricardo siempre saluda con cariño a Alberto tratándole como su paisano. La madre de Alberto, Rosario, es de Carbajosa de Alba (Zamora), que es también en verdad el pueblo de Alberto, pues siempre ha estado muy vinculado a él y a su iglesia de la Magdalena, a su fiesta de San Antón, a sus gentes... Tras la pandemia, sus padres decidieron dejar atrás Madrid y pasar a vivir definitivamente en Carbajosa, así que en todos estos años el domicilio oficial de nuestro protagonista ha sido en el Camino Beneficio, del pueblo de Carbajosa de Alba, ayuntamiento de Villalcampo.

En sus años de Seminario Alberto ha batido el récord de estancia de seminarista sin cambiar de parroquia para la pastoral del fin de semana: seis años en la parroquia de María Milagrosa en el barrio vallisoletano de Delicias; una parroquia que atienden los padres paules. Podría parecer un tanto curioso que el Seminario haya tenido tanto tiempo a un futuro sacerdote diocesano entre frailes, o que Alberto no se marchara al noviciado de la Congregación de la Misión... Fue tal la simbiosis del joven con la feligresía, comunidad de religiosos y grupos de la Parroquia, que quedó de manifiesto que el seminarista no dejó de ser tan diocesano, ni la Parroquia se sintió menos vicenciana. No era un carisma desconocido para él, en Hortaleza ya había descubierto esa pasión por los necesitados que igualmente le hacía vibrar a San Vicente de Paul, queriendo tener a los pobres por amos y señores. Uno de sus párrocos aquí fue el P. Luis Miguel Rojo Septién C.M. Es actualmente el Delegado Episcopal de Cáritas Española.

Alberto tiene una sensibilidad especial para la gente sencilla; nunca le han llamado la atención los oropeles, las iglesias ricamente adornadas ni los lugares céntricos. Él creció en un barrio obrero y en una parroquia humilde, con todo lo que eso supone y significa; valora estos lugares como pocos, pues en ellos se siente en casa, le aportan más calidez que el mejor templo barroco. Yo siempre le he llamado desde el cariño "progre" y él a mí "carca", aunque para ser sinceros él es la moderación y la prudencia en persona. Aunque eso no le quita para reconocer que ese tipo de parroquias le encantan. Yo siempre le decía en broma: "cuando lleves 30 años de cura y el Arzobispo te diga que te quiere premiar dándote la parroquia que quieras de la Diócesis, tú serás capaz de ofrecerte para San Ignacio de Pajarillos".... Fuera de clichés tópicos y bromas, estoy seguro que allá donde la Iglesia le plante, él dará mucho fruto.

Ya antes de estar a mitad de la formación del Seminario hubo profesores, compañeros y sacerdotes que le empezaron a decir "serás el próximo Canciller", "Tú para la Vicaría Judicial o notario del Arzobispado"... Aquellos comentarios no le gustaban nada, él no había entrado al Seminario para terminar siendo un hombre de papeles y despacho, sino que su vocación era de cura de almas, de cura de pueblo o de barrio pobre de extrarradio. Por sus capacidades, madurez y buen juicio -valga la expresión- quisieron enviarle a estudiar Derecho Canónico; él aceptó por obediencia seguir estudiando si no quedaba otro remedio. En Salamanca estudia Derecho Canónico al amparo de la Virgen de la Vega a la que está unido desde su tierna infancia, conviviendo con la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Sagrado Corazón de Jesús. 

Desde el 7 de enero pasado, fiesta de San Raimundo de Peñafort, patrono de los canonistas, es el Canciller Secretario del Arzobispado de Valladolid. Sé que él rezó mucho para que pasara ese cáliz de él, pero le ha tocado. Le han pedido mucho: sacar el Grado en Derecho Canónico, asumir la Cancillería con todo lo que esto supone e implica (ser Secretario del Consejo Episcopal, del Consejo Presbiteral, del Consejo de Pastoral Diocesano...) y la pastoral en las parroquias de San Ramón Nonato y San Vicente de Paúl. 

Ha vivido estos años a caballo entre Salamanca y Valladolid, y en este último curso como un seminarista más bajo las órdenes de su rector, a pesar de ser -como alguno le ha dicho con sorna- el nº 3 de la Diócesis. Pero Alberto es así, y así hace también el Señor las cosas; muchos que desearían esas encomiendas se ven frustrados en la zona rural, y él que aspiraba a ser cura rural o de barrio y vivir lo más lejos del mundo curial, le toca aceptar esa realidad. Ha sido y es una cruz para él pero que la sabe llevar con alegría. Alberto es en buena medida una apuesta personal de Monseñor Argüello; lo conoce muy bien, sabe de su sinceridad, discreción, bondad, carisma, recto juicio y de su amor a la Iglesia... 

No me cabe la menor duda que Don Luis sabe que Alberto no se le va subir nada a la cabeza, ni se va a olvidar de los pobres, pues aunque no faltará en la envidia quien le llame "trepa", de eso no tiene absolutamente nada y muy pronto su conducta y comportamiento habitual y cotidiano desmontará y anulará cualquier etiqueta atrevida e ignorante. De ello pueden dar buen testimonio "sus milagrosos", la feligresía de la parroquia de la Milagrosa donde ha sido tan querido años atrás. Fue una alegría para él que el Señor Arzobispo le ordenara allí, en ese humilde templo de ladrillo que para él es una catedral de la caridad y de servicios sociales al barrio y la ciudad.

Estimado amigo:
El futuro se va configurando en el presente: ¿por qué temer al futuro? San Óscar Arnulfo Romero ya lo advirtió: “La persecución es algo necesario en la Iglesia. ¿Saben por qué? Porque la verdad siempre es perseguida”... Siempre he admirado en ti el ser tan auténtico, cómo tratas de vivir el evangelio con radicalidad, sin medias tintas y, al mismo tiempo siendo samaritano para el que se cruza en tu camino, sea creyente o no. Así me imagino yo tú sacerdocio, como bálsamo para las heridas de los hombres y mujeres de hoy. Y, cómo no, para las de las generaciones que van llegando, como la de tú sobrinita Elena con apenas quince días de vida. El 13 de marzo de 2013 a los pocos segundos de haber aceptado la elección y de elegir el nombre de Francisco el nuevo Papa, el Cardenal Humes se le acercó y le dijo: “No te olvides de los pobres”. No hace falta recordártelo, pues sé que no los olvidarás en tu sacerdocio, de las víctimas de tantas pobrezas de todo tipo y condición. 
Querido Alberto, este domingo subirás las gradas del altar en la Catedral de Valladolid y serás incorporado al presbiterio diocesano que te acogerá con su abrazo. No te tocará esta vez cantar el salmo como hiciste para tantos compañeros; esta vez te toca estar pendiente del Espíritu Santo que ha de venir sobre ti... Siempre te has caracterizado por ser de corazón grande, algo muy acorde con Valladolid, la ciudad del corazón de Cristo. El Señor cumple en tí su promesa de darnos pastores ''según su corazón''. Siempre has sido persona de luz, esto se acentuará a partir de este domingo en que toda la Iglesia vallisoletana en unión al Pastor de la Diócesis invocará al Dios Uno y Trino pidiendo que la fuerza de su Espíritu venga sobre ti:
 ''Veni lumen cordium''. ¡'Él te bendiga! 

viernes, 13 de junio de 2025

Novena al Sagrado Corazón de Jesús 2025


Día 1º de la Novena. Miércoles 18 de Junio
''Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres''
Corazón divino de Jesús

Día 2º de la Novena. Jueves 19 de Junio. A las 19'30 horas
''Venga a nosotros tú reino''
Corazón Rey y centro de todos los corazones

Día 3º de la Novena. Viernes 20 de Junio. A las 19'30 horas
''Dónde está tú tesoro, allí estará tú corazón''
Corazón bondadoso de Jesús

Día 4º de la Novena. Sábado 21 de Junio. A las 19'30 horas
''Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia''
Corazón amoroso de Jesús

Día 5º de la Novena. Domingo 22 de Junio. A las 11'55 horas
(Solemnidad de Corpus Christi)
''Dadles vosotros de comer''
Corazón eucarístico de Jesús

Día 6º de la Novena. Lunes 23 de Junio. A las 19'30 horas
(Aniversario de la Dedicación del Templo)
''No juzguéis para que no seáis juzgados''
Corazón misericordioso de Jesús

Día 7º de la Novena. Martes 24 de Junio. A las 19'30 horas
''El Señor le había hecho una gran misericordia''
Corazón ardiente de caridad

Día 8º de la Novena. Miércoles 25 de Junio. A las 19'30 horas
''Por sus frutos los conoceréis''
Corazón santo de Jesús

Día 9º de la Novena. Jueves 26 de Junio. A las 19'30 horas
''No todo el que me dice «Señor, Señor» entrará en el reino de los cielos''
Corazón justo de Jesús

Día de la Solemnidad. Viernes 27 de Junio. A las 19'30 horas
Corazón de Jesús, esperanza del mundo

Sábado 28 de Junio. A las 19'30 horas
Fiesta del Inmaculado Corazón de María.

Decálogo de monseñor Argüello para preparar la consagración del mundo al Corazón de Jesús en 2033

(Rel.) Este domingo se clausuró el congreso internacional sobre el Corazón de Jesús Cor Iesu Spes Mundi, que se celebró durante el fin de semana en Valladolid con motivo del 350º aniversario de las apariciones a Santa María Margarita Alacoque y en preparación del 300º aniversario de las del beato Bernardo de Hoyos, que tendrá lugar en 2033.

La ponencia final correspondió al arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, quien propuso un Programa 2033 basado en concretar en acciones esta devoción teniendo "los mismos sentimientos del Corazón de Cristo".

La responsabilidad de la Gran Promesa

Antes de esa intervención, el director del congreso, José María Alsina Casanova, presidente del Instituto del Corazón de Cristo, agradeció al prelado su entrega y colaboración para la organización y buen resultado del evento desde que contactaron con él para ello.

Monseñor Argüello les comentó en aquel momento que desde que fue nombrado arzobispo de la diócesis en 2022 (ya era obispo auxiliar de su predecesor, el cardenal Ricardo Blázquez, desde 2016) sintió "la responsabilidad de subrayar la importancia y la misión" de la diócesis en promover el culto al Sagrado Corazón, "desde el legado recibido a través del beato Bernardo de Hoyos" y su Gran Promesa.

Por eso, una de sus primeras providencias fue pedir al Papa Francisco para 2023 el año jubilar del Sagrado Corazón por el centenario de la colocación de la imagen en la catedral.

¡Gracias, Francisco, por "Dilexit Nos"!

Tras estas palabras de gratitud tomó la palabra el presidente de la Conferencia Episcopal Española, quien planteó una propuesta que denominó Esta es la hora del amor. Programa 2033.

Y cifró ese programa en un decálogo para contrarrestar una realidad: "El mundo se resiste al Evangelio, junto con la carne, por culpa del maldito demonio", causando al corazón unas heridas que solo pueden sanarse con el Corazón de Jesús.

Por eso, proclamó entre los aplausos de los asistentes, "¡Gracias, Papa Francisco, por Dilexit Nos!", la encíclica del pontífice fallecido sobre el Sagrado Corazón de Jesús.

Esa encíclica recuerda, dijo, que la "vía maestra" que puede restaurar el mundo de los efectos del pecado consiste en "tener los mismos sentimientos del Corazón de Cristo", fundamento para que amor al prójimo permita "construir sobre las ruinas que deja el pecado" mediante "la compunción del corazón, la conmoción de las entrañas, la misericordia".
Los 10 puntos del Programa 2033

Seguidamente monseñor Argüello desgranó un decálogo del que denominó Programa 2033, que sirva para preparar la consagración del mundo al Sagrado Corazón por parte del Papa en ese año bimilenario de la Redención.

1. Acoger, orar, compartir y anunciar Dilexit Nos desde la perspectiva del frontispicio que puso León XIV en su pontificado: "Ésta es la hora del amor".

2. Vincular caridad, unidad y paz: la caridad encarnada en el amor humano y divino del Corazón de Cristo, caridad que ha de fundamentar la comunión en la Iglesia para hacer posible la germinación de la paz.

3. Vivir la vida como vocación: el amor ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo en el bautismo y la confirmación; es la hora de un amor que toma forma en la vocación sacerdotal, consagrada o laical.

4. Sacar brillo a la Eucaristía del domingo, no como acto devocional o como mandamiento, que también, sino como expresión de un pueblo que celebra una comunidad visible.

5. Sinodalidad: una comunión misionera para salir y anunciar el Evangelio. Es el caminar juntos de una Iglesia que peregrina y que anuncia. A este respecto, Argüello contó que en la primera sesión del sínodo de la sinodalidad, en octubre de 2023, a la que él asistió, cuando parecía que la clave de lectura de la sinodalidad podía ser el "poder", tomó la palabra el cardenal Robert Prevost (futuro León XIV) y tras leer la Carta de San Pablo a los Filipenses 2, 5-11, afirmó que el sínodo solo daría fruto en la senda del crecimiento en las virtudes de Cristo: la obediencia, la humildad, la pobreza y el sacrificio.

6. Cuidar la devoción popular, que tiene tanto que ver en la extensión de la devoción al Corazón de Jesús: Hora Santa, Primeros Viernes, novenas, mes de junio, publicaciones devocionales...

7. Alianza social para la esperanza, con especial atención a la natalidad y al cuidado de la vida en los ancianos y los inmigrantes.

8. Insuflar alma a las organizaciones sociales, de modo que los cristianos en los colegios, en la sanidad, en las obras profesionales y sociales sean almas confesantes que tengan el amor de Cristo en la corazón y crean en la victoria de Cristo sobre el pecado.

9. La afirmación del Reinado Social de Cristo (recordó el centenario de la encíclica Quas Primas, que se celebra este año) y de la Doctrina Social de la Iglesia, de la que mencionó dos puntos esenciales: la cuestión antropológica, con el rechazo al posthumanismo (porque el anuncio del que somos depositarios parte de la humanidad y la divinidad de Jesucristo), y el bien común, que obliga a repensar la democracia, porque el liberalismo ha resquebrajado el demos y el cratos.

10. Renovar nuestra consagración personal, familiar, diocesana al Corazón de Jesús para crear una "conciencia eclesial" que pueda ser presentada al Papa "para pedirle la renovación de la consagración del mundo al Corazón de Cristo en el año 2033”.

jueves, 12 de junio de 2025

Comunicado de las monjas benedictinas de Oviedo, Palacios de Benaver (Burgos) y Zamora

«Las comunidades de monjas benedictinas de San Pelayo de Oviedo, San Salvador de Palacios de Benaver (Burgos) y La Ascensión de Zamora junto con su casa dependiente, la comunidad de Santa Escolástica en San José de Costa Rica, iniciamos, hace más de un año, un proceso de discernimiento conjunto en busca de caminos de vida y de cuidado de las hermanas y de nuestro carisma.

Concluida la fase de discernimiento, comenzamos ahora una nueva etapa para llegar a unirnos en una única comunidad en el Monasterio de San Pelayo de Oviedo.

Iniciamos con esperanza los trabajos necesarios para realizar esta unión, conscientes de que no será inmediata, dada la complejidad que supone y los diferentes aspectos que es necesario tener en cuenta.

En este camino, nuestras comunidades han estado animadas por el discernimiento conjunto de la Congregación Monástica de Santa Hildegarda a la que pertenecemos, que nos ayuda a buscar caminos ante el desafío de hacer frente a la fragilidad. Nos mueve, también, el deseo de poder cuidar de cada hermana en su propia etapa vital, y del carisma benedictino que hemos recibido y que queremos seguir ofreciendo con alegría a la Iglesia y al mundo.

Os agradecemos a todos vosotros la cercanía de siempre, y contamos con vuestra empatía y vuestra plegaria en este nuevo paso que emprendemos en nuestras comunidades. Quisiéramos ser testimonio vivo de la alegría del Evangelio».

Homilía del Sr. Arzobispo en la Festividad de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote

Queridos hermanos sacerdotes, miembros de la vida consagrada, seminaristas, familiares, feligreses y amigos de los que hoy celebran su aniversario ministerial. A todos os deseo de corazón la paz en vuestras almas y el bien en el camino de vuestros pasos.

Acabamos de pedir en la oración colecta un don, verdadero regalo que entronca con lo que estamos celebrando: “Concede Señor a quienes fueron elegidos para ministros y dispensadores de tus misterios, la gracia de ser fieles en el cumplimiento del ministerio recibido”. Nada menos que esto hemos orado: desde la memoria de una llamada (fuimos elegidos), al contenido de cuanto se nos pedía (ministros y dispensadores de los misterios de Dios), atrevernos a pedir la fidelidad en el ejercicio de este ministerio. En una sencilla oración colecta, todo un programa de renovación y acción de gracias. Y a esto hemos venido en esta mañana de la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.

Bien podemos decir lo que la carta a los Hebreos nos ha recordado como plegaria de Jesús que no se avergüenza de llamarnos hermanos, diciendo al Padre lo que podemos decir todos nosotros como sacerdotes suyos: “aquí estoy yo con los hijos que Dios me dio”. Es la oración del Buen Pastor que se presenta ante el Señor junto al pueblo que le fue confiado a su ministerio.

Una nueva tanda de hermanos nuestros concurre para celebrar, y nosotros con ellos, esa efeméride anual que reúne a los que fueron ordenados hace veinticinco o cincuenta años de sacerdocio. Yo hablaba el domingo pasado en la Catedral ante aquellos diez jóvenes que fueron ordenados, de cómo las filas se van moviendo ante nuestra mirada según pasan los años sin que haya una posible pausa, pues la vida no se detiene. Sucede también lo mismo esta mañana. Las bodas de oro y de plata os hizo años atrás curiosos de los compañeros que comparecían precisamente delante de vosotros en una fiesta como la de hoy. Estaba lejos o cada vez más cerca vuestra propia fila personal según se iba acercando la cifra redonda desde aquel año dorado de 1975 o del plateado 2000.

Supongo que habréis hecho un hueco para realizar una memoria rendida de todo este tiempo transcurrido. ¡Cuántos sueños se forjaron y cumplieron!, ¡cuántas pruebas y pesadillas los cercenaron quizás! Hay muchos álbumes también en la crónica de vuestra vida. Y es que hace 25 o 50 años, no sólo erais (éramos) todos más jóvenes, sino que surcaban nuestros pasos aquellos senderos cuando en 1975 todavía estaba fresco el fragor del postconcilio con un Papa Pablo VI desgastado en su aplicación y discernimiento con toda la carga de ilusión esperanzada y con todo el peso de la confusión y desconcierto. Igual os sucedería a quienes estrenando el nuevo milenio veíais declinar a otro anciano Papa como Juan Pablo II aplicando todas las reformas y estrenos de su largo y fecundo pontificado. A ellos dos nos encomendamos en esta mañana, por ser los papas santos de nuestra biografía sacerdotal.

En ambos casos, como sucede también ahora en este momento, eran años jubilares que marcaban esa tregua de gracia con la que el Señor viene a nuestro encuentro dándonos una nueva oportunidad para la renovación y el recomienzo. Cincuenta o veinticinco años después, han sucedido tantas cosas en vuestras andaduras personales: habréis tenido que despedir a personas queridas y cercanas tras el adiós de la hermana muerte corporal, los distintos destinos pastorales habrán puesto diversos escenarios en el mapa de vuestro ministerio con toda la densidad de una geografía y de una historia en las que ejercíais el sacerdocio, compañeros de ordenación que acaso dejaron el ministerio por tantos motivos (siempre una ruptura no responde a una claudicación fatal y drástica, si no se han dado paulatinamente pequeñas rupturas y claudicaciones en nuestra fidelidad cotidiana), y, acaso también habéis acompañado a jóvenes trayéndolos de vuestra mano al seminario.

Tantas personas que se cruzaron con vuestra labor y entrega ministerial: niños a los que bautizasteis o disteis la primera comunión, jóvenes que preparasteis para confirmarse, matrimonios que presidisteis de hombres y mujeres que ante Dios dijeron los votos de su sí esponsal, ancianos y enfermos cuyo declive fue sostenido por el bálsamo de vuestra solicitud. Y tantas predicaciones de la Palabra de Dios de la que previamente fuisteis oyentes en el silencio de la oración, tantas confesiones escuchadas acercando la misericordia del Padre en heridas y pecados que Él por vosotros abrazaba, y la celebración de la Eucaristía cuyo pan repartían vuestras manos sabiendo que vuestra hambre de Dios era en ella saciada. Palabra escuchada en el hondón de vuestra alma, Misericordia penitencial recibida en la humildad de vuestras debilidades, Eucaristía que alimentaba todas las hambres por la Presencia resucitada de Jesús nuestro Maestro. Porque somos dispensadores y al mismo tiempo receptores de esa gracia multiforme que el Señor pone en nuestros labios y nuestras manos.

En esta Santa Misa es ocasión para poner sobre la patena y dentro del cáliz tantos nombres, tantos escenarios y momentos, tantas lágrimas vertidas en silencio y tantas alegrías brindadas con amigos y hermanos. Nosotros, que estamos aquí acompañándoos en esta mañana, nos unimos a vuestra acción de gracias más sentido y deseamos que aquello que se os dijo tras la imposición de las manos en el día de vuestra ordenación sacerdotal se siga cumpliendo: “lo que Dios ha dado comienzo en ti, Él mismo lo lleve a su más feliz término”. La historia no está concluida y seguiréis escribiendo nuevos capítulos, según la divina Providencia os vaya sosteniendo o enviando en los menesteres pastorales que pensando en vosotros Dios os ofrezca.

Es hermoso poder llegar a esta cita con la gratitud en vuestra alma. Me vienen los versos preciosos de José María Pemán a propósito de la semilla que se siembra en nuestra historia humana y cristiana:

Compartir quiero mis días
con otras almas hermanas
y partir mis alegrías
que, en lo que tienen de humanas
son tan suyas como mías.

Abrir a todos mis brazos
y consolar sus pesares,
y entre rimas y cantares
darles mi vida a pedazos.

Y al fin rendido quisiera
poder decir cuando muera:
Señor, yo no traigo nada
de cuanto tu amor me diera
¡todo lo dejé en la arada
en tiempos de sementera!

Allí sembré mis ardores
vuelve tus ojos allí,
que allí he dejado unas flores
de consejos y de amores….
¡ellas te hablarán de mí!

                                                                                     J.Mª Pemán. La sementera (1932)

Pido a nuestra Madre la Santina, que siga acompañando el gozo de vuestra entrega, que cuide de vosotros y que cumplidamente interceda para ser fieles a la gracia recibida. Amén.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

Sacerdotes que están de Jubileo este año Jubilar. Por Joaquín Manuel Serrano Vila, Arcipreste de Oviedo

Empezamos por el más veterano, el único que hace "bodas de platino", Don Elías Fernández Espina, natural de Campomanes (Lena). Fue ordenado sacerdote el 5 de agosto de 1950 en día de Nuestra Señora de las Nieves, Patrona de su pueblo, de manos del entonces obispo de Oviedo Don Francisco Javier Lauzurica y Torralba, que había llegado a la diócesis el año anterior. Inició su ministerio sacerdotal en Santo Tomás de Cantorbery en Sabugo (Avilés) al tiempo que ejerció de profesor de Religión en el Instituto Carreño Miranda de la Villa del Adelantado.
Por sus ocurrencias pronto fue apodado en Avilés como ''fiesta en el aire'' ó, ''lo que el viento se llevó'', pues ya en aquellos tiempos en que nadie hablaba de extraterrestres él ya tenía afición por los secretos de las galaxias. Era entonces párroco de Sabugo Don Mateo Valdueza, organista Don Domingo y colaboraban también en la Parroquia Don Dionisio y Don Juanín, sacerdotes que marcaron una época. De Avilés marchó para la zona rural de Villaviciosa en 1960 como Ecónomo de San Salvador de Priesca y Encargado de San Cosme de Tornón, atendiendo también durante un tiempo las feligresías de San Pedro de Breceña y Santo Tomás de Coro. 
Ingresa en el entonces Vicariato General Castrense al que dedicó la mayor parte de su vida ministerial. En el año 1990 pasó a la Reserva con el empleo de Teniente Coronel (formaba parte aún del "a exinguir" Cuerpo Eclesiástico del Ejército). Desde entonces reside en la Casa Sacerdotal dedicado a la lectura, el estudio y la publicación de libros. Tiene también un canal de vídeos en "youtube" donde comparte sus opiniones sobre cuestiones de ufología y otros temas. Goza de una envidiable salud para sus 99 años. Todos sus compañeros de curso han fallecido ya; fue una promoción de veintiséis presbíteros, uno de ellos Don Francisco Álvarez Martínez, quien sería Cardenal Arzobispo Primado de Toledo. ¡Felicidades Don Elías!

Hacen sus "bodas de diamante" sacerdotales nada menos que cuatro sacerdotes, todos ellos aún en activo, el que más tiempo lleva vinculado al arciprestazgo de Oviedo es Don Jesús Porfirio Álvarez Rodríguez. Natural de Boal. Su vida estuvo marcada por el estudio, la docencia, la formación en el Seminario Metropolitano y dedicado especialmente a Curia Diocesana. En el Arzobispado tuvo numerosas encomiendas, entre ellas la de Pro-Vicario de Curia. Destinado a la parroquia de la Sagrada Familia de Ventanielles desde 1981 hasta 2017. Desde 2017 hasta 2023, y desde 2023 ejerce como Adscrito a la parroquia de San Isidoro el Real de Oviedo. 
El párroco de San Isidoro el Real de Oviedo es otro de los que está de celebración, Don José Luis Alonso Tuñón. Natural de Proaza. Inició su ministerio en Pola de Siero como Coadjutor. De aquí pasará a tierras ovetenses, en concreto a San Julián de Box, en Tudela Veguín. Fue también Vicario Episcopal de Centro en tiempo de Monseñor Díaz Merchán. Desde 1999 es el párroco de San Isidoro de Oviedo. Fue también Delegado de Religiosidad Popular.
Otro que está de enhorabuena es el párroco de la Unidad Pastoral de Cabrales, Don Pedro Fernández Gonzalo. Natural de Cabrales. Estrenó su ministerio en Avilés donde fue coadjutor en Santo Tomás de Cantorbery-Sabugo, después le tocó fundar la parroquia de Nuestra Señora de las Nieves en el barrio avilesino del NODO, y de ahí al vecino concejo de Corvera como párroco de la Sagrada Familia de las Vegas y Director de su Colegio Parroquial. Desde el año 2000 es párroco de Santa María de Llas en Arenas de Cabrales, su parroquia natal, y demás parroquias del entorno. Empezó en la zona atendiendo siete parroquias a las que se unieron siete más: las seis de la zona de Carreña más la parroquia cántabra de Tresviso. Ha llevado a cabo una labor de restauración del patrimonio de la zona digna de encomio.
Y termino esta sección, con mi párroco, gracias al cual hoy yo soy sacerdote, pues fue quien me animó para ir al Seminario: Don José Manuel García Rodríguez, natural de Miranda de Avilés. Fue enviado a hacer los estudios de Teología en Salamanca recibiendo allí la ordenación diaconal por manos del Obispo de Salamanca, Don Mauro Rubio Repullés, con letras dimisorias de Oviedo. Se ordena sacerdote con sus compañeros de curso en la iglesia de San Nicolás de Bari de Avilés el día de San Pedro y San Pablo de 1965. Su primer destino fue como Coadjutor de Santa Eulalia de Luarca, donde empezó a colaborar en un periódico local llamado "El Faro de Luarca", firmando sus artículos como J.M., apodo que le quedó desde entonces y con el que sigue firmando. Don Vicente Enrique y Tarancón le envía a Salamanca de nuevo a doctorarse, pero cuando ya tenía la mayoría de los exámenes del doctorado hechos y la tesis en marcha sobre Eclesología, el nuevo arzobispo Monseñor Díaz Merchán le reclama para encomendarle la parroquia de Carda (Villaviciosa). Como le dedicaré un artículo a él sólo, me limito aquí a citar sus destinos: Capellanía del Colegio Valdés Salas de Oviedo, Regencia de Nuestra Señora de la Barca de Navia, Ecónomo de San Pedro y San Lorenzo de La Corrada y Encargado de Santa María de Riberas de Pravia. Desde 1992 es párroco de San Félix de Candás, asumiendo en 2004 la Santa María la Antigua de Piedeloro y en 2018 la de San Salvador de Perlora. Faltan del curso nueve compañeros, seis secularizados y tres difuntos, que son: Don Jesús Fernández Fernández -Jomezana- (fallecido el 13 de enero de 2014), Don Silverio Rodríguez Zapico (fallecido el 22 de marzo de 2021) y Don José García Canto (fallecido el 26 de septiembre de 2021 en Costa Rica a causa del Covid).

De boda de Oro tenemos en el arciprestazgo de Oviedo a D. Manuel Ángel Acebal Montes, que además de Canónigo de la S.I.C.B.M. de San Salvador de Oviedo y Párroco "in solidum" de la Unidad Pastoral de San Antonio de Padua y San Melchor (Oviedo), es también el Delegado Episcopal para la Vida Consagrada en la Archidiócesis. Don Manuel Ángel es yerbato, del concejo de Bimenes, en concreto de Suares.Fue ordenado sacerdote el 20 de julio de 1975. Su ministerio sacerdotal ha estado muy marcado por el estudio y la docencia, ha dedicado muchas horas a la Historia de las Religiones, al Dios uno y Trino, a la Crítica de la Religión de Marx, al pensamiento del Cardenal Newman... La parroquia de la Natividad de Guillén Lafuerza conoció su buen hacer, como también la de San Melchor de Quirós en el barrio ovetense de Vallobín donde colaboró como Adscrito desde 2003 a 2018, y de la cual es Párroco "in solidum" junto a Don Marcelino Garay Burgos, desde 2018 en la ya Unidad Pastoral con San Antonio de Padua del vecino barrio de La Florida. Monseñor Osoro le nombró Canónigo de la Catedral, en cuyo Cabildo ejerce actualmente como Secretario. También están de bodas de oro D. Francisco Donate López (Adscrito a San Vicente de Paúl de Gijón) aunque con domicilio en Oviedo, D. Manuel Álvarez Rodríguez (párroco de la Unidad Pastoral de Navia), Rvdo. Sr. D. Antonio Heredia Armada (Director espiritual del Seminario Redemptoris Mater de Caracas), D. José Aurelio Llorens González (Párroco de la Sagrada Familia de Contrueces de Gijón) y D. Javier Vilumbrales Álvarez (Adscrito a la Basílica del Sagrado Corazón de Gijón). Falta del curso D. Luis Díaz Higarza, fallecido el 2 de octubre de 2017. En Oviedo ejerció su ministerio en la parroquia de San José de Pumarín como Adscrito, desde 2003 hasta 2012. No quisiera omitir al P. Francisco Panera González O.P. que desde el pasado verano es el Vicario Parroquial de Santo Domingo de Guzmán en Oviedo. Religioso dominico, en cuya Orden ha dedicado la mayor parte de su vida a las misiones: treinta años en la selva de Perú y ocho años en Guinea Ecuatorial, donde llegó para fundar la comunidad dominicana en Malabo. Leonés de nacimiento; su anterior destino fue el Santuario de la Virgen del Mar en Almería.

Del curso que hace bodas de plata y del que se ordenaron cuatro, damos también gracias a Dios. Hoy están los cuatro en activo entre nosotros. Vinculados actualmente a Oviedo sólo tenemos a Don Sergio Martínez Mendaro por su cargo de Canónigo-Maestro de Capilla de la Catedral. También hacen bodas de plata D. Adán Fernández García (Párroco de la Unidad Pastoral de Boal e Illano y Arcipreste del Fresno), D. Francisco Javier Fernández Gutiérrez (Párroco de la Felguera, Lada y Tuilla (Langreo) y D. Pablo Gutiérrez Piñera (Párroco de Viado - Santullano, Soto de Las Regueras, Valsera, Valduno, Biedes y Trasmonte). Entre los que hacen bodas de plata en el Arciprestazgo está el P. José Manuel de María O.C.D. En el siglo, el P. José Manuel Arribas Suso, nacido en Valladolid aunque muy asturiano de corazón. Su padre fue el doctor José Manuel Arribas Castrillo, uno de los mejores "internistas" que tuvo la Residencia Sanitaria Nuestra Señora de Covadonga, luego ya integrada en el Hospital General. El Padre José Manuel es un gran experto en la obra de Sor Isabel de la Trinidad. También celebran bodas de plata el P. Carlos Ramón Rodríguez Mayorga LD (Misionero en Perú, actualmente  Párroco de San Lucas de Pueblo Libre, en Lima), el P. Juan Carlos Tamayo García LD (Vicario parroquial de la Unidad Pastoral de Posada de Llanera) y el P. Juan Díaz Quintana O.C.D. (Vicario parroquial de Nuestra Señora de Begoña de Gijón). ¡Felicidades a todos, y ''Ad multos annos''!